Partida Rol por web

Arc frunce el ceño, estaba claro que no estaba de humor para aquellos ánimos, pero cuando habla parece que suaviza el tono. 

- Hemos perdido demasiado tiempo y llevamos como una semana de retraso respecto a lo planificado. Lo siento Sil, pero ya no hay tiempo para relajarse. - Pequeña pausa. - Daga, Lancelot y Ariadna están hablando abajo en privado, por eso he subido aquí, están discutiendo si es el momento adecuado para explicarnos la misión y si deberíamos ponernos en marcha cuanto antes. - Mira la pierna de Silvano fugazmente.

Una cosa era cierta, si habían capturado a Pals podían estar agradecidos de que él no conociera la misión aún. Por mucho que lo interrogaran, los Riscard nunca descubrirían en que consistía la misión.  

''Pues ahora que lo menciona Arc... sí que es importante esta misión que no nos han dicho nada. No se parece ni una pizca al método tradicional del comunicado a través de la habitación en sombras.''

- Mmmm, a lo mejor no les conviene contarme la misión debido a mi peyorativo estado. Solo espero acabar de recuperarme mientras esperamos a Pals. Aunque debido al retraso del que tanto dramatizas, quizá no pasemos aquí ni una noche siquiera.

Arc abre mucho lo ojos cuando Silvano comenta lo de Pals y dirige su mirada a Roockie. Como si Roockie se oliera perfectamente lo que estaba pasando se gira hacía Arc y asiente con la cabeza mostrando una sonrisa. Arc parece mucho más tranquilo ahora. 

- Es posible. - Dice Arc, frente a la conclusión de Silvano. - Pero por el momento tendremos que esperar aquí para conocer la decisión del grupo... Antes de llegar a conclusiones precipitadas.  

El tiempo pasa en silencio en la habitación de Silvano. 

Al final se escuchan unos pasos en el pasillo, Ariadna se asoma por la puerta. Sonríe al ver a Silvano pero de pronto vuelve a adoptar una expresión seria. 

- Arc, Roockie. - Dice mirándolos. - Bajad con Lancelot y Daga. Hemos decidido explicaros a misión, pero cada uno se encargará de contársela a cada uno de vosotros para agilizar el proceso. 

Roockie y Arc asienten con respeto y se van juntos de la habitación. Cuando están fuera Ariadna cierra la puerta y se gira hacía Silvano. Parece estar agotada, pero intenta sonreír. 

- Hola Sil, ¿Como estás? - Como siempre, su dulce voz despertaba una llama de pasión en Silvano. 

-Mucho mejor ahora que estás aquí. Iluminas la habitación con tu sonrisa. -le tiende la mano. -Ven, acomódate, estás en tu casa. 

Cuando Ariadna acaba de acercarse a Silvano, este continúa:

-Venga, confiesa, te han enviado para matarme, ¿no es así? Mira, con este cojín lo tendrías muy fácil. Solo tendrías que hacer esto. -dice Silvano mientras se coloca el cojín en la cara y ahoga un par de gritos en él.

Ariadna se ríe. Ella era la única que le solía seguir el juego a Silvano. 

- Oh, un miembro del Jarad tiene métodos mucho más rápidos y eficaces para matar. - Dice Ariadna con una sonrisa más grande, pero al rato su expresión se torna más sombría al fijarse en la pierna de Silvano. - Daga me ha dicho que está vez fue por lo pelos, eh... - Silencio incómodo. - Daga y Lancelot están de acuerdo en que nos tendríamos que marchar ya... Pals lleva una semana desaparecido... - Se notaba que esto preocupaba mucho a Ariadna. - Por lo que no tiene sentido seguir esperándolo. Y tú... Bueno, dicen que sería mejor dejar que descansarás un tiempo más aquí. - Estaba claro que Ariadna no estaba nada convencida de ello.  

-Ohhhh, venga, acabamos de reencontrarnos ¿y ya me quieres apartar? -suelta un pequeño silbido. -Vaya, ni la misma Daga lo hubiera hecho mejor. -le mira a los ojos. -Estoy bien, de verdad. -le coge de las manos. -Tú me das fuerzas para seguir en esto, Ariadna. Y lo digo de verdad. No es como esas otras palabras que se dicen para romper el silencio y amenizar la situación. Hablo en serio, tienes algo especial, así que deja de preocuparte por mi. ¿Vale? Podré seguir el ritmo. -dice Silvano mientras su ensermonado rostro dibuja una cálida sonrisa.

- Déjate de palabrería, Sil. - Dice Ariadna con una sonrisa y algo sonrojada. - Yo... Bueno, yo no estoy segura. Daga no para de decir que los pantanos son un lugar peligroso. Realmente pasaremos gran parte del trayecto en suswant una vez que lleguemos a la fortaleza de los Rakstein - Silvano nunca había escuchado hablar de los Rakstein. - pero antes de eso... O si pasará algo... No quiero que te pase nada, Sil... - Mirada de preocupación.  

-Así que arañas gigantes cuyas fauces rivalizan con diez miel aceros emponzoñados. -se pone serio. -Un veneno capaz de hacer desear la muerte y la no existencia de aquellos que son besados por él. Nada es más piadoso que conceder una muerte rápida a aquellos que son infectados por el veneno. A no ser, claro, que se disponga del antídoto, tampoco hace falta ponernos tan melodramáticos. -recobra la sonrisa. -Si vamos a ir montados en arácnidos domesticados, ya tengo una excusa perfecta para no caminar. Mi pierna se lo agradecerá a esas criaturas. Qué práctico sería tener ocho piernas, ¿no? Ahora todavía me quedarían siete para caminar. -dice Silvano mientras se pone su mejor máscara de pícaro. -Además, si algo saliera mal... siempre podría disparar una salva de flechas a lomos de esas bestias. 

Ariadna parece confusa ante el comienzo de Silvano, pero cuando termina su discurso niega con la cabeza.

- No son las arañas lo que me preocupan, ni siquiera las otras criaturas que habitan allí. Los peligros naturales del propio pantano... Las trampas ocultas que prepara la naturaleza, pueden resultar el verdadero peligro... - Vuelve a negar con la cabeza. - Supongo que no tiene sentido obligarte a quedarte aquí, conociéndote eres capaz de seguirnos a hurtadillas. - Sonríe. - Sólo no te exijas demasiado, ni te arriesgues... Si surge algún problema ya se encargará el resto. 

Ariadna, que en su momento se había disculpado una y otra vez con Silvano debido a que por su culpa había acabado donde estaba (En el Jarad), nunca parecía consciente de que él había hecho sus progresos. Siempre andaba preocupado por su seguridad, tanto o incluso más que la de Roockie, por ejemplo. 

-Jajaja, eres la mejor Ari.  Ya me veía a rastras apoyando todo mi peso en una  vieja vara. Así será mucho más fácil. Además, Daga y Lancelot están con nosotros, por no mencionar al resto del equipo. ¿Qué podría salir mal? 

Ariadna suspira, agotada, estaba acostumbrada al carácter de Silvano por lo que solía dejarlo estar cuando sabía que no podía convencerlo de una cosa. Entonces adoptó un tono lastimero. 

- Ahora me tocará convencer a Daga y a Lancelot... - Se queda pensativa un rato y entonces vuelve a mirar a Silvano, con una expresión de seriedad. - Pero supongo que tendré que acortar camino. - Entonces se acercó a Silvano y bajó el tono de voz. Estaba tan cerca que Silvano podía sentir su aliento. - Supongo que no hace falta que te lo diga, pero ni aún estando a punto de morir debes revelarle a nadie lo que voy a contarte. - Pequeña pausa para darle enfasis a sus palabras. Espera que Silvano asienta y continua. - Cómo ya dije la noche en la que recibí la carta, nuestro destino es el desierto de Emphart. Y cómo supongo que todos habrán supuesto, iremos a la sede del Jarad. La razón por la que este viaje... O quizás... Esta misión es tan importante es porque unos... Aliados... Han comenzado a moverse últimamente. 

Entonces Ariadna comenzó con un discurso que parecía haberse preparado mentalmente hacía mucho tiempo.

Lo que Silvano sabía del antiguo Imperio de Emphart es que en el pasado fue derrocado por la Iglesia, después de que la misma se aliara con las gentes de la zona que ahora ocupaba Helltia, antiguamente parte del Imperio. Silvano también sabía que el Imperio había subyugado las tierras que controlaba a través del uso de la magia y que la Iglesia, que también descubrió los secretos de la misma, pudo derrotarlos por ese motivo. Pero a partir de ese momento la Iglesia se encargó de borrar de la historia todo rastro del uso de la magia. La mayor parte de los magos del Imperio de Emphart eran guerreros, y se suponía que todos murieron en la guerra. Ni siquiera la estirpe a la que pertenecía Ariadna se llevó con ella esos secretos. 

- Los que han nacido con dotes mágicos pueden sentir la magia, ¿Lo sabías? Así que la Iglesia, aprovechándose de esto, se pasó largos años explorando y exterminando todo rastro de magia del continente. Y con ello se guardó todos sus secretos... - A Ariadna le brillaban los ojos. - O al menos eso creía yo, hasta que llegó la carta. 

Es evidente que el Jarad guarda secretos, secretos de todos los lugares en los que está presente. Pero había secretos tan poderosos que ni siquiera la heredera al trono de Emphart podía conocer. Lo cierto era que no sólo la familia real huyó de Emphart. Cómo en toda guerra hubo desertores... Y mientras que gran parte de los guerreros luchó hasta la muerte por su Imperio otros decidieron hacerse a las mares y olvidarse de aquel lugar.

Un barco, sólo un barco, consiguió escapar de la vigilancia de la Iglesia y acabó anclando en las tierras salvajes. Por supuesto en ese barco había magos, y ellos, ambiciosos y de corazón oscuro tenían la intención de crear su propio Imperio en dichas tierras. Pero descubrieron para su sorpresa, que las tierras estaban habitadas por todo tipo de seres. Y intentaron luchar... pero la magia, como sólo unos pocos sabían, tenía una gran debilidad. 

- Esto me lo contó Lancelot después de yo que descubriera al Jarad... Después de aquel incidente en el que te viste involucrado. - Parecía que solo recordarlo le daba pena a Ariadna. - Me hizo prometer que no te lo contaría a ti, debido a que es información muy clasificada. Verás, la fuente de la magia es... - Parecía que Ariadna buscaba las palabras más adecuadas. - Es... La propia vida de una persona. Cada vez que alguien usa magia consume su propia vida. Si se usa demasiado la magia puede llegar a consumirte por completo. - La voz de Ariadna expresaba lo grave que consideraba que eso era. 

Por ese motivo, los desertores no pudieron contra los habitantes de las tierras salvajes, eran demasiados y luchar durante mucho tiempo sólo provocaría que tarde o temprano terminaran con su vida. Así pues los desertores huyeron de los habitantes de las tierras salvajes y se escondieron, sobreviviendo a duras penas. Con el tiempo consiguieron crear un hogar en ese lugar, un nuevo Emphart, y muy lentamente fueron ganando poder, aliándose con las tribus de ese lugar. El Jarad los descubrió en aquella época debido a que ellos buscaron si quedaba vida en Emphart. Y entonces, se propusieron un plan en conjunto... 

- El Jarad en aquella época era cauteloso, y no era una organización como lo es ahora, sólo eran gente refugiada del antiguo imperio que luchaba por sobrevivir. Las habitantes de el nuevo Emphart les dieron las herramientas para hacerlo, a cambio de que el Jarad se sometiera a las exigencias de su gobierno. Aunque nunca les revelaron los secretos de la magia, eso podría haber puesto en alerta a la Iglesia. - Pequeña pausa. - Por supuesto, tanto los habitantes de el nuevo Emphart cómo los miembros del Jarad soñaban con que algún día pudieran recuperar el control del continente, pero aún temían al control y poder de la Iglesia de Kihn. Por ello trazaron un plan. - Pequeña pausa. - El nuevo Emphart ganaría poder en las tierras salvajes y el Jarad se extendería dentro del continente. Por este motivo el Jarad tiene sedes en todas partes, para aumentar el control que tiene sobre el mismo. - Matiza Ariadna. 

Las cosas iban bien, y el Jarad fue ganando influencia en las sombras mientras que se olvidaba cada vez más del objetivo final de su plan. Y por fin, tras años de espera llegaron nuevas noticias del nuevo Emphart. 

- El nuevo Emphart se había puesto en marcha. Durante los años de crecimiento habían perfeccionado el uso de la magia. Habían creado... Algo aterrador. Ellos pueden... Extraer la vida de las personas para aumentar su reserva de magia. - A Ariadna no le gustaba aquello, ni una pizca, y se le notaba en la expresión. - Y ellos... Ellos ya están poniendo en marcha el plan. - Ariadna mira fijamente a Silvano. - Ellos controlan al barco fantasma. 

Conforme Ariadna iba concretando más y más detalles sobre la misión, Silvano iba quedando más perplejo ante cada dato, asombrándose a cada palabra que rozaba los labios de la chica. De no ser por la seriedad y la extensión con la que Ariadna exponía su discurso, Silvano se hubiera jugado una mano a que la joven heredera de Emphart le estaba tomando el pelo, burlándose de él para que en su decrépito estado, no intentara perseguir falsas quimeras. Pero no, todo era cierto, demasiado disparatado como para pensarlo por uno mismo, pero demasiado coherente con la historia de Nothgoth. ¿En qué berenjenal se había metido Silvano? ¿No se le iba a quedar demasiado ancho el conflicto que estaba a punto de estallar? Encargarse de personas aisladas, localizables y vulnerables era el fuerte del asesino, ¿pero cómo iba a deshacerse de un ejército entero? Silvano no estaba seguro de cómo resolver ese conflicto, no sabía siquiera si viviría para verlo comenzar o si tan siquiera se le infectaría la herida de la pierna cruzando los pantanos. Pero de lo que sí estaba seguro era de que iba a permanecer junto a su amada hasta el final.

-Vaya. Vaya. Vaya. Eso ha sido realmente... asombroso. No sé ni por dónde empezar a preguntar, es más, no sé si tengo el derecho a preguntar. Aunque si me lo permitís, y no es muy atrevido por mi parte, me gustaría que me contarais más sobre la magia. De momento, con saber su naturaleza y potencial destructivo, creo que mi sed de curiosidad quedará más que saciada. Por cierto, ese barco fantasma... su singularidad también es digna de mención.

Ariadna no mudó la expresión, por lo que se podía suponer que se esperaba esa pregunta. 

- El Jarad no conoce los secretos de la magia, pero guarda historias reales y leyendas sobre su uso. Su potencial... Las historias hablan sobre todo del control de los elementos, roca, aire, fuego... - Se encoge de hombros, estaba claro que no conocía los límites. - Pero sobre su potencial destructivo... - Su mirada se vuelve sombría. -  En algunas la magia es usada para el bien, donde un héroe lucha contra criaturas salvajes y salva aldeas o rescata a desamparados de los bandidos... - Pequeña pausa.  - Pero otras historias... Otras historias hablan de cosas terribles. Épocas de conquista, la exterminación de aquellos que se oponían al poder de los magos. Los Emphart... - Ariadna mira a Silvano. - A veces... No se si es justo para el mundo que mi estirpe siga viva en mí... Mi familia hizo cosas terribles para crear su Imperio... - A Ariadna se le humedecen los ojos. 

- Eh, eh, tranquila. - Le da pequeñas caricias en la espalda. - No tienes que responsabilizarte por actos de tus antepasados. Lo que está hecho, hecho está. Además, en todo caso, los únicos que usaron la magia para exterminar personas, fueron los khinienses. De todas maneras, tú misma lo has dicho antes, la magia se puede usar para ayudar a las personas, para convertirte en héroe - Alza la voz al pronunciar la palabra héroe y gesticula ridículamente con el puño en alto. - Tuya es la elección de escoger qué senda recorrer, la del bien o la del mal, y sé que no cometerás los errores del pasado, de eso puedes estar segura. - Dice Silvano mientras endulza el tono de su voz.

Entonces Silvano, todavía en cama, rota su torso noventa grados para encararse totalmente hacia a Ariadna. Dirige sus manos lentamente pero con decisión hacia la cara de la joven, hasta que finalmente le toca las mejillas con los dedos. Sus falanges se deslizan por la tez de la chica al ritmo que sus miradas se encuentran, y se colocan por debajo de la oreja, a la altura del lóbulo. Silvano contempla la belleza de Ariadna durante un segundo mientras sigue sujetando con delicadeza el rostro de su amada. Acto seguido cierra los ojos y ladea su cabeza para acercarla a la frente de Ariadna, donde la besa con ternura durante varios instantes. Después, Silvano retira con cuidado sus labios y abraza cálidamente a Ariadna.

Ariadna se sonroja, y Silvano puede sentir incluso el calor de su rubor. No tarda de separarse de sus brazos con la cabeza baja, avergonzada y nerviosa. Silvano puede ver una sonrisa oculta entre su melena. 

- T-tienes razón, Sil. C-creo que... Creo que podría cambiar la historia de mi Casa... Al fin y al cabo ahora somos los Ramphart, ¿No? - Tuerce la cabeza y sonríe, pero su sonrisa no parecía sincera. Estaba pensando en algo, eso era evidente, y parecía no querer preocupar a Silvano. 

Pero no puede mantener su faceta durante mucho tiempo, se nota que el acto de Silvano le ha hecho recordar algo que se estaba guardando para ella. 

- Sil, te he contado la situación pero... Realmente no te he contado el motivo del viaje.

Se queda en silencio, buscando la palabras correctas. Mira a Silvano fijamente, en su mirada se pueden captar diferentes matices, ¿Temor? ¿Arrepentimiento? 

- La razón por la que realmente vamos al desierto de Emphart es porque allí ya están preparando la ceremonia para... - No puede aguantarle la vista a Silvano. - Para mi boda con el líder de el nueva Emphart.

[FIN DEL INTERMEDIO]