- ¿No estará insinuando...? - Comienza a decir Lucas, horrorizado. - Eso... Eso es un suicidio.
- Sé que es duro, y muy egoísta por mi parte pedirte esto, mi querido hijo, pero... estoy seguro que tú serás un rey mucho mejor. Helltia volverá a ser grande con los Escorpión en la corona.
Dejo la copa en la mesa y pongo mi mano suavemente encima de la suya, la cual ha dejado de mover al no llevarse nada a la boca.
- Helltia lo necesita... nuestras gentes lo necesitan. No querría que los habitantes de Helltia vieran crecer a sus hijos enfermos y con ataques de bandidos diarios porque un borracho se gasta el dinero en banquetes en vez de en remedios, carreteras y hombres que puedan defendernos. Sueño con que Helltia vuelvan a ser tierras de paz, de cultura y un estándar para el resto del mundo. Ayuda a tu padre a cumplir su último sueño.
Está vez Lucas no tarda tanto en responder, y intenta darle a su voz un valor que se notaba que no sentía en aquel momento.
- Haré lo que esté en mi mano para cumplir su sueño, padre, que también es el mio. - Relaja un poco el tono. - Sólo espero estar a la altura de las expectativas cuando llegue el momento. - Pequeña pausa. - Sólo hay algo que no entiendo. ¿Quién se encargará de transportar la gema hasta las tierras de los Kihninstone? Por favor, no me diga que Anthon. - Aclara rápidamente. - Sabe tan bien cómo yo que ese hombre no es tan de fiar cómo parece. Si sigue con usted es porque no ha encontrado a alguien que le pague más. Si llegara a descubrir para lo que sirve la gema...
Iba a decir Anthon, sin duda. No hay nadie que pueda pagarle más que yo, y no es demasiado inteligente. Pero que Lucas acertara a la primera considerando que era mala idea decía mucho de Anthon... y de mi.
- Entonces... ¿a quién propondrías? ¿Quién hay de suficiente confianza como para llevar a cabo esta misión?
- ¿Debo que pensar que nosotros dos y Zaziel son los únicos que estamos al corriente de todo esto? - Tras la afirmativa de Erik, prosigue. - Podrías ir tras la busca de un nuevo aliado de confianza... O podrías mandar a Zaziel. Se que no es la opción más... Adecuada. - Parecía que a su hijo le costaba expresarse. - Pero... No se si... Desconozco en quien puedes confiar más que en él o en mí pero, por mi parte, imagino que no tengo más opción que quedarme aquí.
Me quedo en silencio unos segundos. Siento que mi hijo va a decir algo más, pero antes le interrumpo.
- En este caso tengo una única solución posible. Zaziel llevará la piedra. Tengo montones de soldados que pueden agarrarme del brazo para moverme por el cuartel de campaña cuando sea el momento, pero solo Zaziel puede hacer esto. Irá con dos soldados bien pagados, que no destaquen por ser especialmente avariciosos. Él solo no podría con esa piedra.
Miro hacia mi hijo. Casi nunca pienso de esta manera, pero ojalá pudiera verle.
- ¿Tienes alguna objeción?
- Coincido con usted en que es la opción más lógica. - Responde con seguridad Lucas. - Conozco a Zaziel desde que era un niño, se que es un hombre que nunca podría traicionarle.
El resto de la comida la pasamos ultimando detalles.
Concretamente, quedamos en esto:
Yo iré a donde los Hollster, como estaba previsto, e intentaré ganarme su favor, y el de sus gentes. Mientras, un mensajero habrá ido hasta nuestras tierras para pedir refuerzos e ir a la guerra.
Con los soldados con los que fui a donde los Hollster, los que vienen de nuestras tierras y los mismos soldados de los Hollster, marcharemos a Helltia.
Para entonces, Zaziel debería haber llegado a Kihnstone y hecho "su magia". Cuando el barullo empiece, parte del ejército de Helltia marchará a Kihnstone para defender a su aliado.
Cuando mi ejército llegue a Helltia, Lucas terminará con la vida del rey, y entre mis escorpiones de las murallas y la guardia real tomarán Helltia desde dentro. Eso nos permitirá entrar sin ninguna clase de impedimento y hacernos definitivamente con el poder.
Zaziel volverá en un tiempo, y si todo marcha bien, seguirá teniendo la piedra.
Gobernaremos con justicia y arreglaremos lo que los Monzward le han hecho a Helltia.
- Y esa es la idea, hijo. No creo que tarden en hacer que me marche a por David. Entonces, todos los engranajes empezarán a girar.
Lucas iba a contestar algo pero de pronto se escuchan unos ligeros toques en la puerta. La misma se abre levemente, y suena la voz de Zaziel al otro lado.
- Mi señor, Lord Khanforn ha venido a visitarle. - Pequeña pausa. - ¿Le indico que venga en otro momento?
Me quedo pensando unos momentos, extrañado.
- No, que venga. Terminaremos esta conversación en otro momento, Lucas.
Zaziel desaparece por la puerta y entonces Lucas se levanta.
- Así lo espero, me gustaría repasar todos los detalles de nuevo antes de su partida. Yo volveré a mi puesto... Voy a intentar detectar cuáles de mis hombres se mostrarían más partidarios de una traición a su majestad a partir de ahora. Sin duda me conviene mantenerlos cerca. - Pequeña pausa. - Que pase un buen día, padre.
Y tan pronto cómo Lucas se dirige a la puerta, la misma se abre ante él. Gholas y Lucas se saludan breve y formalmente. Después de que Lucas cierre la puerta tras de sí (Por lo visto Zaziel sigue fuera), Gholas se planta cerca de Erik. Algo en su forma de andar le parecía indicar a Erik que estaba nervioso.
- Erik. - Dice con tono de confianza, procurando sonar calmado. - Charles me ha comunicado las noticias. Imagino que ahora estabas explicándole los motivos a tu hijo... - Comenta algo arrepentido. - Y siento haber interrumpido vuestra reunión, pero tenía que asegurarme de que es cierto salido de tu boca. - Pequeña pausa, tono serio. - ¿Vas a volver a las tierras de los Hollster con intención de entrar en combate si es necesario?
- Así es. Pero no entiendo por qué estás tan nervioso. He ido a campañas mucho más duras y cruentas que esta. Al fin y al cabo, ¿quién mejor que un Escorpión para derrotar a los bandidos de nuevo?
Después de eso, hago un gesto de modestia con la mano.
- Igualmente, no esperes que toque una espada. Si voy, es porque solo yo puedo traer a David de vuelta.
Gholas tarda bastante en responder. Durante este tiempo parece que su respiración se calma un poco, parece aliviado cuando vuelve a hablar, pero su tono es serio.
- En eso te equivocas. - Responde finalmente. - Jamás ha de ser olvidado que los Khanforn, Escorpión y Hollster han luchado a lo largo de cientos de años codo con codo con la intención de eliminar cualquier rastro de bandidos. Y si una de la partes de está alianza eterna se ha desviado de su camino no está sólo en tu mano rencaminarlo. Está en mano de ambos honrar está alianza y el nombre de nuestro difunto amigo. - Y con un tono mucho más formal acaba añadiendo. - Lord Erik, si me lo permitís, marcharé junto a vos a la tierra de los Hollster.
[FIN DEL INTERMEDIO]