Partida Rol por web

Erina se prepara y los golpes de Harold no tardan en llegar. Su gran y resistente escudo los para a pesar de la considerable fuerza de los mismos. Harold los lanzaba sin parar, loco de rabia, uno detrás de otro haciendo retroceder a Erina cada vez más. No aguantaría mucho más... Si Erina daba un paso en falso todo habría acabado para ella. 

Erina estaba tan concentrada en sobrevivir que no se daba cuenta de lo que ocurría a su alrededor. De pronto, varios soldados rodearon a Harold y Erina pudo sentir una voz clara y concisa entre los caóticos murmullos de la multitud. 

- ¡El combate ha terminado! ¡Harold Lightsword, depón las armas o nos veremos obligados a apresarte por la fuerza! - Harold no parecía escuchar aquellas palabras, porque sus ataques continuaban sin parar, Erina cada vez se temía más lo peor, pero no podía hacer otra cosa que mirar al frente. - ¡Ante el juicio de Kihn declaro que este hombre ha deshonrado los sagradas normas de un torneo y por ello debe ser apresado! ¡Guardias!

De pronto, Erina sintió que podía respirar de nuevo. Los golpes habían parado al fin, y ella era libre por fin... Aunque su cuerpo estaba totalmente paralizado, en gran parte por el dolor. Cuando pudo mirar a su alrededor pudo ver cómo Harold echaba a un lado a uno de los guardias que intentaba apresarlo para recuperar su arma en el suelo, pero otros dos guardias lo detuvieron. Su mirada... Erina nunca olvidaría aquella mirada, Harold era cómo un animal salvaje en aquel momento. Si algo le había enseñado su fe por Kihn es que ese hombre había sido dominado por un espíritu del mal. 

Erina cae de rodillas al suelo, agotada, dejando caer a un lado su escudo. De refilon puede ver el estado del mismo, totalmente rajado y abollado... Su preciado escudo... Aquello ya no iba a protegerla. Estaba desorientada, y sólo sentía sonidos confusos a su alrededor. Tal era su desorientación que tardó en darse cuenta de que Samantha estaba frente a ella. 

- ¡...Erina! ¡Erina! - Gritaba desesperada mientras la zarandeaba. - ¿Estás bien?

Erina perdió consciencia del tiempo. La adrenalina y el estrés de estar defendiendose constantemente, la humillación de no poder atacar y estar a mercede de ese hombre... Duró demasiado. Demasiado más que su aguante, demasiado más que su resistencia.

Para cuando quiso darse cuenta de lo que sucedía, ya había pasado todo. Ella habría caído de rodillas en ese momento incluso si no paraban a Harold, el peso de la armadura y el esfuerzo de concentrarse completamente en evitar que la conviertan en pinchitos había cansado cada uno de sus músculos.

Cuando finalmente volvió en si y vio la preocupada mirada de Samantha, quizo responder pero un tirón de dolor la detuvo. -Ugh... Ghk..-, se aguantó como pudo antes de soltar un jadeo. Apoyó su escudo de torre en el suelo y lo usó de bastón para ponerse en pie, admirando su terrible estado. Si su padre la viese... ¿Qué le diría? La verguenza la invade.

-Estoy bien... Estoy bien...-, insiste ella, pero la verdad es que tiene como mínimo dos heridas sangrantes y el brazo que sostenía el escudo bastante magullado de tanto absorber fuerza. La mirada de Harold, aún siente esa mirada asaltándola: Estaba poseído por un demonio, no hay otra explicación posible: Ni siquiera Harold estaba tan loco.

- Deja que te lleve a ver a un curandero... - Samantha le ofrece la mano a Erina. 

La ayuda a levantarse y poco a poco la aparta de la multitud que se estaba formando en el terreno del torneo. Erina sigue algo desorientada, pero va mirando a los lados entre la multitud. Con su mirada se cruza durante un instante la mirada de Lord Kihninstone. Su ceño fruncido hacía pensar que estaba furioso, pero era difícil leer la cara de aquel hombre, de por sí siempre sería. Por otro lado, Richard parecía realmente consternado.  

Erina también se cruza durante unos segundos con la mirada de Charlotte Phal. En esos momentos su expresión era fría cómo el hielo, ¿En que estaría pensando aquella enigmática mujer? 

Por último, ya apartada de la gente, Erika se acerca a ayudar también a Erina, pero Samantha la interrumpe. 

- No te preocupes, yo me encargo. 

Erika frunce el ceño durante un instante, pero automáticamente después hace una reverencia formal y se retira educadamente. Samantha entra en una tienda, dónde ya habían preparado un puesto con curanderos para emergencias. De forma metodica, cada uno con su función, se encargan de quitarle la armadura de Erina, tumbarla en una camilla y comenzar a limpiar y tratar su Erinas más graves. 

Entre el mareo y el dolor que se ve obligada a aguantar cada vez que tocan una de sus heridas, Erina pierde el conocimiento varias veces. Debido a esto, el tratamiento se vuelve algo confuso y caótico, del que apenas podía recordar nada.

Finalmente, termina por abrir los ojos tumbada en una cama en una habitación desconocida. Cuando mueve la cabeza ligeramente hacía un lado puede ver que en el exterior es de noche a través de una ventana. Y cuando mueve la cabeza hacía otro lado, puede ver que Samantha está dando cabezas dormida, sentada en una silla cercana. Parecía que el dolor de las heridas había desaparecido por completo, pero se sentía agotada a pesar de haber dormido tantas horas. 

Erina se dejó llevar por Samantha, asintiendo. Fue perdiendo la consciencia de tanto en tanto, en particular durante la atención: Nunca sintió tanto dolor y malestar en su vida.

Para cuando finalmente volvió en si, pudo ver a Samantha ahí.

-... ¿Sam...?-, murmuró, -Ugh... Me siento muy cansada...-, se frota las zonas heridas, notando que ya no le duele.

-... ¿Sam, estás despierta? ... ¿Qué ha pasado con él?

Samantha tarda bastante en reaccionar, pero finalmente se despereza por completo y mira a Erina con una sonrisa. 

- Vaya... - Comienza diciendo, entre bostezos. - Te has pegado una buena siesta, eh... - Y de pronto se pone algo más alerta. - ¿Que ha pasado con él? ¿Te refieres a Harold? - Pone mala cara. - Sinceramente, no estoy segura. Casi que se lo llevaron a rastras, y creo que lo han encerrado... Pero no en los calabozos, su familia es demasiado importante para eso. Mr Salzinni ha intentado indagar un poco, pero es evidente que Lord Kihninstone está intentando tratar el tema con discreción. Una cosa es segura, el torneo se ha cancelado... Lo que si ha escuchado Salzinni es que había rumores de que iban a nombrar caballero a Harold. - Esto le parece gracioso a Samantha. - Creo que lo que ha pasado hoy hará que los encargados se lo planteen dos veces.  

-Nnh... Ya veo...-, se quedó escuchando lo que decía Samantha, pensando en ello...

-... Él... Parecía fuera de sí. Parecía poseído, parecía un demonio: Ese no era el Harold que conocía. Era igual de imbecil, sí, pero esa violencia no era normal... Él nunca fue un animal, solo una persona muy odiosa...

-... ¿Qué se dice de mi? He sido el hazmereir de todo el torneo, ¿Verdad?

Samantha pone mala cara. 

- Algunos imbéciles han llegado a decir que la culpa de que Harold se comportara como se comportara fue cosa tuya... Pero no tienen el valor de decirlo en alto. - Parece que Samantha vaya a escupir, pero se detiene al ver la alfombra del suelo. - En general, por lo que he oído, sienten compasión de ti... Por diversos motivos... - Entonces sonríe satisfecha. - ¡Pero no dudes ni por un momento que nosotros estamos orgullosos! - Le pone una mano en el hombro, con confianza. - Te enfrentaste contra una bestia con el honor de un caballero, estoy segura de que tu padre te dirá pensará lo mismo en cuanto lo sepa. 

Ella sonríe un poco, asintiendo.

-... Ya me vale con eso.-, quizás le habría gustado haber ganado sin ningún problema y demostrar su valía, pero el pensar que sus compañeros están orgullosos de ella es suficiente para tranquilizarla.

-Creo que pasaré de torneos para la próxima. Y si voy, iré mejor preparada... Subestimé a Harold.-, niega un poco con la cabeza.

-.. Lo que no entiendo es por qué no me duele nada...

Samantha le quita importancia con la mano. 

- Por lo que he escuchado, creo que Lord Kihninstone se ha asegurado de que te atendieran sus mejores curanderos. Sin duda han hecho un buen trabajo, ¿No? - Dice satisfecha, y de pronto parece que recuerda. - Voy a avisar al resto, estoy segura de que les encantará saber que has despertado. 

Samantha quizás no lo supiera, pero para Erina no había tanto misterio. Algo que su madre le había contado, algo que en su momento no se había acabado de creer. "Magia"... Los Curanderos de la Iglesia eran capaz de curar a los enfermos con poderes que les había concedido la misma Kihn. Ahora Erina podía creerselo... pero seguía desconociendo por completo era el funcionamiento de la "magia". Sólo sabía que algo así sólo se usaba en casos muy importantes o graves... Eso quería decir que Lord Kihninstone había tomado todas las precauciones posibles para asegurar el bienestar de Erina. 

Con este pensamiento en mente, Erina apenas se da cuenta de cuando Samantha desaparece por la puerta. Y más por sorpresa la pilla que al cabo de solo un par de segundo entre por ella Charlotte. 

- Buenas noches, Erina. - Dice en tono cariñoso. - Temía no poder volver a hablar contigo antes de mi partida. 

-Está bien... Nos vemos luego, Sam. Ah, ¡Sam! ... Gracias.-, le dijo, ofreciéndole una pequeña pero sincera sonrisa.

Mientras se estaba incorporando un poco más, poniéndose en pie y estirando los músculos, llega Charlotte, esa misteriosa mujer.

-Una Goldspark no cae tan fácil.-, muestra el puño con una sonrisa, aunque la verdad es que está completamente consciente de que casi cae tan fácil y se salvó por un pelo.

-No resultó como esperaba. Veo que me queda mucho por mejorar aún...

- Yo creo que hubieras vencido sin problemas si aquel hubiera sido un combate digno... Pero creo que ya te lo advertí, nadie puede prevenir que ocurran accidentes, ¿No? - Dice con tono calmado, aunque era evidente que sus palabras escondían un significado especial.

-... Harold hizo algo. Esa fuerza, esa fiereza, eso no era humano.-, Charlotte dijo las palabras mágicas e hizo que Erina suelte sus preocupaciones de paladina, -Estaba poseído. Estoy segura de ello, estaba poseído por un demonio.

¿Sabe ella a ciencia cierta si existen o no existen los demonios? Que va, no tiene ni idea, pero es una chica religiosa, no sería tan extraño que crea en la existencia de representaciones del mal.

-Pensé que con un accidente te referías a que haga trampa o que alguien intente atacarme por la espalda, no a esto... Cómo... ¿Cómo lo sabías?

- Llevo observando algo que está por venir durante mucho tiempo. Hasta ahora ha sido cómo perseguir sombras pero... Creo que cada vez me estoy acercando más a la verdad. - Charlotte niega con la cabeza. - Pero no te puedo decir nada con seguridad, mi consejo era sólo una suposición... Algo que se podía leer en el ambiente. - Le pone una mano en el hombro con confianza. - Ten cuidado Erina, lo que sea que está pasando no te influye solamente a ti... Pero sin duda eres uno de los objetivos. - Aparta la mano y se acerca a la puerta. - Y no dudes que en mí tienes una aliada. - Leve sonrisa. - Sólo espero llegar a tiempo la próxima vez que nuestro enemigo invisible haga un movimiento. - Se despide respetuosamente con la cabeza. - Hasta entonces, rezaré para que nos volvamos a ver. 

Y con esas palabras, Charlotte abandona la sala, dejando a Erina a solas de nuevo. Y lo más curioso de todo, es que Erina sólo tenía los pensamientos fijos en un detalle mientras que la veía marchar... Sus pasos apenas emitían sonido alguno. 

[FIN DEL CAPITULO 2]