Partida Rol por web

Rocket se movía de un lado para otro, como siempre hacía, pero ahora guiada por Amara que hablaba en clave para evitar que pudieran deducir que era lo que estaban diciendo.

El problema era que Rocket tampoco se estaba enterando demasiado de la conversación. Simplemente asentía con la cabeza, intentaba mantener la cara seria y miraba de vez en cuando a su alrededor como si buscara ojos u oídos indiscretos (lo hacía normalmente, pero con fines meramente lúdicos, ahora lo hacía principalmente para disimular)

-Vale, espera- finalmente coge a Amara por los hombros en un intento de dejarla quieta en un solo sitio, aquel juego había dejado de ser divertido hace un buen rato- Creo que me he perdido en la parte de "todo sale mal". Si destruimos el lugar, eso significa que todo hace PUM, y eso me gusta. La familia me cae muy bien, pero los créditos van por delante, y siempre pueden usar alguna nave de escape... Aunque creo que lo que querían era salir de aquí... Pero si hacemos explotar todo, no se puede entregar el lugar...- Rocket se rasca una de las placas metálicas de la cabeza de una antigua fractura- Mira, explotar todo, coger la pasta y salir corriendo me parece buen plan... el resto, que quieres que te diga, no me he enterado de nada de lo que has dicho.

Mientras Rocket parlotea, Amara no deja de moverse, buscando que ambas se sitúen a la espalda de las cámaras, sin dudar en arrastrarla -el agarre de la piloto es más fuerte de lo políticamente correcto- e incluso juntar ambas cabezas para que puedan hablar entre susurros.

-Vigilan -dice entre dientes Amara. Rocket puede ver cómo la mujer apaga con un gesto desabrido la terminal. Ha recibido un mensaje, quizás de la Juggernaut.

Amara asiente cuando Rocket termina de hablar en un adecuado tono bajo, poco audible (*). Pone su habitual mirada de agujero negro, incómoda para los que están al otro lado.

-El pago primero. Sí -la cercanía que había exhibido Amara los días previos parece haberse diluido rápidamente, aunque Rocket diría que coincide con ella: han venido a hacer un trabajo.

Vuelve a moverse, inquieta, mirando de reojo a la cámara. Se sitúa de modo que no la pueda ver, refugiándose todavía más detrás de las cajas. Saca la terminal, segura de que la tapa completamente con su cuerpo. Teclea, ignorando la viva curiosidad de Rocket.

Acuerdo:

- Entregar coordenadas de la estación. Sin hacer. Es un seguro.

- Informar naturaleza del complejo. Lo conocemos.

- Destruir el complejo. Pendiente.

Plan:

- Fingir cooperación.

- Sabotear rescate artefacto.

- Inutilizar complejo sin dañar artefacto.

- Eliminar oposición.

- Mantener científicos como activo.

Patrón:

- Peligroso.

- Poco confiable.

- Seguro de vida y pago: localización lugar y científicos.

Termina de escribir, vuelve a comprobar que no las pueden ver, y le muestra a Rocket lo que ha escrito, el tiempo justo para que lo lea (**).

En cuanto Amara tenga un momento lanza un mensaje poco tranquilizador al capitán.

Ren, Amara [475/05/03, 00:10]

Evaluación en progreso.

Incógnitas.

Seguridad.

Ojos.

Fin de transmisión

Mensaje entrante - Capt. Ernst von Gotling [475/05/03, 00:12]

Procedan con cuidado. Si se equipan con traje ambiental y facilitan ubicación, podemos proceder a evacuación de emergencia o cualquier otro tipo de intervención.

[Fin de la transmisión]

La familia se levanta por la mañana y preparan un plan para el día:

09:00
Desayuno

10:00
Sarah sale en misión de reconocimiento para verificar la integridad de las estructuras y asegurarse de que aguantarán el despegue.
Lup irá con ella para sonsacarle información, en plan amistoso.

10:15
Conversación con los PJ. Si no ocurre espontáneamente, Louise buscará la forma de hablar discretamente con Amara o Rocket.

11:00
Louise informa a los prisioneros de la situación.
Gretha coloca las cargas explosivas que liberarán la Kerze.
Franz crea un informe encriptado para Sarah e investiga una manera de cargarse al robot.

12:00
Gretha vuelve y ayuda a Franz a preparar un informe de situación para Lup.
Louise inspecciona los cultivos y pasa consulta médica a los replicantes.

14:00
Comida

15:00
Lup se pasa toda la tarde conectado al sistema e intenta hackearlo.
A Louise se le ha ocurrido que Sarah fabrique un desensamblador aprovechando el mineral, pero esta ha decidido irse con Lup. Se aburre al cabo de un rato.
Gretha habla con Amara o Rocket.

16:00
Sarah sale a repasar las cargas colocadas por su madre (no se fía).
Gretha espía a Lup mientras este continúa trabajando.
Louise trabaja sola.

18:00
Sarah se une a Louise.

20:00
Cena

21:00
Louise pide hablar con von Goetling y que acceda a acoplar la nave.

Amara y Rocket regresan a la habitación. Tanto Marianne Devriendt como Arsenic Lup parecen plácidamente dormidos, a pesar de que Redton ronca a pierna suelta. Eso tampoco parece perturbar al robot, que permanece en pie junto a la litera de su amo.

Las chicas se acuestan en las camas que han quedado libres. Ha sido un día duro, y todo parece indicar que el siguiente lo será aún más. Sin embargo, al contrario que sus compañeros, ambas permanecen un rato despiertas, mirando al techo, sumidas en sus propios pensamientos...

El robot despierta a Lup a una hora intempestiva de la mañana. Aunque no hace demasiado ruido (considerando el enorme montón de chatarra que es), el movimiento es más que suficiente para alertar a Redton, no demasiado acostumbrado a dormir tantas horas. El militar se levanta discretamente y ambos abandonan la habitación.

El ruido de la puerta despierta a Rocket, que no está muy segura de lo que ha ocurrido... ni de que le importe. Tanta cháchara por parte de Amara le ha dado mucho sueño...

Oficialmente, el período de desayuno en la base abarca de 08:00 a 10:00. Durante ese intervalo, la sala está mucho más concurrida que el día anterior, lo cual da a entender que la cena de ayer tuvo lugar fuera del período establecido, o bien se instruyó a los trabajadores para que no estuvieran presentes.

Aparentemente, la hija menor, Sarah, ha sido la más madrugadora. Sentada en un rincón, está a punto de terminar un tazón de lo que parece ser yogur con cereales. Lup se sirve un café y se sienta junto a ella.

-Buenos días -saluda.

La chica continúa rebañando el fondo del tazón, sin levantar la cabeza.

-Buenos días -repite el militar, con calma.

Sarah lo mira directamente a los ojos y se pone en pie, desafiante, sin emitir una sola palabra.

-Niña -continúa Lup, condescendiente-, ¿tú sabes qué era un oso polar?

El desprecio en la mirada de Sarah es prácticamente sólido mientras coge el tazón para llevárselo a la zona de recogida.

-Un oso rectangular, bajo un cambio de coordenadas.

El comentario pilla desprevenida a la chica, que por supuesto sabe lo que era un oso polar (ya se ha encargado su madre de hacerle estudiar las principales especies actuales y extintas de toda la galaxia conocida) y esperaba algún tipo de charla paternalista, o de comparación sarcástica entre su comportamiento y las temperaturas del clima ártico, pero no una broma matemática. A su pesar, una tímida sonrisa asoma por un instante a la comisura de sus labios. Debe admitir, al menos, que el militar ha sabido presentarle educadamente sus respetos.

-Esta bien -concede, recobrando la compostura-. ¿Qué quiere?

Ahora es Lup quien, imperturbable, remueve ligeramente el café, y espera a que se enfríe un poco antes de tomar un pequeño sorbo.

-Solamente charlar un poco -declara finalmente, volviendo a mirar a la chica.

-No tengo tiempo para eso -responde esta-. La vida en la estación no se ha parado, ¿sabe? Y yo tengo mucho trabajo que hacer.

-¿En qué consiste? -pregunta el asesor, interesado.

-Principalmente, mantenimiento. Y ahora, si me disculpa, me gustaría repasar la integridad de las estructuras externas. Estaré fuera toda la mañana.

-¿Le importa si la acompaño?

Sarah duda unos instantes antes de contestar.

-Bueno, si mi padre está en lo cierto -se encoge de hombros-, esta base es suya. Puede hacer lo que quiera.

El militar abandona su taza de café y se pone en pie, dispuesto a seguir los pasos de la chica.

Tenían algo parecido a un plan, o eso creía entender Rocket, cuando finalmente Amara dejó claro cuales eran los siguiente pasos a seguir.

Pero parecía que el enviado imperial tenía sus propios planes. Como siempre pasaba con esa gente.

¿En serio nadie dormía por  las noches en esa base?

Las opciones eran bastante claras: podía quedarse en la cama como una niña buena, dormir lo que pudiera a pesar del ruido y hacer como que ella no sabía nada.

O

Esperó a que Lup saliera del habitáculo, se dio un momento prudencial para que no pudiera detectar sus movimientos en la oscuridad (salvo que tuviera algún tipo de visión nocturna) e intentó usar el sigilo para saber que era lo que aquel extraño hombre tenía planeado. Entendía que siendo un hombre de "cierta edad" tuviera necesidades nocturnas... pero Rocket sospechaba que no era el caso.

Y ella nunca había sido una chica buena.

El militar abandona su taza de café y se pone en pie, dispuesto a seguir los pasos de la chica.

Son las 08.22 horas de la "mañana" en la estación.

Amara se cruza con Lup y Sarah en la puerta del comedor y suelta un escueto "buenos días". La piloto parece más ensimismada que de costumbre.

-No, gracias -contesta a la invitación del asesor imperial-. Evaluación pendiente dentro de la estación -sus ojos se desvían levemente por encima del hombro del Asesor Imperial, buscando al guardaespaldas de Lup (*).

-Si en en esta galaxia existiera un planeta habitado por serpientes ninja con silenciador cibernético, yo sería más sigilosa que ellas -piensa Rocket, mientras se mueve de puntillas, a cámara lenta.

-Más sigilosa que una pantera haciendo Tai Chi en el vacío. Espera -se detiene-. Voy en ropa interior.

Decide volver sobre sus pasos, más sigilosa aún si cabe, y con el más absoluto sigilo se pone su ropa sigilosamente y...

-Mierda. Seguro que ese chisme va equipado con un escáner táctico.

En ese momento comprueba si a alguno de sus compañeros también le ha despertado el ruido hidráulico de la puerta, y sorprende a Redton mirándola con los ojos abiertos como platos desde su litera. No es fácil para Rocket distinguir si se le ha quedado esa cara porque está muy buena, muy loca, porque se ha tomado un bote de anfetaminas caducadas, o por alguna combinación de esos u otros factores. Pero no tiene tiempo para eso. Amara y Marianne parecen estar en hibernación criogénica, así que le hace un gesto con la cabeza al mercenario señalando la puerta.

-¿Vienes? -le dice a través de ondas telepáticas.

Él emite una especie de gruñido y se da media vuelta.

-¡Tú te lo pierdes! -continúa hablando consigo misma, mientras recoge sus armas (incluyendo los explosivos, porque una nunca sabe cuándo puede necesitarlos, pero está cantado que esta puede ser una de esas ocasiones) y activa el multiscanner de su terminal para rastrear fuentes de calor. En la pantalla aparecen, alejándose por el pasillo, los puntitos que indican la posición del reactor del robot asesino y el palo de escoba de Lup.

-Vale. 60 metros. A esa distancia no me detecta ni de coña -animándose a abrir la puerta.

Ayudándose del multiscanner, Rocket sigue a sus objetivos a una prudente distancia. A juzgar por sus movimientos, no parece que la hayan detectado en absoluto. Más bien da la impresión de que están más concentrados en pasear por la base que preocupados por que los sigan.

-Parece que están explorando. O buscando algo. Pero ¿por qué diablos querrían hacerlo a estas horas?

La chica se impacienta por momentos. Por lo visto, al imperial le importa un bledo salir en la tele, pero Rocket decide que en esta ocasión es preferible abstenerse de chupar cámara y hace todo lo posible no solo por mantenerse fuera del alcance los sensores de Terminator sino por esquivar también la rudimentaria seguridad de la instalación.

-Como además de cámaras haya detectores de movimiento, la IA de la estación se debe estar echando unas risas a mi costa...

Más allá de la tensión que razonablemente cabría esperar de una situación como esta, el paseo transcurre sin incidentes. Los tortolitos atraviesan varias estancias a buen paso, deteniéndose únicamente unos pocos segundos en los laboratorios y en la sala de control. En ese momento, parece que dan media vuelta...

-Uh, oh

Rocket se apresura todo lo que puede, tratando de seguir burlando la vigilancia, para que le de tiempo a volver a desvestirse y meterse en la cama antes de que sus perseguidos, ahora perseguidores, la pillen con las manos en la masa. Afortunadamente, esta noche se ha ganado a pulso el título en Felinología Aplicada por la Univerisad de Wasseria, y en un abrir y (nunca mejor dicho) cerrar de ojos está haciéndose la dormida, con todas sus herramientas de trabajo perfectamente recogidas en su posición original, esperando a que la puerta vuelva a abrirse de un momento a otro tras ella, franqueando el paso al Gordo y el Flaco.

-Niña, ¡eres la Crack del Sigilo!

-Gracias, Espinas.

Para su sorpresa, la pareja continúa su camino directamente hacia el comedor.

-¿Cómo? ¿Ya es la hora?

Consulta la terminal: 07:30.

-Un poco pronto, ¿no?

A partir de esa hora comienzan a aparecer a moverse en la pantalla del multiscanner los puntitos que hasta ese momento habían permanecido estáticos en los dormitorios de los replicantes. En todo momento, Lup y su guardaespaldas permanecen en el comedor. Tras esperar un poco más (no mucho; al fin y al cabo, la paciencia no es su punto fuerte) decide levantarse e ir en persona a ver qué se cuece.

Amara distingue a Rocket en una de las mesas del comedor. Había llegado después que Lup y había asistido a toda la conversación. Si bien el militar la había saludado con la cabeza, no le prestó más atención que a los replicantes de la base. Redton y la Dra. Devriendt han terminando de prepararse en la habitación, y caminan hacia el comedor en estos momentos en busca de algo de desayuno.

-¿Eso dice? -pregunta, divertido- ¡Qué interesante! ¿Y qué más cosas te ha dicho sobre mí?

Ambas figuras se alejan hacia los hangares, seguidas a unos cuantos pasos de distancia por el implacable sonido metálico del robot de vigilancia.

Entro al comedor ignorando a el pedazo de chatarra, me sirvo algo de comida y me siento en la primera mesa que encuentro y comienzo a comer.

"Ni siquiera tienen un poco de cerveza, esta gente es una vergüenza"

A Sarah no le va la conversación de temas triviales y si bien el chiste fue un buen detalle, eso no quiere decir que tenga la necesidad de su compañía. La pregunta le molesta, a ella solo le interesa hacer bien su trabajo, ayudar a sus padres y averiguar todo lo que pueda sobre el Kerzestein y poder constatar su hipótesis de que es un organismo vivo cuando tenga los datos. La política le aburre, pero supone que causar una malísima impresión no es buena idea. 

Observa a su interlocutor de refilón y responde:

-Que es su base, que no le de problemas. - que nos tenemos que deshacer de su cara de culo sin recurrir a la violencia, piensa socarrona, pero dice -no sé qué me tendría que decir... ¿que es un experto en chistes matemáticos? 

Sonríe de lado y sigue andando. Quiere continuar con las tareas de las cargas, revisar la infraestructura y asegurarse de que nada necesite reparaciones. La compañía del vejestorio se le antoja menos agradable que un grano en el trasero.