Katherine de Northumbria nació en el siglo noveno, siendo la primogénita del Conde de Northumbria. Su infancia transcurrió en el interior de las murallas de la ciudad-fortaleza que defendía su padre, ya que las tierras del conde se habían convertido en el foco de los ataques de los piratas normandos, empeñados en asolar todo a su paso desde el primer momento en el que pusieron un pie en las costas. Aquel conflicto provocó que la pequeña Kate creciese prácticamente en un permanente estado de sitio, y la falta de recursos hicieron de ella una niña enfermiza.
Tras años de guerra e incesantes asedios el Conde de Northumbria rindió su fortaleza ante los vikingos. Después de la rendición Katherine quedó huérfana, apenas tenía doce años cuando los vikingos faltaron a su palabra de perdonar la vida del conde y sus familiares a cambio de una rendición. Ella, en cambio, corrió otra suerte, salvó la vida gracias a un pago por su rescate, un puñado de plata procedente del Reino de Wessex.
Una vez instalada en el Reino de Wessex, Katherine vivió durante años confinada en un monasterio, y hasta casi alcanzar los dieciséis años siguió una vida estrictamente monacal. El aprendizaje en la escuela monástica fue intensivo, no había otro modo de que una mujer tuviera acceso a la educación y no existía más saber que el propio del culto religioso.
Durante sus trabajos para la preparación de una ceremonia fúnebre en honor al Rey Etelredo I, conoció a Alfredo, el hermano de Etelredo, recién coronado como el nuevo Rey de Wessex. A partir de ese momento Katherine se convirtió en la amante favorita del Rey. Ella y el nuevo Rey de Wessex se dejaron llevar por una pasión secreta durante meses. Alfredo adoraba estar en compañía de la dama, mientras que Katherine le inspiraba a defender su reino contra los vikingos, a los que seguía considerando unos invasores despreciables. Antes de que Alfredo partiese a la batalla, envió a Katherine a un monasterio de Flandes para asegurarse de que ella estuviese a salvo ante un futuro que se presentaba incierto para el pueblo de Wessex.
Una vez instalada en el monasterio de Flandes se convirtió en una excelente tapicera gracias a las enseñanzas de las monjas. En sus tapices, confeccionados en lana sobre tejido de lino, representaba majestuosamente las victorias de su amante, el Rey Alfredo. Hilos de oro, plata y seda, tan finamente trabajados que apenas eran visibles. El tul era de una sutileza inigualable. Joyas de color rojo centelleaban por todas las labores, tan grande era el brillo y la belleza de la tapicería que hubiera podido decirse que sobrepasaba la de los rayos del sol. Además, leyendo las inscripciones podían reconocerse sobre los tapices historias verdaderas y leyendas.
Con el tiempo las obras de Katherine adquirieron un gran renombre, el propio papa compraba sus piezas para regalarlas posteriormente a reyes de toda la cristiandad, incluso la invitó a peregrinar a Roma para admirar con sus propios ojos la forma en la que las delicadas manos de la mujer trabajaban el material. Pero aquel peregrinaje nunca sucedió, las obras de Katherine también habían despertado un profundo interés en alguien mucho más siniestro.
Percival, un vampiro del Clan de la Rosa fascinado con el trabajo de la noble dama de Northumbria y su sorprendente belleza la abrazó para inmortalizarla, haciendo de ella un trofeo, arrastrándola hasta desvelarle una realidad muy distinta, un mundo de tinieblas.
Después de décadas siguiendo los pasos y las instrucciones de Percival, y de estar envuelta en las intrigas de las cortes de París, retornó a su tierra natal para combatir la dominación escandinava bajo el reinado de los reyes vikingos. Pero su fracaso la condujo a un lánguido exilio interior y una profunda depresión.
Tras la unificación del Reino de Inglaterra en el siglo décimo, Londres, era la ciudad más grande del reino y su centro de comercio más importante, también comenzó a adquirir relevancia como centro político, tanto que llamó la atención de la Toreador, que decidió instalarse allí para hacer frente a la competencia que le planteaba su propio sire, ahora instalado en Winchester, la capital de la Inglaterra anglosajona y centro tradicional del Reino de Wessex. Las tiranteces entre Katherine y su Sire se hicieron palpables y la relación entre ambos se vio tan resentida que incluso llegaron a atentar el uno contra la otra y viceversa. La política se había convertido en un juego peligroso.
Siglos más tarde, a partir de 1450, Katherine aprovechó la creación de la Camarilla para apoyar a Mithras y su proposición de fuerte liderazgo sobre la sociedad mortal en lugar de escurrirse entre las sombras, pero finalmente Mithras terminó por ceder, aceptando operar bajo las bases de la nueva secta. Así, junto a él, asumió la responsabilidad de mantener la paz y censurar apropiadamente a cualquiera que violase o se opusiese a aquel sagrado acuerdo. Desde entonces la relación de la Toreador con los suyos (incluido ahora su propio sire) y con los Ventrue fue estrechándose en favor de la Camarilla.
En la época victoriana Katherine estaba alejada de los asuntos de la Camarilla, había demostrado sobradamente su valía al Príncipe mediante varias maniobras menores y acumulado una importante influencia, hasta el punto de convertirse en la Arpía de Mithras. Sin embargo, desde que descubrió la relación de el Arcángel Gabriel con la Golconda se centró más en un ideal filántropo, en conductas emanadas por el amor a la humanidad y el objetivo de alcanzar aquello que llamaban Golconda. Desgraciadamente, Katherine, pese a su empeño, estaba muy lejos de ser una santa. Finalmente desistió en su empeño por elevarse, comprendiendo que la Golconda no era otra cosa que una fábula agradable, una alegoría que no servía más que para conservar algo de esperanza y humanidad. Puede que ni eso.
En la época victoriana también sufrió el acoso de un cazador obsesionado con ella y las historias de seres sobrenaturales que se habían puesto tan de moda. A raíz de aquella circunstancia su relación con un Gangrel llamado Maximillian, jefe de los Azotes de la corte de Londres, se acentuó. Él la libró de su acosador cuando se convirtió en una amenaza real, y por ello Katherine le mostró toda su gratitud y el favor de una Arpía.
Más adelante, los años entre las dos Grandes Guerras fueron de peligro y poca ganancia. Entonces, las bombas llovieron sobre Londres durante los asedios alemanes de la Segunda Guerra Mundial, el refugio de Mithras fue atacado repetidamente en una sola noche, dañando gravemente al Matusalén y Anne se declaró Reina de Londres. Katherine se alineó rápidamente con Anne pese a que la posición de la Reina era débil. Desde entonces hasta la actualidad, la Toreador la ayudó en sus planes, trucos y contraataques envuelta en el velo de la Mascarada.
En la actualidad mantiene una relación especial con un Brujah, Samuel Denson. A raíz de los bombardeos de Londres, durante la Segunda Guerra Mundial, el refugio de la Toreador también fue destruído, el Brujah en un acto de generosidad le ofreció compartir con ella su propio refugio, hasta que el trance que inundaba Londres remitiese. A raíz de aquello fueron acercándose, estrechando lazos, hasta el punto de convertirse en buenos amantes. La relación fue tan especial para Katherine que abandonó al resto de sus amantes, ya que por primera vez en muchos siglos consideró estar verdaderamente enamorada. Sin embargo, la relación entre ambos nunca ha sido demasiado evidente en la sociedad de la Camarilla, y ellos recientemente sólo se encuentran de una forma más íntima de manera furtiva.
Cuando se encontraba en medio de una investigación en Londres, Queen Anne la llamo para hacerla mano derecha de Maximillian, un Gangrel antiguo con quien debía ir a Erebo para tratar de recuperar aquel territorio el cual había caído en manos del Sabbat.
Una vez ahí, una rencilla entre ambos por una mesa (si, una mesa, quédense que sigue), no quedo impune para la vampiresa.
Ese mismo día, cuatro horas después de haber llegado (no 4 dias ni 4 semanas, 4 horitas después), durante una operación para tratar de atacar a dos miembros del Sabbat quienes se habían reunido con el gerente de un pub y que, a su vez, era un poderoso mago que había ayudado ocho meses antes, a destruir aquellas criaturas que habían asediado Erebo, Katherine, una criatura de casi mil años, no podía olvidar que su mesa había sido dañada por su líder.
Por lo que en todo momento se había mostrado completamente intolerante con las directrices de Maximillian (es que le tenía mucho cariño a la mesa) y el manco Harvey, hecho que desato la furia del gangrel y lo llevo a sucumbir a la bestia.
Tras haber alertado al mago, gerente de pub, samurái y personaje anime de confianza, Aaron decide atacarla y hacerla picadillos con doce agravados con su Masamune o como algunos la llaman “La espada de Nando el Mago”.
Así que he aquí el fin de Katherine, una mujer con más de nueve décadas de edad que había pasado de todo y tolerado todo, menos el haber perdido una mesa.
- Fin -
Maximillian fue un soldado que peleó en la primera guerra por la independencia escocesa y que en algún momento entre el 1314 y 1318 fue abrazado. Para su suerte no se encontraba en Londres cuando la Cacería de los clanes menores comenzó, ya que había cruzado el canal de la mancha buscando nuevas tierras en las que cazar. Más de cien años estuvo vagando por Europa del este siendo una amenaza para cualquiera que se acercara a uno de "sus bosques", humanos y Cainitas por igual.
A mediados de 1487 le llegan rumores de una supuesta revuelta "Anarquista" y decide unirse a la pelea, desciende desde lo alto de Rusia hasta casi llegar a Rumanía donde es interceptado casi por accidente por un grupo considerable de Ventrues que se dirigían a acabar con un grupo de anarquistas. Luego de fue llevado ante su líder Hardestadt el mayor quien al ver cuantas tropas le había costado el Gangrel le ofrece un trato, "únete a nosotros contra los Assamítas y esos revoltosos Anarquistas y vivirás, rehúsate y no tendrás tanta suerte". A lo que la respuesta de Maximillian fue tan corta como efectiva "Dime a quien morder y yo seré tu perro de caza". De esta manera Maximillian participó de esta primera revuelta en el lado de la futura Camarilla.
El tiempo de Maximillian en lo salvaje lo habían vuelto un tanto brusco, irascible inclusive, lo cual le bastó para poder afrontar con facilidad la primera revuelta anarquista, pero le resultó un verdadero suplicio sus primeros años en la corte de Londres. Cuando llego allí en el año 1493 todo estaba revolucionado, la camarilla se había formado hace poco pero lejos estaba la situación de ser pacífica o feliz, y de no haber sido porque algunos de los miembros de la corte necesitaban un "ejecutor" Maximillian no hubiera durado en ese lugar ni un mísero año.
Maximillian era un tanto salvaje, pero no tonto. Había comenzado su no-vida como una máquina de matar gracias al contexto histórico en el que vivió, pero eso no iba a salvarlo ahora, ni siquiera lo salvó cuando se enfrentó a esa tropa Ventrue. No, solo le quedaba una cosa, aprender.
Y para ser alguien cuyo apodo era "Perro de caza" aprendió bastante bien, lo primero que hizo fue encargarse de su temperamento. Resulta ser que es mucho más fácil tener aliados o gente a favor cuando no amenazas con aplastar la garganta de cada individuo que te lanza una provocación. Esto se le facilitó ya que tomó la sabia decisión de cada vez que se sintiera sobrepasado tomar un corto viaje a lo salvaje (No más de cinco días fuera), esto le recordaba a tiempos más simples y, aunque parezca raro, el perseguir ciervos salvajes lo calmaba.
Con el tiempo estos viajes fueron cada vez menos frecuentes a tal punto que ya los hacía más por placer que por calmarse. Inclusive algunos de estas pequeñas escapadas habían sido interesantes, cruzando caminos con algún Lupino. Estos encuentros le habían dejado algo que sin ser llamado una "buena relación" podía decir que ninguno trató de clavarle sus dientes al otro.
Para el año 1600 poco quedaba ya de aquél "Perro de caza". Solo el sobrenombre, que algunos aún utilizaban para tratar de provocarlo, y unos ojos de iris bastante claros similares a los de un perro siberiano consecuencia de haberse dejado llevar por la Bestia alguna vez. Ya no era un perro, más bien era lo que se denominaría como ejecutor con todas las de la ley. Si el príncipe necesitaba que buscara y rastreara a alguien en su ciudad, él podía hacerlo. Si el Sheriff necesitaba apoyo para ir a ejecutar a alguien que había quebrantado la ley, él podía hacerlo. Si alguien necesitaba investigar a un cortesano rival él, por un precio, podía hacerlo.
Los años pasaron y Maximillian ya disfrutaba una posición estable en la corte Londinense, si bien es verdad que no ocupaba ningún puesto de relevancia también lo era que él no tenía ambiciones políticas, hasta ahora.
En 1666 estuvo entre los que ayudaron a Mithras a expulsar a los Setitas de Londres bajo amenaza de muerte definitiva y en algún momento entre 1690 y 1710 conoce a quién le cambiará la vida, Anne Bowesley. Ella era una neonata Ventrue pero se notaba a leguas que tenía un futuro brillante. Maximillian notaba una belleza extraña que lo atraía a esa cainita. Pero no era una belleza como la de las flores o las pinturas, provocada por cuanto da gusto contemplarlas, sino como la de una loba a punto de atacarte, provocada por ese escalofrío que produce cuando te mira fijamente.
A partir de ese día Maximillian se dedicó activamente a ayudar a Anne. De todas maneras, él no se equivocaba, sabía que para Lady Anne él no era más que un buen contacto, alguien útil, un posible aliado si se quiere, y sabía además que lo único que podría esperar de Anne era su favor en la corte, pero no mucho más. De todas maneras, las cosas parecieron funcionar bastante bien, para finales del 1700s y principios del 1800s Maximillian ya tenía varios contactos en la corte y era jefe de los Azotes de la corte Londinense, encargándose de más que nada de dar la "bienvenida" a aquellos cainitas lo suficientemente descorteses para no presentarse en la corte de Londres al llegar a la ciudad.
Y en ese puesto se desempeñó durante más de cien años hasta que en la segunda guerra mundial recibe una herida que lo obliga a entrar en estado de letargo hasta estos tiempos modernos.
Cuando se encontraba en medio de una investigación en Londres, Queen Anne lo llamo para hacerlo líder de un escuadrón conformado por tres vampiros que serían conocidos desde ahora como: Katherine, la Dama de las Mesas y Mikael, el caballero del ajedrez.
Como habrán leído más arriba, Katherine no le perdono que le haya roto una mesa, así que, en una escena que es difícil de explicar, pero gracias al universo contamos con internet, la buena gente de Dreamworks nos puede ilustrar bastante bien lo que paso, aunque con algunas explicaciones:
Tulio (pelinegro): Max
Miguel (rubio):Katherine
Armadillo (la cosita esa que se hace bolita): Harvey
Volcán (ya saben, las montañas que tiran fuego, no sé ni para que explico esto entre paréntesis): Frenesi de Max
Ok, dicho todo esto, imaginen que los golpes en la frente es Katherine diciendo “mi mesa, mi mesa, mi mesa” y pues tienen como resultado a Max entrando en frenesí, lo que lastimosamente le hace tirar un bote de basura que alerta al no tan querido pelirrojo, Aaron Locke y bueno, ya saben, 5 agravados, al suelo y murió.
- Fin -