La oscuridad lo rodeaba todo a su alrededor, salvo por las partículas de luz que los acompañaban.
Los Gnagerit veían en la oscuridad, por lo que no les era necesario alumbrar el camino, pero como defensores del bosque eran también amigos de toda clase de criaturas. Entre ellos había unos insectos diminutos a los que los Gnagerit llamaban Luah que emitían una pequeña luz y revoloteaban en manadas. Los Gnagerit podían comunicarse con ellos, y en ese momento eran la única fuente de luz del grupo debido a que encender fuego en aquel bosque tan frondoso era una locura, a parte de ser una forma fácil de llamar a los depredadores. Su guía Gnagerit, que se llamaba Rhia y hablaba bastante bien el idioma común, era él que había convencido a los Luah de que los siguieran, aunque era evidente que los Luah eran más partidarios de rodear a Rhia que al resto del grupo.
Iban por lo que parecía un camino, pero por la cantidad de raíces y vegetación que se cruzaba con el mismo bien podría tratarse de una parte más del bosque. Iban en dirección a un paso bajo los montañas que los Zwerg habían olvidado pero los Gnagerit no, y a pesar de que no solían utilizarlo, lo mantenían vigilado.
El grupo iba en silencio, por temor de despertar a alguna criatura durmiente, aunque por culpa de las copas de los arboles tan siquiera sabían si era de noche o de día. A pesar de ello, más de uno mantenía alguna conversación puntual o mencionaban palabras de asombro, al fin y al cabo todo lo que les rodeaba era nuevo y misterioso para ellos. Extrañas plantas y árboles, criaturas asustadizas de diferentes tamaños... Era como si de pronto se hubieran colado en otro mundo.
Por consejo del guía, estaban esquivando las aldeas Gnagerit. La mayoría estaban informadas de su alianza con los humanos, pero otras estaban claramente opuestas, por lo que era mejor estar prevenido ante cualquier amenaza.
Puedes utilizar el siguiente post para definir el cargamento que lleváis y quienes son los miembros del grupo.
La humedad del bosque hacía que notara mi piel reaccionando al ambiente. Mientras caminaba por los caminos no podía parar de repasar los detalles de la misión.
¿Había considerado todos los escenarios?
A parte del subalterno de Zack he traído a mis mejores hombres. Menos a Hektor Maddox que necesito que mantenga a los hombres que quedan unidos y pueda reclutar a algunos más.
No vamos demasiado cargados. Pocos suministros, armas para repeler a una fuerza que no nos supere por demasiado ni tenga arcos. Si nos enfrentamos en campo abierto podemos usar las mochilas para defendernos pero sin la protección del bosque o del terreno poco podremos hacer.
Tenemos en cualquier caso un pequeño equipo para montar un campamento. Palas, hachas y herramientas varias que si usamos sabiamente podemos preparar gran cantidad de trampas.
Cada uno lleva su especialidad. Venenos, mazas y el pequeño Smith sus instrumentos de música para poder imitar a los animales salvajes en caso que tenga que avisarnos del peligro.
Nos quedamos sin bombas en el incidente pero tenemos algunas bombas de humo hechas con sulfuros de la ciudad. Son suficientes para cubrir nuestra huida como mucho un par de ocasiones.
Conmigo llevo 3 espadas. La que compré en la ciudad, una espada corta que puedo llevar encima sin que se note y no me resta movilidad. Por último una espada ornamentada con inscripciones de una de las antiguas casas de Helltia. Su anterior dueño tuvo la desgracia de encontrarse conmigo.
El viaje se hace lento y cuando más se adentraban dentro del bosque, más molesto se hacía el caminar. A los ojos inexpertos de los bandidos, que nunca habían pisado esa parte del bosque, cualquier rincón escondía una trampa mortal y más de una vez algunos habían jurado ver que una criatura salvaje les merodeaba. El silencio con el que había comenzado el viaje se reafirma por la tensión en la que se encuentra el grupo, las conversaciones puntuales se van apagando y el humor general se oscurece. Llegado un momento, el único sonido es el de sus respiraciones y el de los pasos que dan a través del bosque, sonidos que el Gnagerit parece no emitir.
Descansaban cuando el Gnagerit les hacía descansar. Dormían y se despertaban pero no tenían ni idea de que hora era. De no ser por su guía podrían haber estado en cualquier parte del enorme bosque, perdidos hasta la eternidad. El guía estaba esquivando las aldeas de Gnagerit por lo que dormían doloridos del viaje en el suelo y despertaban aún más doloridos y desorientados. Los hombres de Gustav eran fieles, y por lo tanto nunca se oponían a él activamente, pero en sus expresiones y en sus comentarios en voz baja, era evidente que ya se estaban arrepintiendo de aquel viaje. Por suerte, los Gnagerit les habían avisado del tiempo que iban a tardar en cruzar el bosque, por lo que se habían llevado provisiones suficientes.
Will era de los pocos que seguía conversando con Gustav, aunque lo cierto era que parecía más interesado en conocer sus secretos que en establecer una amistad. Encima, era adicto a las bromas, y eso no era algo que a Gustav le hiciera mucha gracia, y de hecho parecía que a veces lo hacía por fastidiar como una forma para demostrar su descontento. Al fin y al cabo, Will estaba blindado ante la ira de Gustav si quería mantener su alianza con los Escudo de la Justicia. Aunque nadie estaba seguro de que aquella alianza fuera a durar... Will había traído consigo varias pajarerias con varias docenas de palomas. Había estado enviando palomas regularmente, pero las mismas se perdían en la oscuridad de las copas de los árboles y pocos creían que consiguieran llegar hasta su destino. Will les convencía de que eran buenas palomas, entrenadas por el mismo, y que de todas formas Zack ya se esperaría no recibir mensajes durante el tiempo que pasarán recorriendo el bosque.
Cuando la paciencia del grupo parecía a punto de romperse, de pronto el bosque comenzó a perder densidad. Al cabo de un día, la luz se filtraba entre las copas de los árboles, y aquello para el grupo parecía un sueño después de tantos días en la oscuridad. El lugar por el que habían estado caminando parecía cada vez más un camino, y ya pronto los Luah no fueron necesarios y el Gnagerit los despachó. En el último tramo del viaje, su guía les iba a servir de poco, ya que sólo tenía que seguir el camino hacía el paso de las montañas, por lo que se despidieron de él y el mismo se perdió de nuevo en el bosque.
El camino era tranquilo, y la vegetación ya recordaba a la de los bosques de Helltia. Aún así, la tensión no se acabó de reducir. Durante el camino pudieron ver árboles aplastados y piedras agrietas de hacía poco. La mayoría supuso de que se trataba... Golems. Estaban cerca de las montañas, y a cada paso que daban se acercaban más a ellos. Por suerte, ahora estaban desperdigados por el mundo pero era mejor andarse con ojo para no encontrarse a ninguno que paseara por aún por ese lugar.
Algo más revitalizados por el cambio de ambiente, el grupo siguió a buen ritmo el camino hasta que por fin llegó ante las puertas del Paso de los Gigantes.
[FIN DEL CAPITULO 1]