Partida Rol por web

De hecho ni lo pidió ni mostró interes en notarlo, haciendo así a la pequeña mimali mucho más... ¿Libre? en cuanto al descubrimiento de su personalidad. Sin duda alguna, si le molestase en algún momento a Gauche este saltaría.

Por otro orden de cosas, cuando saliste te acarició con un solo dedo antes de suspirar - No hace falta que entres. Si está todo menos lo último estará bien así. Te lo puse por orden de prioridad, de más a menos importante. Así que lo último bastará con que alguien de los demás lleven frascos. A fin de cuentas vamos a las ruinas, y lo importante es sobrevivir a lo que haya dentro después del paso de tantos años. Y lo secundario, el tener metodos de escapatoria. - Puesto así te había revelado su plan sin plantearselo.

-Es un lugar nuevo, así que seguro que habrá mucho objeto historico que robar y que seguro que tiene un gran valor. Además de lo del sello ese claro está - Dijo señalando a tu ombligo al final antes de levantarse. - Con esto ya lo tenemos todo para las ruinas, ahora solo falta el disfraz. Los principes no han de reconocerme, así que tu serás mi conejillo de indias. - Dejando pues en claro que ibas a ser victima de su proximo plan, Gauche puso rumbo a la sastrería

-Si consigo confundirte a ti, conseguiré confundir a los principes, así que ayudame a escoger una vestimenta apropiada para hacerlo. Oh, y no me cambies la edad. - Ya en la tienda, pagó un oro de ante mano al sastre para que te dejara rebuscar por toda la tienda para que pudieras vestir a Gauche de una manera un tanto distinta.

— Quizás esa podría ser la misión, justamente — intentó aportar otra perspectiva al asunto, sorprendida por aquella confesión que de la nada hizo Senca — No obstante algo como lo que dices tendría bastante valor también, en especial para la chica alada; no todo tiene que tener un sentido que defina el rumbo del mundo, a veces basta con buscar hacer feliz a alguien para considerar a una acción como importante — no obstante se puso algo emotiva solo de pensar en lo que ella misma decía, algo que no por simple dejaba de ser verdad.

— Bueno, sin duda hay mejores y peores opciones, inclusive algunas que son insospechadas — se quedó mirando al espadachín aunque en verdad se refería a sí misma, pues a pesar de todo ella no se consideraba una heroína o alguien más especial que otros, solo que había tenido suerte muy a pesar de que esa misma fortuna significara haber pasado toda su vida encerrada, perder a sus únicos seres queridos y ahora enfrentar al mayor peligro del mundo conocido. — No somos tan distintos, tú y yo… es decir, en nuestro interior: ambos desconocemos mucho de lo que nos rodea, tenemos poca o nula experiencia para ciertas cosas, pasamos parte de nuestra existencia al lado de ser que no comprendíamos y hasta podemos esgrimir distintas caras de la naturaleza a través de nuestros estilos de lucha. Quizás yo no sea tan buena opción como piensas para utilizar un poder tan grande, ni tú una tan mala — honestamente dijo — Pero, si se da el caso, recordaré tus buenas intenciones y las honraré… aunque sería mejor que tú lo hicieras, pues la idea salió de ti, lo que quiere decir que tienes el impulso — luego con una sonrisa amplia agregó.

— S-solo puedo administrar el poder que convierto en sello, porque pasa a ser mi propio poder… ojalá pudiera hacer grandes cosas como Naysse — dio un suspiro leve — Mientras más cosas intente, más agotador es, pero también suele tener efectos más fuertes; por ahora lo que mejor sé hacer es imbuir el poder de los sellos en mi propio cuerpo para dar golpes más fuertes, algo similar a mover los sellos de un lugar a mi cuerpo, y de mi cuerpo hacia un lugar… — explicó tratando de hacer un paralelismo, aunque quizás el Kazibara se refería a algo distinto.

— Lo que todo investigador busca, sin duda, es el conocimiento, pero resulta imposible saber qué tipo de conocimiento sin preguntarlo directamente, lo siento — sincera se disculpó , empero mientras escuchaba a Senca, Tea no pudo evitar estremecerse — N-no, no es común… de hecho puede ser hasta malvado dependiendo qué métodos se utilicen para investigar — en ese momento por simple asociación de conceptos sintió pena por su compañero, no obstante ignoraba qué decir o hacer para hacerlo sentir mejor, así que decidió conocerlo un poco más para que, si podía ayudarlo de alguna manera, ser capaz de figurarse cómo… así le tomara algo de tiempo. — Lo es, ¿verdad? Por eso mucha gente sigue el camino de la investigación de forma incansable, pues resolver un enigma casi siempre lleva a nuevos y así sucesivamente… lo malo es hace sufrir a otros a causa de esa búsqueda, eso es un error — afirmó un poco seria.

— Exactamente, y de hecho juntar los conocimientos propios con los de otra persona, ya sea para compararlos o para sumarlos, es otra forma de investigar sobre algo… —

Enseguida la Cobb cambió la seriedad por una nueva sonrisa gracias a aquella explicación que de paso le permitió conocer un poco más del pasado ajeno; a su manera Senca tenía un buen punto que de hecho era casi paralelo a lo que ya le había dicho ella, pero al parecer este no se había dado cuenta. — En la taberna me dijo que mi misión ahora no era aprender de ella, pero también que estaría para nosotros cuando la necesitáramos, así que sí, pienso que podré aprender de ella cosas que no conocía, como lo que nos explicó a todos… —

La mentada sonrisa se ensanchó con el nuevo tema, aunque llevaba sumados dejos del rubor que todavía perduraba tras el gesto que recibió por parte de su compañero — Bueno, a mí no me ofende, solo me sorprendió, pero por ejemplo si se lo haces a Anya… quizás se moleste, en el caso de Tiki podrías incomodar al señor Gau-Gau, y Helga tal vez lo considere inapropiado — tampoco es que ella lo supiera con certeza, pero basada en lo que había visto antes, esa era la impresión que tenía de las otras integrantes del peculiar equipo, aunque seguramente Senca tenía su propia perspectiva, ya ni hablar de muerte. — Algo que podrías intentar recordar para cuando quieras volver a hacer ese gesto, es si la persona te parece agradable, se nota en confianza contigo y han pasado suficiente tiempo juntos... — más todo era subjetivo.

— Entonces ya no te llamare por tu raza si te gusta más tu nombre, eso también es algo que pueden hacer las personas cuando son cercanas — aseguró levantando el índice a la altura de su rostro, con aires didácticos. — Bien podría aunque, si el collar es tan importante para ti quizás no deba… ¿y si me equivoco en algo y termino liberando su energía por error? — planteó, dado que por lo visto era una posibilidad. A lo del odio ajeno no pudo contestar nada, pues sintió que debía averiguar más antes de meterse con ello.

— Ojalá tengamos suerte y sea así siempre, honestamente nos ayudaría mucho, pero por lo mismo lo dudo — dijo pensativa. Cuando fue detenida se quedó mirando al Kazibara con curiosidad que luego evolucionó a incredulidad al recibir el dinero ajeno. — C-claro, cuenta con ello — normalmente Tea no habría aceptado pues ella no era la mejor en esos temas, sin embargo al recodar lo que sucedió en la tienda de antes, supuso que si quería ayudar a Senca esa era una buena forma de empezar, además, para ella era una deuda moral. Así pues entraría si el espadachín no tenía otra cosa qué pedirle…

— Algunas, si — Tea miró a Senca ya que no quería interrumpir la transacción ajena, no obstante casi se le cae la boca de la impresión al escuchar la cantidad de oro que el enmascarado junto a Nemea portaba… ¿de dónde sacaban tanto dinero?

En cualquier caso la chica sonrió de vuelta al Uromaki más por modales que por entender la razón tras la mueca de aquel.

— Decías que quieres un puñal o una daga, ¿no? Son armas pequeñas, no deberían ser demasiado caras a menos que tengan ornamentos o alguna capacidad especial… o al menos eso es lo que he leído. ¿Te interesa algún tipo de armadura? — para explicar esto último la Cobb se valió de parte de lo que decía el herrero, pues nadie mejor que el fabricante para dar las especificaciones de su mercancía. A ella también le interesaban algo que la protegiera de golpes y cortes, más al escuchar sobre los materiales que manejaba el Uromaki ella comenzó a pensar que quizás tendría que buscar en otro lado…

— Yo voy a preguntar por armaduras de cuero porque algo muy pesado afectaría a mi estilo de pelea, aunque no sé si eso sea posible de encontrar aquí; también pediré información de los guanteletes que tenga, pues en mi maestro solo me dio uno, pero hace tiempo leí sobre un monje que luchaba con ambos brazos y piernas, dando golpes a grandes velocidades… — murmuró al Kazibara con tal mezcla de emoción e inocencia que casi resultaba gracioso verla hablando de equipo para luchar dentro de una herrería, siendo que lo suyo tendría que estar más inclinado a las varitas mágicas, los tomos se sabiduría y las túnicas, pero en fin…

La espadachina atiende a la explicación de Niero sobre los estilos en general, asintiendo ante sus palabras. Es algo que ya intenta, en verdad, aunque si bien Niero no sabe de sus estilos, tener un Maestro tiene una utilidad bien clara: él es capaz de reconocer las aperturas e ineficiencias de su forma de combatir mejor que ella, que es quien está realizando el movimiento. Al observar el devastador estilo del híbrido, le recuerda algo al Tigre Negro, pero cuando está por responderle al respecto, son interrumpidos...

Las ventajas de ser un héroe y de conocerlos de antemano son notables a la hora de tratar con gente así, pues, si no se equivoca, los debe de conocer de hace décadas, quizás. La semi-delemental observa el intercambio, reconociendo sin lugar a dudas que eso de "buena guerrera" cuadra con su aspecto, aunque más que la armadura y las armas, de aspecto reluciente, es la forma de cogerlas, de moverse, sus poses. Solo con eso ya se delata el entrenamiento para alguien metido en el mundillo. Aunque quizás sea curioso que alguien que parece una adolescente la mire así.

La reacción de Max hace que la espadachina lo mire, llegando incluso a sonreír ligeramente ante su apuro y sus palabras.

- ¿Nos tratáis de usted, con vuestro rango, y esperáis que os llame Max? -responde al joven muchacho, sin perder la sonrisa- Rebosáis humildad, príncipe... Pero si os causa apuro que os llame así... -toma una pequeña pausa, tomando aire y recuperando el gesto sereno con ello, pero eso es más por costumbre que por que fuese su objetivo.

El objetivo, de hecho, es tratarlo como le ha pedido, aún sabiendo quién es.

- Te llamaré Max, pero si lo hago no sé si es adecuado que me trates de usted... Soy Anya, encantada de conocerte. -le dice, tranquila.

El cruce entre él y Niero y la reacción de su hermana, ignorándolo, es algo que no le pasa inadvertido, aunque cuando la princesa se ha ido viene la revelación de Niero... Que causa un ligero suspiro de decepción en su alumna.

- Contaba con poder acompañarlo, Maestro, aunque... Entiendo que ir con el grupo es prioritario en este caso. Estoy comprometida en esto. -responde, ligeramente fastidiada, al parecer- Aunque confío en que me lleve la próxima vez, creo que me puede ser útil dada mi situación. -comenta, haciéndole ver que sabe por qué no los acompaña.

Lo que solo puede ser cosa de Naysse.

Quién sabe, contesté de manera pensativa, sus poderes me eran desconocidos, también su edad, aunque los niños deberían poder ser libres. Más si tienen alas. ¿Verdad?. Dije teniendo en cuenta lo que Tea aportaba, quizá su misión fuera quedarse allí y ella encontró la manera de salir. Al fin y al cabo fue la única cuyo regalo está vivo. Dije esbozando una especie de sonrisa, no demasiado intensa pero bastante real. Supongo que también podría haber domesticado al pájaro para ver si respondía. ¿Algo así sería investigación? Pregunté con curiosidad, intentando desglosar las similitudes y diferencias entre Tea y mi maestro. Era tan complicado de entender que lo que ambos llamarán investigación fuera tan diferente. Claro que yo nunca haría algo así. Concluí dejando claro de alguna manera que yo nunca obligaría a hacer nada a nadie si no quería. 

Quizá no seamos tan diferentes no, dije pensando, pero yo no dudaría en quemar todo esto si la torre estuviera aquí.Dije completamente carente de todo tono, de hecho ni siquiera creo que fuera consciente. Comenté recordando momentos pasados. Aunque es verdad que todos tenemos varias caras. Supongo que los dioses sabrán todo eso si nos ofrecen algo así. Quizá los sellos también Les permitan pararnos de alguna manera. Comenté incluyendo una especie de tope a lo que nos ofrecían. Lo haré si surge la oportunidad. Alguien que conozco siempre dice que hay mucha maldad en el mundo. 

En eso consiste entrenar, si no entendí mal existe un chaman de cada clase, pero solo tú has sido elegida. Estoy seguro de que eso significa algo. Dije recordando las palabras de la chamana pelirroja. Ahora solo recolectas y mueves pero en un futuro quien sabe. El poder de la naturaleza es infinito y tú puedes administrarlo. Dije objetivamente. Pensaba en todo tipo de uniones en el grupo, Anya y yo canalizabamos el poder de los elementos mientras que Tea puede moverlo. Una unión así podría ser muy potente. 

Vaya. Comenté al menos ahora se que si otro tipo de investigador toma todos esos datos podrían encontrar cosas interesantes. Quizá cuando encuentre lo que busco podría buscar los archivos antes de destruir lo demás. Comenté objetivamente. Todo era muy confuso pero al menos sabía que no todos eran como mi maestro. 

Es un error sin duda, repetí, nadie debería morir por eso. Había tanta gente. Dije ofreciendo algún dato más por si la pudiera ayudar. No me importa compartir cualquier cosa, se pocas cosas, pero algo sumará supongo. Dije contestando a la investigadora. 

Quizá sea una de esas frases indirectas y quiere que aprendas de ella pero por ti misma. Comenté en una especie de momento de iluminación, sin tener realmente claro si algo así era demasiado complejo para pensarlo. Es sabia, todo lo que hace tendrá un motivo. Aunque lo más interesante es el camino, ¿no crees? Veremos todo tipo de cosas. ¿No saliste del faro para algo así?. Pregunté con curiosidad, intentando conocer más a la pequeña Tea. 

Oh, suspiré en cualquier caso tú eres más cercana. O esa sensación me da. En mis viajes he visto que los gestos cambian según quien esté al otro lado. 

Agradable. Farfullé intentando buscar un significado a eso. Lo recordaré, aunque es confuso. La verdad es que eres lo más agradable que he visto desde los seres de aquel lugar. Al igual que ellos me enseñas, aunque sean cosas diferentes. Comenté haciendo referencia a su forma de explicarme los gestos sociales. Supongo que con Anya lo correcto sería entrenar. Y al resto no les conozco bien. 

¿Ese tipo de contacto da confianza?, Pregunté. ¿O es la confianza la que los produce?.

¿Estaba cometiendo un error llamando a todo el mundo por su nombre?, no conocía a los tenderos y quizá estuviera faltando al respeto a quien vendiera sus productos. Siendo simplemente humanos. Quizá la manera más sencilla fuera llamarlo igual que Tea. 

Seguro que hay distintas maneras, las encontraremos todas. Dije seguro de mi mismo, como si tuviera la más remota idea de lo que decía. 

Respecto del collar, la energía que hay dentro no es importante, la repongo yo cada día con mis oraciones, solo son importantes los abalorios. 

Muchas gracias, así seguro que no lo pierdo y podemos comprar más cosas. Comenté de forma agradable. Hoy iba a usar dinero como todos ellos, la primera vez. 

Un puñal está bien por ahora, normal sin nada especial. Comenté, ya tengo una armadura, muchas gracias. Otra me haría lento. Odio ser lento. Dije en un tono neutro. 

Así que también conoces guerreros famosos, seguro que este buen hombre tiene un guante apto. Comenté mirando fijamente las estanterías buscando algo de cuero y un guante junto con el puñal. 

Se dejó acariciar, siendo que ahora su dedo era casi de su tamaño total. Como no le había ordenado volver al original, se quedó así de chiquitita. -Está bien amo. Se incorporó sobre la palma de la mano de Gauche y esperó a que entraran en la sastrería tal y como había indicado que harían. 

Estaban por fin en la tienda cuando las palabras de Gauche la tomaron por sorpresa, aunque ella no comprendió muy bien el por qué ni el significado de ese significado. - Um... Vale. Asintió y entonces comenzó a revolotear por toda la tienda, necesitaba unas ropas que su amo jamás se pondría, tenía mucha información de el y al final vio unas ropas blancas con ribeteados dorados, unos acabados muy exquisitos y... cruces adornando la vestimenta. Odiaba todo lo que pudiera tener que ver con la iglesia por lo que pensó que aquello sería el mejor disfraz de todos, jamás se les ocurriría a ninguno relacionar a Gauche con aquellas ropas. 

Volvió hacia el y lo guió hasta donde se encontraban colgadas. - Estas... Junto a eso de ahí. Señaló con su dedo índice un rosario que había sobre la mesa de joyería. 

Así debería quedarle:

-Así que ligera - Dijo soltando una risa - Supuse que la querrías pesada, aunque su pongo que tu constitución es más que suficiente ¿No? En ese caso, si es solo la armadura y el arco no saldrá tan caro.  - Apartando entonces la espada a una cuba con agua donde empezó a generar mucho humo, el Uromaki al fin se acercó para tomar el arco de la Luftinuka - Menudo marron - suspiró al ver como la rotura entre ambas piezas que ahora sostenía no encajaban mutuamente de ninguna manera, como si le faltaran partes - Dame una hora y lo tendrás listo. No será el mismo arco de antes, pero por lo menos haré que no se te vuelva a romper. - dijo hacia Nemea, ante lo cual esta asintió.

-Si es que no te importa que me tome la molestia de reforzarlo también - dijo esta vez mirando a Muerte - En total todo sería 30 platas. - al final parecía que exageraba más de lo que parecía - La armadura son 25 platas y la reparación y refuerzo del arco serán otras cinco. - A primera toma parecía un precio bastante justo.

Y aunque no respondiera a Tea o a Senca en lo que hablaban entre ellos, su cola dejaba entrever por sus movimientos que estaba bastante atento a lo que decían. - Y tienes una gran suerte de haga armaduras ligeras de mi tamaño, seguro que a ti te queda también bien - obviamente seguía hablando con Muerte y es que a fin de cuentas tenían la misma complexión, así que el Uromaki se mostró previsor por hacer esto mismo.

Al ver como ibas y venias de aquí para allá, parecía que Gauche te estaba analizando, aunque teniendo en cuenta la orden dada por el, practicamente no le mirabas.

Lo que si tendría que haber algún resquicio de tu mente donde se estremeciera al recordar tanto del propio ladrón. Si, practicamente era orden suya que lo supieras para poder adelantarte a lo que el quisiera pero... Si aquellas sensaciones eran reales, quizás el hecho de saberlo y empezar a ser consciente de ello, remarcaban más esas sensaciones.

Al ver al fin las ropas elegidas para Gauche, este se desmotivó por completo, incluso bajó los hombros y la cabeza sintiendose levemente decepcionado - Te dije que me buscaras ropa con la que no me reconocieran, no que me echaras un habito a la cara - mencionó medio reprochandote y medio acercandose para ver las telas, no obstante, aunque tenían motivos religiosos, no era un habito como tal. Algo que usarían los sacerdotes de los distintos templos a los dioses, si, pero no necesariamente para el propio templo.

Aún así a Gauche se le pasó una idea por la cabeza, y pudiste saberlo por como miraba a los ropajes y comprobaba con esa mirada tan analitica suya. - Está bien. Me la llevo. Sea cual sea el precio. - Dicho eso, te dió la bolsa que llevaba con el dinero para que pagaras mientras el recogía la ropa. Ya pagado y con la ropa en su brazo ambos fuisteis saliendo de allí para ir poco a poco hacia un callejón donde pasara poca gente.

-Bien, ya tengo plan - mencionó Gauche mientras dejando la ropa a un lado, empezó a quitarse la suya propia delante de ti sin ningún pudor - Y tu vas a tener mucho que ver. Luego tendremos que comentarselo a los demás, pero en fin... Necesito que te vayas mentalizando de cambiar tu personalidad. Mientras estemos frente a los principes, vas a ser una leal y fiel sirvienta mia. Eso quiere decir, que te mostrarás gracil, seria y amable, incluso si quieres que decir algo malo sobre algo o alguien o responder a una represalia, nunca variarás tu tono de ese tipo de personalidad. ¿Entendido? - una vez dicho eso se quedó desnudo salvo por sus ropajes interiores y ya fue poniendose la ropa.

-En lugar de Amo me llamarás mi señor y nunca por mi nombre. Es más si alguien pregunta mi nombre, me llamaré Frederick, recuerdalo. - te ordenó para que te lo grabaras en la mente - Y ya que vamos con estas ropas, y por tu origen, somos servidores del templo a Mimali y Terrano, la razón por la que nos hemos apuntado a estar con los demás, es porque sabemos de buena tinta, que podemos encontrar información sobre el origen de Mimali gracias a Terrano en las ruinas de Trayerta. Espero que lo estes memorizando todo... - obviamente tenías que hacerlo, pero así de primeras igual era dificil. - Por tanto, también tienes que evitar cualquier impulso a tu trabajo, mostrarte pura, inocente y delicada además de todo lo dicho antes. Ojo, no me refiero a delicada de que no puedas a hacer nada, sino a eso, gracil de gestos delicados y cuidados. Y por mucho que me moleste, si ocurre alguo y alguien es herido, tienes que sacar altruismo y tratar de ayudarle curandolo con tu magia. Aunque si puedes usar el sello ese igual vendría mejor. - no iba a reconocer que prefería que usaras el sello antes que tu magia misma debido a que el no te había dejado usar nunca esencias. Un detalle que tendrías que llegar a averiguar algún día el por qué.

Con toda la ropa puesta, Gauche cogió la bolsa y la puso boca abajo en su mano pensando en que es lo que quería que saliera y salió un vestido un poco más largo del que tu tenías puesto pero de un color bastante curioso

Al ver aquel vestido te entraron dudas ¿Cuando Gauche compró ese vestido? ¿Y de ese tamaño? ¿Lo robaría? ¿Cuando? ¿Acaso lo robaste tu? ¿Pero entonces por qué no te acuerdas de el? No... Gauche no robaría nada para que ti misma, y si lo hiciera te mandaría sería por una razón más que obvia...

Y entonces como un flash, el recuerdo de haber visto ese vestido pasó por tu mente, pero sin siquiera saber quien lo llevaba o en que lugar... Simplemente ahora sabías que lo habías visto. Por tanto todo estaba bien.

-Pontelo - Te ordenó y esperó a que lo hicieras mientras sacaba otra cosa de la bolsa, un cepillo. - Ahora sueltaté el pelo y peinatelo. Te dará una apariencia más limpia y pura. Oh, y dejatelo suelto. Aunque me gusta recogido tampoco estás tan mal con el pelo suelto de vez en cuando - elogió sin venir a cuento aquella propiedad tuya esperando pues que estuvieras lista mientras tanto el guardaba la ropa suya en la bolsa.

-Con esto, ya estamos listos. Pero ahora toca comprobar. - Se cruzó de brazos y te miró de manera seria - Comportaté como lo harás mientras estemos con los principes y en pocas palabras, cuentame la historia que nos encubrirá. - básicamente te estaba poniendo a prueba a ver si habias captado tanta información en tan poco tiempo, tanto de actuación como de conocimiento.

Helga asiente a las palabras de Niero y con una leve sonrisa añade en un tono medio en broma medio en serio:

Claro, no iba a traer cargas al grupo, ya me conoceras y veras lo practica que soy

Helga mira a la princesa mientras va entrando en la taberna, levanta la mano y comenta:

Bueno, no buscaba precisamente modales, me interesaba mas su habilidad… aunque si es verdad que con modales es mucho mejor

Tras las palabras de los demás mira a Anya y añade:

Bueno, al menos podemos contar con su alumna que si es su alumna es por algo

Añade mientras da una palmada en la espalda, o mas bien en la cintura por su altura de Anya, mira a Max y añade:

¿Porque no entramos los demás y tomamos algo? Bueno, yo voy a hacer el mantenimiento de Vaporum, si, quieres acompañarme Max, que me da que te llama mucho la atención como es

El golem se movía con los brazos hacia arriba, como estirándose y preparándose para una sesión

El que Senca mencionara de manera tan específica a “los niños” hizo que Tea instantáneamente recordara a sus tutores, pues ellos también tenían poderes que resultaban tan desconocidos como sus respectivas edades, incluso estaban igualmente encerrados, creando pues curioso eco. — Deberían, si, al menos bajo circunstancias normales… no obstante si realmente su encierro tiene qué ver con una misión dada, esa ave podría ser un “huego legal” que ella encontró, un escape o tal vez hasta la manera de acompañarte aunque fuera desde lo alto… — al decir eso casi ansiaba poseer algo así de parte de Bastian o Nayra pese a no conocer la verdad sobre la criatura alada. La sonrisa ajena hizo que la Cobb ladeara un poco su cabeza — Sería una forma, sin embargo no es lo mismo crear un vínculo con un animal para averiguar sus costumbres o una forma de comunicarte mejor con él, que torturarlo o hacerle por ejemplo una vivisección… eso último sería algo terrible que al menos yo no haría nunca, porque quitar o afectar vidas para conseguir información no es un medio aceptable, y no se debería practicar… — al responderle quizás se fue a las peores opciones muy pronto, sin embargo consideró que era bueno hacer esa comparación para ofrecerle un poco de matiz a Senca.

Escuchar al espadachín hablar tan a la ligera sobre quemar a toda una población, honestamente, le resulto a la chamán inquietante como poco, no obstante la manera en que fluyó aquella parte de la conversación remarcaba una vez más que Senca tenía ciertas peculiaridades a la hora de comunicarse así como en su pasado… por suerte solo estaban ellos dos. — La hay, pero también hay gente buena — según había leído — En cualquier caso, decir que podrías quemar todo este lugar sin dudarlo solo para encontrar algo… es terrible — honesta observó — Justamente ese tipo de cosas es lo que deberíamos evitar, si queremos usar los sellos para bien; puede que no sea sencillo, pero por eso hay que esforzarnos — en ese sentido recordaría las palabras de Naysse, pues por mucho que existiera la posibilidad de corromperse, al menos ella no pretendía permitirlo sin luchar tanto como pudiera.

— Puede ser el fin de una era, una oportunidad para mí, para Naysse o para ambas, o simplemente el avance necesario del tiempo, como las plantas y las estaciones — opinó quizás algo cándida, pero de todas formas no era como si supiera más que el Kazibara sobre ese asunto, dado que la pelirroja se lo dijo al mismo tiempo que al resto; respecto a la administración de poder, Tea se quedó más bien pensativa, contemplando posibilidades que sabía en teoría y otras que más bien optó por imaginar…

La chica nuevamente se inquietó ante la resolución del guerrero por recurrir a métodos destructivos, sin embargo comenzaba a ver cierto patrón incluso estando libre de malicia — En ese caso… ¿Qué es lo que buscas exactamente, dónde había “tanta gente”? — por lo mismo fue incapaz de contener esa pregunta durante mucho tiempo, así como tampoco pudo guardarse preocupación que sería expresada a través de su voz y su rostro.

Siguiendo una línea similar, pero más optimista, la Cobb asintió luego de pensar un momento en lo que sugería Senca — No lo había visto así, aunque podría ser. Cuando vivía con ellos mis tutores muchas veces me asignaban tareas o me ponían retos de una manera indirecta, siendo mi tarea darme cuenta y encontrar la solución, pues, decían, no todo en la vida puede distinguirse con solo mirar superficialmente… hay que saber leer entre líneas — llegada a ese punto Tea más que nada imitó las palabras de quienes la educaron, ya que decirlo era más fácil que hacerlo, sobre todo cuando se trataba de experiencias “reales”. Escuchando la suerte de ánimos que Senca ofrecía, la castaña reforzó su creencia sobre que el Kazibara era fundamentalmente bueno, solo que no sabía cómo expresarlo, y si tal era el caso ella le ayudaría en lo posible — Tienes razón… de pronto lo olvido, pero este viaje es para aprender del mundo, y ahora más, dada la encomienda que tenemos — aseguró sonriendo con renovada determinación.

— Exactamente, los gestos cambian según la persona a quien se los dediques — quiso confirmarle pues al parecer eso ayudaría en el proceso de aprendizaje de Senca — A mí también me pareces agradable, además de una buena persona — así también reconoció con un rubor sobre las mejillas que no era demasiado pronunciado, peso sí se llegaba a notar si era observada con suficiente atención. — ¿Te dio confianza tocar mi cabeza así, o tocaste mi cabeza así porque tienes confianza? — a la duda de Senca contestó con otra pregunta, sin embargo eso fue debido a que no existía una respuesta exacta ni totalmente correcta, así pues dependería del Kazibara encontrar el sentido propio. De paso Tea intentaría estimular el sentido común ajeno de esa forma, dado que tal era una reminiscencia al método que sus tutores utilizaron en ella: practicar, no solo teorizar, experimentar y acostumbrar, todo lo necesario para acostumbrarse a una habilidad nueva, en este caso tratar con otros de manera casual…

Ahora bien, el espadachín dijo algo en particular que provocó en la chamán cierta epifanía respecto al collar misterioso y a la investigación acerca de este — Claro, teorizando no obtendremos nada, debemos experimentarlo… — eso mismo la llevó a murmurar, todavía muy metida en la línea de pensamiento anteriormente dicha — Vale, en ese caso creo que sé lo que debemos hacer… — enseguida declaró con sonrisa renovada…

— Entonces solo el arma… — Tea seguía intentando distinguir si había alguna de muestra para así quizás poder comenzar a ver mientras los otros estaban ocupados. — Bueno, tanto como conocerlos… no — reconoció — He leído cosas, ya sabes, y entre esas cosas, hay historias como la de ese monje artista marcial, “El camino de Asura” se llamaba la historia en la salía… — quizás eso la haría menos interesante a ojos ajenos, quizás no, sin embargo cuando la Cobb habló de ello resultó notoria la emoción en su jovial rostro, pues esos temas le apasionaban.

— Mira, al parecer si hay armaduras de cuero aquí — a media búsqueda la chamán escuchó al Uromaki gracias a que estaban en un lugar cerrado, no precisamente murmurando; — Aunque una de su tamaño sería demasiado grande para mí… — solo tenía que compararse con Muerte, eso se lo comentó a Senca — ¿De qué tipo es tu armadura? — luego le preguntó como para tener referencia; como ya lo había declarado antes, en su caso Tea también huía de la lentitud, así que supuso que seguro el Kazibara portaría una protección de la que podría tomar ejemplo.

-B-bueno... - Se puso nervioso Max al escuchar a Anya mientras Helga hablaba con la princesa - La realidad es que la educación es lo primero, sobretodo con personas que desconoces por completo el quienes son o de donde vienen. Más también es verdad que el rango de Principe es un tanto serio para meterlo como nombre, al menos en esta situación. No obstante, no soy tan aprovechador de mi titulo como para que otros se postren ante mi - Sin duda como el día y la noche, Max hacía gala de la virtud que pocas realezas tienen. No como su hermana quien ya había demostrado sin duda su lugar.

-Entonces la llamaré Anya - no obstante la educación del principe no se iba, pues aunque no hablara de usted si que seguía con los respectivos dejes de a quien llamas con respeto, igual porque veía a la semi-delemental como alguien mayor para el.

En el interior Maxino escuchó a Helga pero tan solo suspiró - Está bien. La realidad es esa a fin de cuentas. En una batalla los modales son lo último. Lo único malo es que al final no vendrá con nosotros, por eso supongo que eso carece ya de importancia. - dijo mientras apuntaba a Niero con su lanza y finalmente se encogía de hombros.

Naysse le llamó la atención, como era de obviar - Por muy princesa que seas, las armas se mantienen lejos de la peligrosidad de que alguien salga herido. - Esto pilló por sorpresa a la princesa quien volteó a verla con cara de confusión. La miró de arriba a abajo y con extrañeza preguntó - ¿Señorita Naysse? - con un asentir, la tabernera asintió a la princesa

-Sientaté. Espero que sigas teniendo los mismos gustos que antaño. - Dijo pues la pelirroja antes de meterse a la cocina otra vez.

-Por descontado... Poco tiempo libre tengo cuando se trata de ser quisquillosa con lo que como - increiblemente la actitud de la princesa había cambiado a la de una chica feliz y sonriente dejando pues sus hombros relajarse y la lanza a un lado.

-Lo entiendo Anya - respondió el maestro a la alumna - No obstante... No puedo dejar esta taréa para más adelante, o sería perjudicial para alguna parte del mundo. De la misma manera tu no puedes rechazar este trabajo, exactamente por eso - dejando al misterio la razón, ni el principe ni la princesa preguntaron pues para ellos la razón era el dinero que Helga os hubiera pagado.

-No obstante volveremos a hallarnos. Eso tenlo por seguro. Por ahora deberiamos aprovechar pues me iré al mismo tiempo que vosotros. - sin embargo había una cosa más que detallar ante las peticiones de Anya - En cuanto a lo de acompañarme... Sin duda te vendría bien, no obstante... - El heroe se acercó entonces y le mencionó algo al oido a su alumna antes de separarse de el y sonreir de medio lado.

-Si quieres hacemos como dice Helga y entramos. - mencionó como oferta Niero aunque también podrían seguir entrenando.

Por su lado Max volteó a ver a la Uromaki - Siiiii. Dejame ver - A fin de cuentas, aunque educado y responsable, era un niño avido de curiosidad

El heroe se acercó entonces y le mencionó algo al oido a su alumna - No son las mejores compañias, ni tampoco los mejores anfitriones. Con los contactos que tengo hay que ser más desconfiado que con tu propia sombra. - mencionó dejando entrever quizás la personalidad de esos seres a los que va a ver Niero.

Por un momento cerró los ojos esperando ser reprendida por su elección, gesto que no había hecho nunca pero que tras ser forzada a recordar todo lo que Gauche era y fingía ser... No lo podía evitar, de hecho, se la veía un tanto asustada al mirarlo fijamente a los ojos, como si viera en el algo que nunca antes pudiera haber visto. Aquellos pensamientos y forma de actuar no duraron más que unos segundos pues rápido volvió a su estado apático de muñeca, siguiéndolo para salir de la tienda. Se sentó en el alfeizar de una ventana escuchando aquello que tuviera que decirle mientras se desnudaba en frente de ella en aquel solitario callejón.-Frederik... Mientras más hablaba Gauche, más calidez sentía en su pecho, aquellas ordenes se le antojaban deseadas. No era original que le mandara imitar alguna forma de ser, pero sí que en años era la primera vez en ordenar que se comportase de un modo que en esos momentos le hizo sentir de algún modo... cómoda consigo misma. Estaba procesando todo lo que le ocurría a su cuerpo y mente sin darse cuenta en primera instancia de que su amo le estaba entregando un vestidito. 

Alzó la mirada hacia el vestido y lo tomó en sus manos, haciendo que lágrimas cayeran por sus mejillas en el mismo instante en que pudo abrazarse a aquella tela, oliéndola, podía ver girasoles a su alrededor solo con hacerlo... ¿Pero por qué? Dolía tanto, y a la vez le producía tanta felicidad, pero ella no podía comprender aún aquellas emociones, las sentía como un mal corporal, algo le pasaba a su corazón, le dolía... Y con la voz algo aguda, cálida, dulce y... rota... asintió a Gauche ante su petición. - Me duele... el corazón. El ladrón sabía perfectamente que ella racionalmente se refería a un dolor físico, pero que emocionalmente tenía significados mucho más profundos. Obediente se secó las lágrimas y se desvistió sin pudor alguno volviendo a su tamaño natural, colocándose su vestido el cual le iba algo ajustado de pecho a causa de la edad pues aunque su tamaño había permanecido casi intacto, sus caderas y sus pechos eran actualmente mucho más amplios, hizo un esfuerzo por mantenerlos dentro de las ropas las cuales al final tuvo que agrandar un centímetro más para que no sintiera que se ahogaba en esa zona. 

Cuando estuvo lista, se soltó las coletas así como ordenaba y comenzó a cepillárselo. Gauche tendría que contenerse al ver que aquello que le estaba ordenando fingir, posiblemente fuera su verdadera forma de ser pues... Jamás había visto a una Tiki tan natural, incluso con todo el entrenamiento del mundo no habría conseguido tal naturalidad en su " muñeca " que así como se veía en esos instantes. 

Su mirada cristalina se clavó en el ladrón, tenía una expresión cálida como el sol junto a una sonrisa de calma y dulzura que impregnaba el lugar. -Como desee mi señor. De nuevo, al igual que ocurría con su forma de actuar Gauche se dio cuenta de que era el tono menos forzado que había escuchado en Tiki jamás, posiblemente nadie se diera cuenta de ello más que el. Era dulce, cálido y considerado.

Revoloteó desde el alfeizar hasta la mano de Gauche para hablar. En cuanto se posó sobre el, hizo una de las más hermosas y comedidas reverencias que el chico le vería hacer en su vida, junto a aquella sonrisa y delicadeza no mostrada hasta el momento. - Altezas, Alzó la vista a los ojos de Gauche, sosteniendo por unos instantes su reverencia antes de volver a una posición recta aunque de algún modo no parecía forzada. -Mi señor Frederik y yo fuimos sonreídos por la fortuna al escuchar de tal viaje a las ruinas. Invitados por nuestros conocidos aquí presentes. Fingió como señalaba con una delicadeza y sutileza total hacia la nada, aunque el ladrón podía entender que era parte de la demostración que le había pedido y que la mimali estaba imaginando que en la situación no estarían solos, pues el príncipe o la princesa estarían como mínimo en compañía de Helga. -Mi maestro y yo esperamos poder comprender mejor los orígenes mimali en este viaje, además nos sentimos pletóricos al sabernos ayudantes de la corona indirectamente. En cuanto acabó, se sentó de forma delicada sobre su palma, dejando que las faldas del vestido cubrieran sus piernas casi por completo mientras miraba a Gauche esperando unas palabras de corrección.

La espadachina mira una vez más al chaval y le responde:

- Está bien la humildad. Mi anterior maestro me dijo que la grandeza se reconoce no en cómo alguien trata a sus superiores ni a sus iguales, sino a sus inferiores. En título, jerarquía, o lo que venga al caso. Tampoco es que te vaya a enseñar mucho, Pri... Max -se corrige- pero quizás esa frase te guste. -le indica, y le dedica una pequeña sonrisa.

Cuando iba a entrar, el hecho de que Maxine señale con la lanza a Niero no le gusta demasiado, aunque asume que no tendrá que actuar en defensa de él en ningún caso, pero es Naysse quien le llama la atención al respecto, haciendo que la actitud de la muchacha cambie radicalmente. Anya suspira ligeramente ante el suceso y atiende a lo que le dice Niero. Suspira ligeramente y frunce un poco los labios, mostrando cierto disgusto al respecto, pero finalmente suspira y asiente.

Poco después Niero se inclina hacia ella y lo que le susurra hace que la joven vuelva a asentir, manteniendo un rostro calmo, aunque le aclara:

- Pero tengo preguntas al respecto. Para cuando vuelvas, si quieres. 

Una vez dicho eso, y escuchando lo que dice Niero, piensa algo y comienza a decir a Niero:

- En los caminos compro... -comienza diciéndole, pero luego se da cuenta de que lo está haciendo mal y rectifica- Preguntaré a Naysse. -concluye, aceptando entonces lo de entrar a la taberna.

Una vez dentro, mira a la mujer pelirroja y le pregunta:

- Disculpa, Naysse, una cosa... En los caminos, no suelo viajar con mucha comida, sino que cazo lo que necesito. La comida "de emergencia" que llevo la suelo reponer en tabernas y semejante. Pensé en pedirte eso mismo, una pequeña cantidad de comida, pero ahora que lo he pensado no sé si en las ciudades es habitual, ¿debería ir al mercado para esa cantidad? No suele ser más de un par de comidas. -aclara la muchacha.

Gauche te lanzó una mirada bastante curiosa cuando notó tu reacción y escuchó tus palabras, palabras que si bien parecía que se le antojaron bastante extrañas, pues nunca como tal te había llegado a doler el corazón por sí solo. Siempre iba acompañado con un dolor corporal, como los venenos, o de alguna herida superficial, como con las dagas o cuando algún pervertido quería ir más allá y hacerte daño mientras hacías tu servicio.

-Se te pasará. – Mencionó el ladrón tratando de quitar importancia a aquel dolor, como si tan solo fuera pasajero – Vamos, vístete, tenemos que practicar antes de vernos de cara a los príncipes – y por si fuera poco encima te metió prisa.

Cuando ya estuviste lista, vestida, peinada y con la actitud cambiada, el silencio del ladrón se hizo denotar, pues tenía la boca un poco abierta como si quisiese hablar pero sin decir nada. Al mismo tiempo sus ojos estaban clavados en ti, observándote de arriba abajo viendo la belleza que por ti sola desprendías.

El ejemplo posterior demostrado frente a Gauche, le hizo todavía más quedarse paralizado, aunque su leve sonrojo evidenciaba lo que sentía… ¿Pero acaso tenías empatía para saberlo? Sea como fuere, le costó reaccionar, tanto que cuando se percató del silencio dejado, carraspeo y desvió la mirada – Em… n-no está nada mal. Solo un par de detalles quizás de los que acabo de darme cuenta… - parecía que ahora se estaba recuperando medianamente de ese shock.

-No está mal que me denomines como maestro, de hecho en un templo de Mimali podría serlo perfectamente. No obstante, quizás debemos mostrarnos más cándidos y respetuosos, sobre todo una Mimali como tú. Intenta… - empezó a pensar formas de hacer que dejaras de parecer tú en versión ladrona, pues aunque solo él se diera cuenta, aún lo parecías. Quizás porque amo y señor o maestro sonaban casi igual. Entonces se le ocurrió algo perfecto – Ya sé. Los adeptos de los distintos templos a veces tienden a deshacerse de su materialidad propia. Es decir, cada vez que hables, no te refieras a ti misma como una identidad propia, sino como alguien más. Quiero decir… En lugar de usar la primera persona contigo misma, usa la tercera. Y en caso de que alguien te hable o pregunte algo de mí, refiérete siempre a mí como Maese Frederick, a fin y al cabo una acolita de un templo siempre pondría el titulo primero.

Pero había algo más que pensó un tanto más antes de terminar – Y… tú también debes responder a otro nombre. Trato de hacer que nadie sepa tu nombre cada vez que damos un golpe, pero por si acaso. A partir de ahora frente a los príncipes te llamarás… Dalia – como no, dijo el nombre de una flor. Ya que debías de ser tan delicada como una y lo estabas demostrando. Tanto que le estaba afectando a el mismo.

-¿Entendido Dalia? – Y aunque no tuvo nada que ver, añadió una pregunta más que casi parecía que te pusiera a prueba, pero realmente no lo era - ¿Estás feliz de tener un maestro así?