Partida Rol por web

- ¿Te apetece a ti ocupar el puesto? - Pregunta Bish, y no parece estar de broma, pero de pronto se parte de risa solo. - No lo se, seguramente se lo encargue el primer imbécil al que me cruce por el puerto. Se lo encargaría a Remo si no se fuera contigo. - Se vuelve a reír. 

- En ese caso - digo mientras me levanto - creo que no tenemos más que hablar. Espero que cumplas tus nuevas funciones con eficacia.

Y espero a que Zaziel me abra la puerta para pasar.

Tras una despedida bastante formal, Erik abandona junto con Zaziel y caminan hacía el carruaje. El viento proveniente del mar lo reconforta en su lento caminar... Pero el sonido del puerto es ahora más pronunciado. Pronto quedarse en ese lugar sería peligroso, sobretodo para alguien como él. 

De vuelta ya en su habitación, Erik se pasa el día repasando los detalles del viaje y de aquello que se llevará consigo. En primer lugar debe decidir que hacer con la gema de los Golems, sin duda era algo que merecía la pena proteger por encima de todo lo demás. 

- Zaz, hazme un favor. Vigila que no venga nadie. Voy a guardar la piedra en el lugar habitual.

Lo del lugar habitual era algo que sabíamos yo y Zaz. Zaziel hizo guardia para que no pasara nadie, y mientras yo movía un mueble de mi habitación y levantaba un tablón de debajo. El espacio era limitado, pero la piedra cabría.

Haciendo todo a tientas, coloque la piedra allí. Mientras lo hacía topé mis manos con una cajita. Esa caja contenía los papeles de mi herencia, que solo conocíamos yo y Zaziel. Tenía órdenes claras de mostrar esos papeles cuando yo muriera.

Una vez coloco la piedra, vuelvo a poner el tablón en su sitio, coloco el mueble donde estaba y cierro el cofre en el que estaba la piedra con llave.

- He terminado Zaziel.

Una vez lista la parte más importante, el resto fue algo rutinario. Erik hacía tiempo que no viajaba, pero lo había hecho muchas otras veces en el pasado (Cuando aún podía ver) y sabía que llevarse consigo. Preparó maletas, calculó el dinero que necesitaría para las paradas, los alimentos que se llevaría consigo... Un viaje no podía estar lleno de incertidumbre. 

Esa misma noche, Remo fue a visitarlo para informarle de que ya estaba listo y de que ya había designado a un sustituto. Confirmaron la hora y el lugar de partida de nuevo, y se despidieron. 

Erik estaba bastante emocionado. En parte se lo tenía que agradecer a los bandidos, que pudiera viajar sin que nadie sospechara nada fuera de los común. Por fin su mundo se estaba moviendo más deprisa y podía ver sus planes avanzar. 

[FIN DEL CAPÍTULO 1]