-¡Y si no, que alguien baje a por ellos! -añade, sin dirigirse a nadie en particular-. ¡Quiero esa bodega sellada YA!
Amara observa el avance del agua en la bodega a través de las pantallas. Activa la alarma de sellado, cuenta hasta diez y a continuación pulsa el cierre automático de las compuertas para aislar la bodega.
-Aislamiento de la bodega iniciado -informa al capitán con su mejor voz átona. Como si fuera una grabación automática continúa por el canal general de la nave-. Tienen 45 segundos para abandonar la bodega antes de que las compuertas se cierren. Dejen todo y pónganse a salvo.
La acción de la mujer se adelanta al protocolo ético de Jarvis y lo hace sin dudar. A continuación, se sitúa al lado del capitán.
-¡Zafarrancho de combate! -Continúa Amara siguiendo las instrucciones del capitán y se sienta en el puesto de navegación (*).
-Señor, ¿vamos a abordar lo que queda de la estación?
(*) A menos que esté sentado ahí el capitán, pero hasta ahora esto era en plan Star Trek, ¿no?
-Puedes apostar tu cuello -farfulla el Capitán-. De hecho, todos lo estamos haciendo. Pero gracias a esa pandilla de botarates vamos a poder pagar el mantenimiento de la Juggernaut durante un par de años estándar.
-Y ya estoy harto de que nadie me tome en serio.