Partida Rol por web

Obviamente sorprendida, por no decir asustada, la humana jaló una enorme bocanada de aire mientras su éxito más reciente se volvía antesala a la desesperación; sin importar que se liberara, pues, el enemigo estaba muy dispuesto a enterrarla o aplastarla, cosa que quedó bastante clara al hacerse aquella mole todavía más imponente, inmensa, portadora de terrible puño que por sí solo seguro tenía fuerza tectónica.

Ante tal promesa de dolor, la Cobb enseguida supo que tratar de bloquear no era opción, pues a pesar de su entrenamiento no se sentía lo suficientemente fuerte o resistente para aguantar algo así, sin embargo el hecho de esquivar era algo que se le antojaba también lejano, casi como si el destino mismo le estuviera insistiendo por medio de gritos a la cara que de ahí no iba a salir.

Sin otra salida clara, Tea estaba pensando invertir todas sus fuerzas con tal de contrarrestar el ataque inminente, apostado a todo o nada, cuando una manifestación distinta del mentado destino la alcanzó de la forma más inesperada posible. Todo empezó con el sonido del choque entre puñetazos, así como el dolor que debía ser grande pero pronto resultó ser no tanto; como si estuviera dentro de un sueño, la de cabello castaño se descubrió a si misma rodeada de quietud sobrenatural incluso para sus estándares, pues no solo había silencio a su alrededor, sino que todo parecía literalmente haberse detenido… incluso ella misma.

“¿Y esa voz?” pensó al instante de escuchar aquellas palabras dentro de su ser, advertencia proveniente de ninguna fuente discernible pero que de inmediato le provocó a la viajera una miríada de sensaciones que por caóticas no pudo procesas correctamente, así que por instinto terminó solo entregándose a ellas… ¿acaso así se sentía morir y tal era el resultado de haber sido finalmente aplastada?

La respuesta a tal pregunta pronto se antojó improbable, fuera negativa o positiva, ya que solo tras unos instantes la Cobb fue capaz de sentir algo que podía discernir plenamente, una caricia nimia pero sin duda existente que estimuló su suave piel de leche… “¿P-pero qué es lo que está pasando?”

Enseguida de la propia, la voz ajena y misteriosa volvió a resonar trayendo de nuevo críptico mensaje, certeza de todo y nada, pues se escuchaba tan solemne como aleatoria, lejana y la vez nostálgica…casi como si fueran palabras del propio Bastian, quien solo parecía ser capaz de hablar en forma de complicados acertijos… o eso o estaba enloqueciendo, que también era una posibilidad.

Según escuchaba más de aquella retahíla, mayor era su sentimiento de que podía homologar lo que en su mente resonaba con las memorias que tenía de casa, pues solo así podía empezar a intentar encontrarle sentido a algo que de otra manera sería prácticamente un delirio, para colmo el sentirse rodeada de extrañeza y un aliento invisible, omnipresente, no ayudaba en nada a que Tea se calmara o pudiera concentrarse para tal vez digerir todo de manera más eficiente. Tatuada en su mente solo permanecía la certeza de que algo poco común estaba involucrado ahí o esperaba para después…

Tras la parálisis, de la mente convulsionada de la chica solo surgió como exigencia inmediata la necesidad de retomar lo que hacía hasta antes de caer en aquella tormenta de duda, es decir, acabar con lo que directamente amenazaba su existencia en pos de ser capaz de avanzar… o perecer en el intento, anónima al mundo y coartada de cualquier tipo de destino, a menos que fenecer allí formara parte del mentado sendero inmaterial.

A la par que un grupo de misteriosos caracteres simplemente aparecía en su ideario propio, representando una palabra que de no haber estudiado tanto sería incapaz de siquiera imaginar como tal, la que escuchaba aquella voz ganó instintiva certidumbre, y junto a eso el soplo del viento se convirtió en susurro, en impulso. Mientras todo iba volviendo poco a poco a la normalidad, envuelta por la fuerza eólica, como si volara, la humana encontró estabilidad segura por más que también fuera etérea, sintiéndose más ligera que nunca y a la vez poderosa, cual vendaval, despidiendo una sensación desde su interior que hasta para ella resultaba desconocida.

Paralelamente, centrándonos en su exterior, sorprendería a cualquier observador ajeno el hecho de que la totalidad de los cabellos de Tea perdieron color por un momento, así como también peso pues al menos su melena se alborotó totalmente al compás del viento, provocando que su característico gorro saliera volando; junto a eso los ojos de la Cobb tomaron súbitamente un color pistacho oscuro aunque sin llegar a perder del todo su brillo, lo que en combinación definitiva dotó a la chica de lo que a todas luces era etéreo aspecto de quien vive por y para las corrientes eólicas, quizás no una Celemental como tal, al carecer de alas, pero tampoco tan alejada de estos seres como sería una humana “común”.

Tomando entonces una posición como de quien finge disparar algo con su mano, extendiendo el índice y pulgar de esta mientras repliega el resto de sus dedos, estirando la pierna contraria al brazo tenso y dejando que la sobrante se flexione en ángulo agudo, la mentada chamán tomó un respiro que para nada le era necesario, pero que de cualquier manera ella sentía lógico, que la completaba; cabe decir que todo esto sucedió en solo fracciones de segundo luego de que aquella misteriosa voz la “dejara ir”, más en el interior de la chica bien podría sentirse como un pedazo de eternidad…

— TORNADO —

Solo entonces su aguda voz resonó con antinatural eco y actitud que por mucho superaba tanto en seriedad como en madurez a todo lo que había dicho antes, sin embargo ello no era adrede y ni siquiera era algo de lo que Tea estuviera consciente, solo salió así. Enseguida en la punta del “dedo pistola” que mantenía extendido comenzó a fluir rápidamente una corriente, deformándose y concentrándose, llamando como con fuerza magnética a otras aledañas y así sucesivamente al más puro estilo de invisible efecto dominó, proceso que aunque durara solo instantes solo terminó al converger una inimaginable cantidad de eólica sustancia en ese solo punto, compactada y tan obviamente propulsada por energía que las ventiscas otrora incoloras tomaron brillante color que iba de lo verdoso a lo platinado; con la peculiar esfera preparada, solo fue cuestión que la Cobb suspirara para así soltar cual bomba la masa de aire, misma que al momento estalló en feroz tempestad cuya fuerza se sentía como un infinito de látigos afilados u hojas que no por maleables eran menos devastadoras, desastre natural a escala, o simplemente el soplo arcaico que puede literalmente barrerlo todo.

Esto, insistiré, por largo y complicado que se antoje pasó en cuestión de instantes, como mucho lo que toma un parpadeo, pero el brutal rugido que surgió a consecuencia del disparo permanecería por más tiempo…

El combate con la criatura había empezado, parecía que de momento estaban dañando a la bestia, al llegar Vanille a su lado Helga dice:

La verdad que una sorpresa si que me has dado... pero mucho mas grande de lo que hubiese querido... ademas ¿como te dejaste atrapar por esos bandidos inútiles?

Decía mientras se iba preparando para seguir disparando, al escuchar aquel rugido Helga se teme lo peor, mira a Vanille y dice:

No llames a la ruina... terminemos rápido y salgamos corriendo de aquí... vamos... Vaporum protégenos

Decía mientras en la distancia controlaba a la torreta de ataque y ella misma disparaba de nuevo.

El estado en el que Nargu acababa de entrar estaba plagado de confusión y oscuridad. Las amenazas soberbias del mago pronto se desvanecerían en la inmensidad total que era el interior del híbrido, quien poco a poco se perdía a sí mismo en un espacio paradójicamente inexistente pero inabarcable a la vez. En aquel dédalo sin salida aparente vislumbró la silueta de alguien a quien jamás había imaginado volver a ver fuera del mundo de los sueños. Al oír aquella cálida voz sus ojos se abrieron más de lo que deberían ser capaces, e inclusive su ojo malo ignoró por completo su propia debilidad para así abrirse con fuerza, como si jamás le hubiese ocurrido nada. Nargu permaneció allí, inmóvil, mirando perplejo a la pequeña hija de mimalí desplazarse hacia él mientras sus emociones se amotinaban caóticamente en su interior, exigiendo a su parte racional dejarlas salir de una vez por todas y dando como primer síntoma un leve pero constante temblor en todo su cuerpo.

"Estoy viva Nargu"

Sin la máscara, su rostro dejaría que su característica gota negra se dibujase en piedra, pero esta vez bajo su ojo derecho y causado por una lágrima que representaba tanto sufrimiento como alivio, desesperación, esperanza, melancolía y amor. Representaba enojo y furia pero también madurez, culpa y olvido de una forma tan intrincada que le harían el definir cómo se sentía en ese preciso momento una tarea ardua o tal vez incluso imposible. Intentó proferir palabra alguna pero lo único que llegó a salir de su boca fue un leve e incomprensible balbuceo. Sentía que su respiración se entrecortaba y mantenerse erguido le era cada vez más difícil, a tal punto que finalmente debió ceder y dejar que sus rodillas se apoyasen en el suelo para evitar simplemente desplomarse.

Si Angus estaba viva, ¿qué había hecho en su vida? Todas aquellas muertes, todo aquel sufrimiento causado por su mano previo a Icycla... ¿ni siquiera tenían una justificación egoísta? Levantó su cabeza y miró a la mimalí, sin saber qué decir o pensar y totalmente perdido en sus pensamientos. Angus se encontraba frente a él, ¿en qué estaba pensando? Apretó los dientes y muy lenta y delicadamente rodeó a la mimalí con sus brazos, resistiendo el imperioso deseo de abrazarla con toda la fuerza del mundo para evitar lastimarla. Había olvidado por completo el presente; al mago, la granja, a sus compañeros e incluso a Icycla. Lo único que sus ojos veían era a Angus. Por otra parte nunca en todos aquellos años había recordado con tanta precisión el momento en el que había con horror descubierto que la pequeña hija de mimalí había sido desmembrada viva y servida como un mero vegetal. Nargu se intentó recomponer y se separó un poco de su adorada amiga.

—Estás viva... —susurró—. Estás viva —dijo entre risas y lamentos antes de pausadamente tomar una gran bocanada de aire—. ¿Cómo es que... pensaba que... —Quienes algunos habrían descrito como Disminuído no encontraba en aquel momento las palabras ni llos pensamientos correctos—. Todos estos años... ¿estabas bien? —preguntó, esperando, en el fondo, que todo su pasado ahora algo difuso se tratase de un mal sueño del que finalmente despertaría para volver a la relativamente feliz y despreocupada vida que alguna vez había vivido junto a su risueña Angus, juntos bajo aquel floreciente árbol de cerezos.

Al decir aquellas últimas palabras frías cuanto menos en el ambiente en que estabas el lugar a tu alrededor se agitó, bajando la temperatura considerablemente y dejando al aire cautivo de la misma presa que yacía ahora a tus pies.

El hielo escalaba a tú alrededor, pero no invasivo como queriendo herirte, sino más bien queriendo darte el cálido abrazo que una madre le suele dar a un hijo querido. Un abrazo que a la vez que reconfortante para tu alma torturada por el paso de los años y los ecos de dichos recuerdos tortuosos, era protector llegando a alejar aquel mal asentado en tu interior y quitándote quizás así el mayor peso de tu alma. Peso que de igual forma seguirías cargando con él.

Una vez recubierto de todo aquel hielo que mismamente prisionero y resguardado hacía efecto, podías ver en su interior una figura de mujer moverse con gracilidad, como si el hielo fuera agua para ella o como si fuera de un aire tan liviano que la hiciera volar, pero a la vez con gestos frágiles como si fuera de cristal.

Aquella mujer con su desnuda belleza, se aproximó hasta ti en círculos rodeándote sutilmente mientras te acariciaba allá donde te tocaba. Un frío tacto que para ti era cálido, pero aún más cálido se volvía cuando el tacto de esta aumentaba pues en dicho calor residía la protección materna… Aunque si intención iba más lejos abrazándote al final desde la espalda y girando tu rostro para que la vieras de frente mientras apoyaba su frente con la tuya.

Que mi hielo rompa tu fría soledad.
Y que en los senderos que te aguarden halles lo que has de buscar.
Los que te ayudarán a traer paz.

Y con dicha frase producida de los sus fríos labios a tus oídos congelados, la mujer de hielo acercó su rostro al tuyo definitivamente uniendo sendos labios helados en un delicado y ardiente beso. Beso del cual comenzó a surgir luz que inundó todo aquel hielo en el que helado te encontrabas…

Lo último que viste en aquel lugar era un mero símbolo que resistía a toda luz y que poco a poco se fundía con tu cuerpo

Mientras que en el mundo real aquella congelación de horas en el más allá había sido tan solo unos meros segundos. Segundos suficientes para pronunciar esas palabras de tu boca alzando la espada la cual empezaba a cubrirse con el aura de hielo que pronto se lanzó al Nore volador.

El hielo poco a poco congeló a la totalidad del pájaro siendo que aquel enorme tempano de hielo dejó de volar para caer a una gran velocidad contra el suelo, momento en el que se hizo añicos no dejando ya nada del pobre ser.

Acto seguido tus fuerzas te abandonaron y caíste al suelo por el esfuerzo de semejante hechizo. Roan se aproximó a ti y apoyó una mano a tu espalda – Sabía que algo escondías, pero no que se tratase de un poder tan fuerte… Aun así, ha sido para bien. Gracias por ayudarme a proteger Ilunia. Te debo una amigo – y dicho eso te tendió una mano para ayudarte a levantarte.

Niero estatico se quedó esperando tu movimiento, pero más que movimientos solo escuchó palabras de ti, cosa que no le gustó, no obstante sonrió de medio lado al oir todo lo que tenías que decir. - Eres observadora, no lo niego, pero no eres lo suficientemente perspicaz. - con aquellas palabras Niero ancló otra vez el arma en el suelo, aproximandose al pequeño ser torturado por su misma mano. - A veces necesitas algo más que los ojos para ver lo que tienes ante ti. Consideralo una lección gratuita - tras arrancar el ala del Delemental del propio cuchillo, te lanzó a la bestia hacia tus brazos para que lo cogieras.

-No sabes donde estás, no porque hay un agujero tan perfecto y profundo en mitad de una cueva tan perfectamente ovalada - dicho los "perfectamente" sonaba a que no debía ser todo aquello así. ¿Entonces que era aquel lugar? - Hueles a humana, y eso hará más facil que vengan los que deban. Ya te lo dije antes y te lo vuelvo a repetir: ¿Quieres darme motivos para interesarme por ti? Empieza demostrandome lo que vales - Y finalmente, esta vez haciendo un gesto claro, Niero se acercó más al agujero, tomando el mando de su espada con una mano mientras con la otra señalaba al mismo abismo

-Lanzalo, y ponte en guardia, pues lo que ha de venir es de lejos lo que menos has de temer, pero lo que más asombra al verlo. - Dicho eso desclavó de nuevo su espada y esperó a que realizaras dicha acción para ponerse en guardia contra el agujero

Al decir aquellas suspirantes palabras que de tu boca exhalaba el poco aire que en ese espacio contenías, el viento a tu alrededor se movió como si bajo tu control y el de tu sonoro suspiro obedientemente bailara a tu lado.

El viento mismo empezó a moverte a base de empujones en aquella estática escena que no formaba parte de ningún lugar, empezando bien a jugar contigo como si un niño pequeño se tratara, bien bailando como si un dulce y caballeroso galán fuera. De hecho el viento parecía fuerte, y más aún sólido, pues te aguantaba la mano y tiraba de ti mientras que al mismo tiempo te empujaba grácilmente desde la espalda como si el viento mismo te diera alas.

A veces a saltos, a veces arrastras, danzando y brincando de un lado a otro como si tratara de enviarte una sensación interna de emociones positivas que si bien no iban a colapsar, iban llenándote de esas energías que te podían faltar y al mismo tiempo daban energías a aquel que estaba entre los halitos del mismo aire, mostrando así su rostro y su cuerpo aferrado al tuyo cual bailador de vals.

Guapo como dirían algunos, con una belleza arrebatadora como debería de definirse, aquel caballero de ligero peso que bailando estaba junto  a ti de blanco cabello, piel y ropas y ojos verdosos. El baile acabó concluyéndolo con el típico movimiento donde de normal el hombre medio tumba a la mujer agarrándola con su fuerte brazo y acercando su rostro al tuyo en una obvia declaración de intenciones, al tiempo que su mano ascendía hasta el centro de tu torso, acariciando allí tu cuerpo como una pura caricia del propio viento.

Deseo que mis vientos guíen tu caminar en este ancho mundo.
Así lo recorras por el buen camino, conociendo lo bueno de este.
Y ayudes con tus conocimientos a los que mantengas cerca.

Casi como si se estuviera despidiendo de aquella corta conversación, el hombre del viento terminó de explicar, antes de la distancia acortar y así besar tus labios de manera extremadamente suave, como si de pura seda se trata, pudiendo hasta confundir sus labios con tus propios cabellos. Fue entonces que de ese beso una luz empezó a brillar y a culminar todo el lugar siendo que el viento empezó a comprimirse en aquella luz…

Lo último que viste en aquel lugar era un mero símbolo que resistía a toda luz y que poco a poco se fundía con tu cuerpo

Justo entonces al volver al mundo real, tal y como querías tu cuerpo se movió para caer justo de pie arrastrando un tanto los pies por el motivo del impulso del puñetazo que aquel Echo te había lanzado.

Cargando entonces con tu mano aquel potente viento que amenazaba con desbordarse según más y más se contenía de manera comprimida. Si fuera una bomba parecería a punto de estallar. Y por ello cuando soltaste el aliento, aquella bola explotó, lanzando fuertes y agresivos vientos contra el ser de roca sin descanso ni piedad. Poco a poco los vientos hacían su efecto, generando tanto movimiento a tu alrededor que tu ropa parecía bailar con dicho viento, mientras que el tornado que de tu mano se extendía hacia el Echo estaba destruyendo poco a poco al mismo ser reduciéndolo de un grandioso golem de rocas a la nada pues cuando el hechizo pasó, las almas del pasado ascendieron desapareciendo mientras que una esfera de piedra, caía al suelo.

Casi igual que tú, pues al usar aquel hechizo tus energías te fallaban tanto que te obligó a tu cuerpo a arrodillarse y recobrar así el aliento, nunca mejor dicho.

Dos batallas de continuada, y una con heridas y tanto agotamiento, era demasiado para un solo día, y probablemente si se presentara un tercer ser, estarías en las últimas. Pero por suerte el sonido de cercanía no fue de un tercer ser agresivo, sino de aquella carroza con caballos que se detuvieron.

Segundos después un señor apareció por el pequeño relieve de tierra que te ocultaba el camino de tu lugar – Santo Helios – dijo el hombre de avanzada edad que parecía, humano también al verte a ti y a la escena que ya movida por los aires habías dejado - ¿Pero qué ha pasado aquí? – al centrarse entonces solo en ti se acercó aún más preocupado terminando agachándose a tu altura – Señorita ¿Está bien? ¿Tiene alguna herida? Debe de haberlo pasado mal si le ha atacado algún Echo, por aquí son muy frecuentes. ¿Puede moverse?

-B-bueno... ahí me pillaron desprevenida. Estaba tan nerviosa de pillarte en el camino para decirte que te acompañaría en tu viaje, que me dijeron que sabian donde estabas y... me lo creí, pero fui una estupida. Salí con tiempo antes que tu para sacarte una buena delantera y que no pudieras decirme que me volviera a casa. Aunque este viaje sea tuyo, quiero vivirlo contigo ¿sabes? - intentó excusarse de sus acciones antes si quiera de que pudieras plantearte el regañarla

Al fin terminó entonces de recargar tu amiga, pues aunque estabais hablando no olvidaba la bestia que os plantaba cara ante la cual, si bien no le dió tiempo a ella a atacar antes de que os arrollara, lo haría luego de recuperarse pues aunque os daño, Vaporum absorvió parte del daño

-¿Aún crees que con esta fuerza va a llamar a su manada? - dijo Vanille mientras se recuperaba. - Se va a enterar. He recargado mi arma, se acabó para ti - entonces empezó a girar un manivela con la cual disparó a la bestia

Justo entonces tras la salva de ataques producidos por las dos al compas, el Rawlof retrocedió un paso, antes de alzar su aullido al cielo, aullido que resonó por todo el lugar llegando lejos, tan lejos que entonces el suelo comenzó a temblar, y no sin razón. Varios Rawlof más distantes empezaron a llegar para socorrer a su hermano de manada... Igual Vanille si que había metido un poco la pata, y por la cantidad que eran, Vaporum no iba a ser suficiente para salir airosos y no teniais ahora vehiculo para correr un buen trayecto para poner distancia entre ellos...

¿Acaso tu viaje acababa de terminar?

Casi como si fuera cosa de un segundo, aquellos Rawlofs os habían acorralado, habían hecho un circulo a vuestro alrededor y el ambiente de la zona cambió a una tonalidad oscura, tan oscura que de pronto solo podías ver lo que había a poco más de dos centimetros a tu alrededor. Vanille había desaparecido, los Rawlof también, ni siquiera Vaporum estaba a tu lado... ¿Que había ocurrido? Los Rawlof eran bestias salvajes, apenas poseian magia para poder hacer eso. O más inquietante aún ¿podían tenerte fija alrededor de esa oscuridad como estabas ahora mismo?

No dejes que nada te detenga...

Y entonces surgió. De la nada una voz te cegó y te hizo recordar como los estruendos que poblaban Maxener para abasteceros de energía te sacudía como si fueras un simple saco de arena. Debilitandote. Fortaleciendote. Agotandote. Revitalizandote... Estados contrarios que no dejaban de hacerte ver los dos lados de aquella densa oscuridad y que no dejaban de erizarte el bello de tu piel según aquel estruendo parecía más bien querer acariciarte en lugar de ahogarte en esperanza y desesperación. Una sensación que si bien podría confundirse con un placer de contacto, también era una tortura agonizante de la cual no podrías ni querrías escapar, pues ello también era vida.

Hay millones de incognitas en este mundo.
Y las más básicas y principales empiezan por las salvajes.
¿Pero son acaso tan malas estas bestias?
Quizás es un mal enfoque.

De forma inteligente, la voz habló de nuevo y pues ahora su voz resonaba más entre los estruendos, dando a revelar su dulcura en su voz, al igual que su aguijón al mentar el error... No obstante su ejemplo era practico ¿Por qué las bestias atacan? ¿Por qué los seres vivos se pelean? ¿Por qué hace falta una razón para realizar otra? ¿O por qué se provoca una razón en beneficio propio? Dudas por doquier empezaron a asaltarte, más bastó otro estruendo para apaciguar tu mente.

No te descentres.
Los errores del pasado han de subsanarse.
Los descubrimientos del presente aportar un nuevo futuro.
Y para ello debes concentrarte y no ceder.
Mira la realidad.

Aquella incitante voz que estimulos te daba por todo el cuerpo tan solo por hablar, dolorosos a la par que satisfactorios, no paraba de mandarte razones que ya tenías para emprender este viaje. Razones por las cuales debías de avanzar en este viaje. Y es por ello que toda esa electricidad que a tu alrededor te golpeaba sin descanso, penetró al fin en tu cuerpo para golpearte incesantemente por dentro también provocando las mismas sensaciones pero multiplicadas. ¿Que quería esa voz? Aprovecharse no parecía... Tampoco matarte o ya lo hubiera hecho. ¿Pero entonces?

Entonces... fue cuando lo viste mejor. Junto al proximo estruendo desde el cielo se abrió una luz que iluminó todo tu alrededor para encontrarte en un paramo inerte que no poseía ningún tipo de vida más allá de la tuya... Pero ese rayo te resultó peculiar, tanto que ya lo viste antes... ¿Thira? ¿El rayo de Thira? Entonces no podía ser malo, sino bueno... Thira iba a mostrarte el camino para salir de aquel problema...

Debes proseguir con tus descubrimientos Uromaki.
Aprende más de este mundo.
Conoce la verdad que en su interior esconde.
Y trae a todos ese brillante futuro, con la ayuda de mi poder.
Aceptalo.

Mi poder es ahora tuyo Helga

Orgullosa inventora de la raza Uromaki Helga Steam

Tuya es la oportunidad a partir de ahora de convocar los rayos agitados

Rayos que destruiran a tus enemigos

Rayos que darán energías y fuerzas a tus maquinas

Y que supondrán un avance y un retraso a aliados y enemigos respectivamente.

Proclama ahora el hechizo que desde el primer momento de oirme tienes en tu mente

Proclama ahora que mi poder se manifieste a través de ti

Y avanza al futuro

En tu mente se dibujó entonces una palabra en otra lengua, en otros simbolos que de normal no entenderías...

La pequeña Mimali se dejó abrazar devolviendote de su forma aquel inacabado abrazo que no podía dar, no por tu gruesa forma, sino por la pequeñez de sus extremidades, extremidades que para ti en un sueño extraño y lejano fueron descuartizadas tan y como al final de ese sueño habían otras razas iguales.

La joven Angus rió al mismo tiempo que lo hacías tu llorando contigo por el reencuentro tan emotivo que al mismo tiempo era inesperado... ¿Quien de normal surge de entre los muertos? Icycla habría podido darte una segunda oportunidad... Una real. O acaso era Mimali, quien dueña de su pesar y de tu dolor os ha permitido rejuntaros de nuevo.

Sea como fuere, la Mimali se alegró de oir tu voz al fin pudiste articular palabra, más las suyas no fueron muy alegres - No... - dijo con claridad y alegría - Todos estos años he estado muerta... Mi vida se sesgó de Sansóläis cuando dejaste que me arrancaran en mil trozos al dejarme sola - implicito estaba en que te echaba la culpa de lo mismo - Pero no estoy enfadada contigo por ello... Se que no quisiste hacerlo... Se que tu también me amas, y se que por ello has sufrido tanto que has llegado hasta aquí, hasta este momento...

La mimali se alzó más para poner su diminuta mano en tu gran mejilla - Aún no estoy completa y por eso no puedo vivir en Sansóläis todavía... Pero tu Nargu, tu puedes salvarme. Solo tu, con tu corazón, y tu poder hibrido... - señaló sendas cosas, el corazón y el centro de tu pecho como centro de tu poder.

-La madre Mimali me avisó, que si queriamos arreglar el pasado, solo entre los dos podriamos. Yo ya he hecho mi parte al encontrarte en tu mente y darte el siguiente mensaje: Viento y tierra comunes son, juntas hacen florecer una nueva flor. - empezó a decir como si fuera un verso de un poema antiguo, casi hasta como un hechizo.

-Extrae ambas esencias en combinación, y esa flor se volverá tu amor - algo nostalgica terminó de mencionar y te miró directamente a los ojos - Nargu, podremos volver a vivir en paz, juntos... Solo con un poco de esencia. Dime que me quieres Nargu... Dime que... - alzando entonces su vuelo se acercó poco a poco hacia tus labios, pues tu mascara desapareció con anterioridad sin darte cuenta y según más cerca estaba terminó aquella frase, que resonó como una campanada en tu mente -

...lo harás por mi

Cuando comienza a hablar de su perspicacia, Anya desvía los ojos ligeramente, y también aprieta un poquito la mandíbula. ¿Qué le pasa a este tipo?

- Sí, había notado que la cueva no es algo normal. En parte por eso me ofrecí a no molestar hasta que terminase. -replica, aclarándolo mientras atrapa, con ambas manos, a la criatura que le lanzan.

No obstante, no afirma saber dónde está ni qué es ese sitio, pues al final no tiene mucha idea, pero cad vez sospecha más que es alguna clase de nexo con los Delemental.

Observa al ser en tan lamentable estado y piensa un poco sobre lo que Niero le haría de saber que ella misma puede adoptar una forma relativamente parecida, de saber quién fue su padre. Niega con la cabeza para apartar esos pensamientos negativos y s enfocae en la situación actual.

- El valor de una persona se mide por muchas cosas distintas, creo yo. -afirma, antes de arrojar el cuerpo a ese agujero y retroceder de un salto tan pronto como empieza a caer, sacando su espada y colocándose en la posición del Tigre Negro, pero de la forma más defensiva posible.

Vaya compañero etéreo al mismo tiempo que presente, translúcido pero hasta cierto punto cálido, sólido su agarre tanto como su impulso, dador de inspiración en la misma medida que favorecía el misterio. No, para ese momento Tea todavía no tenía la menor idea de lo que sucedía ni creía poder tenerla pronto, más sus instintos correspondían a la críptica guía ofrecida por el que claramente manipulaba su cuerpo dentro de ese mundo estático y apartado… o bien le daba soporte, alas hechas a imagen y semejanza de su soplo.

Independientemente de aquello la chamán notó que conforme creía pasar el tiempo cierto bienestar innegable la iba llenado, fuera ya por la tranquilidad que aun entre el remolino la llenaba, inspirada por el ambiente, o bien por la calidez que de forma irónica la inquieta ventisca le llevaba; abrazada por aquel toque omnipresente la Cobb no pudo además evitar el ruborizarse cual doncella en presencia del más imponente anfitrión, destacando la inocencia que en ella era mayor a comparación de la media pero también el hecho de que interpretara así a lo que para otros sería solo viento…¿acaso estaba enloqueciendo después de encarar al peligro inminente? ¿sería que toda esa peculiar euforia entrando en ella solo significaba un método de escapismo mental?

El que solo por ese momento Tea se sintiera más fuerte y repuesta que nunca le hacía dudar incluso sobre sus propias cuestiones, más todo cambió cuando sobre el lienzo etéreo las formas esquivas del viento finalmente dieron paso a algo que podía reconocer en mayor medida: un rostro humanoide…

— Hermoso… — y no por humanoide necesariamente humano, cabe decir, pues el porte y majestuosidad del ajeno se acercaban mucho más a un Celemental o incluso a un Luftinuka, al menos según la teoría que ella había estudiado, pero como si la visión de aquel ser estuviera solo en segundo plano, pronto el tacto a raíz de la cercanía generó nuevo rubor en la que se sabía ahora plenamente sostenida por el anónimo. Sí, era hermoso, así como también de esquiva constitución, grácil como él solo y cautivador no solo por su aspecto, sino por aquella presencia o aura que irradiaba al más puro estilo de una luz que guía, de un faro…

En sus brazos, Tea fue capaz de eventualmente responder para danzar al ritmo impuesto, inspirada y con suficiente soltura como para que su cuerpo se sintiera ligero, entre nubes, por ello realizar el movimiento de aquel baile junto al albo hombre no le resultó complicado para nada… a pesar de que ella nunca había danzado. El aumento en la cercanía de aquel respecto a ella, por otro lado, sí que logró poner nerviosa a la Cobb que imagino (o creyó imaginar) lo que podía venir después, certeza que le hizo tragar saliva y jalar una buena cantidad de aire, nerviosa en efecto. Paralelamente las caricias ajenas hicieron que la blanca piel de la muchacha se erizara enseguida al serle ajeno ese tipo de atenciones.

— ¿E-es esto a lo que se refería el señor Bastian con hallar mi destino? ¿Acaso eres un recuerdo del pasado o…? — a las palabras del hombre la castaña respondió con un hilillo de voz, confiando en que por la cercanía le sería fácil al otro escucharla aun con tanto viento; mientras hablaba y su cara resplandecía como una lámpara granate por el rubor, sus grandes ojos estaban bien fijo en el rostro frente al propio, irradiando la pureza innata de Tea y siendo como espejos para su alma inexperta…pero también baluartes de determinación incorrupta, de una bondad que solo podía poseer quien nunca ha vivido los horrores del mundo en carne propia…

— Helios… — apenas si logró murmurar antes de fundirse brevemente con el misterioso en aquel beso tan suave como caricia invisible, donde sus carnosos labios más que transmitir lascivia o cariño correspondieron con su propia calidez impoluta, pues aquel contacto era la primera experiencia de esa naturaleza para Tea, de su parte un beso infantil al fin y al cabo…

Lo que siguió, irónicamente, fue mucho más normal para la Cobb, pues todo el proceso, extraño símbolo incluido, era bastante similar a cuando extraía sellos elementales de las cosas, lo que combinado con el impulso del momento facilitó que Tea simplemente acogiera aquel fenómeno sin dudas o inseguridades, tratando de abrazar al símbolo incorpóreo como si fuera el hombre de otrora, finalmente aceptando fundirse con tal en una unión que por instantes la hizo brillar hasta un punto que dejaría ciego a cualquiera…

***

De vuelta al “mundo real” Tea se sintió afortunada de estar en el lado autor del tornado, pues si ya en esa posición resultaba extremadamente difícil resistirse al empuje del viento, no quería ni pensar cómo lo estaría pasando la parte receptora, entiéndase el echo, que de imponente pasó a desvanecido, de forma literal barrido hacia el infinito por el soplo rugiente.

Apenas terminó el despliegue, sin poder evitarlo la chamán sucumbió ante las consecuencias de su “propio” ataque obligada a arrodillarse debido al notable bajó de sus energías; los oídos le retumbaban casi tanto como el corazón, sus brazos tiritaban tanto como sus piernas y sus ojos se sentían húmedos, a punto de parir lágrimas por cualquier razón. Si no se hubiera visto obligada a desplomarse, el mareo bien cimentado en su cabeza la hubiera hecho descender más pronto que tarde… ¿cómo podía faltarle el aire cuando apenas hace unos segundos estaba totalmente rodeada por él?

— S-señor Bastian, S-señora Nayra… — guiada únicamente por sus instintos y la falta de experiencia, cual niña que depende de sus padres Tea murmuró al tiempo que los sollozos enrarecían su voz; aquello sin embargo no era llanto por miedo ni siquiera por dolor, sino más bien la única salida que su cuerpo encontró para expresar la miríada de dudas y sentimientos encontrados que para entonces le embargaban, y es que claro, pasar de haber estado encerrada toda su vida a tener una experiencia como la que acababa de ocurrir, era como ir de 0 al 1,000 en un segundo, y peor aún, sin avisar…

Para colmo el sonido que escuchó antes no tardó en hacerse cercano, poniéndola nerviosa porque pese a estar casi segura de que no sería otro echo, al no saber qué clase de criatura o animal distinta podría ser también ignoraba si resultaría hostil o no, y honestamente ya no tenía fuerzas ni para intentar huir en el peor de los casos.

Por suerte al final las peores suposiciones de Tea no se dieron, y en lugar de ser otro atacante quien apareció fue un hombre mayor conduciendo una carroza, mismo que al parecer lo suficientemente amable se preocupó por ella apenas la vio. De cara a las preguntas del susodicho la Cobb le miró como si le costara entenderle, y es que así era gracias al zumbido todavía presente en sus oídos, sin embargo pensando un poco por el lado lógico y combinando eso con lo que podía oir, la chamán logró hacerse buena idea de qué responder: — Dos Echoes… luché contra dos Echoes… — pero incapaz de aguantar con el cuerpo el tiempo que necesitaba para hablar, terminó azotando la cara sobre el suelo polvoso tras decir solo eso, desmayada…

Ni siquiera tenía muy claro que es lo que había pasado. Cogí la mano de Roan para incorporarme, dando un paso en falso en el proceso, seguramente debido al cansancio, o quizá al cambio de temperatura que había sufrido, había sido un momento cálido, agradable, como aquel lugar. Sin embargo, la mujer no era la misma.

Esas sensaciones que a veces recorrían mi cuerpo, me daban momentos de lucidez, momentos cuyo recuerdo me hacían pensar que el mundo no era como quizá lo había imaginado, sin embargo, mi mente siempre volvía a su estado blanco, carente de todo, aunque cada uno de esos momentos me daban aún más dudas.

¿Quién era esa mujer?, ¿qué son todos estos seres que me ayudan?, era indudable que había algo que intentaba tirar de mí hacia delante, todos esos seres no parecían estar en este mundo, pero, ¿en que mundo estarían si no?, conocí gente que con la ayuda de hierbas y otras pócimas decían ver u oír a los dioses, pero esto era diferente, aparecían de la nada, me ayudaban de una forma real, con poder, con palabras de ánimo, con objetivos y consejos, parecían guías, pero no acababan de darme respuestas, como si yo mismo tuviera que descubrirlas.

Roan, Dije cansado. No lo escondo, aparece. continué con un claro tono duvitativo, yo tampoco sabía muy bien que había pasado. Sin embargo, debía buscar algo, la voz lo había dicho y había sellado el trato salvando al pueblo de Roan a traves de mí, ¿quién sería esa gente?, ¿Ellos también me estarían buscando a mí?. Había muchas dudas, aunque sabía donde empezar a buscar, Roan tenía que dar una carta en el continente, me serviría para llegar a un nuevo lugar sin miradas observadoras ni acusadoras.

Espero que no haya muerto mucha gente, Dije colocando la esfera, ahora vacía en su lugar dentro del collar, una luz que se había apagado y que poco a poco se encendería otra vez. ¿Cada una de ellas escondería un alma diferente? o era algo más. Sin embargo, era imposible buscar respuestas en las esferas, la última vez que me otorgaron su poder no hubo nadie hablando, y al contrario que esta mi mente no entró en equilibrio, estaba más perdida que nunca. Las esferas no eran la respuesta aún.

Debo descansar, oraré y partiré raudo al continente, algo me dice que después de entregar tu carta debo buscar allí alguna respuesta.

Cuida de tus gentes y la deuda estará saldada, este lugar es peligroso y ellos confían en tí, Dije señalando a los arqueros, con un movimiento de mano que tardó un tiempo por el cansancio. Oh una cosa, Dije mientras caminaba, agachandome despacio y poniendo en la tierra con el dedo los símbolos que había recibido de aquel ser helado y cálido al mismo tiempo. ¿reconoces esta lengua?, ¿hay algún lugar donde me dirijo a enviar tu carta que lo sepan?. Dije esperando una respuesta, para después recuperar fuerzas, lanzar mi oración a los dioses y partir a mi siguiente destino. Buscar aquellos de los que hablan, que después me ayudarían a echar abajo una torre. Además, mi objetivo no era solo mío, las palabras fueron claras, Aquellos a los que buscas, no están solos, y no solo cuentan con seres racionales, Alguien más los buscaba, y debía saber quién y cuál es ese mal que debo ayudar a destruir antes de cumplirlo.

Vanille había decidido ir junto a ella, una decisión que en parte le agradaba y en parte no, ya que por un lado se alegraba de tener cerca a su mejor amiga, pero por otro ella era consciente que el mundo era peligroso, y no quería ponerla en peligro, por eso, si hubieran estado en otra situación sin duda le habría dado un buen golpe en la cabeza, pero ahora estaban ahí frente a aquella bestia y no era momento de esas cosas:

Ya veremos... porque de momento te estas luciendo un poco Van...

Fue cuando su amiga dijo aquello que sabia que todo iba a empeorar, y de hecho empeoro, no tardaron en aparecer una gran cantidad de bestias, sin duda el resto de la manada, Helga las mira, realmente aquello era mala suerte, no podían escapar y no tenían ni mucho menos la fuerza para derrotarlas a todas, rápidamente repasa las torretas de las que disponía, claramente no eran suficientes, sin embargo, no podía terminar su viaje allí, tenia que hacer algo.

Y fue entonces cuando aquello sucedió. No sabia donde estaba, que sucedía, ¿estaba muerta? no podía estarlo, sentía aquellas sensaciones que no paraban de azotarla, pero, ¿donde estaba? ¿que sucedía? Fue cuando vio aquel rayo que lo comprendió:

¿Que... Thira?

¿Acaso le ofrecía poder? ¿Ayuda? ¿Le estaba alentando que cumpliese con lo que se había propuesto? Helga estaba sorprendida, no sabia realmente que era lo que sucedía, aquella presencia, aquel lugar, sin duda eran especiales:

Yo... yo... acepto... pero, ¿porque yo?

Estaba extrañanaba, a fin de cuentas si buscaba a alguien de su raza, ella no era ni mucho menos la mas adecuada, sin embargo, aquellas palabras, esas extrañas runas, con lentitud pronuncia:

Tornado...

Niero se preparó antes de que lanzaras a ese ser al agujero oyendo tus opiniones pero no por ello tomandolas menos en cuenta. Nada más fuiste a lanzarla el respondió - El sacrificio, es el mayor acto de valor - filosofico cuanto menos mencionó a tu pretensión de otras formas de valor. Quizás quiso decir algo con ello, quizás lo que estabas haciendo sacrificaba parte de ti misma para lo que quisiera que hubiera de venir. - Pero algo te puedo asegurar, estás a punto de descubrir que es esta cueva, pues imagino que alguien te habrá enseñado de donde vienen los Delemental... ¿Verdad? - finalmente aseguró aquello que por tu mente pasaba.

Los Delemental vivian en cavidades bajo tierra, reconocidas como un aberno total. Entonces ese sitio, era sin duda el punto de conexión con los Delemental... ¿Y el ser para que era? Simple...

La tierra comenzó a agitarse cuando ya habian pasado varios segundos desde que lanzaste a ese Delemental tan pequeño, en ese momento Niero empezó a cerrar los ojos y concentrarse... En ese puro silencio, un grito aterrador y helador al mismo tiempo surgió desde las entrañas de ese tunel que poco a poco se hacía más intenso, por no decir que hasta cambiaba la temperatura a una más fría. Y finalmente surgió...

Volando con unas alas de hielo de entre el medio del agujero, una mujer Delemental de hielo, cuyas facciones rabiosas simulaban en muchos aspectos al de una bestia. Estaba desnuda pues su pobre ropa estaba hecha jirones y nada más estar allí dijo con voz gutural - TU HUMANA HAS MATADO A MI LACAYO, AHORA PROBARAS MI IRA - Pero no estabas sola.

Niero clavó la espada en el suelo y conjuró - Carcel Ignea - con una piedra en la mano la cual consumió su brillo rojo. Acto seguido el agujero y el tunel por el que entraste empezó a cerrarse por un muro totalmente de llamas, encerrando así a la Delemental - Ahora novata, ataca. - te ordenó una vez serviste de distracción realmente para que no saliera de allí. ¿Ingenioso? Bueno, ahora estabas encerrada también con una delemental de hielo que tenía muchas ganas de mataros.

El viejo al ver tu actuar se preocupó más de lo necesario incluso, pues tan solo el agotamiento había podido contigo siendo que poco a poco recobrabas el aliento perdido - ¿Señorita? ¿Señorita? - preguntó varias veces agitandote y acercandose para oir tus latidos y notar tu respiración - La llevaré conmigo a mi morada, allí podré tratarla y podrá descansar... Ha tenido mucha suerte de no haberse topado con más criaturas malignas - dicho eso le escucharas o no en tu estado, el hombre silbó y la carroza se acercó hasta vosotros.

Con un tanto de esfuerzo el hombre te levantó y te introdujo en la carroza tapandote con una manta por si acaso - De todas formas en su estado dudo mucho que pudiera llegar a la siguiente ciudad... Y no puedo dejar a un ser inocente a su suerte - mencionó antes de ponerse a conducir a la criatura que tiraba de su carro.

A partir de ese momento solo sentiste el traqueteo del carro en tu cuerpo pasando por los distintos desniveles del suelo, hasta un camino liso que a veces te zarandeaba a un lado o a otro dependiendo de la curva que hubiera que tomar. Al recuperar tu oido y aunque estuvieras en ese estado podias oir las ruedas, así como pequeños pajaros en la lejanía, y si abrias los ojos en algún momento verias el cielo sobre ti...

Hasta que finalmente todo se volvió silencio... Literalmente, todo lo que oias era el silencio, como si alguien acabara de destruir el sonido del mundo... Y la realidad no era muy lejana...

-¿Aparece? - Fue lo primero que preguntó Roan al escucharte hablar así de tu propio poder - Ojalá tuviera poderes así que apareciesen sin más, sería de grata ayuda - dijo no vacilante, aunque lo sonara, sino más bien de un deseo bastante apropiado de pedir, pues lo tuyo llegaba al punto de milagro al tener ayudas celestes en momentos criticos de tu vida.

Por suerte Roan pudo negar al resto - Tranquilo... El Nore no ha pasado, y parecía ir solo. Aunque algunos dirían que somos prescindibles ya que casi todos los que estamos en Ilunia aceptamos la muerte al entrar aquí, todos siguen con vida, gracias a ti. Y tranquilo, siempre cuido de los mios, eso no significa que no lo seas. Te seguiré debiendo una quieras o no. - Dicho eso empezó a acompañarte y se encogió de hombros

-Ora lo que necesites, pediré a los demás que no te molesten. - pero cuando le mencionaste lo del simbolo lo miró con la cabeza ladeada - De primeras... - dijo rascandose la barbilla - Parece escritura Kazibara... Pero... Es distinta, incluso diría que muy antigua... Casi arcana. De ser así lo siento, no puedo ayudarte, no entiendo las escrituras del antiguo mundo, y dudo mucho que encuentres a alguien en Sansóläis que sepa leerlas. Pienso que lo que dicen de una raza capaz de entender y usar la magia del mundo antiguo es solo un rumor. - confesó finalmente ante todo lo que sabía podía responderte acerca de ello.

Finalmente te dejó solo orando en aquella torre si querías lejos de toda molestia y en comunión con el frio y el viento a tu alrededor...

La meditación estaba hecha para entrar en comunión contigo mismo, y al mismo tiempo, en comunión con los espiritus de aquellos que quedaron detrás, que te ayudaron y te ayudaban, aislandote del mundo actual y así hablar con los dioses... Y de hecho todo se quedó así de tranquilo... Ni viento, ni su sonido, ni frio... nada. Ni siquiera el sonido de tus propias palabras si intentabas hablar.

Eso te llevó a abrir los ojos y descubrir una inmensa realidad que hasta entonces creiste solo una mera ilusión.

Al decir aquellas palabras, acompañadas de un atronador resplandor al mover tus labios, el lugar a tu alrededor fue llenándose poco a poco de relámpagos, truenos y lo más importante rayos.

Dejandote así ver lo poco que podías llegar a vislumbrar a tu alrededor, los rayos bailaban a la par que se acercaban a tu ser, de forma que poco a poco el resplandor, el sonido y el mismo rayo se unieron en una sincronía pura de actuaciones que te hacían girar a tu alrededor para ver donde caiga el siguiente, cual baile o cual juego donde un niño te intentaba engañar para que no le pillaras.

Entre aquellos relámpagos, los rayos se acercaron más a tus pies para forzarte a moverte, dando así también una ligera idea de que quería que te movieras con el y así mientras girabais el uno con el otro los relámpagos se hicieron más frecuentes hasta mostrar delante de ti al ejecutor de la misma escena, o ejecutora

Hermosa de tez desnuda danzando al son tuyo tratando de escapar de tu vista a cada momento que la mirabas, cual juego del pilla pilla fuera pero solo con el contacto visual. Y que decir tiene que ella también hacía contacto visual contigo, viéndote al mismo tiempo que analizándote con curiosidad digna de cualquier niña traviesa. Hasta que al final de un par de pasos más la mujer de rayos se puso detrás de ti, agarrándote en los hombros mirando al mismo punto ambas y susurrándote al oído, con un aliento que te electrificaba tu cuerpo entero de sensaciones jamás exploradas.

Que mi trueno te diga la dirección a tomar
Que mi relámpago te ilumine en la oscuridad
Y que mi rayo proteja a los que te han de importar.

Con dichas palabras que casi parecían un conjuro la mujer de rayos te giró hacia ella para que la miraras de frente, y acto seguido sin esperar e igual de rápido como si fuera otro tronar, unió sus labios a los tuyos, produciendo así un fulgor de luces, rayos y estruendos que no pararon hasta inundar de luz todo aquel lugar.

Lo último que viste en aquel lugar era un mero símbolo que resistía a toda luz y que poco a poco se fundía con tu cuerpo

Acto seguido de despertarte de ese trance pronunciando aquellas palabras en tu boca, un cumulo de nubes negras en el cielo se arrejuntaron encima de vosotros abarcando bastante del lugar. Podías notar como la temperatura cambiaba, como la humedad fluctuaba, como el viento empezaba a moverse agitadamente... Notabas la sensación a metal en la tierra y en el aire, o el magnetismo que para los rayos suponia tener esta... Y fue entonces que ocurrió

Sendos rayos cayeron uno tras otro en cada una de las criaturas a vuestro alrededor, antes cada uno de ellos podías sentirlo, pues a fin de cuenta era tu poder, era tu energía, y cuando todos acabaron de caer, otra ronda cayó al unisono sobretodos menos tu, Vanille y tus torretas, fulminando así del todo y chamuscando a la manada de Rawlof que amenazaban con acabar con vuestras vidas... y tras ello la calma...

Los cuerpos de las bestias cayeron en redondo al suelo dejando solo sus cadaveres, y tu fuiste la siguiente en caer, denotando tu cansancio por lo que acababa de ocurrir.

Vanille miró todo el alrededor y cuando te vió caer corrió a cogerte - Helga, Helga. - te zarandeó un poco por si estabas inconsciente - ¿Estas bien? ¿Te ha dado un rayo? No puede ser, debe haber sido un milagro de Thira... Ven descansa - intentó levantarte a pulso mientras te llevaba entonces a apoyarte en la roca - ¿Quieres agua? ¿Comida? Dime como te puedo ayudar ¿Estas herida? - sin duda, si te siguiera en tu viaje, te estaría cuidando tanto como una hermana

Por un momento creyó que ya estaba, ya no podía más y moriría tras decir aquella palabra. Todo su mundo interior se vino abajo, colapsando por completo pero... no se iba, no moría. Pronto se vio rodeada de agua que comenzó a inundar todo su mundo a su alrededor, a alzarla, a agrietar las pesadas cadenas y a corroerlas... Mientras ella luchaba por mantener su cabeza a flote en vano pues al final acabó sumergida por completo. Ya estaba, no podía aguantar más la respiración e inhaló el agua creyendo ahogarse pero... No. En cambio la vio a ella, hermosa y etérea tan... perfecta y armoniosa. ya no le importaba nada más, ¿Esa mujer la llevaría a su descanso por fin? 

_{Espero que mis aguas oxiden tus cadenas para ayudarte a escapar de tu prisión.
Así podrás contemplar el mundo con todo tu corazón, y ver la realidad de ti misma.
Y de quienes te rodean.}

Eso la sorprendió, notando por primera vez que sus cadenas se debilitaban y que se sentía más libre que nunca a pesar de seguir atada, aceptando aquel húmedo y cálido beso que le hicieron llorar de felicidad por primera vez en... ¿Había llorado así en algún momento? un pequeño dolor en el pecho surgió por aquella cuestión pero pronto desapareció por el abrumador abrazo cálido y confortable del agua a su alrededor. Sintió en el momento de la separación un hormigueo en su vientre mientras con sus ojos podía ver un símbolo claro y extraño que se acercó a ella hasta posarse el hormigueo sobre su ombligo, rodeando este con su extraño significado que ella desconocía hasta desaparecer tal sensación. 

Fue ese momento, en el que se fusionaron el símbolo y ella en uno en el que parpadeó y pudo ver el mundo tal y como era, la realidad, ya no había oscuridad si no paisaje borroso a causa de la velocidad y un Gauche completamente preocupado y agitado que era tirado al suelo a causa de algo desconocido.

Flotaba en el aire, en el interior de aquella esfera.

Estaba completamente aturdida y calmada, sentía todo su cuerpo liviano y sin dolor alguno mientras sus ojos se posaban en Gauche, fríos pero... no como siempre, tenían una chispa de tristeza, pequeña, pero ahí estaba, algo diferente en el hada...  Cayó sobre las manos del ladrón sin fuerza alguna, viéndole pero sin verle, pues se le nublaba la vista hasta no poder más y cerrarlos. Estaba agotada física y mentalmente, no tenía fuerzas para explicarse siquiera a si misma lo que había ocurrido. Solo... Sonrió con calma y dulzura aún en su estado, por saber que su amo... Había sobrevivido y ella estaba ahí para verle, un acto involuntario en su sueño que se sucedía sobre las manos del Ladrón quien por primera vez experimentó a una Tiki que se colocó de lado para dormir, abrazándose a uno de los dedos de Gauche para sentirse mejor mientras soñaba. 

Algo hacía click, y hasta el ladrón se podría dar cuenta de esto...

La respiración agitada debido a las diversas emociones que sentía de pronto se volvió casi totalmente pausada al escuchar que Angus había estado muerta todo este tiempo. Algo tan bueno como que simplemente estuviese viva y coleante casi medio siglo después no podría ser real, ¿o sí? Cuando de forma poco sutil y algo cruda lo había inculpado de su muerte una punzada digna de la aguja más fina y corrosiva de todos los tiempos se instaló en su corazón de piedra, haciéndole una vez más recordar el día en que su cobardía le había costado la vida a su pequeña amiga.

—Yo... —musitó una voz grave que no llegó a concretar en palabras idea alguna. Que a pesar de todo Angus le dijese que no estaba enfadada con él era... doloroso. En aquel momento y de forma quizás contradictoria habría preferido tener su repudio en lugar de su perdón, el cual no creía merecer—. Lo haré, Angus, juro que lo haré —respondió con convicción y recuperando la compostura, algo que con el correr de los años se había visto obligado a aprender para sobrevivir—, ¿qué debo hacer una vez tenga la esencia? —preguntó. Ya habría tiempo para hablar, y sufrir y reir una vez más, en aquel momento era necesario concentrarse en lo único que podía hacer para su intento de redención para con la hija de mimalí: traerla de vuelta a la vida.

Y bien que Gauche se dió cuenta, tanto así que todo su cuerpo se liberó de tensiones, dejando que su dedo se moviera libremente por acto de otros y no suyo. No obstante Gauche parecía enfadado, realmente enfadado y a pesar de todo, se acercó la mano en la que estabas a su corazón. Andando y alejandose de aquel lugar al interior de Trayerta

Más tu sueño aunque si fue profundo, respondió despertandote en mitad de la recuperación propia al empezar a oir a... la nada.

Literalmente un sonido de silencio te embargó por un momento obligandote a abrir los ojos despertandote de verdad por primera vez en mucho tiempo y observando el lugar en el que te hallabas. Una pequeña cama en mitad de la guarida, improvisada con una caja, trapos y algodones. Pero eso no era lo importante, ni siquiera la habitación de la guarida de Trayerta en la que te encontrabas, o también que Gauche no estuviera allí...

Lo importante es que ese silencio que oias te estaba llamando, mirando para que vieras a través de la ventana y vieras una realidad horripilante...