Partida Rol por web

Al saber de qué animal era la carne Helga pincha con fuerza en ella mientras dice:

Vaya, vaya, parece que al final fue justo lo contrario a lo que esperabais eh

Era una broma para sí misma, pero no pudo evitar sonreír y hacer como si devorara aquella carne, la cual por otro lado estaba deliciosa. Mientras comía un poco apresurada y cogía una hogaza de pan escuchaba lo que iban diciendo, asiente a las palabras de su anfitriona y comienza a partir por la mitad la hogaza de pan, ahí mete tanto la carne como los huevos mientras da un largo sobro a la bebida y dice:

Si, de hecho, voy a ir ya mismo. Recordad que Tea es otra investigadora y los demás sois guardaespaldas contratados por si sucede algo ya que los caminos son peligrosos especialmente ahora.

Helga termina de preparar la comida que piensa llevarse y se pone en pie, mira a todos y dice:

Bueno, nos vemos en un rato aquí, deseadme suerte eh

Termina haciendo un gesto levantando el pulgar, para dar un pequeño toque a Vaporum para que este le siga y comienza a marcharse mientras va comiendo su desayuno.

Las palabras de Tiki no eran por peloteo, pero tampoco sentidas. Para ella solo era algo que debía decir, igual que todo lo demás. Esperó a que Gauche bajara y cuando los platos fueron servidos ella comió lo que pudo, un poco de todo realmente para tener un desayuno completo y el resto se lo cedió a Gauche, un desayuno copioso no tenía cabida en un cuerpo menudo como el suyo. -¡Que rico todo! Se quedó mirando a su compañero terminar de comer, sin saber muy bien como proceder. - ¿Qué haremos Gau Gau? No puedo trabajar porque hoy no puedo hacerle daño a mi cuerpo. ¡Aunque si quieres que trabaje estará bien, me esforzaré! ¿Tenemos que hacer algo más? Zarandeaba ahora las piernas adelante y atrás en el borde de la mesa, sentada justo delante del plato de Gauche para que este pudiera comer y conversar con ella si es lo que deseaba. Entonces miró a Tea quien preguntaba por algún lugar donde conseguir frascos. 

-¡Hay muchos lugares! Aunque tienes que escoger donde quieres buscar. Tienes el barrio oeste o el de los artesanos en el norte. ¡A nosotros no nos hacen nada en el oeste pero a ti a lo mejor te tratan mal! En el barrio de artesanos todas las tiendas tienen frascos, aunque para comprar solo hay doce... Le sonrió. ¿A que son muchas?

Se despidió con la mano de Helga. - ¡Soy Guardamanos! No soy muy grande como para guardar una espalda. 

Tras servir los platos los miré con curiosidad, ¿Ración doble?, ¿no es suficiente poder comer?, Pensaba mientras recordaba al extraño lobo del que estaba hecha la comida, no es que fuera la primera vez pero sin duda los aparejos de la cocina hacían que tuviera mejor sabor que la hoguera.

Supongo que las ruinas atraen a la gente, espero que no nos vean entrando en el templo, sería extraño. Comentó una vez salió el tema, al parecer todo era secreto y seis personas entrando en un lugar desconocido podría parecer que quieren robar. Mercenario, explorador y ahora guardaespaldas, últimamente tengo muchos oficios. Reflexioné tras escuchar a Helga, ¿estaré entrando en la dinámica urbana?, Quizá con suficiente tiempo fuera uno de esos ciudadanos sin nada más que hacer que obtener dinero para gastar en cosas.

¿Frascos?, puedo acompañarte. Tampoco hay demasiado que hacer hasta que Helga vuelva. Eso me recordó lo que dijo la chica del pelo blanco. Suerte Helga, Dije haciendo un gesto con la mano y el dedo pulgar arriba, ¿era así?, hay que sonreir también. Dije forzando una sonrisa de oreja a oreja, Pero hay que desearlo, si no no vale. Quiero decir, te deseo suerte. Dije al final aunando la sonrisa forzada con el pulgar y las palabras. Así si. Pensaba teniendo en cuenta lo que había visto antes.

Tras acabar mi comida, recogí mi plato y lo llevé a la cocina. Muchas gracias Naysse. Comenté sin tener muy claro qué hacer con ello, dejandolo donde hubiera más platos.

Muerte escuchó con atención a Naysse, pese a que no había dicho nada de suma relevancia, y tras ello miró al desayuno que había en su plato durante unos segundos. Si había un problema con la máscara ese era que le era imposible comer con ella puesta, razón por la cual solía hacerlo en privado. Aún así y dado que no había nada que ocultar realmente y solía usarla principalmente por lo que la máscara simbolizaba, se la quitó. Quizás muchos estuviesen observando espectantes por descubrir qué era lo que se ocultaba detrás, quizás por otro lado la deliciosa comida o la renovadora sensación de haber dormido en camas mullidas y cómodas ocupaba toda la atención de los presentes, pero el caso era que una vez se la hubo quitado su rostro quedó al descubierto por primera vez en quizás una semana, debido principalmente a que no solía comer muy seguido y tampoco lo necesitaba.

Su rostro estaba hecho completamente de piedra, al igual que lo estaba el resto de su cuerpo. Era de un color chocolate oscuro que cuando no era iluminado por la luz del sol, como en aquel momento, podía verse casi negro. Su enorme boca se abría ahora para comenzar con lentitud a engullir la comida, aunque más que el tamaño de la misma lo que llamaba la atención era que uno de sus ojos permanecía siempre cerrado, el izquierdo, el cual presuntamente veía a través del hueco rodeado de lo que parecía ser un tinte negro que había dejado una marca hacia abajo casi asimilándose a una lágrima. De abrirlo sólo se podría apreciar una pequeña bola arrugada, como si se tratase de una pasa de uva, y es que ese ojo había dejado de serle útil hacía ya varias décadas atrás.

Una vez hubo terminado de comer -lo cual no le tomó demasiado tiempo- se volvió a colocar la máscara y se puso de pie. Naysse les había recomendado prepararse y partir, con lo cual antes que nada tocaba prepararse.

La espadachina, sobrepasada por la Mimali, se le queda mirando un instante mientras ella espera en la mesa a que el ladronzuelo baje. En esta ocasión está sentada "a su lado", y es difícil dictaminar el porqué de la observación... hasta que al final, sin mutar el rostro a pesar de todo, le pasa un dedo por el pelo con mucho cuidado para no despeinarla mientras le dice:

- Eres monísima. -se adivina un intento de gesto simpático, pero aún no sabe cómo ha de lidiar con las emociones en general.

Naysse la provoca con respecto a lo de la cama y la espadachina asiente.

- No sé si podría... Lo que digo es que no quiero acostumbrarme, no me marcharía de aquí nunca. -aclara con voz suave, dejando claro que es el único tema por el que lo dice...

Relajarse demasiado es sinónimo de no progresar hacia su meta.

Asiente varias veces a las frases sobre la comida y empieza a comer... Sigue siendo parsimoniosa al hacerlo, pero parece que el sabor la anima un poco más de lo normal, lo que hace que coma a un ritmo solo un poco menor al del resto del mundo.

- No pensé que el Rawlof estuviese en un menú de "barrios bajos"... Me falta demasiado por conocer de las ciudades grandes. -comenta, de paso.

Ríe ligeramente ante la ocurrencia de Tiki de ser "guardamanos", aunque la espadachina pensaba que se llevaría peor con la pequeña por su forma de vida, pero su actitud cuando no es una muñeca de trapo le hace algo de gracia, aunque a veces sea demasiado.

- Suerte, Helga, evita los riesgos si notas algo raro. -le indica con un asentimiento, nada tan animado como el resto.

La revelación del rostro de Muerte le había valido también algunas miradas, pero ningún comentario, de la espadachina, aunque se nota que se ha quedado con lo de su ojo malo... Es un detalle que puede ser peligroso en combate, así que tendrá que cubrirle ese flanco, o atacar por él si en algún momento se le va la cabeza. Nunca se sabe en qué cuerpo cabe la ambición.

- A mí me encantaría poder tener un entrenamiento normal hoy, mientras tanto... ¿Le parece bien, maestro? -pregunta a Niero.

Tiene aún mucho que pulir de sus estilos y los que pueda enseñarle su nuevo maestro, ahora también de su poder divino, y ahora también recuerda...

- Aunque no sé si... Señora Naysse, ¿querría darme hoy ese consejo que sugirió sobre mi... Otra mitad? -pregunta la joven.

Realmente, parece una adolescente preguntando a sus mayores qué debe hacer.

Naysse sonrió y rió al ver que su comentario surtió efecto sobre Anya, pero pronto relajó el ambiente - Tranquila mujer. No tienes que acostumbrarte si no quieres, pero tampoco está de más tener un buen lugar al que venir a dormir si estás de paso ¿No? - mencionó esperando pues así que notara la oferta que le había hecho y no solo a ella, sino a todos los presentes

-Para nada - respondió ante la insinuación de Tea - La mayoría de las personas prefieren las posadas de la clase media o alta. Aquí solo viene la gente que no tiene apenas dinero y solo se puede permitir algo "decente" para pasar la noche, aunque también hemos acogido a personas que no tenían ni una sola moneda. - Al contrario de lo que podían ser el resto de tabernas y posadas, la de Naysse se antojaba más con un centro de caridad, en algunos casos.

Viendo ya pues que todos empezabais a comer, la pelirroja sonrió de sobremanera - Me alegro que os guste todo. Comen tranquilos que nadie os lo quitará - riendo como no podía ser de otra forma, Naysse se enorgulleció de veros disfrutar. - Buena observación Anya, realmente no es algo que suela preparar a menudo. De hecho solo suelo prepararlo cuando ponen la carne de Rawlof en oferta en el mercado, y eso suele ocurrir bastante poco a decir verdad. Supongo que hemos tenido suerte. - Aunque no se podía decir que no fuera eso... ¿O si? Realmente nadie vió a Naysse salir hacia el mercado o volver de el.

Pasando pues a la que tendría que hacer su mayor esfuerzo, Naysse alzó la mano despidiendose de Helga mientras ella y su robotito empezaban a correr en dirección al castillo, siendo que poco más tarde Muerte saldría y Nemea correría tras de el.

La pregunta de Tea a Naysse pronto se vió respondida por la Mimali, ante la cual sonrió cruzandose de brazos - Bueno, ahí tienes la respuesta. Aunque por el amor de los dioses... no los robes - intervino aunque sin necesidad, ya que practicamente Tea y Tiki eran distintas en ese aspecto.

Mientras Naysse volví a la cocina para limpiar un poco escuchó a Anya tras hablar con su maestro - Claro, no me importará enseñarte los consejos - dijo mientras cogía las cosas traidas por el Kazibara - Gracias Senca - Y continuó a sus tareas - Aunque supongo que entonces tu maestro deberá esperarse. a entrenar contigo. Por suerte el resto ya tiene planes que hacer así que estaremos tranquilas, a menos que venga algún cliente - Y es que en todo lo que había pasado de mañana, aún no había entrado ningún cliente, cosa que hacía más ferrea la idea de que la taberna de Naysse era poco frecuentada.

Mientras Niero miró a su discipula asintiendo - Claro, habla con Naysse primero y luego iremos a una plaza a entrenar, o a las afueras mejor, así podemos esperar allí al resto. - Los restantes que quedaban allí ya se estaban organizando, pues mientras Tea ya tenía ciertas zonas a las que ir con Senca si era que se lo permitía, el ladrón dueño de la Mimali, empezó a hablar con ella

-No, hoy no vas a trabajar, al menos no como normalmente haces. - obviamente ante esa frase Naysse y Niero le enviaron una mirada de desaprobación - Tenemos que prepararnos así que... Vamos a hacer nuestras cosas antes de partir. Empezando por recoger ciertas cosas nuestras, y luego por ir a alguna que otra tienda - Nadie sabía cuanto dinero tenía el ladrón, pero sin duda parecía bastante despreocupado de ello.

-¿Estás lista para salir? Porque sino te dejo aquí - dijo con un tanto de dureza mientras se levantó para ir hacia la puerta. A fin de cuentas aún podía despedirse de las demás hasta dentro de un rato.

En tu carrera, podías fijarte como las calles estaban naciendo. La gente comenzaba a salir de sus casas o tiendas haciendo las tareas primarias para adecentar sus hogares o negocios, mientras que otros iban con sacas o monturas con alforjas a llevar sus productos en dirección al mercado, allí por donde debías pasar y de hecho pasaste, para ir hacia el castillo. Allí pudiste darte cuenta de que el mercado estaba terminando de monstarse, al menos algunos tenderetes.

Pero lo que te importaba más que nada era el castillo. Así pues tras llegar al lugar, esta vez los guardias te reconocieron - Helga Steam... El rey tiene una audiencia con usted. Por favor sigame - uno de los guardias te dijo haciendole un gesto al otro guardia, el cual nada más empezaste a seguir al primero, el segundo se quedó en medio de la puerta a modo de bloqueo.

De nuevo, como el día pasado, recorriste todo el castillo acompañado por un guardia, pero a diferencia del día anterior, en este pudiste ver muchos criados haciendo tareas por los pasillos y las habitaciones. Lo tipico de cada mañana.

Al final llegasteis a la sala del trono, donde de pie en el trono estaba el Rey hablando con alguien anciano y que desteñia mucho en el lugar que estaba. De espaldas a ti se encontraba, y el rey consiguió mirar por encima de el para verte a ti junto al guardia.

Acto seguido después de ese gesto, el anciano se giró mirandote con una cara que no mostraba simpatía alguna por más que la buscaras. Acto seguido el Guardia se arrodilló llevandose un puño al peso

-Su majestad, consejero Iramus. Aquí les traigo a la señorita Steam. Altezas Maxine y Maximiliam, un gusto verles reunidos con su padre.

Y es que si te fijabas mejor en los demás que había podías ver a una arrodillada mujer frente al rey en un lateral y a un chico que ya conocías, de pie. Los cuales ambos se habían girado para verte

-Señorita Helga. Por favor pase, no se quede ahí. Le presento a mis hijos herederos ambos al trono de Trayerta. - señalando a la mujer que ya te encontraste el día anterior, dijo - Maxine Yaran - y señalando al niño - Y a el ya lo conoces, Maximiliam Yaran. - No obstante no se olvidó de ninguno y poniendo una mano en el hombro del anciano, le señaló a el - Y bueno, el es el consejero real del reino de Trayerta. Iramus - como mandaba el protocolo, todos estaban presentados, lo cual era necesario.

-Dime pequeña, ¿al final te has decidido por si quieres ir esas ruinas?

Con un leve impulso desde el suelo, Nemea saltó para darte un leve golpe en la cabeza - Oye, que no eres mudo. - expresó Nemea mientras te lanzaba una mirada seria - Podías decir que te ibas antes que dejarme sola. ¿Y se puede saber a donde vas? - Por ahora, solo estabas andurreando por las callejuelas, pero ¿realmente tenías un destino fijo? Buen momento para decirselo a quien iba contigo.

— Mucha suerte Helga, y cuídate también — deseó a la Uromaki luego de tener que tragar un bocado compuesto de carne, pan y huevos más rápido de lo que debería, cosa que la llevó a la necesidad de tomar agua apenas extendió aquellas palabras; eso sí, mientras Tea se aseguraba de no morir ahogada, imitó el gesto de la albina que tantos ánimos le dio en el pasado. De ahí la atención de la castaña pasó a Muerte, convirtiéndose en más que obvia sorpresa al ver lo que aguardaba bajo la máscara que para ella era sinónimo del rostro ajeno gracias a la primera impresión…

En el caso de la Cobb, su maleable atención no la dejó concentrarse en un solo punto sino que la llevó a dedicarle una mirada general al ajeno por más que no abandonara su comilona; Muerte parecía haber pasado por más de una dificultad, tener más de un secreto importante como todos allí, pero por sobre todas las cosas era quizás el que más directamente recordaba a la naturaleza de su sello, al menos en lo visual. A fin de no incomodarlo, Tea no lo observó ni lo miró por mucho más tiempo que el que ya llevaba, no obstante sintió que parte de sus ánimos bajó cuando su contraparte se fue a lo suyo sin más…

— Pues aquí se duerme bien, se come bien… no entiendo por qué no hay más clientela — la chamán vio a su alrededor pero restó importancia a esa duda en favor de lo que implicó Naysse al hablar con Anya; si bien ella ya más o menos lo sabía de antemano por la breve charla que tuvieron más temprano, Tea no pudo evitar sonreírle a la pelirroja.

Poco después Tiki cobró protagonismo desde su perspectiva al responder antes que Naysse, y de qué manera…

— Creo que iré al de artesanos entonces… — primero que nada aceptó la propuesta de la Mimali porque ya no quería meterse en más problemas mientras le fuera posible — Si, son muchas y con suerte pueda encontrar algo más por allí — ya luego le sonrió guiada por esa energía que parecía ser tanta que no cabía en el cuerpecito ajeno. Aquella interacción hubiese sido solo feliz de no ser por las palabras a Gauche que resultaron extrañas; — Emmm… — Tea estaba a punto de preguntar a qué se dedicaba la rubia cuando calló en cuenta de lo que dijo Senca.

 — ¿De verdad? Por mí no hay problema, ¡así no me pierdo sola! — sacó la lengua de manera un tanto infantil tanto por su reacción como gracias a su capacidad para aparentemente cambiar de un tema espinoso a uno más bien casual, no obstante lo cierto era que Tea seguía preocupada por la alada… ¿qué clase de trabajo podría implicar hacerle daño a su cuerpo tan seguido como para que el día presente fuera una excepción? Ojalá no fuera tan inocente…

— Gracias por la comida — cuando terminó, la chamán dejó su plato y extendió una reverencia que le habían inculcado sus tutores, más no dejó pasar mucho tiempo antes de comenzar a alistarse para salir a sus propios asuntos, eso sí, estando tan cerca de la Mimali era imposible no escuchar lo que le dijo el dichoso Gau Gau…

— No deberían arriesgarse mucho… — entonces murmuró de forma lo suficientemente audible para que cualquiera cerca la pudiera escuchar, y si es que quedaba duda de a quién iba dirigido aquello, pronto la mirada de sus grandes ojos intercalándose entre Gauche y Tiki lo haría obvio. Tampoco quería meterse mucho más, pero era su naturaleza ser empática y más por alguien se viera como la Mimali.

No hace falta decir que Tea no se había dado mucha cuenta de la razón tras los cambios en la disposición ajena.

Tras el mentado inciso la Cobb cambió su atención hacia Senca — ¿Listo? — pues quería confirmar la respuesta a aquella pregunta y así ponerse en marcha, pues esa además era una buena oportunidad para continuar la plática que dejaron inconclusa en la taberna.

La visión de todos los presentes en la sala del trono hizo que Helga arqueara una ceja, había mucha gente, a dos ya los conocía, la mujer sospechaba que era la princesa, pero aquel anciano, que por otro lado no le gustaba demasiado como le miraba no sabia quien era. Por fortuna pronto fueron sus dudas resueltas ante las presentaciones. Colocándose frente a ellos se inclina levemente en señal de saludo y dice:

Majestad, alteza y señor consejero

Realmente Helga no sabía muy bien cuáles eran los títulos que debía usar ya que no terminaba de comprender bien la realeza humana y más cuando había consejeros que según había escuchado un consejero humano solo daba consejos.

Encantada, para los que no me conocen de antes mi nombre es Helga Steam y él es mi fiel compañero y mi mayor creación Vaporum

Decía mientras indica con el brazo a su incansable compañero. Ya mirando al rey asiente y comienza a hablar mientras mueve su cola de un lado a otro acompasadamente:

Así es. Lo que está sucediendo es demasiado importante y peligroso para todos, no sabemos que es lo que realmente sucederá o sucede más que por textos antiguos, los cuales interpretaron lo que sucedió cada uno a su modo, por eso es muy importante que conozcamos lo que sucedió realmente de sus fuentes y por ello me encaminare a las ruinas.

En un principio no iba a comentar nada del grupo, o al menos si no era necesario por el momento.

No es nada. Respondí volviendo al lugar donde estaban todos, dispuestos a seguir con las indicaciones. Unos partirían a pedir permiso para llegar al templo y otros entrenarían, yo ya había hecho mis oraciones por lo que no tenía ningún quehacer más.

Eso está bien, no todos conocemos el valor de estas monedas tan brillantes. Comenté a la mujer pelirroja al decir que había aceptado gente sin dinero. Al menos también hay gente que lo regala, quizá deberían ir todos a la casa de mercenarios, a mí me dieron una bolsa con ellas.

Muchas gracias por todo Naysse, Dije mientras encaminaba la puerta, Tea me había dicho de alguna extraña manera que podía acompañarla, era una mueca curiosa que recordaría por si era yo quien recibía alguna vez esa pregunta.

¿Para qué quieres frascos? Pregunté con curiosidad, Si da tiempo podríamos preguntar si existen aparatos capaces de producir fuego, o agua, aún no controlo del todo el collar. Iba pensando mientras me despedía del resto. Suerte a todos. ¿volveremos aquí después?, deberíamos hablar como iremos al templo.

Nargu miró a su sobrina y asintió.

-A una herrería, quizá nos alcance para comprar una o dos armaduras antes de emprender este viaje -o quizás no. El asesino no estaba familizarizado con los precios de Trayerta.

Asiente lentamente a la respuesta de la tabernera.

- Se agradece, sí, sin duda. -le responde, tranquila.

Sigue desayunando hasta limpiar el plato, aunque para cuando termina, la mayoría ya habría dado cuenta de ello, pero en un tiempo y si eso no cambia, los demás herederos podrán notar tal detalle, con claridad.

En cualquier caso, Helga y Muerte se van de la estancia...

La conversación vuelve a centrarse en los presentes, aunque nota que cada uno está muy en sus asuntos, lo que le hace pensar en buscar detalles para unir al grupo, por lo que sus palabras sobre un objeto que produjese fuego o agua hacen que ella le llame la atención:

- Senca, toma esto... -le indica, mostrándole las manos vacías y luego concentrándose mientras las coloca una sobre otra, como si tuviese algo entre ellas.

Toma apenas unos segundos, en los que las pupilas e iris de la espadachina se encienden como hogueras, antes de atenuarse de forma casi imperceptibles mientras un ligero rastro de energía emana de su cuerpo hasta sus manos.

Finalmente, sus ojos se apagan y separa las manos, tendiéndole una piedra rojiza, una esencia de fuego.

- Fuego cristalizado, de mi interior. Quizás te sirva. -le dice, componiendo un gesto ligeramente más amable.

Finalmente, tras la aceptación tanto de Naysse como de su maestro, la joven se levanta, tomando en las manos todo lo que pueda de lo que queda por recoger en la mesa y llevándolo a la cocina.

- Si solo necesitamos hablar, puedo ayudarla con las tareas mientras... Viví en un templo durante quince años, estoy acostumbrada a las tareas domésticas. -explica, aunque quince años son los que aparenta de por sí.

Poco a poco y partiendo juntos desde la taberna, eventualmente ambos recorreríais Trayerta con las indicaciones que os había dado la Mimali, para dirigiros al barrio artesanal. La ciudad era enorme, así que andando a una marcha tranquila tardariais unos cuantos minutos en llegar, tiempo para el que sin duda, no solo podriais observar el resto de la ciudad, sino que la conversación entre vosotros dos podría ser retomada desde el día anterior cuando os la cortaron.

Vuestro objetivo era sencillo, y realmente en aquella gran ciudad capital no parecía que fuera a ocurrir nada malo.

Eventualmente y según hablarais, acabariais viendo el barrio artesanal un tanto distinguible del resto de la ciudad

Y es que al contrario que el resto de la ciudad, en este barrio todo eran casas de más de una planta, donde la puerta que estaba accediendo a la calle, accedía al negocio principal. Obviamente allí no solo estarían artesanos, sino también aprendices y en algunos casos familias.

Herreros, sastres, alquimistas, carpinteros, alfareros, chapistas... Los tipicos oficios que se dedicaban a crear articulos para después venderlos, se encontraban allí.

Ante la presentación que hiciste, tan solo la princesa y el consejero se inclinaron respondiendo pues a tu propio saludo. Huelga decir que el consejero no dejó de mirar tu máquina, mientras que la princesa parecía evaluarte con su mirada.

-Entonces, tu objetivo como tal es ayudar a la causa de mantener la paz ¿No es así? - preguntó para confirmar pues que estabas con ellos, y que no había ningún otro motivo oculto.

El rey acto seguido miró a la princesa - Entonces, mi hija Maxine te acompañará en tu ardua tarea. Ira en representación de la casa Yaran, dandote acceso a las ruinas para que puedas investigarlas e intentar descubrir una forma para detener todo lo que está pasando. Si requieres de más efectivos, podemos dejarte algunos soldados, a menos que prefieras mercenarios claro. Los lugares cercanos a las ruinas no son precisamente calmos.

Fue entonces en ese momento que el principe avanzó un paso, como si fuera a intervenir, más llevado por los nervios que por otra cosa, ante lo cual el rey levantó una mano para detenerle. Tal por como pudiste observar, sabías que el principe había hablado con el rey, pero por el gesto de Max, se podía notar que estaba impotente ante la escena actual.

-¿Y bien pequeña? ¿Quieres que te acompañe alguien más? - De reojo podías ver como el anciano pasó a ver a Max antes de devolverte la mirada por detrás del rey cuando el continuó hablando.

-Entendido - Dicho eso Nemea se puso a tu altura acompañandote en todo momento. No obstante las inquietudes de la Luftinuka eran muy fuertes, tanto que durante el camino no se contuvo para preguntar - Tio... ¿Vamos a estar más tiempo con esta gente? Me refiero... Hablan tan serios como tu ayer... Si es cierto eso de que el mundo se va a acabar. - Nemea desvió la mirada apretando los puños - Podría ir al gremio de asesinos, pedir una tregua, que se alíen para ayudarnos a proteger a Sansóläis de la destrucción de si mismo.

-Ningún ser vivo quiere morir. Todos buscan la forma de sobrevivir en este mundo. Si saben que hay algo tan grande detras, estoy segura de que estarán dispuestos a aliarse con el resto del mundo. - Sus esperanzas parecían grandes, no obstante tu experiencia entre los asesinos te decía que eso sería imposible. Una buena forma de parlamentar, eso seguro, pero no de llegar a ninguna parte.

Eventualmente con el paso de los minutos mientras hablabais, llegasteis a lo que parecía ser el barrio artesanos, un lugar donde se creaba todo lo que se vendía, de manos de los más expertos.

Allí encontrariais al herrero entre otras cosas. Aunque de hablar con Nemea igual era mejor no hacerlo dentro de un negocio donde había varias personas.

Parecía feliz por los mimos que le daba Anya, pues sus manitas se pusieron encima del dedo con el que le daba caricias pero no en un gesto para que apartara la mano, si no para que siguiera. - ¡Nunca me dan estas así, me gusta! Aunque todo lo bueno se terminaba, asintió a Gauche y ya se estaba levantando sobre la mesa,apartando el dedo de Anya por fin y comenzando a zarandear sus alas cuando frenó girándose hacia Tea, sonriendo. - ¡Claro, Gau nunca arriesga nada! Siempre va a ganar. Asintió muy segura de lo que decía, aunque otros más avispados se podían dar cuenta de que con esas palabras se excluía completamente de la ecuación a la mimali. -¡Estoy estoy, perdón! Comenzó a revolotear y se despidió de Tea con un besito, aunque sabía que tenía que quedarse al lado de ella, su prioridad era Gauche, sí, no podía separarse de el. Era más importante que nadie... Estaba por cruzar el umbral de la puerta hacia el exterior cuando se giró y se despidió con la mano de todos los que quedran - ¡Hasta luego!