Partida Rol por web

La tienda de varitas destilaba un ambiente mágico, como si fuese eterna. Las varitas se agolpaban en los estantes y por un momento, transmitía la sensación de que van a salir de sus cajas y volar hacia las manos de los clientes, en este caso, vosotros. Los muebles ascendían por la pared a lo largo de metros y metros, a pesar de que en el exterior, la tienda da la sensación de ser mucho más pequeña. Era como si por dentro fuese todo un edificio, lleno hasta arriba de cajas con varitas mágicas.

Un espectáculo inigualable.

Al cerrar la puerta, el tintineo de una campanilla llama la atención de alguien que permanece en la parte de atrás, entre las sombras, y que rápidamente camina para recibirte, tropezando con sus propios pies y cayendo al suelo del local, detrás del mostrador. Antes de que pudieseis asomaros para ver como estaba, se alzó de un salto.

-¡Ah, bienvenido, bienvenido! P-perdón por el tropiezo. Le estaba esperando, desde luego. Sí, sí, sí. Supongo que está buscando una varita, claro que sí, y no puede ser cualquiera, sino que debe ser una muy especial. ¿Sabe que es la varita quien escoge al mago y no al revés? La varita tiene vida propia y solo la más apropiada es digna de encontrar al mago capaz de extraer la verdadera magia de ella. Todo eso me lo explicó mi abuelo, que en paz descanse. Mi nombre es Jason Ollivander y estoy aquí para servirle.

Tras decir aquello, el hombre, que parecía ser bastante torpe, sacó una cinta métrica.

-Eh... ¿empezamos?

Y empezó a medirte la longitud del brazo con el cual usarías la varita, la estatura, e incluso el contorno del pecho, como si estuviese preparándote un uniforme.

Esta vez sí que se sentía algo extraño en el ambiente. Como si una corriente estática irradiara por toda la tienda, cargada de pequeñas cajas en cada hueco habido y por haber de aquella pequeña y sobrecargada tienda. De hecho, los techos parecían más altos desde dentro que desde fuera de la tienda!! sería un efecto óptico de consttrucción?. Era un espectáculo de cajas. Nunca había visto una tienda así.

Rápidamente, y patosamente, se acerca un hombre con gafas tropezándose y cayéndose. Temía que de repente una avalancha de cajas se cayera sobre él y se desparramara por toda la tienda, como en efecto dominó, pero cada caja estaba en su perfecto sitio. El hombre se levantó de golpe y soltó una verborrea después de excusar su patosidad. 

-Nos estaba... esperando? - dijo Rob, un tanto desconfiado. Yo me quedé con la copla de "la varita tiene vida PROPIA". *Espera, vida propia? son como animales?? - pensé asustado. Presentía que aquellas varitas iban a salir de sus cajas en cualquier momento, pero al saber que estaban VIVAS, ahí dentro? encerradas? oh dios, esto era extraño, muy MUY extraño - eh...muy bien, señor... Jason, Ollivander, hemos recibido una carta... y dice que tenemos que comprar varitas -/- Una, varita- corregí a Rob sin alzar la voz. No me imaginaba teniendo más de una vara viva en las manos.

Entonces Jason Ollivander empezó a medirme como me habían medido para hacerme las túnicas. Mientras hizo esperar a Rob, que no quiso alejarse demasiado.

ok! sin prisa, que yo voy rápido pa que no se me acumulen cosas pendientes. No quiero entorpecer. 

Tu ya me irás diciendo.

Jason Ollivander no parecía ser el más indicado para vender varitas, o ya que estabas, para cualquier cosa, porque tras hacer las mediciones de altura, el brazo, el contorno… cogió una escalera, se subió a ella… y se resbaló, cayendo otra vez al suelo y sobre él, unas cuantas cajas de varitas que habían reaccionado al temblor que había causado en el mueble que las guardaba.

Jason volvió a ponerse en pie con una sonrisa.

-No ha sido nada, tranquilo. Todo está… bajo control. Mi abuelo me dijo exactamente cómo tenía que hacerlo, solo que a veces…

No terminó de hablar, porque volvió a subir por las escaleras, rebuscó entre las cajas y finalmente cogió una. Bajó, sacó la varita y se la colocó a Nolan en la mano  (la verdad es que Nolan ya estaba sacándola antes de que Jason lo hiciera). La reacción fue inmediata. La varita comenzó a vibrar y de repente lanzó una especie de chillido agudo que te obligó a taparte los oídos.

Rápidamente, Jason te arrebató la varita y la volvió a colocar en su caja. Cogió otra caja, sacó la varita y te la entregó. Esta vez salió un chorro de agua que puso perdido a Jason, el cual estaba viendo que la cosa iba a ser más complicada de lo que esperaba. Empezó a pensar y de pronto, miró hacia arriba.

-Vaya. Voy a tener que buscar... allí arriba -dijo, señalando justamente en dirección hacia donde no había techo -. Vuelvo enseguida.

Resignado, Jason se agachó bajo el mostrador, cogió una escoba y se elevó en el aire, subiendo y subiendo hasta casi perderse de vista. Parecía como si nunca fuese a regresar.

Cuando parecía que no iba a regresar, la escoba y Jason cayeron justo detrás del mostrador, oyéndose un "ouch" bastante lastimoso.

-S-sigo estando bien. Es que estas v-varitas estaban m-muy lejos –se excusó.

Jason sacó una varita nueva y la colocó en tu mano… logrando el efecto deseado. Fue como si la varita se adhiriese a tu piel y sentiste como todo tu cuerpo aumentaba súbitamente su temperatura y de repente se acumulara un montón de energía en tu interior.

-L-lo sabía –dijo Jason -. Madera de acebo, núcleo de pelo de licántropo, 32centímetros.

Jason estaba satisfecho, aunque también le dolía el cuerpo después de tantos golpes.

-Bueno, espero que esta varita no te defraude. No, no, quiero decir que seguro que no te defraudará. Muchas gracias por comprar en Ollivander's -te dijo, con una gran sonrisa y el labio partido.

La primera vez que se cayó nos asustó tanto a Rob, como a mí. Y era EVIDENTE que estaba ahí sustityendo a alguien que sabía hacer su trabajo. Y eso fue confirmado cuando mencionó que su abuelo le había dado instrucciones exactas sobre como tenía que hacerlo. 

Cuando por fin sacó una primera caja, asustado, esperaba que saltara de dentro algo vivo y alargado. Pero en vez de eso era un palito de madera largo, algo torcido, corto como mi palma de la mano. -Eso es una varita?- dije sin pensar. Estaba aliviado, aunque aún no me fiaba del todo de ese hombre. Intercambié más miradas con Rob antes de abrir la palma de la mano, y entonces, cuando la colocó en ella... EMPEZÓ A TEMBLAR Y A SONAR CON UN PITIDO AGUDO que dañaba los tímpanos.

-PERO QUE ESTÁ HACIENDO? -gritó Rob dando un paso hacia nosotros. Rápidamente, Jason me la quitó de las manos, ignorándole. Cogió otra caja, sacó la varita y me la entregó. *Tengo que probarlas todas??-  instintivamente la cogí, escupiéndole en la cara con un chorro de agua. Me sentía patidifuso, paralizado en esa escena con la boca abierta. Son como las varitas de borras!! hacen trucos de circo!!! y entonces sucedió otro extraño acontecimiento:

Se puso una escoba entre las piernas, y... se elevó. Voló. Como las brujas de los cuentos.

AHORA, ÉSO TENÍA SENTIDO. Bueno, no ESO. Lo que ponía en la carta sobre las escobas! y la tienda con toda la gente mirando el escaparate mirando escobas.- ESTÁ VOLANDO!! - le dije a Rob alucinado, comportándome como un niño de 11 años debería comportarse - mira ROB!!! está volando!!! - él también estaba sorprendido, y riéndose. Se rascó la cabeza y en menos de un momento... BAM!! se estrelló tras el mostrador. 

-Por dios santo! está usted bien?? - espetó Rob acercándose del todo al mostrador. - Se podría haber matado!!. 

Pero entonces Jason se levantó, magullado pero haciendo ver que no pasaba nada. Y me acercó otra caja, sacó la varita y me la puso en mi mano... y ahí fue cuando lo sentí. Era como una extensión de mi propia mano. Cálida, agradable, firme!!. Una sensación de seguridad y alegría me inundaron, y entonces, todo se relajó. 

Mi corazón palpitaba a toda pastilla, y Rob sabía que todo iba bien, porque mi cara lo decía todo. 

-L-lo sabía –dijo Jason -. Madera de acebo, núcleo de pelo de licántropo, 32centímetros!!- Jason estaba satisfecho, aunque también le dolía el cuerpo después de tantos golpes. Miré mi varita, era bastante larga. Y entonces se puso a bailar, contento de sí mismo.

-Bueno, espero que esta varita no te defraude. No, no, quiero decir que seguro que no te defraudará. Muchas gracias por comprar en Ollivander's -te dijo, con una gran sonrisa y el labio partido. Parecía que para Jason había dado la venta por finalizada. Así que Rob le pagó, y salimos de la tienda, no sin antes pararme y  girarme, quedarme unos segundos callado -este tipo era realmente extraño - y decir...- Muchas gracias Jason. Jamás en la vida olvidaré este momento... - agarré mi varita con fuerza y salimos de la tienda.

Una vez fuera, cargados de trastos y cosas nos acercamos a la tienda de escobas. No estaban tan locos como pensábamos, al parecer...

-Rob... ha dicho Pelo de licántropo?... 

-Si Kyle. Un licántropo es un... un "hombre lobo". 

-Ah. ... - ninguno de los dos sabíamos que más decir.