Partida Rol por web

El viernes después de las clases había quedado con Ivy para practicar hechizos. Al ser la encargada de DCAO y no haber nadie encargado de Encantamientos, algo que esperaba que recayera sobre él parecía la persona ideal con la que practicar. Había hecho los deberes y practicado algo de los hechizos. Esperaba que su compañera de Slytherin le ayudase a completar su entrenamiento. Las ojeras marcadas del joven Percy daban buena fe de cuanto se había esforzado estos días por ponerse al nivel del resto de compañeros. Sentía aún algo de frustración pues no había conseguido alcanzarlos en todas las materias a pesar de haber sacrificado cualquier tiempo libre posible, horas de sueño e incluso el tiempo de desayuno para trabajar en todo lo que había pendiente. 

Había quedado con la Slytherin pelirroja en el campo de entrenamiento pues en aquel momento estarían bastante a solas, lo que permitiría poder practicar sin riesgos. Ya le había pasado cuando practicaba encantamientos que había provocado un gran alboroto en la sala común, algo que prefería que no se repitiera. Por suerte en DCAO había tenido más suerte con la práctica de los hechizos y le había salido todo bien, de todos modos había un hechizo de Transformaciones que aún se le resistía. El hechizo de Sphera Mutatio le había dado bastantes problemas. No había sido capaz de realizarlo, ni sabía cual era la parte en que fallaba. 

Saludó con la mano a la pequeña Connor cuando la vio acercarse. Percy estaba con el libro que había encontrado en la biblioteca en los brazos, apoyando las tapas en los antebrazos mientras estaba sentado en la parte baja de las gradas esperando a que llegara su compañera. Al llegar dejó con cuidado el libro dentro de la mochila. El libro era bastante voluminoso así que tensaba la tela de la mochila revelando su forma, aún así, el alumno de Ravenclaw se encargó de dejarlo todo recogido y la mochila cerrada - Hola! - Saludó con efusividad. Una vez que se acercó le agradeció el esfuerzo que hacía por sacar tiempo y ayudarle a ponerse al día - Muchas gracias por sacar tiempo para esto - Le dijo con una sonrisa - Estoy encontrando algunos problemas para ponerme al día. Al tener que mirar todo de los apuntes que me habéis dejado - añadió con una actitud que mostraba lo embarazoso que resultaba esto para él. - Me gustaría, si puede ser, que practicásemos varios hechizos... Me está costando sobre todo ponerme al día en encantamientos y transformaciones... De hecho el de Sphera Mutatio ni me sale - afirmó con una sonrisa contrita. 

Se quedó a la espera de seguir las instrucciones de Ivy dejándole el mando de la situación. Para esta situación, le cedería con gusto el báculo, figurado, de profesora y aceptaría las indicaciones que la pequeña le pudiera proponer. Tenía además como trescientos millones de preguntas sobre el castillo y lo ocurrido allí, sin embargo era algo que por ahora debería esperar... alcanzar el nivel del resto de compañeros debería ser lo primero, o si no, cuando se volviera a reunir con su padre la decepción podría ser sonada, algo que no quería... 

Tras el saludo inicial, con abrazo incluido, ambos jóvenes se miraron el uno al otro. Él quizás pensaba en que debería haberse arreglado más, pero ella no le sacaba fallo alguno. De hecho, lo que más valoraba la joven Slytherin era lo inteligente que Cramson se había mostrado desde que le conoció, la agudeza de sus comentarios y, cómo no, la valentía de haberse puesto de su lado cuando más lo necesitaba. 

- Estás preocupado por las pruebas de Quidditch porque nunca has intentado jugar. A mí me pasó algo similar con la varita el día que hice mi primer hechizo, y cada vez me veo más cómoda haciendo magia. Ya verás que con la escoba te pasa lo mismo - Intentaba animar, y es que comprendía que la novedad podía resultar complicada a su amigo - Y claro que se te va a dar bien. Eres delgado, una cualidad que para los buscadores es indispensable porque el viento le ofrece menos resistencia... - Comenzó a explicar en base a todo lo leído y escuchado en casa por Donovan - Según mi hermano yo seré una muy mala bateadora porque no tengo apenas fuerza en los brazos - Irónico que el día de la selección, lanzase dos bolas, denotando que su peor posición sería la de guardiana, donde apenas pararía nada - Yo creo que podrías ser un buen cazador o buscador, así que centraremos en eso nuestro entrenamiento de hoy...

Ambos se dirigieron hacia el cuartito de las escobas. Allí también estaba la caja que guardaba las bolas. Desde luego si les pillaban allí se podrían meter en un buen lío, pero la pelirroja parecía segura de sí misma, como si hubiera conseguido algún tipo de permiso especial para poder hacer lo que quisiera en el castillo. Y no es que en realidad así fuera, pero tenía plena seguridad en que poniendo ojitos a los profesores, dulcificando su voz y pidiendo disculpas, no serían demasiado estrictos con ellos. Al fin y al cabo estaban en su primera semana de escuela y nadie les había prohibido específicamente entrenar.

El Alohomora abrió la puerta donde estaban las escobas. Una suerte que a la niña le saliera el encantamiento a la primera. No le hubiera gustado quedar delante de Michael como una squib.

- Bueno, no estaba segura que saliera, a decir verdad... - Sintió satisfacción y timidez, un poco de las dos cosas. Aunque aún así fue sincera, no era experta lanzando hechizos y posible que hubiera fallado. La humildad seguía siendo un rasgo característico en Jade - En realidad me fijé muy bien en cómo lo hiciste tú el día de la sala de trofeos. Se puede decir que he aprendido al observarte... - Y así era, el movimiento de muñeca que ejecutó Cramson lo tenía grabado en la retina, así como en su memoria.

- No cojas esa escoba, Mich... - Le recortó el nombre cariñosamente - Es una barredora 5, ese modelo está anticuado. Mejor toma esta... - Cogió otra y se la puso en la mano - El día de la prueba de selección vienes antes que los demás para cogerla. Es una Barredora 11, un modelo no demasiado potente porque acelera de 0 a 110 en 10 segundos, pero lo mejor es que es antimaleficios y antivibraciones. Te costará perder el control con ésta. Yo por ejemplo prefiero la Nimbus 2000, acelera de 0 hasta 200 en 10 segundos, pero claro, el más mínimo movimiento en falso puede mandarme a paseo. Cuento con que la profesora y capitán del equipo estén atentos para impedirlo si sucede... - Y es que ella daba por hecho de que iba a jugarse el tipo, apostando por la velocidad. Su pensamiento era ser buscadora. No le quedaba más remedio de apostar fuerte para intentar ganar - Parece una tontería, pero a veces es tan importante tener una buena escoba como saber usarla. Por eso los equipos más ricos suelen ser campeones de copa. Se junta la habilidad con el buen material

Miró a Michael y le sonrió con confianza - Comenzaremos volando con suavidad hasta que cojas soltura. ¿Te parece bien tres vueltas al campo? En la primera te daré espacio, en la segunda te seguiré de cerca e intentaré tocarte la espalda y en la tercera voy a cruzarme contigo varias veces para ver que eres capaz de mantener el equilibrio. No voy a ir a tirarte, así que coge confianza porque no vas a caer y tu escoba es más estable que la mía. Confía en mí... - Aseguró ella subiendo a la escoba y elevándose lo suficiente como para no tocar el suelo - No lo haremos a mucha altura por si acaso, eso lo dejamos para la siguiente ronda de ejercicios. ¡Vamos!

Ivy había llegado al campo de entrenamiento, pues había quedado con Percyval para ayudarle con los hechizos que se habían realizado en las clases anteriores. La pelirroja entendía que debía ser muy duro para su compañero haberse incorporado tarde, y no tener claro lo que debía o no hacer en cada asignatura; así que además de facilitarle sus pergaminos de apuntes, ahora iba a intentar guiarle con los hechizos aprendidos. Al menos tenía claro que los de Defensa Contra las Artes Oscuras se le dieron muy bien en clase, más le valía que no le preguntase por Historia de la Magia.

- Hola Percy - Le saludó amigablemente, sin poder evitar fijarse en las ojeras marcadas que el chaval portaba bajo los ojos - Tienes un aspecto horrible. ¿Te encuentras cansado? - Exceso de sinceridad, la joven se preocupaba por el mal estado físico que evidenciaba en el Ravenclaw - Sabes que si no duermes bastante no vas a rendir en los estudios, ¿verdad? - No es que ella lo supiera de primera mano, era lo que su madre siempre le decía, por lo que solía tener un horario estricto y ordenado, donde cabía estudio, descanso y ocio.

La joven se percató del enorme libro que Wildsmith guardaba en la mochila. ¡Cómo para no verlo!, teniendo en cuenta sus dimensiones desproporcionadas con respecto la bolsa que lo iba a contener.

- ¿Qué libro es? Es muy voluminoso - Preguntó con cierta curiosidad, mirando el bulto pero respetando el no tocarlo. Al fin y al cabo no era suyo - A mí también me gusta leer. Me encantan las aventuras de las hadas, aunque algunas tienen mucha maldad. Y también leo revistas. A veces me planteo ser periodista y ser la editora de un periódico, pero mi madre y abuela mantienen que eso no es una profesión digna para mí. No sé porqué lo dicen, pero creo que hay unos consejos de belleza que deberían ser practicados por toda la comunidad mágica... - Mostró una amplia y simpática sonrisa - También quiero ser jugadora de Quidditch profesional, pero si me dedico a eso será mejor que me mude de casa... - Rio con diversión, quizás una brisa de alegría para Percival, pues su inicio en el mundo mágico venía cargado de tragedia.

- Oh, no me des las gracias. Estoy encantada de ayudarte - Aseguró la joven, comprensiva por los problemas que tenía el Ravenclaw para ponerse al día - No me extraña. Ha sido una semana de locos. Tiene mucho valor que lleves al día todo, casi no éramos capaces de acabar la tarea cada tarde - La pelirroja escuchó los problemas que tenía su compañero de Ravenclaw con respecto a encantamientos y transformaciones - Pues empecemos por transformaciones. Primero te explico la teoría, y luego veremos la práctica.

Ivy se sentó en las gradas al lado de Percy. La joven olía bien, era alguien muy pulcra y aseada, cuidadosa con su aspecto al milímetro. Aunque quizás eso no fuera lo mejor de Jade, sino sus ansias por ayudar a quien lo necesitaba, dentro de sus posibilidades. Ahora, también tenía otros defectos, Kyle le había descubierto que era rencorosa y es que la Slytherin funcionaba bien por las buenas, pero por las malas, podía ser una incómoda enemiga.

- Vamos a repasar los apuntes de transformaciones. Veamos, transformar es cambiar, objetos, seres, o cualquier cosa que tengamos al alcance de nuestra magia... Para hacerlo se requiere  años de práctica y constancia. Además hay que tener en cuenta el tamaño del objeto a transformar, así como la concentración y habilidad del mago. Si quisiéramos cambiar un libro por un objeto de similar tamaño, sería más sencillo que de hacerlo en algo más pequeño, o a la inversa, si nos interesara que fuese algo más grande.... - Algunas anotaciones eran copias literales de las palabras de Partwulf

Los dos compañeros pasaron parte del tiempo revisando los apuntes pues, según Ivy, era necesario para tener éxito en las transformaciones que realizaron en la sesión de clase anterior.

- Una vez que hemos entendido esto, vamos a realizar el hechizo Pastedulcis. Es mejor empezar con éste porque es más fácil, y si te concentras para ejecutarlo bien, luego podemos hacer el que te interesa, el Sphera mutatio... - Jade sacó un par de manzanas de su mochila y le dio una a Percy - Bien, fíjate en mi mano, el movimiento para hacer el hechizo es éste. Ten cuidado con el giro en esta posición, porque si lo haces rápido se te va y el sabor del pastel pierde calidad. No olvides decir las palabras mágicas justo cuando levantas un poco la varita en este ángulo... Sí, así lo haces bien... - Le guio la mano con clara intención de ayudarle, rompiendo el espacio que les separaba y denotando ser alguien que disfrutaba con el contacto de los demás.

- Ahora veremos qué me sale. ¡¡¡¡Pastedulcis!!!! - La manzana que tenía Jade delante cambió completamente a algo mucho más sabroso. La pelirroja lo partió en dos, probó uno con satisfacción y animó a su compañero - Pruébalo y así te tiene que quedar. Venga Percy, ahora te toca a ti, te quiero ver de pastelero... - Y le guiñó el ojo observando el proceso de cambio de la otra manzana - Cuando termines debemos buscar en el césped algún escarabajo o bichito que nos sirva para hacerlo cambiar y hacer el Sphera Mutatio... Tenemos mucho trabajo por delante...

Las explicaciones de Ivy sobre el quidditch hicieron que Michael se sintiera bastante ignorante sobre el tema. Claro que, aunque conocía el deporte y a Keira le encantaba, él nunca le había prestado tanta atención. Era normal que la Slytherin supiera mucho más que él sobre el juego de las escobas, sobre todo cuando su hermano también era un experto en la materia.

—Uf... buscador —repitió, imaginándoselo por un momento—. No sé si podría soportar la presión de que la victoria dependiera casi por completo de mí.

Se rió. Imaginarse algo así le ponía muy nervioso, pero hablando con Jade todos los temas resultaban más agradables y podía relajarse. Además, seguía convencido de que no conseguiría nada en las pruebas. Pero si aquello servía para poder volar mejor y ponerse las cosas más fáciles en la asignatura de Vuelo, pues eso que se llevaba.

Cuando Ivy abrió el armario y Michael cogió aquella escoba, su amiga lo detuvo. Lo detuvo llamándole "Mich". El chico la miró muy sorprendido y fue a decir algo, pero no le salió. Tampoco sabía muy bien qué decir, escuchar a Jade acortar su nombre le había causado una sensación... rara. No solía gustarle que le llamasen cosas diferentes a Michael, aunque mucha gente solía llamarle Mickey. Pero por algún motivo, no le había desagradado que Ivy le llamase de esa forma...

Había enrojecido un poco, y se alegró de estar en aquél cuartito, porque así la Slytherin no lo notaría. Ella le puso una escoba distinta en la mano, explicándole que era una Barredora 11, mientras que él había cogido una Barredora 5. Michael pudo imaginarse perfectamente a Keira tapándose los ojos con una mano, mientras negaba con la cabeza. Pero no dijo nada, y escuchó las explicaciones de Ivy sobre las diferentes escobas con toda su atención.

—Uf, sí... —dijo por fin, mirando la Barredora 11 que sostenía en las manos—. Mejor que la mía sea lo más estable posible, o tendrás que despegarme del suelo antes de que acabemos...

Se preocupó un poco cuando Ivy mencionó la velocidad que era capaz de alcanzar la Nimbus 2000, y aquello de que quizá alguien tuviera que evitar que se cayese.

—Oye... no digas eso. Esto... quiero decir que... no querría que te pasara nada durante los partidos. Prométeme que tendrás cuidado, ¿eh...?

Había visto muchas veces a Keira hacer cabriolas imposibles sobre la escoba, y algo le decía que Ivy también intentaría cosas parecidas antes o después. Y sabía bien por su hermana que en el quidditch algunas veces ocurrían lesiones feas.

Pero entonces llegó el momento de empezar a volar, y la niña propuso unos cuantos ejercicios para practicar. Michael escuchó el plan de entrenamiento y asintió. No parecía demasiado difícil... salvo la última parte. El Ravenclaw se preguntaba si estaría a la altura de aquella última prueba. Pero no quería decirle que no a su entrenadora particular, así que sencillamente preparó la escoba y pasó una pierna por encima del palo.

—Vale... vamos allá.

Y con una patada decidida, Michael alzó el vuelo. Tragó saliva nada más elevarse, porque la última vez que había estado en el aire había sido durante la clase de Vuelo del martes, clase que había sido lamentable por decir algo suave. Según subía, tembloroso, miró a Jade que ascendía a su lado. Y al cruzar la mirada con su amiga de Slytherin, pensó que si ella le había dado valor en clase sólo con recordarla... ¿no le daría mucho más ahora que estaba allí con él? Cerró los ojos un instante, respiró hondo y se concentró. Los temblores cesaron y empezó a sentir la brisa en el rostro, revolviéndole el cabello. ¡Ey, aquello no estaba tan mal!

Dejó atrás a Ivy para coger ventaja, y al llegar al límite del campo se prepararó para virar. Esta vez no había aros por los que pasar ni compañeros mirando, así que todo parecía más sencillo y Michael se encontraba mucho más cómodo. Se giró una vez más hacia Ivy, sonriendo. Y poco a poco, fue completando la vuelta sin ningún problema. El chico se sintió bastante más seguro que al empezar, y decidió que estaba listo para la segunda prueba.

—¡Cuando quieras! —exclamó al pasar cerca de Ivy.

Y agachándose sobre el palo de la escoba, aceleró a tope. La brisa en su rostro se fue convirtiendo en un vendaval, y tuvo que entornar los ojos. ¡Aquello era una gozada! Tenía que haberle hecho caso a Keira mucho antes y practic... ¿qué? Había notado un toque en su espalda, y al volverse descubrió a Ivy con su melena rojiza al viento, muy cerca de él. ¡Le había pillado enseguida! Pues sí que se notaba la diferencia entre la Barredora y la Nimbus... Michael no pudo evitarlo y se echó a reír mientras frenaba un poco.

—Vale, tú ganas esta prueba —alzó el pulgar hacia Jade—. ¡Vamos por la siguiente!

Se apartó un poco en un viraje que hasta un rato antes no se hubiera sentido capaz de realizar ni en sus mejores sueños, y miró por encima del hombro para hacerle una señal a su compañera. Ella le alcanzó de nuevo con facilidad, pero esta vez se cruzó por delante de su trayectoria. Michael no la perdió de vista, y movió el palo de la escoba con cuidado para esquivarla. Lo consiguió sin problemas. Ivy dio la vuelta para cruzarse desde el otro lado y el chico volvió a esquivarla, girando esta vez hacia el lado opuesto. Siguieron así unas cuantas veces, y en todas las ocasiones el Ravenclaw fue capaz de redirigir su vuelo para evitar a la Slytherin. Cuando pararon, Michael jadeaba y tenía una sonrisa de auténtico deleite en el rostro. Lanzó un grito de euforia. Había disfrutado como nunca en su vida.

—¡Esto es una pasada! —exclamó, mucho más confiado ahora. Se giró hacia su amiga sin perder un ápice de su sonrisa—. Eres la mejor entrenadora del mundo, Ivy. De no ser por ti, no habría conseguido esto nunca. Gracias, de verdad...

Ivy parecía disfrutar de la compañía de Michael, respondiendo todos sus comentarios con la calma y el encanto que le caracterizaba. Por un lado, le había dicho que ser buscador no siempre daba la victoria al equipo, y que no debería sentirse presionado en esa posición, pues habían otros 6 jugadores que si no cumplían con su parte, el buscador podía arruinar el juego al atrapar la snitch si la diferencia de puntos no estaba a su favor. Así que todos tenían la obligación de hacerlo lo mejor posible.

Por otro lado, la pelirroja le quitaba hierro a los miedos del Ravenclaw, asegurando que no volarían muy alto y, por eso, no se jugarían el tipo ni habría que despegarle del suelo. Y es que Jade parecía ser muy prudente en cuestiones de seguridad, al menos cuando de los demás se trataba.

¡Oinsssss qué monooooo se preocupa por míiiiiiii!....

Cuando Cramson aseguró que no quería que le pasase nada en los partidos y que tuviera cuidado, provocó que la joven pestañeara hasta tres veces. ¡Tres! Antes de suspirar y tener los ojos vidriosos.

¡Monísimo!

- Juro solemnemente que tendré cuidado cuando juegue los partidos - Aunque en el fondo, ambos sabían que la pelirroja lo daría todo cuando estuviera sobre la escoba, puesto que aquel deporte exigía competitividad.

Y así fue como ambos chavales comenzaron el entrenamiento. No parecía algo demasiado complicado, al menos de inicio, dar una vuelta al campo de Quidditch para calentar. Estaba claro que la Barredora 11 de Cramson le daba bastante estabilidad, pues evidenciaba menos tumbos en el aire que Ivy con la revoltosa Nimbus. Habían cruzado las miradas al menos un par de veces. Jade iba muy atenta a su amigo por si debía asistirle, pero quedó claro que, en el fondo, llevaba volar en las venas, como su hermana.

- ¡Lo haces genial! - y así lo creía, tanto que tras la primera vuelta comenzaría el segundo ejercicio, dando Michael el inicio de que estaba listo. 

Cramson aceleró a tope, pero la diferencia entre escobas era palpable. La de Ivy cogió una velocidad vertiginosa y no le fue difícil darle el toque en la espalda en poco tiempo. La risa de Michael era contagiosa y pronto la Slytherin se unió a él, aquella situación era gratificante y divertida, un tiempo compartido que nadie podría borrar de sus memorias.

- Es por la Nimbus, demasiado rápida pero muy complicada de controlar. En los giros a veces se me va un poco... - Y eso se demostró en la tercera prueba, cuando Ivy se comenzó a cruzar como un gato negro por delante del Ravenclaw. A un lado, a otro, luego se puso encima intentando agobiarle un poco, evitando el contacto para que no hubiera accidente alguno. De todos esos movimientos Michael salió victorioso, y no sólo eso, sus giros eran incluso más limpios y atractivos que los de ella. El entrenamiento había sido un éxito.

Ambos bajaron de las escobas. Cramson estaba feliz, exultante incluso, e Ivy estaba muy emocionada por los logros de su amigo - ¡Tú sí que eres una pasada, Michael! ¡Llevas el Quidditch en la sangre! Solo que hasta ahora no te había interesado, pero harás bien la prueba de tu casa, seguro... - Un nuevo abrazo, pero esta vez más fuerte e intenso, la emoción del éxito era similar a consumir una poción de Felix felicis.

- Y esto no es lo mejor, ¡vamos a solar la snitch! Ya verás cómo mola... - Y sin miedo alguno fue al baúl de las bolas y sacó a la snitch dorada, conteniéndola en su mano mientras ésta, frenética, batía con fuerza sus alitas - Te voy a dar el truco para localizarla. Tu espalda debe dar siempre contra el sol, así no te deslumbrarás y el brillo metálico se verá al instante. Y además, búscala en altura, porque desde arriba la verás mejor que en baja posición - Y dicho esto la dejó volar libremente para que se perdiera.

- Venga, quien coja la snitch tendrá derecho a ser invitado a una cerveza de mantequilla por el otro. Te doy la ventaja de contar hasta 20 - Habilidad en estado puro. La Slytherin sabía como conseguir una cita tras otra. Ganara quien ganase, el objetivo era volver a verse - 20, 19, 18, 17, 16.... - Y así pasó el tiempo hasta que gritó - ¡Voy!

Y fue tranquila, se subió a la escoba sin prisas y ascendió dando un paseíto alrededor, poco a poco y observando cómo su amigo lo hacía. Quería darle la suficiente confianza como para que no tirase la toalla y que el día de la selección disfrutara la prueba.

Ver llegar puntual a Ivy fue un alivio, los últimos días estaban resultando agotadores. Mucho trabajo pendiente y pocas horas de sueño, además estaba aprovechando cualquier momento para dedicarse a alcanzar a sus compañeros, lo que implicaba restar tiempo a las comidos o excluirlas por completo, pidiendo a algún compañero que le consiguiera algo de comida y así poder estudiar en la sala común a solas. Todo con el objetivo de alcanzar el nivel de sus compañeros. Ante el comentario sobre que tenía un aspecto horrible, Percy sonrió algo avergonzado - Bueno, me está costando ponerme al día y a veces alargo las horas para poder sacar todo lo posible - El comentario posterior, era hasta de agradecer ya que mostraba cierta preocupación por él - Por ahora aguanto. Tranquila - afirmó sin darle demasiada importancia. Sabía que era algo endeble y flojo de salud, sin embargo debía hacer el esfuerzo, pues ir atrasado sería peor. Cuanto antes alcanzara el nivel de sus compañeros, mejor, pues así podría tomar un ritmo más normal. 

La pregunta del libro le tomó algo por sorpresa, no por que tratase de ocultar nada, sólo que no lo esperaba, al mirar a su mochila parecía que se acababa de percatar de lo voluminoso del libro - Simplemente es un libro que estaba volando por la biblioteca cuando llegué - comentó con una sonrisa. Tampoco pretendía dar la imagen de ser una rata de biblioteca, por mucho que él mismo pensase que en gran parte si que lo era. Siempre se había sentido cómodo rodeado de libros - Estaba revoloteando por ahí, y... bueno... parecía querer que lo cogiera y no lo dudé mucho, se llama "Objetos fantásticos para un mundo mágico" Lamentablemente por la cantidad de deberes que tengo apenas lo he empezado la otra noche que... bueno, fui a donde no debía y acabé leyendo para matar el tiempo - Confiaba en aquella chica, por eso le contó, aunque por encima lo de su escapada de la noche anterior. A pesar de que formaba parte de su intento de ponerse al día, era consciente de que se había saltado las reglas del colegio. 

Sonreía atento a los comentarios de la pequeña Slytherin, parecía tener muchos intereses - Bueno, supongo que al final es importante que hagas lo que más te guste... y eso también incluye hobbys. Yo soy más dado a leer que a escribir, así que si te planteas escribir algo, te aseguro que lo leeré... - En ese momento se le había ocurrido una idea. Podía resultar una gran idea o una idea completamente estúpida. De primeras parecía que podía ser algo difícil con la cantidad de trabajo que tenían... sin embargo abrió mucho los ojos dejando claro que se le había ocurrido algo - Me acabas de dar una idea genial... - aseveró, certificando que algo que quizás pudiera ser tan sencillo jamás se le habría ocurrido por si mismo - Y si organizamos un grupo para escribir un periódico sobre el colegio... podríamos dar información que descubriéramos... además podrían mandarnos información que sospecharan los otros alumnos... Según tengo entendido los periodistas suelen tener bastante libertad de movimientos para poder estar donde la gente no suele estar... si tuviésemos un pase de esos, eso también nos dejaría investigar cosas y así poder enterarnos de más cosas - Le costaba admitirlo ahora mismo, pero en realidad estaba pensando sobre todo en Shadefian y en investigar en la biblioteca, quizás en secciones avanzadas no al alcance de alumnos de primero. Con lo que había averiguado hasta ahora, tenía dos teorías posibles sobre aquel mago, pero no dejaban de ser nada más que teorías ahora mismo. - De esa manera podrías ir preparándote y saber si te gustaría hacer eso o no... Podríamos tener varias secciones, incluyendo consejos de belleza, sección de Quidditch... cosas así. Incluso se podría llamar Hogwler - (es un juego de palabras con Howler [aullador] poniendo la g delante de la w en referencia a Hogwarts). Una vez pasada la emoción por la idea que aún no sabía como sería recibida, derivó la conversación por otros temas más acuciantes - Bueno - comentó con una sonrisa de circunstancias mientras se rascaba la coronilla algo avergonzado - Aunque lo intento, aún no estoy al día - 

Se sentaron en una de las gradas mientras repasaban los apuntes que Percy ya había repasado con anterioridad. Probó el pastel de Ivy comprobando que estaba delicioso, desde luego era un hechizos que merecía la pena dominar, la imagen de si mismo desayunando pasteles de chocolate durante el resto de su vida resultaba una imagen alentadora. Aunque el primer hechizo si que le salía, era el segundo el que le había dado problemas sin conseguir absolutamente nada. El pequeño Wildsmith se fijó en los movimientos que realizaba la pelirroja y comprobó que se parecía mucho a lo que el había estado practicando. Cuando llegó su momento, realizó el movimiento tal y como estaba explicado resultando un pastel de chocolate que dividió en dos para compartir con su amiga de Slytherin, asegurándose de probarlo él en primer lugar no siendo que no estuviese bueno. Por suerte el pastel había resultado delicioso, manchando de chocolate sus dientes... Quizás no era el mejor hechizo para enseñar a unos jóvenes alumnos de diez años, una fuente inagotable de pasteles de chocolate. 

Después de que Jade probara el pastel, el pequeño Wildsmith la observaba atento, esperando una reacción o una respuesta, cuando le reclamó - ¿Y bien? ¿Voy aprobando profesora? - preguntó sonriendo. A pesar de que tenía una valoración al respecto de lo que había podido aprender durante aquellos días, estaba bien tener una valoración ajena, pues la visión de nuestras propias actividades a veces era demasiado personal y poco cercana a la realidad. 

El entrenamiento había sido realmente divertido, y Michael llegó a sorprenderse de lo bien que se lo estaba pasando montado en aquella escoba. Estaba claro que quien dijera aquello de que lo mejor para aprender es divertirse, tenía toda la razón. Quizá Ivy supiera mucho menos sobre el vuelo en escobas que la profesora Mistle, pero había conseguido algo mucho más importante. Había conseguido que Michael se sintiera cómodo y seguro en aquella sesión, y por eso el chico había podido relajarse y controlar mucho mejor sus movimientos.

Cuando la niña le dijo que lo hacía genial mientras pasaba a su lado, el Ravenclaw se alegró de tener que darle la espalda, porque pudo notar cómo el color se le subía al rostro y una sensación que no tenía nada que ver con el hecho de estar volando le hizo cosquillas en el estómago. 

Finalmente, terminaron la última prueba y descendieron juntos para aterrizar sobre la mullida hierba. Ivy volvió a elogiarle con entusiasmo, e incluso le abrazó de nuevo. Michael volvió a enrojecer un poco pero esta vez, por un breve instante, también rodeó con un brazo los hombros de Ivy.

—¿Tú... tú crees? —preguntó al separarse, cuando Ivy le dijo que llevaba el quidditch en la sangre—. Bueno... a mi madre también se le daba bien, pero Keira es tan hábil que yo siempre pensé que no me podía ni comparar con ella. Aunque a lo mejor...

El vuelo que acababa de realizar y la confianza que Ivy parecía tener en él estaban despertando nuevos sentimientos en su interior. Miró a lo lejos, a los aros del campo de quidditch de Hogwarts. ¿Y si...?

En ese instante, Ivy corrió de nuevo hacia el lugar donde se guardaban las pelotas de quidditch. En menos de un minuto, tenía una snitch dorada en la mano que aleteaba, ansiosa por escapar. ¿No pretendería la chica que él atrapase la pequeña bola? Estuvo a punto de decirle que le estaba sobrevalorando, pero por algún motivo, se quedó callado. Y en efecto, Jade empezó a aconsejarle sobre la mejor forma de encontrar y apoderarse de la snitch. Michael asintió, muy concentrado.

—Acepto la apuesta —dijo sonriendo.

Cuando Ivy soltó la snitch, Michael la perdió de vista inmediatamente. ¡Era increíble lo rápido que podía moverse aquella pelota dorada! Pero el chico repasó mentalmente los consejos de Ivy y de una nueva patada en el suelo, echó a volar mientras su amiga contaba hacia atrás desde 20. 

El Ravenclaw ascendió con prudencia, pero con decisión, dejando el sol detrás. Si el Michael de la clase de Vuelo hubiera visto aquella forma de ganar altura, hubiera pensado que el que montaba la escoba no era él, si no un doble conjurado con un Imaginum Multum. Pero el Michael de ese día no pensaba en nada que no fuera ver la snitch dorada en el campo de entrenamiento que le rodeaba. Entornó los ojos y dejó la mirada perdida, sin fijarse en ningún punto concreto. Y entonces distinguió un destello áureo a su derecha, que se deslizaba con rapidez sobre el color verde de la hierba.

¡Ahí está!

Se lanzó sobre la pelota dorada toda velocidad, tan rápido que logró acercarse mucho a ella. Incluso podía distinguir las alas, batiendo a un ritmo frenético que las hacía casi invisibles, como las de un colibrí. Estaba tan cerca de ella que podía cogerla... sólo tenía que alargar el brazo. Pero al hacerlo, se dio cuenta de que en realidad no había tan poca distancia como había calculado entre él y la bola. Además, el suelo se acercaba peligrosamente. Michael frenó un poco y corrigió la trayectoria para asegurarse de no acabar tragándose la hierba. Y mientras tanto, la snitch desapareció.

—Jo, casi la tenía —murmuró para sí—. Es más difícil de lo que pensaba...

Ivy iba ya por el número 7 y bajando, así que despegaría enseguida para unirse a la caza. Michael sonrió, debía darse prisa. Volvió a concentrarse en mirar alrededor. Pero aunque antes había divisado la snitch muy rápido, en aquella ocasión no captó el más leve signo de ella. Giró el cuello hacia la izquierda, hacia la derecha... Nada. ¿Abajo? Tampoco. Entonces oyó el grito de Jade anunciando que allá iba y se volvió justo a tiempo para verla despegar con calma y elegancia, con su melena cobriza ondeando tras ella.

Qué bien vuela... A su lado debo de parecer un globo pinchado.

Pero incluso aquella idea le hizo reír entre dientes. Ese día no parecía haber nada que pudiera molestarle, se lo estaba pasando demasiado bien. Y mientras seguía con la vista el ascenso de Ivy, distinguió una vez más la snitch. Estaba en la dirección en la que la chica volaba. Michael abrió mucho los ojos y se lanzó hacia la pequeña pelota tan rápido como pudo. Pero Ivy se percató de su movimiento, y no le costó mucho localizar la snitch siguiendo la mirada del chico. Aquello se convirtió en una nueva carrera de velocidad, y como era de esperar, Ivy la ganó cómodamente. La pequeña pelota brilló vencida en la mano de la Slytherin.

Michael suspiró y se encogió de hombros, sonriendo. Aplaudió antes de apoyar los antebrazos sobre la escoba para mirar a Ivy.

—Tú ganas —dijo con voz afable—. Será un placer invitarte a esa cerveza de mantequilla.

Y una vez más descendió para aterrizar sobre el césped. Empezaba a notar el cansancio de la sesión. Desmontó de la escoba, echando una mirada al castillo de Hogwarts, imponente en el horizonte.

—Menos mal que nadie ha aparecido en todo este rato. Podrían habernos quitado puntos o incluso habernos castigado...

Se volvió hacia Jade con una sonrisa.

—¿Pero sabes? Incluso así me hubiera alegrado de venir contigo.

Si algo no perdía Ivy de vista era el rostro de Michael. No había mejor manera de saber cómo lo estaba pasando su compañero, pero la sonrisa constante que mantenía le indicaba que había descubierto el placer de volar. No podía culparle, la pelirroja sentía, siempre que se subía a la escoba, una emoción intensa que se combinaba con el éxtasis de la risa. No había nada mejor que el Quidditch para sentir felicidad, y no precisamente haciendo referencia a la parte competitiva.

- Lo único que te falta es entrenamiento, Mich - Aseguró Jade tras separarse del muchacho, despacio, sin ignorar que le había pasado un brazo por encima. ¡Un brazo! El rostro de la joven estaba sonrojado, aunque quizás fuera el efecto del entreno - Se le daba bien a tu madre y a tu hermana. No deberías dudar de que a ti también. Hoy lo has demostrado - La Slytherin se sentía muy orgullosa de los logros de su amigo, pero aún venía la prueba de fuego, perseguir la bola más ágil de cuantas se jugaban, y como apuesta de éxito, una cerveza de mantequilla quedaría apalabrada entre ambos.

La persecución de la bola no había ido tan mal, al menos al principio Michael la había visto, aunque la condenada se situó muy cerca de la hierba, y esa era una zona peligrosa porque si el jugador no sabía maniobrar a tiempo, corría el riesgo de estamparse contra el suelo. Ivy miró nerviosa cómo Cramson corregía la dirección y se salvaba del accidente, una vez conseguido el logro, perder la snitch ya no era un problema demasiado grande. Continuó contando la Slytherin, mientras observaba cómo la bola se escondía detrás de un aro, y al ser metálico como ella, lo inevitable fue que pasara desapercibida a los ojos del Ravenclaw. Cuando Ivy terminó de contar, avisó de que salía de caza, ya tenía localizada la snitch dorada, estaba relativamente cerca, y no le fue demasiado difícil atraparla. Había sido suerte, ese factor siempre estaba presente en los buscadores. A veces la bola colaboraba y se mantenía cerca, y otras era un verdadero infierno dar con ella.

No fueron pocos los halagos que recibiría el Ravenclaw de la pelirroja. Jade valoraba el avance de su amigo, pues de casi no querer elevar su escoba a encaminarse detrás de una snitch, había que aplaudir su esfuerzo y valentía. No todo el mundo era capaz de ponerle tantas ganas y voluntad al deporte.

- Te dejo elegir el día y la hora para la cerveza de mantequilla - Le guiñó el ojo mientras descendía al césped, posándose con suavidad justo a su lado - Me gusta volar contigo, Mich. Buscas aprender y tienes buen humor incluso cuando las cosas no te van bien. Es algo que me gusta mucho... - Y es que Nolan no era para nada así, si perdía en algún juego, se enfadaba y a veces destruía lo que tenía a mano.

- Pufff.... estoy agotada... Es curioso, pero tengo la sensación de haber estado sólo dos minutos de lo bien que lo he pasado, pero me duelen los brazos como si hubieran sido horas sobre la escoba - Y es que en realidad, la hora y media la habrían superado - Sí es cierto que esto que hemos hecho no se puede hacer, pero yo ya venía con excusas preparadas en caso de que nos regañasen, como por ejemplo que no está la norma explícita y por escrito de que los alumnos no puedan practicar con escoba en su tiempo libre -  Sonrisa amplia - Y si está escrita pues con decir que somos de primero y no lo sabíamos ya vale...

Estaba muy relajada y despreocupada, pero en parte era porque nadie les había pillado - Voy a dejar las bolas en su sitio - Y encerró de nuevo la snitch dentro del baúl, el cual fue cerrado y dejado en su sitio original, al igual que las dos escobas - Voy a poner tu Barredora 11 aparte y semi escondida para que nadie la coja antes que tú. Justo aquí debajo de estas otras que nadie cogerá mientras haya otros modelos - Señaló el sitio para que tuviera claro dónde ir a buscar su transporte el día de la selección, y es que la Slytherin era astuta para los pequeños detalles.

Una vez que todo estuvo en su sitio y cerraron la puerta del pequeño almacén, Michael le dijo que, incluso a riesgo de haberse jugado estar castigado, le alegró el estar allí con ella. Jade le sonrió con encanto y cierto grado de timidez, un rasgo no tan habitual en ella, como si las palabras del Ravenclaw estuvieran removiendo multitud de sensaciones en su interior, y es que en realidad, así sucedía.

- Yo no me hubiera arrepentido ni en la peor de las situaciones - La veracidad de sus palabras eran solemnes - Me gusta estar contigo y me gusta mucho volar. ¿Qué podía salir mal?... - A pesar de la inocencia de sus palabras, había dicho en primer lugar que le gustaba estar con él, marcando una clara preferencia en sus deseos - Deberíamos ir al castillo para cambiarnos y terminar de hacer los deberes, pero seguro nos veremos más tarde... - Y es que eso era lo bueno de que el chico que te gustase fuera del mismo grupo de amigos, al final, le veías en cualquier parte y eso siempre animaba el día - Vamos yendo, buscador de Ravenclaw.... - Y juntos caminaron en dirección al castillo, mientras las miradas de soslayo se producían a cada instante, tanto como las sonrisas y algún que otro suspiro.

Ivy miró realmente preocupada a Percyval, estaba claro que empezar una semana más tarde en la escuela le estaba pasando factura, y el joven reconocía que le estaba costando ponerse al día, dedicando muchas horas de trabajo y esfuerzo a ponerse al mismo ritmo de los demás compañeros. Jade no podía culparle, seguramente en su caso, ella habría actuado de igual manera.

- Comprendo que estés hasta arriba. Sinceramente a mí esta semana de escuela me ha costado mucho, y eso que he ido a clase - Comentó empatizando con él - Pero ya verás que esta semana que entra, te resultará todo más fácil. Y si no es así, sólo tienes que decírmelo y buscamos maneras para poder ayudarte... - Si hubieran estado en la misma casa, muy probablemente ella le habría llevado comida desde el Gran Comedor y se hubiera asegurado de mejorar un poco su calidad de vida.

Hablaron sobre el ritmo que llevaba Percy en la mochila, un ejemplar que volaba cuando él entró - Objetos fantásticos para un mundo mágico - Repitió Jade el título del libro antes de preguntar - ¿Merece la pena leerlo? ¿Te ha gustado lo que llevas leído? - La respuesta quedó clara cuando Wildsmith comentó que apenas había leído mucho del volumen, dando una información que a la pelirroja le llamó la atención - ¿Fuiste donde no debías? ¿De noche?... Vaya, tenemos a un chico malo... - Sonrisa divertida - Tranquilo, tu secreto está a salvo conmigo. En serio, ¿a dónde fuiste?... Y ya de paso... ¿Por qué te has incorporado tan tarde a la escuela?....

Jade asintió ante la afirmación de Percy. A él le gustaba más leer que escribir y a ella le pasaba al contrario, así que había un pacto de por medio. Si ella redactaba alguna cosa, él la revisaría.

- Pues me gusta la idea. Si en algún momento escribo alguna cosa, te lo pasaré para que lo leas... - Y fue entonces cuando la chispa del Ravenclaw evidenció el motivo por el que pertenecía a la casa de Rowena, proponiendo la posibilidad de hacer un periódico sobre el colegio - Me gusta mucho la idea, está muy chula... - Ivy quedó pensativa por unos instantes - Tengo que ir a hablar con la directora sobre un asunto que quiero tratar con ella. Podría también comentarle lo del periódico, y que nos dejara cierta libertad de acción para poder hacer artículos de calidad para promocionar la lectura entre el alumnado... - Los ojos de Jade brillaban, quizás porque su mente Slytherin captaba mil maneras de poder hacer cosas que, hasta el momento, les estaba prohibido por horario. Aunque claro, no debía cantar victoria, pues aún estaban encerrados en el maravilloso mundo de las conjeturas - Todo es cuestión de cómo se plantee la actividad para que nos dé el visto bueno o no... - Miró a Percy con reconocimiento - Tu idea es genial. Me encanta. Y el nombre también, tiene gancho y es buena manera de que las noticias lleguen a todos. Aullándolas... - Risa divertida, en su mente el periódico ya estaba funcionando.

Tras haberse sentado en las gradas y comenzar la sesión de estudio, los jóvenes repasaron la teoría y comenzaron a transformar las dos manzanas en pasteles. El de Ivy había resultado delicioso, tanto como el de Wildsmith, con lo que el Ravenclaw obtuvo una amplia sonrisa de la niña, a pesar de que tuviera tantas manchas de chocolate en los dientes como él. Desde luego era un hechizo que valía la pena aprender.

- Te ha salido como para un Extraordinario - Dijo la joven masticando con auténtico placer - Si algún día nos echan de Hogwarts siempre podemos montar una pastelería - Y que no se dijera que no aprovechaba la oportunidad - Bien, yo creo que con esto estamos preparados para un Sphera mutatio. Debemos encontrar un insecto pequeñito y que sea dócil, el profesor nos puso unos escarabajos, pero no creo que haya en el césped... Veamos qué hay...

La pelirroja se levantó de las gradas y se fue hacia la verde hierba, agachándose para tener una búsqueda activa. Localizar hormigas era bastante sencillo, pero hacer abalorios tan pequeños, corrían el riesgo de perderse y no tener claro si el hechizo había tenido o no éxito. Así que la joven estuvo un buen rato intentando localizar los seres perfectos para aquellas transformaciones, obteniendo un par de ejemplares de bichos de bola.

- Con esto ya podemos trabajar. Primero tenemos que tener claros los movimientos. Mira se hace así y así. Tienes que tener cuidado porque si giras de esta forma de te mueve la varita y entonces esto no sale bien... - Comentó la pelirroja revisando al teoría - Y luego debes decir Sphera mu.... Achís...tato... - Un estornudo interrumpió el hechizo, y es que estar agachada buscando bichos provocó que el polen de algunas flores se le introdujera por la nariz. El resultado fue un abalorio con patas que continuaba paseándose por el césped - Oh, maldita sea, haré un Finite mutatio... Finit.... Achís.... 

Muy mal momento para tener una crisis de alergia.

- De verdad... Prueba tú, soy la peor profesora del mundo... - Dijo sacando un pañuelo de su túnica y limpiándose la nariz. Aunque se podía ver que no había perdido el buen humor - Que no se te escape el abalorio con patas anda, que como aparezca así por su casa su esposo no la va a reconocer... - Era un chiste malo, pero tampoco se podía pedir más a una cría de 11 años.

Michael observó cómo Ivy guardaba las pelotas de quidditch en el baúl, y cómo ocultaba la Barredora 11 en un lugar especial, para que el Ravenclaw pudiera utilizarla durante las pruebas. Seguro que volar en esa escoba a la que ya había conocido un poco le ayudaría mucho cuando llegase el momento. Y mientras miraba, al chico no se le borraba la sonrisa del rostro. Era incapaz de recordar la última vez que se lo había pasado tan bien con alguien.

Y no sólo eso, si no que Ivy también estuvo de acuerdo en que había disfrutado practicando vuelo juntos. Cuando la Slytherin dijo que le gustaba estar con él, Michael abrió bastante los ojos, sorprendido. Eran sólo unas pocas palabras, pero le hicieron experimentar una sensación nueva, que nunca antes había notado. Era como si el tiempo se hubiera ralentizado y le hicieran cosquillas en el vientre, un hormigueo que le dejó sin palabras para responder. Sólo pudo sonreír, mientras su rostro enrojecía y él se miraba los zapatos húmedos por la hierba del campo de entrenamiento.

Afortunadamente, Ivy volvió a hablar. El día había ido avanzando casi sin que se dieran cuenta, ya que el tiempo vuela cuando alguien se lo pasa bien, y la chica pelirroja propuso que regresaran para cambiarse de ropa y continuar con sus tareas. Las clases seguían manteniéndoles ocupados, y por jóvenes que fueran no podían descuidar sus deberes como alumnos. Así que asintió, aún en silencio pero sin perder un ápice de su sonrisa, poniéndose en marcha hacia el castillo junto a Jade. Y mientras andaba sobre la hierba mullida, sin poder resistirse a lanzar más de una mirada en secreto a la chica que caminaba a su lado, por primera vez Michael Cramson se alegró de verdad de estar en Hogwarts.