Partida Rol por web

¡Una cita!

La oferta propuesta por Ivy fue tomada por Michael, y es que la necesidad causaba estragos. Ambos iban a practicar con la escoba para tener mayores posibilidades de pertenecer al equipo de Quidditch de sus casas.

- Podríamos practicar en esa sala especial donde estuvimos Luna y yo la otra noche -sugirió la pelirroja, pensando que si allí aparecía una escoba para poder entrenar, el mayor de sus problemas habría sido resuelto. Aunque no tenía muy claro de que hubiera espacio suficiente como para hacer muchas maniobras - Supongo que allí bastará, si no, siempre podemos ir a los jardines. Además lo podemos tomar como una actividad para después de cenar. No hay nada mejor para relajarse... - Y lo que para Jade era diversión, para Cramson sería como descender al séptimo infierno - Volarás bien, Michael, y te presentarás a las pruebas. Confía en mí - Aseguró ella con clara convicción

La actitud de Ivy era bastante natural. La joven decía lo que sentía, por un lado se alegraba de ver a Percy; por otro, le disgustaba la sola mención de Alondra, y estaba claro de que Michael, para ella, era un verdadero héroe.

No, cualquiera no me habría defendido. Kyle no lo hizo.

Jade no estaba enfadada con su compañero de casa, pero bien cierto era que hubo dos formas de comportarse ante el mismo hecho, el empujón de Alondra sobre las plantas espinosas. Michael reclamó a Sparks su actitud, mientras que Goldfinch medió entre sus dos compañeras, no sin antes haber aplaudido los éxitos de Alondra, lo que hizo entender a Ivy que no era mucho más amiga de él que la propia Sparks. Cada actuación era una siembra constante de afectos y desventuras, por eso Connor valoraba tanto al Ravenclaw, de todos los alumnos presentes que vieron aquel abuso sólo él se movió para defenderla.

- Fuiste el único que me defendió, Michael... -respondió a las humildes palabras de Cramson- Una clase repleta de alumnos y sólo tú te enfadaste por lo que me hizo. Normal si luego pienso bien de ti... - le dedicó la más amplia de las sonrisas.

Luna, como era de esperar, estaba de su parte. Su amiga Gryffindor, haciendo alarde de su valentía, buscaba un duelo para batirse y que la Slytherin acabase dejándolas en paz.

- Eso no funcionará, Luna - comentó la pelirroja - En Defensa Contra las Artes Oscuras la sepulté bajo una gran cantidad de ropa, demostré que soy mejor en hechizos ofensivos y, aún así, busca provocarme y hacerme daño - Su tono de voz era más frío, como si aquello ya lo tuviera asumido - Voy a ser su peor pesadilla. No solo no voy a quedarme de brazos cruzados mientras me moleste a mí, es que tampoco voy a consentir que se meta con los demás - Y aquella afirmación sonaba a juramento

Hablar con Luna siempre le hacía sentir bien, pues apostaba siempre por ella sin cuestionar absolutamente nada. Era una amiga muy leal e Ivy quería ser lo mismo para Ferlet. Si en algún momento la licántropa tenía el más mínimo temor a algo, debía saber que ella estaba allí para tenderle una mano.

Había quedado en dejarle una revista "Corazón de Bruja" a Luna, y la verdad es que las tenía en casa, así que lo mejor sería ir a la lechucería para pedir el número del mes, bajo previo pago, y tener algo fresco que leer con sus amigas. Quizás hubiera suerte y explicaran algún conjuro de amor. Si así era, ya podía Alondra ir preparándose, puesto que iba a emparejarla con un escreguto de cola explosiva.

A Jade no le pasó inadvertido que Luna miraba con fijeza a Keira, la hermana de Michael. Al inicio ni siquiera pestañeaba. ¿Sería aquello sano? ¡Se le iban a secar los ojos!

Uys, uys, uyyyyyssssss.... Necesito la revista ¡Ya!....

Mientras Luna ponía al día a Percy sobre el tema de los ataques en el tren y en la escuela, Ivy continuó realizando los deberes, con clara intención de acabarlos cuanto antes. Hubo un momento en el que Wildsmith le preguntó si su abuelo le había comprado la escoba, ante lo que ella negó la cabeza con triste semblante.

- No hubo suerte. Mi madre se negó rotundamente a que me la compraran -dijo suspirando- pero tengo un gato blanco con los ojos de distinto color, y es precioso, se llama Myron Wagtail como el vocalista del grupo las Brujas de McBeth... - informó mientras le pasaba al compañero los deberes que había copiado de clase - En vuelo tenemos que buscar los nombres de los principales movimientos que se llevan a cabo con una escoba, así como las descripciones de cómo llevarlas a cabo... Esto lo está haciendo Michael - Recapituló para Wildsmith - En herbología hay que elaborar una lista de los usos de las cataplasmas y las familias de las plantas que pueden ser de utilidad... Este es trabajo de Kyle... En Defensa Contra las Artes Oscuras hay que leer el primer capítulo del libro que trata sobre hechizos, contrahechizos y malas artes, y hacer un resumen... Esta es mi parte.... Transformaciones y encantamientos penden de los demás... - Señalando a los compañeros que habían llegado más tarde - Quizás lo mejor sería que hoy copiases la tarea, y ya cuando cojas el ritmo formarás parte del quipo de división de trabajo. ¿Te parece bien? -intentaba facilitarle la vida al máximo.

La pelirroja miró a sus compañeros por unos instantes, parecía que todos estaban lo suficientemente ocupados como para poder moverse a sus anchas por el castillo.

- He terminado mi parte de los deberes. Voy al aseo y luego a mandar una lechuza para encargar la revista Corazón de Bruja de este mes. Nos vemos a la hora de la cena - comentó la niña poniéndose en pie y buscando la forma de salir de allí, de aquel laberinto de libros, un paraíso para quienes disfrutaban perdiéndose en cada letra, conscientes de que cada ejemplar tenía un mundo de aventuras en su interior. Jade, a pesar de que valoraba la biblioteca, tenía una cuenta pendiente en la sala de trofeos. Ver a su mago favorito, el que constituía para ella un referente mágico. Salazar Slytherin.

-Los deberes de la clase de historia serían....¿difíciles de hacer?-Úrsula le contestó a Michael. Primero estaba muy seria, pero después su rostro brilló con algo especial-No has tenido Historia aún, ¿verdad?. Hablamos cuando tengas una clase, ya verás que no es tan fácil eso de poner debe....

Una chica se acercó a Michael en aquel momento, resultó que era su hermana y sacó el tema de la señorita Tauris. Úrsula se la quedó escuchando, arrugando la nariz. ¿Podía ser peor?, ¿ahora estaba simpática la profesora?. Aquello sí que eran malas noticias. 

-Ya... el problema es que yo le entregaría los deberes si supiera hacerlos...-susurró para ella, mirando los apuntes que tenía delante y que no sabía por donde coger. Suerte que parecía que iban a ayudarla, porque si no... ¡que mal pintaba aquel colegio y su futuro en el!. Miró a los demás en la mesa, cada uno haciendo algo que parecía que se le daba bien, pero ella ¿en qué podía ayudar?. Ivy propuso repartirse las tareas para asegurar tenerlo todo hecho y sacar buenas notas. Pero había un problema, uno grande en su caso. Miró a Luna buscando ayuda-¿Qué puedo hacer? Es que... haga lo que haga la voy a cagar y si después los copiáis... os la vais a cargar por mi culpa...

Se volvió a mirar a Ivy cuando la escuchó y no pudo evitar encogerse de hombros-Realmente... creo que puede tener algo de verdad lo que dijo la profesora Tauris. No me ha salido nada, nada de nada en su clase y en la de Historia, que nos dieron varitas que disparaban de verdad, cuando la quise usar pues... explotó y me lanzó a la pared. Perdí el sentido y todo y... -se calló un momento, pensando en todo lo que había pasado ese día-Supongo que tengo que estudiar más. Al ser muggle voy retrasada en todo, los demás tenéis ventaja-le dijo con una sonrisa. No era una crítica, era simplemente que ella reconocía que, hasta ese momento, la magia había sido algo ajeno a ella y tenía mucho que aprender. Pero el problema radicaba en que en ese momento y, quizás, sin que ella fuera consciente, estaba demasiado abrumada por todo-¿Alondra te empujó a posta?. Lo veo, es muy propio de ella, y seguro que después dijo con voz de no he roto un plato que no había sido ella. Ivy, ¿todos en tu casa son como ella?-preguntó preocupada por la fama que, ahora sabía, tenía la casa de Slytherin-¿Un duelo?, ¿cómo se hace eso?, ¿un duelo mágico?, mal lo lleváis conmigo... conmigo tenéis que pensar en alguna forma humana de enfrentarme a Alondra. Pero sí, no vamos a dejar que siga así con ninguno de nosotros.

El quidditch. No pudo evitar escuchar el comentario de la hermana de Michael a quien miró de reojo para verla mejor y captar lo que decían aunque pudiera pecar de cotilla. ¿Por qué a todo el mundo le encantaba ese juego?. Ya le estaba picando la curiosidad por saber cómo era, pero claro, primero era domar a la escoba y que hiciera caso y no lo que ella quería-Oye, Michael... si no te gusta eso del quidditch, pues no juegues. Es fácil-no se le había pasado desapercibida la expresión de su amigo a los comentarios de su hermana, así que intentó poner de su parte porque ella estaba igual con lo de montar en la escoba y, lo que menos necesitaba en aquel momento en el que todo era como una caja cerrada para ella y las instrucciones para abrirla venían en chino mandarino, era que alquien a quien quería le insistiera en participar en algo que no la llamaba.

Se mordió el labio cuando Luna e Ivy apuntaron quien estaba en la misma mesa que Colt. Discretamente miró hacia donde estaba su amigo y vio a la preciosa rubia junto a él y como él la miraba, colorado hasta la médula. Sintió un poco de gusanillo en su estómago. ¿Acababa de hacer un buen amigo y ya lo iba a perder por las cosas esas de enamorarse y tal que hacían los mayores?. El era el único que la entendía porque era muggle como ella y tenía sus mismos problemas con las asignaturas y sabía que las rubias lo tenían todo ganado. Porque no fallaba. No eran tontas como se decía sino que se llevaban a todos los chicos a su lado y hacían con ellos lo que querían. ¿Qué tenía una rubia que no tenía una morena?. Supuso que cuando fuera mayor lo entendería así que no le dio más vueltas al asunto-Bueno, yo sí que entiendo a Colt... -levantó la mano y sonrió a Luna-Son cosas de muggles, lo que no entendáis nos preguntáis como nosotros hacemos con las cosas mágicas de las que habláis. ¿Sabéis hacer filtros de amor?-preguntó sorprendida mirando a sus dos amigas. Aquello sí que le parecía un logro aunque no entendía muy bien en qué podía consistir aquello-¿Y eso que hace realmente? ¿Qué filtra? ¡Ah!....¿te gusta Michael? -miró al chico y después a Ivy, a quien pescó mirando de forma extraña a la hermana del muchacho-Es su hermana...no es peligrosa... -le susurró antes de que le lanzara un hechizo de repulsión o algo parecido. La idea le hizo sonreír imaginándose la situación mientras miraba como ahora era Michael quien se ponía colorado cuando Ivy se levantó como si le fuera la vida en ello para invitarlo a practicar clase de vuelo. No había lanzado ningún hechizo de repulsión, pero se había lanzado a la caza de una cita. Le echaba cara al asunto, ella no sería capaz en su caso, seguro que también eso era cosa de magos y no de muggles, más cosas que aprender. Negó con la cabeza para ella y preguntó curiosa a Luna-Esa revista de la que habláis, ¿de que es?, parece muy interesante. Ivy ya la ha nombrado en un par de ocasiones...

Úrsula parpadeó y ladeó su cabeza mirando a Luna. Su amiga y compañera de casa miraba raro. Siguió su mirada y le llevó a Ivy quien seguía embobada hablando con Michael. Volvió a parpadear y miró de nuevo a Luna y, tras ella, a Colt y Angeline. Suspiró. Se recostó en la silla y miró al techo. ¿Les habían lanzado a todos alguna clase de conjuro al que ella como buena muggle era inmune?. 

Me conformo con que alguien me lance el encantamiento de Como Entender La Magia Sin Morir En El Intento... O el de Como Aprobar Aunque Parezca Imposible En El Segundo Dia De Clase... O que me den una tetera de esas a la que sacas brillo y aparece el genio que concede tres deseos... Suspiró mirando todos los pergaminos de deberes que había que hacer tirados sobre la mesa a la espera de que les hiciera caso.

Una voz dulce que no había escuchado hasta entonces, sonó a su espalda y la hizo volverse. Reconoció a una de las profesoras aunque no recordaba qué clase daba ni su nombre. Venía acompañando a un niño nuevo.

-¡Hola!, yo soy Úrsula, soy Griffyn-se presentó al nuevo chico mirándolo con curiosidad-Hazle caso a Michael, no te fíes de la profesora Tauris-le advirtió muy seria aunque supuso que se fiaría más de las palabras de Ivy y Luna que ya parecían conocerlo, así que dejó que las dejó hablando con el recién llegado mientras buscaba a Colt con la mirada. Cuando estableció contacto con él lo miró interrogativamente y levantó su pergamino de deberes en un claro gesto de que iban a cagarla el próximo día como siguieran así. Puso los ojos en blanco y dejó su pergamino en la mesa, mirándolo fíjamente. 

-Encantamientos... no, demasiado difícil...perderé el tiempo... -cogió otro de los pergaminos y lo puso sobre el de Encantamientos-¿vuelo?... -recordó su primera clase. Al principio la escoba había hecho lo que le había dado la gana pero, después de hablar con ella, las cosas habían ido mejor-Vale, pues vamos a aprender escobil. Seguro que el problema es que no se su idioma y seguro que las cosas van mejor si aprendo a comunicarme con ella en su idioma... Ejercicio uno...

Percy parecía acordarse de Ivy, incluso de lo que a mi amiga más le preocupaba en aquellos momentos: tener una escoba. En verdad no la consiguió al final, como así le dijo, pero al menos sí que había demostrado que era una voladora excelente y que seguro que iba a entrar en el equipo de quidditch de Slytherin.

También se acordaba de mí, aunque menos. Eso ya era algo; significaba que tanto él como nosotros no partíamos de cero.

De todas maneras, lo que más le preocupaba era ponerse al día, cosa que entendía perfectamente. Dos días en aquel lugar habían significado tantas cosas para nosotros que resultaba difícil de explicar, pero al vernos tan agobiados y haciendo los deberes, quién iba a sospechar que no había mucho trabajo que hacer. Pero para eso estaba Michael, que seguro que le ayudaba a ponerse al día y a coger el ritmo con rapidez.

Me hubiera gustado saber lo que le había sucedido para llegar tarde pero no pareció tener ganas de explicar nada, así que no insistí. Lo importante era que ya estaba allí y que al día siguiente seguro que se sentía casi como uno más del grupo. Claro que para ser de Hogwarts resultaba extraño que ya lo hubiesen colocado en Ravenclaw sin ayuda del Sombrero Seleccionador. Tenía que ser por su familia, seguro, y así fue como lo dije, pensando que esa era la respuesta.

-Lo mismo la directora deja que te lo pongas. Supongo que todo sería cuestión de preguntarle a la profesora Cassowary –le dije, al ver que en vedad parecía hacerle ilusión ponérselo y que fuese el propio Sombrero quien le asegurase que pertenecía a Ravenclaw por derecho propio.

Después nos pusimos a hablar un poco de lo que había sucedido en el tren y ayer en el castillo. Era difícil de explicar, la verdad, e involuntariamente miré a los demás, como si estuviese pidiendo permiso. La verdad era que no lo estaba pero deseaba sentir que todos pensábamos más o menos igual. Tampoco es como si fuese a contar algo que no fuese del dominio público.

Así que se lo conté, más o menos, sin detallar que nosotros habíamos encontrado algunas cosas o pistas, ni mucho menos lo que el resto del grupo había descubierto por su cuenta. Eso se lo dejaba a ellos.

Y por si conocer a Percy no fuese suficientemente novedoso, Ivy sugirió practicar con Michael en la sala en donde habíamos estado ella y yo.

-Bueno, yo supongo que si de verdad es una sala mágica, tendrá todo lo que necesitéis, pero no sé si habrá espacio. Sin embargo, como dices, lo mismo podéis salir a los jardines más tarde, o el día siguiente, cuando no haya clases ni entrenamientos de quidditch o algo así –comenté, hablando sobre el tema. La cita entre ellos dos tenía que salir bien, sí o sí, porque ambos lo estaban esperando.

Es verdad que después de eso, pasamos a centrarnos en Alondra. Siempre estaba causando problemas y me hubiera gustado terminar con ellos de finitivamente. Pero Ivy tenía razón. Batirse con ella no bastaría y además, tal y como explicó Ivy, ya lo había hecho antes y el resultado había sido incluso peor al estimular más el odio que sentía por ella. No, había que idear otra forma, o hacerse a la idea de que estaría fastidiando siempre que pudiese.

-Pues ya no es solo que tú vayas a ser su peor pesadilla. Lo seremos todos. A la primera de cambio que haga o diga cualquier estupidez no voy a quedarme callada, y me da lo mismo que haya un profesor delante –dije, enfadadísima.

Úrsula también estaba de acuerdo, por supuesto, y suponía que también todos los demás. A nadie le caía bien Alondra… ¿salvo a Kyle? Kyle siempre aprecía evitar meterse con ella o responder cuando hacía algo malo, como si se sintiera mal por ello.

A lo mejor debía preguntarle por qué.

La aparición de la hermana de Michael hizo que Ivy se quedase durante un momento pendiente de ella y de nadie más. Yo la verdad es que también, pero no me di cuenta y no lo hice por el mismo motivo. Ivy me dijo lo de los filtros pero yo no pensaba en eso. Ni siquiera se me había ocurrido. Claro que a Úrsula había que explicarle de qué iba.

-Bueno, se supone que son prociones que hacen que alguien se enamore de otra persona, de quien sea, pero no duran mucho y obviamente, no es amor de verdad ni nada de eso. Solo produce una especie de obsesión o algo así. Tampoco sé mucho del tema –le expliqué, rápidamente.

Yo ni siquiera estaba pensando con claridad porque me quedé embobada mirando a Keira y cuando se marchó, todavía seguía mirándola sin darme cuenta. Solo al ver que Ivy me miraba fijamente que parecía haberse dado cuenta, bajé la cabeza, ruborizándome un poco, y volví a concentrarme en las tareas.

Y así, continuamos hablando un poco entre nosotros, y Ivy le explicó a Percy un poco por encima todas las tareas que había. Bien pensado, había mucho que hacer y muy poco tiempo, pero como éramos muchos, debíamos poder terminarlo a tiempo.

Pero para mi sorpresa, de pronto dijo que había terminado y que se marchaba. Me daba la sensación de que deseaba irse por su cuenta, aunque no sabía por qué ni a dónde. Quizás era solo mi imaginación, aunque solo preguntándole lo averiguaría. Decidí que lo haría durante la cena, cuando podría contarme qué había hecho exactamente.

Aún estaba devolviendo libros a sus estantes mientras veía a lo lejos como los demás interactuaban con el chico nuevo. Aunque la mayor parte del tiempo veía como Luna, Úrsula e Ivy parecían hablar en corrillo entre las tres. Parecía que Ivy estaba más o menos más relajada, a ratos la veía sonreír, como cuando las niñas se juntan y empiezan a cotillear... y a ratos la veía poner esa cara... esa cara que ponía Ivy cuando se acercaba o se hablaba de Alondra. 

*Yo de ella intentaría pasar completamente de Alondra. Cuanto más le siga el juego peor será... ese tipo de chicas no saben cuando poner un límite - tras eso recordé a toda la casa de Slytherin furiosa y aclamando venganza, tras el incidente en nuestro primer día de pociones. - *o quizás sea cosa de los Slytherin en general?... a Ivy también parecía salirle una vena vengativa... Hasta el prefecto parecía estar más de acuerdo con todos los demás. - estuve un buen rato intentando pensar y analizar a lo lejos de qué se trataba toda esa historia de "ser un Slytherin". Parecían todos cortados por el mismo patrón... ¿de verdad estaba en la casa correcta? O quizás lo estaba viendo todo de un enfoque demasiado diferente? *O quizás porque soy medio muggle...?

Todo aquello me llevó a recordar la escena con Salazar Slytherin, su actitud y su presencia. Sus palabras, y cómo aseguró haber exterminado a toda una familia de magos relacionados con los Shadefian... No sólo era difícil aceptar que me hubieran metido en una casa dirigida por alguien como él, sino que también era imposible de olvidar cómo una sola persona era capaz de hacer tanto daño en un momento, y a unos niños a los que supuestamente quería ayudar. 

Sacudí mi cabeza, y entre dudas y cavilaciones dejé el último libro en su estante. En ese momento me pareció ver un tomo en el que había dibujada la serpiente de Slytherin, sin letra alguna en el dorso. ¿Era mi imaginación, o la biblioteca sabía que lo estaba pensando? o quizás había tropocientos libros como ése por aquí. Sí, probablemente era así.

Antes de que llegara a poder pensar en ello, mi mano estaba cogiendo aquél libro... cuya portada era toda verde y con el emblema de mi casa ocupando todo el espacio. Lo miré extrañado. La contraportada no tenía tampoco ninguna letra. Tragué saliva. De una forma u otra sabía que aquél libro no iba a ser sobre la decoración de nuestra sala común. Ese libro probablemente hablaba de los Slytherin, y probablemente más concretamente sobre Salazar Slytherin.

Casi temeroso, abrí la portada. Una página en blanco precedía a otra con un simple párrafo:

 " NO BAJO LA CABEZA ANTE NADA, NI NADIE "

"Un Slytherin sabe lo que vale. Sabe que no nació para ser uno más. 
Avergüénzate de morir antes de lograr una victoria para la comunidad mágica. 
El mundo es un desastre. Sólo necesitamos gobernarlo."

~ SALAZAR SLYTHERIN ~

En mi mente, lo leí como si la propia voz despectiva de Salazar me hablase en la mente. En un sólo instante sentí todo el aire dela biblioteca aplastarme y asfixiarme el tórax. Sentí tanta presión que temía ser enterrado por todos los libros a mi alrededor. Cerré la portada del libro de golpe. Tragué saliva. Mi mano estaba temblando. Casi fue como volver a tenerlo delante!! dentro de mi cabeza!

Cuando me giré hacia los demás, tembloroso, les vi allí en la mesa. Todos tranquilos. No había pasado nada, nada de nada. Sólo era yo teniendo una especie de ataque de pánico. No, un ataque de miedo. Aquél libro hablaba de Salazar. O era escrito por el propio Salazar. Lo miré con miedo, pero no podía soltarlo. 

Tragué saliva de nuevo y volvía  la mesa justo en el momento en el que Ivy se levantó, al parecer iba al aseo y a la lechucería. Le asentí despidiéndome de ella con un gesto de cabeza, no me salían las palabras de la boca. Luego me senté y esperé. Michael estaba explicándole a Percyval sobre las clases y los deberes. ¿Debía enseñarles el libro? Quizás hablaba del pasado de Salazar, quizás se mencionase algo sobre la familia Shadefian... como una familia enemiga suya?... Quizás era sólo para alumnos de Slytherin?... y si ellos no entendían lo que habría escrito ahí dentro? ¿quería yo leer lo que habría dentro de ese libro?. 

Con la cara pálida y un sudor frío, recogí mis cosas, los deberes, y lo guardé todo en la mochila. Incluido aquél libro verde, sin pensarlo mucho. 

-Creo... que casi es hora de la cena - dije en tono seco con un hilillo de voz. La mochila se sentía mucho más pesada ahora. 

La sonrisa de circunstancias se le quedó helada en los labios. La pobre Angeline se debía haber quedado en shock y estaría pensando si los besos se podían borrar. Por un momento pensó en que igual le daba él un beso se quedaban empatados y ya, pero igual si lo hacía le partía los dientes, y allí, en la biblioteca, y delante de sus amigos que se estaban riendo de él, igual no era lo mejor. Torció un poco la sonrisa, la entendía, ¿Quien iba a querer ser amigo de un bandarra?. Metió su cabeza en la tarea y se intentó concentrar durante unos interminables 30 segundos. Nada, era imposible. Metió sus cosas en la mochila y se levantó de la silla musitando un

- Lo siento...

Se dirigió hacia la salida con cara de circunstancias y cuando pasó delante de sus amigos les susurró

- Aquí tampoco me concentro, creo que me voy a ir a la sala común a acabar los deberes....Nos vemos luego.

Pero no iría a la sala común, había pensado que igual un poco de aire fresco le vendría bien. Un sitio donde estar tranquilo y lejos de chicas rubias, amigos que se reían y traidores de la amistad. Le quedaban cinco pergaminos por hacer.

Angeline se sentía bien con aquel chico. Era gracioso y bastante mono. Pero algo parecía preocuparle y no sabía el qué. Solo cuando leyó aquella nota que le pasó, empezó a entender algo acerca de lo que podía tratarse.

El problema fue que al mirarle, primero intentando comprender exactamente lo que significaba el mensaje y después, pensando en lo que debía hacer o decir, Colton se levantó y disculpó diciendo que se iba para poder concentrarse. Era como si de repente se sintiese mal.

La joven recordaba bien lo que había sucedido el otro día. A ella no le había salpicado y la verdad era que los chicos de Slytherin, pero en especial las chicas, salvo aquella amiga de Colton, Ivy, eran bastante insufribles. Así que hasta lo entendía.

Así que al ver que se levantaba y marchaba, Angeline, que no estaba acostumbrada a relacionarse demasiado, tardó unos segundos en decidirse a ponerse en pie para decirle que no hacía falta que se fuese. Cuando lo hizo, tuvo que correr para llegar a él antes de que terminase de irse, pillándolo justo en la puerta de la biblioteca.

-Eh, oye, C-colton. Yo...  -Angeline dudó. ¿Cómo le decía que en realidad no sentía que hubiese hecho gran cosa, y que lo de los puntos de Gryffindor le traía sin cuidado? Hablar con la gente no era su especialidad -. La verdad es que yo tampoco puedo concentrarme y necesito ayuda con los deberes. ¿Podemos hacerlos juntos?

Y con eso debía bastar, o eso esperaba, porque a la joven no se le ocurría qué más podía decir. Bueno, sí que se le ocurría, pero no era tan valiente, así que lo que finalmente dijo era más o menos, aunque fuese menos, lo importante.

No quería que Colton se fuera.

Poco a poco, la biblioteca se había ido vaciando de sus amigos y amigas. Primero fue Ivy la que se marchó, para encargar su número de Corazón de Bruja. Luego fue Kyle el que pasó cerca del grupo de camino a la salida, con un aspecto raro, como si no se encontrase del todo bien. ¿Qué le pasaría al joven Slytherin? Poco después fue Colton quien salió para hacer los deberes en otro sitio, porque allí no se concentraba. Y aquella niña rubia, Angeline, le siguió. Michael se fijó en que hablaban cerca de la puerta, y se volvió hacia las chicas de Gryffindor, que eran las únicas que quedaban allí además de Percy.

—Vaya... nos hemos quedado en la mitad —dijo—. Bueno, al menos tenemos ya todo casi terminado. Sólo nos falta juntarlo. Oíd, ¿está bien Colton...? Me ha dado la sensación de que se iba un poco triste...

Tampoco sabía si Kyle estaba bien, pero no podía preguntarle a Ivy porque ella también se había marchado. De pronto, tenía una sensación incómoda, como si algo fuera mal y a él se le estuviera escapando qué era. Y no creía que tuviera que ver con todo el asunto de Shadefian. Se pasó una mano por la nuca como solía hacer a veces, pensativo. 

Porque, de repente, Michael tenía bastantes cosas en qué pensar. La primera, la propuesta de Ivy para practicar vuelo. ¿Sería buena idea? Ahora que Keira daba por hecho que se presentaría a las pruebas de quidditch, lo mejor sería practicar todo lo posible hasta entonces. Y seguro que su amiga de Slytherin podía ayudarle, porque probablemente volase mejor que él. Bueno... es que era difícil volar peor que él. Había pensado en pedirle ayuda a James, pero cuando Ivy se había ofrecido a que practicasen juntos... por algún motivo se había olvidado por completo de su compañero de casa. 

Úrsula le había dicho que si no quería jugar, no tenía por qué hacerlo. Y la chica tenía toda la razón. Pero aunque la escoba seguía dándole escalofríos a Michael, lo cierto era que la idea de volar con Jade no le resultaba nada desagradable. Al fin y al cabo, acordarse de ella fue lo que le dio valor en clase de Vuelo. ¿Por qué le habría venido su rostro a la mente entonces? Michael no había vuelto a pensar en ello, pero ahora le intrigaba...

—Luna... ¿tú crees que debería ir a practicar vuelo con Ivy? —preguntó girándose hacia la chica de Gryffindor, que era la mejor amiga de Jade—. Sé que me lo ha ofrecido para ayudarme de verdad... pero Ivy también quiere presentarse a las pruebas y no me gustaría ser un estorbo para ella. Volar se me da fatal...

De todas formas, había otra cosa en la que pensar primero. Tenía un nuevo compañero, y la profesora Cassowary le había pedido que ayudara a Percy a aclimatarse. Eso era lo primero de lo que debía ocuparse, por supuesto. Así que se volvió hacia el nuevo Ravenclaw, tratando de exhibir una sonrisa.

—Bueno, Percy... ¿Has estado ya en la Sala Común? —preguntó Michael—. Si quieres podemos subir antes de la cena, para que vayas aprendiéndote el camino. Mientras tanto, te puedo contar los hechizos que hemos aprendido estos días. Tengo que presentarte a James y Elektra, te caerán bien. Seguro que se animan a que practiquemos los cuatro y en nada de tiempo estarás al día con el resto de la clase. ¿Qué te parece?

Si a Percy le parecía un buen plan, Michael se despediría de Úrsula y Luna antes de recoger y salir. Quizá tuvieran tiempo para saludarse antes de la cena, y si no seguro que podrían en el desayuno del día siguiente.

Tras la marcha de Ivy, vi como Kyle también se decidía a irse, con gesto algo extraño y un libro que no le había visto hasta ese momento, verde y sin nombre en la cubierta. Parecía como si se encontrase malo o algo así.

-S-supongo que sí. Yo me iré enseguida. Nos vemos mañana en clase –dije, bajando la voz en la última parte porque me di cuenta de su mal aspecto y pasé a intentar verle un poco mejor.

Quizás solo estaba cansado.

Colton también acabó por marcharse; lo vi de reojo. También vi como Angeline lo seguía corriendo, lo que despertó en mí una pequeña sonrisa. Parecía que solo quedábamos Michael, Úrsula, Percy y yo, de nuestro grupo de trabajo.

-Sí, eso parece. Pero bueno, también llevamos mucho hecho y es bastante tarde. Toma, aquí tengo lo que he hecho de Encantamientos –le dije, dándoselo a Michael para que lo copiara.

Después, preguntó sobre Colton. No me había fijado en su rostro al marcharse, pero solo faltaría que a él también le ocurriese algo.

-Yo… no me he fijado, la verdad. Sí que me ha parecido que Kyle tenía mala cara. A no ser que se hayan puesto todos malos a la vez, supongo que solo estarán preocupados –le dije, sin creerme muy bien lo que yo misma había dicho.

Por ahora me limité a concentrarme en acabar las tareas que me quedaban, aunque no duró mucho porque al poco tiempo, Michael me preguntó sobre el vuelo.

-¿Estás de broma? Claro que debes ir. Ivy se molestaría si le dijeses que no porque para ella lo primero es ayudarte y así también practicará ella.

Por no decir que ambos lo estáis deseando, tontitos.

Dudé un instante en si concretarle más las cosas a Michael. ¿Debía decirle que Ivy estaba loca por él? A lo mejor Ivy se molestaba. Si me hubiese preguntado directamente, casi seguro que se lo habría dicho, pero pensé finalmente que mejor se lo dejaba a ellos. Después de todo, lo normal era que saliera solo, ¿no?

-Créeme, después de estar practicando un poco con ella, lo harás estupendamente, y ella se sentirá muy bien por haberte podido ayudar –le dije finalmente, esquivando la cuestión.

Después de aquello, Michael se volvió para hablar con Percy y así yo pude seguir terminando las tareas. Llevaba un buen ritmo así que lo único que necesitaba eran unos minutos más para poder dejar de lado todo aquello y descansar, por fin.

Bueno, quería ir en busca de Ivy a ver qué mosca le había picado para irse tan pronto de la biblioteca, eso también.

Finalmente se encontraba en Hogwarts. Con más ilusión que preparación estaba dispuesto a hacer frente al curso y sacar lo mejor de si mismo. Quedaba mucho por aprender y mucho por saber. La biblioteca sería un sitio fijo cada día. Debía estudiar mucho además de aprender muchos hechizos. Saber de la existencia de un mago como Shadefian hacía que se estremeciera, además estaba el hecho de que había conseguido actuar dentro del colegio, algo que según recordaba era realmente complicado. Vagaba con la mirada por aquellos estantes cargados de maravillas a sus ojos y pensó que quizás no todas las respuestas pudiera hallarlas allí, aunque esperaba encontrar unas cuantas. 

Saludó con una sonrisa a Úrsula que parecía algo agobiada, era Gryffindor, los conocidos por el valor - Encantado, yo soy Percy, Raven - Dijo, acortando el nombre de la casa igual que había hecho ella. Se notaba por la cantidad de trabajo que estaban haciendo que en dos días había pasado mucho y empezaba a pensar que quizás empezaba con mucho handicap en relación a los demás. 

Aunque no era el momento de divagar demasiado, tenía muchos deberes que hacer y compañeros dispuestos a echarle una mano, por ahora no necesitaba mucho más. Sonrió levemente ante el comentario de Ivy - Bueno, lamento lo de la escoba y me alegro de lo del gato - Pensando que era un nombre curioso para una mascota. Escuchó atentamente la descripción de como estaban dividiendo la tarea, afirmando con firmeza ante el comentario de que copiara la tarea y luego se incorporase a la división de trabajo, parecía una división razonable - Gracias, aunque debo admitir que lo de volar no creo que sea lo mío... nunca me han dejado hacerlo, está genial que alguien ayude con eso - Alegrándose de que su compañero de casa fuera el encargado de vuelo - En transformaciones y encantamientos puedo ayudar cuando me ponga al día - Comentó con una leve sonrisa. Le costaba valorar como estaría de preparado en relación a sus compañeros. Debido en parte a su salud había sido educado en casa por su madre, que había sido profesora, aunque ante los problemas de salud del joven había optado por permanecer en casa y educarle ella. Estaba un poco temeroso pues pensaba que podría haber sido algo indulgente con su educación. Su padre siempre hacía referencia a los resultados insatisfactorios. 

El joven Wildsmith puso cara de temor ante el comentario de Luna, estaba claro que tenía ganas de ponerse el sombrero, aunque por otro lado tenía miedo de que no lo pusiera en Ravenclaw, pero la curiosidad, algo muy anclado en lo profundo de si mismo estaba ahí, reclamando el hecho de realizarlo para saciarse con ese saber. Acertó a balbucear más que a afirmar - Si que me gustaría probármelo... aunque no me atrevo a pedirlo... Me gustaría buscar otra manera de hacerlo - Posiblemente se estaría equivocando, buscar la manera de meterse en líos nada más pisar el castillo no parecía una decisión muy inteligente, sin embargo lo único que quería era saciar la propia curiosidad, se sentía a gusto en Ravenclaw.

En ese momento Luna continuaba una conversación con Ivy, al parecer sobre algún tipo de sala mágica que hacía que esa naturaleza curiosa surgiera, aunque por ahora decidió simplemente guardar esa información y preguntar más adelante. La conversación entonces desembocó en una alumna que parecía ser algo mala. Desde luego que escuchar conversaciones en mitad creaba más interrogantes que respuestas, pero esperaba que el tiempo le permitiera aclarar todo aquello. Kyle, parecía un chico mucho más introvertido, no había intercambiado muchas palabras y además parecía presuroso por salir, decidiendo que era la hora de la cena para él, procedió a ausentarse de la biblioteca, posiblemente en dirección al gran comedor. Había leído mucho al respecto, al parecer incluso el techo se mostraba como el cielo, algo que parecía absolutamente fantástico. 

Finalmente parecía que el chico y la chica rubios, seguían un poco apartados, Colton parecía dispuesto a abandonar la biblioteca. Momento en el que Michael le preguntó al respecto de la sala común - No, la profesora Cassowary me dijo donde estaba pero el primer sitio al que he venido es aquí - respondió con una sonrisa tímida. Cuando habló sobre los hechizos el rostro de Percy se iluminó algo más - Estaría genial, si - afirmó convencido. Notaba la varita que llevaba en el bolsillo y con la que aún no había tratado de realizar ningún hechizo, precisamente por la regulación mágica, incluso a pesar de saber que en el castillo si que se podía, pero no quería correr riesgos. Todos parecían estar de acuerdo en que Michael era el que mejor iba en las clases y sería estupendo poder empezar a practicar, agradeciendo la ayuda, tanto por las indicaciones, como por los compañeros, como por la magia. Así que procedió a despedirse del resto para ir con Michael. Además de los deberes que debía copiar y que le dejaran llevarse, había decidido llevarse el libro aleatorio que había cogido de la biblioteca, el que se había acercado a él. 

Estaba dispuesto a hacerlo bien, tenía que dar lo mejor de si mismo y desde luego que estaba dispuesto. 

Colton se levantó y se dirigió hacia la salida. Siempre lo hacía mal cuando había una chica por medio, y es que en su cole, bueno, le había escrito una carta, y la chica la había leído delante de la clase, y todos se habían reído de él. Claro, después, en un arrebato de furia vengadora, le había cambiado el champú que usaba por otro, mezclado al 80-20 con pegamento súper fuerte, y claro, había pasado lo que había pasado, que la pobre se había quedado como Caillou y que él había acabado castigado inicialmente, pero como solo había pruebas circunstanciales le habían dado la libertad vigilada.... Desde entonces la chica no se metía con él, pero tampoco le hablaba, así que sus posibilidades eran menos mil..... aunque a él le siguiera gustando.

Angeline se le parecía físicamente, aunque parecía más amable y menos creída, aunque era tela de guapa, pero la había cagado igual, porque había tirado su bomba de peta zetas en la poción de Alondra y casi desata una guerra nuclear: quemaduras, gritos, amistades traicionadas.... un lío de los gordos. Y él casi la calcina con su travesura, y ella, bueno, ella era una buena chica y evidentemente iba a poner unas tapias bien altas para que ni se le acercase.

Se despidió de sus amigos con un gesto y vio que estaban hablando con un chico que tenía escrita la palabra empollón a la legua. Le envidió, le gustaría ser más listo, porque lo iba a catear todo y su madre le iba a dar el chanclazo padre, porque habían dejado todos sus ahorros y.... suspiró, todos sus ahorros, todos los madrugones para hacer pan, todos los días aguantando a la pesadísima señora Whitwiki, y él, desaprovechándolo... Era un perdedor, un loser, un noob.... Alguien le llamó y se giró, y lo que se encontró le sorprendió, era Angeline, con toda su rubiedad, y sus hoyuelos, y sus dientes blancos también. Parpadeó dos veces y estuvo tentado de tocarla por si era un fantasma, pero no, era real, y resultaba que era como él, y no se concentraba, y quería hacer los deberes con él, aunque fuera un delincuente juvenil. Se le iluminó la cara y le dijo

- Yo creo que lo que nos pasa es que nos pasamos demasiado tiempo encerrados, y se nos está quedando el culo cuadrado, y así no hay quien haga deberes.... Pensaba ir al patio, apoyar la espalda en la fuente y hacerlos allí, ahora está tranquilo, y huele a hierba y el sonido del agua es muy agradable. Venga, vamos, que los deberes no se van a hacer solos...

Sonrió y estuvo tentado de cogerle la mano, pero no, que va, ni loco, que eso era de novios, y una cosa es que le gustara y se quedara tonto mirándola a veces, pero eso de novios no, que era muy difícil, y no sabía que había que hacer. Si hubiera tenido un hermano mayor, le habría espiado, pero al ser hijo único..... y no creía que pudiera hacer eso que había pillado a sus papás haciendo alguna vez. Aquello parecía muy muy pero que muy de mayores.

El patio era algo más incómodo para escribir, pero allí se concentraba mejor. Entre Angeline y él se ayudaron como pudieron para hacer los deberes, y una hora o así después el trabajo estaba listo. Lo de vuelo lo haría en la sala común, y le preguntaría a Úrsula como lo llevaba, que Úrsula volaba como las piedras.

Úrsula había seguido con la mirada a Colt cuando dijo que se iba. No entendía lo que pasaba, porque habían hablado de ir a la Biblioteca para hacer los deberes y ambos sabían que necesitaban estudiar si querían alcanzar a sus amigos magos, pero entendía cómo podía sentirse así que tardó unos segundos en decidir si dejarlo ir o ir a por él y llevarlo de nuevo a la mesa con ellos. Segundos que no desaprovechó Angeline para correr tras él.

-No le pasa nada, solo necesita... -Úrsula le respondió a Michael mientras seguía con la mirada a los dos niños que desaparecían en aquel momento por la puerta de la Biblioteca-...hacer algo diferente. Verás, a él y a mi nos están constando las clases... supongo que por eso de ser muggles y tal-se encogió de hombros-Lo mismo pensar en deberes es peor ahora, él tiene muchas ganas de conocer el exterior del cole y creo que se ha agobiado aquí con tanto silencio y tantas cosas por hacer. Yo me ocupo de terminar los deberes de vuelo y después le paso a él lo que tengamos entre todos, ¿os parece?. Otro día estoy segura de que él nos ayudará más.

Estuvo tentada de decir que se estaba leyendo los deberes de vuelo y no se enteraba de nada, que ella también tenía ganas de que alguien le lanzara un encantamiento que le abriera los ojos a la magia pero sabía que, como muchas otras veces, si leía cuarenta veces sus apuntes al final algo terminaría encajando en su mente y comenzaría a entender. 

O eso espero... claro... Espero no echar de menos las mates...

Miró al recién llegado con ganas de preguntarle si él era muggle o era mago pero supuso, rápidamente, que si le habían permitido llegar dos días tarde era porque era mago sí o sí, así que se podía saltar dos días de clases sin problema. Los magos ganaban a los muggles aquel curso, por lo menos eso significaba un amigo más que podría ayudarla con las clases. Iba a necesitar a uno por clase. Sonrió con aquella ocurrencia antes de hundir su cabeza en su montón de apuntes y seguir repasando.