-Muy bien, Redton -se oye a través del comunicador-. La prioridad es interceptar la mercancía robada y, si se puede, a los sospechosos. Indique la ubicación; Tan y Brondeau, acudan en esa dirección. No actúen hasta que estén los tres allí y hayan adquirido una posición de ventaja. ¿Cuál es el número y armamento de los asaltantes?
Brondeau
En el caso de Redton da un poco igual que ese sea su apellido, pero en el tuyo me ha parecido más divertido utilizarlo ;^D
Lo que ha visto Redton es, estrictamente, lo que hay escrito en los mensajes previos de este hilo.
De donde se han sacado esa información? porque Rocket no se la ha dado.
Nadie sabe como se llama en realidad. Salvo que la hayan pasado por la ficha. Ella es Rocket, ya está. Su verdadero nombre nunca lo da. A nadie.
Ya lo sé. Pero en tu tarjeta de ID, y por lo tanto en el expediente que Eraid Lloyd le ha facilitado a Khokhlov, aparece tu nombre completo. Y ambos personajes son el tipo de individuos que se han leído tu expediente ;^D
No me simpatiza.
Ni me cae bien.
-.-
Aunque el apellido mola.
Cuando sepamos donde están y las posiciones, posteo... Prometo no reventar nada.
-Así es. 20 Elmonits por la prueba diagnóstica, y 30 por el tratamiento ambulatorio, si fuera preciso. En su caso -añadió, dirigiéndose a Tess-, recomiendo encarecidamente que pase la noche en observación. Serán 100 € más, pero creo que de verdad merece la pena no correr riesgos. La infección puede ser muy virulenta, y algunos de los otros pacientes se hallan en un estado relativamente grave. Si no se trata a tiempo, los daños en órganos vitales (en particular, el hígado) pueden llegar a requerir una reconstrucción completa. Es decisión suya, pero mi deber es informarles y aconsejarles...
-Se quedan, ambos. Aquí tiene mi cuenta -Amara activa su credipad y hace un depósito instantáneo. Su tono y sus gestos no admiten réplica alguna.
-¿Y usted? -pregunta a Amara.
-Estoy perfectamente.
Cuando el médico se marcha Amara se dirige a sus compañeros.
-Esperad aquí. Voy a cumplimentar los datos del ingreso.
Tanto Rutger como Tess protestan ante la generosidad de Amara, pero esta se muestra inflexible.
-Me sentiré mucho mejor si me hago cargo de los gastos -dice mirando a Tess.
-Bueno, no es culpa tuya que hayamos usado la máquina expendedora... -responde, apartando la mirada.
-Además, yo soy vuestra jefa, ¿no? -concluye, triunfante- Y esto ha sido un accidente laboral. Con un poco de suerte, podré pasarle la factura a esos capullos de Administración. Si quieres hacer algo por mí, ¡encárgate del papeleo!
-El pago ha sido efectuado. El papeleo te toca a ti.
Rutger está bastante confundido, y no sabe muy bien cómo ha de proceder. En ese momento, el enfermero vuelve a aparecer en escena:
-Señor -dirigiéndose al replicante-, me temo que usted también debería someterse a tratamiento. A pesar de su corpulencia, me sorprende muchísimo que no presente ningún tipo de síntoma. La concentración de toxinas es casi tan alta como la de su compañera...
-Se queda -interrumpe Amara.
Rutger abre la boca para objetar, pero desiste antes de articular palabra. Al fin y al cabo, es cierto que comienza a sentirse mal, y a estas alturas ya tiene claro que Amara sabe algo que él ignora.
-Está bien -concede.
-Han hecho lo correcto -les asegura el enfermero-. Mientras permanezcan en observación, podremos ir regulando la dosis de antibiótico hasta asegurarnos de que somos capaces de combatir la infección minimizando los daños sobre su organismo, o incluso reparándolos si fuera necesario, tanto si es consecuencia de la enfermedad como del tratamiento. El proceso podría llevar uno o dos días hasta alcanzar la curación completa, pero no tienen de qué preocuparse; al haber actuado a tiempo, su salud no corre ningún peligro. De haber tardado más en acudir al hospital, los daños podrían haber sido mayores.
-Señora -insiste, en dirección a Amara-, ¿está usted realmente segura de que no desea siquiera someterse a un sencillo análisis de sangre?
-Absolutamente.
-Como quiera -se encoge de hombros, un tanto receloso-. Pero si en cualquier momento advierte que su estado empeora, si por cualquier razón empieza a encontrarse mal, por leves que sean los síntomas, le aconsejo que se dirija a un centro médico lo antes posible. Tal y como acabo de explicarle a los pacientes, el tiempo que se tarde en recibir atención médica es crucial en casos como este, donde la toxina es tan virulenta.
-Gracias.
El hombre, convencido de que ya no puede hacer más, indica con un gesto a Tess y a Rutger que lo sigan hacia el interior del recinto.
-Eres una exagerada -se despide la estibadora con un guiño-. Te veo mañana en el muelle.
Ruger, por su parte, se limita a hacer una inclinación de cabeza. Amara los ve desaparecer por la puerta y, más tranquila, decide retirarse a dormir unas cuantas horas, en previsión de que haya que ponerse en marcha de un momento a otro.
Motivo: Papeleo
Tirada: 1d100
Dificultad: 51+
Resultado: 82 (Exito) [82]
Efectivamente, Tess cumplirá su promesa y se encargará de que te reembolsen los gastos dentro de un par de días, así que no hace falta que restes nada. Ha habido suerte ;^D
-El objetivo es un exoesqueleto, que transporta una caja hacia una de las naves ligeras -se oye la voz de Redton a través del comunicador, mientras avanza por las instalaciones, arma en mano-. Salió del hangar número siete del muelle A-1, y supongo que volverá allí.
-Roger -contesta Tan-. Me dirijo a la posición.
Rocket reprime un ataque de risa. ¡Atención todas las unidades! Tenemos un 3-27 en el muelle A-1. El sospechoso se dirige hacia el noroeste en un deslizador deportivo de color rojo...
-Recibido -fue su lacónica respuesta, mientras meneaba la cabeza al ritmo de la música de persecución.
-Sí, Espinas, ya lo sé, ¡te estás perdiendo toda la diversión!
Desgraciadamente, su amigo se había quedado abajo, y ni siquiera habían tenido la consideración de equiparlo con un comunicador. ¡Qué falta de cortesía! Sin embargo, estaba resignada a hacer un buen papel como guardia de seguridad, así que siguió adelante con la pantomima, esperando no echar en falta su presencia.
Rocket es la primera en avistar la figura del P-5000, que se bambolea pesadamente hacia el interior del hangar.
-¡Alto! -grita, tomando cobertura detrás de unas cajas y apuntando el aturdidor.
Está un poco lejos, y probablemente no sea el arma más efectiva bajo la protección de un exoesqueleto, pero por lo visto sí es suficiente como para que la máquina se detenga, sin soltar la caja. La cabina se abre, y de ella desciende lentamente, con los manos en alto, una figura femenina.
-Está bien -dice-. ¡Me rindo!
A juzgar por la voz, se trata de una chica joven. Redton y Tan llegan en ese momento, encañonándola desde distintas direcciones.
-No os pongáis nerviosos, ¿vale, chicos? No voy a disparar a nadie. Simplemente, he ido a recoger una de mis cajas, que estaba tirada por ahí, y la estoy llevando de vuelta a la nave. No llevo nada raro; tan solo equipo de protección, armaduras, y cosas así. Podéis venir a comprobarlo...
-Me ha parecido ver por las cámaras de vigilancia cómo alguien introducía esa caja desde el exterior -susurra Redton a través del comunicador-. Es posible que se trate de mercancía de contrabando.
-Pero, tío -protesta Tan-, ¿no decías que se trataba de un robo?
-¡Bah, yo que sé! ¿Por qué no se lo preguntas a ella?
Aunque no deja de apuntar a la chica en ningún momento (nunca se sabe), Rocket se pone en pie tras la cobertura. Parece que, después de todo, no iba a ser mucho más complicado que el borracho del piso de abajo, cuyo objetivo era probablemente el de distraerlos mientras esta mujer "recogía su caja".
-A ver, ¿qué llevas ahí? -pregunta Tan, avanzando lentamente hacia ella. Rocket y Redton hacen lo propio.
-Ya os lo he dicho; equipo de protección -contesta, dando un par de pasos hacia atrás-. Nada raro.
Tan abre la caja mientras Rocket y Redton vigilan a la chica, que, ahora que la ven de cerca, no parece contar más de 17 o 18 años.
-Es cierto -corrobora el guarda, tras inspeccionar someramente el contenido.
La chica ha permanecido con los brazos en alto durante todo este tiempo.
-Si veis algo que os guste, os lo podéis quedar -ofrece-. No creo que a nadie le importe. Yo me llevo mi caja a la bodega, y aquí no ha pasado nada...
El hombre la mira, comprueba que sigue vigilada por sus compañeros, y comienza buscar un chaleco de su talla.
Motivo: Éxito operación
Tirada: 1d100
Resultado: 72(+30)=102 [72]
Motivo: Primero (Redton, Rocket, Tan)
Tirada: 1d3
Resultado: 2 [2]
Motivo: Sigilo
Tirada: 1d100
Resultado: 21(+25)=46 [21]
Motivo: Percepci
Tirada: 1d100
Resultado: 35(+25)=60 [35]
Motivo: Percepción (P500)
Tirada: 1d100
Resultado: 82(+10)=92 [82]
Bueno, tengo entendido que es una costumbre local lo de aceptar estos "regalos". No es raro que la gente haga este tipo de cosas para ganarse la vida. Y si los jefes están de acuerdo, ella no iba a ser menos.
-¿Tienes un chaleco de mi talla? Una chica nunca sabe cuando se va a meter en problemas. Que no quiero decir que me vaya a meter en problemas; los problemas vienen a mi... quiero decir, no es que sea gafe ni nada por el estilo... osea no lo sé, la verdad es que no creo en esas cosas, aunque hay una vieja en mi edificio que dice que...- cuando se da cuenta de que los presentes la miran de forma extraña, Rocket guarda un incómodo silencio durante un momento- ¿Lo tienes en azul?
La verdad que no era la clase de chica que acepta ese tipo de sobornos, pero las opciones eran más bien escasas y ninguna la parecía agradable. Podría negarse a coger nada, pero eso haría que sus compañeros, que sí habían aceptado, pensaran que era una soplona, o algo peor; que tuviera más valor moral que ellos. Por otro lado, estaba a punto de meterse en una misión donde seguramente su vida corriera peligro... varias veces, en distintas formas... así que, a falta de un escudo cinético desplegable que la sirviera como barricada mecánica (la chica tiene una fantasía desbordante) tendría que coger alguna armadura y rezar por que aguantara lo suficiente en caso de tiroteo, explosiones, fuego, ácido...
Una nunca sabe en que tipo de problemas se puede meter.
Por otro lado, podría coger el aturdidor, dejar al contrabandista como un pescado fuera de su charca, coger cuanto pudieran llevar y entregarlo a las autoridades; tendrían el equipo, la gloria, la fama, un puesto en la Juggernaut...
Coge la armadura, da las gracias y no la líes. Ya tendrás tiempo para hacer explotar cosas...
Por si no se ha notado, cojo una armadura, más bien normalita. Cualquier cosa que sea demasiado ostentosa, o que aplique penalizaciones no mola.
Algo discreto.
Y en azul.
La chica sonríe a Rocket, y le hace un gesto invitándola a servirse ella misma. Efectivamente, hay un Chaleco Antibalas (AT 5) prácticamente nuevecito, en un precioso color azul, que le sienta como anillo al dedo. Redton continúa vigilando hasta que llega su turno, pero no parece que vaya a haber ninguna complicación. Hurgando en la caja, duda entre un chaleco similar al de Rocket o un Traje Antibalas Reforzado (AT 8), que como su nombre indica protege todo el cuerpo, y es considerablemente más robusto gracias a las coderas, rodilleras, placas acolchadas y de refuerzo que lleva incorporadas en lugares estratégicos. Sin embargo, no es nada discreto, y a pesar del entrenamiento, es inevitable que los movimientos se vean entorpecidos en cierta medida.
Tan, mientras tanto, agarra uno de esos.
-Para el sargento -explica.
La chica asiente con la cabeza. Cuando todos han terminado, baja las manos, cierra la caja y, tras despedirse, continúa su camino.
Khokhlov está esperando en la sala de vigilancia y Tan le hace entrega de su parte del botín.
-Bah. Unos doscientos pavos -tasa el objeto con ojo experto, mientras lo sostiene delante de sí-. No está mal.
Ni siquiera hace ademán de quitarse la armadura que lleva, más pesada, para probárselo; resulta obvio que simplemente lo considera un sobresueldo.
La noche continúa, y los puestos van rotando de acuerdo con el plan establecido sin que se produzca ninguna otra novedad hasta las 06:45. En ese momento, Redton vuelve a estar en la sala de vigilancia y Rocket en el control de acceso. Un hombre de porte militar, escoltado por un robot de combate, se aproxima al mostrador y deposita sobre él su tarjeta de identidad.
Arsenic Lup
Rocket reconoce el nombre que aparece en la terminal. Es, efectivamente, el Asesor Imperial recientemente incorporado a la Juggernaut. Claro, que la tostadora guardaespaldas ya daba alguna que otra pisa en ese sentido...
El hombre saluda con la cabeza y espera a que Rocket le devuelva su tarjeta para proseguir su camino.
Rocket le devuelve la tarjeta, y el hombre se accede, seguido de cerca por su fiel mascota, al elevador que conduce a los muelles.
A través de las cámaras de seguridad, Redton puede ver cómo las dos figuras avanzan directamente hacia la Juggernaut. El capitán sale a recibirles, haciéndose a un lado para franquearles el paso, y cierra la puerta de la nave en cuanto la cruzan.
Unos 10 minutos más tarde, Kidric se levanta del sillón sin dirigirle siquiera una mirada a Redton y, siguiendo el cuadrante para esta noche, baja a darle a Rocket el relevo en el control de acceso. Esta debe subir a patrullar, mientras que Tan ocupa el lugar junto a Redton en la sala de vigilancia.
Khokhlov, en ese momento, también está por allí, mirando las cámaras con cierta suspicacia. No ha dicho ni una sola palabra, pero está claro que no le agrada la presencia de estos dos visitantes. Ha comprobado varias veces su terminal, y no aparta ojo de las cámaras que barren la zona de atraque donde se encuentra la Juggernaut. Al cabo de otros 10-15 minutos, sale también a patrullar el Sector, pero es obvio que pasa mucho más tiempo en las inmediaciones del muelle A-2 (¡qué curioso! ¡igual que Rocket!) que en ningún otro lugar.
A las 7:30 vuelven a abrirse las puertas del carguero. El capitán y el asesor imperial abandonan juntos el astropuerto, y ninguno de ellos regresa antes de que acabe el turno; el robot se ha quedado a bordo de la nave, y Khokhlov masculla un par de maldiciones entre dientes antes de despedir a sus empleados.