- Me alegro de oírlo. - Dice Lucas, Erik hubiera jurado que debía de estar sonriendo. Entonces suspira. - Si al menos al pueblo se lo pudiera contentar también con escorpiones... No es la primera vez que atacan a un guardia, y dudo que sea la última, no es como si nosotros tuviéramos la culpa de su situación. Lo peor es que nunca se puede encontrar a un culpable, es como si colaborarán entre ellos y todos se cubrieran las espaldas. ¿Desde cuando hemos pasado a ser sus enemigos y no sus defensores? Aunque supongo que más de un guardia se merece como acaba, pensé que podría poner rápido en cintura a la guardia, pero parece que voy a tardar tiempo.
No hacía mucho que Lucas había sido nombrado capitán. El peso del trabajo y el cansancio se notaban en su tono de voz.
- La gente no sabe lo que quiere, hijo. Cuando los gobernantes toman una mala decisión y el pueblo pasa hambre, se lanzan a por ellos. Pero cuando los gobernantes traen una era de prosperidad, para la gente del pueblo es un regalo de los dioses. ¡Los dioses! ¿Qué han hecho por ellos? Somos nosotros los que tendríamos que ganarnos su favor.
Me estoy calentando con la conversación, pero no por culpa de Lucas. El pensamiento que le estoy transmitiendo es algo que me molesta muchísimo, y probablemente ya me haya oído decirlo alguna vez, con otras palabras.
- No saben lo que les damos. Esos guardias son su protección para el día que lleguen bandidos o golems hasta aquí. Y se lo pagan atacándoles... pobres infelices.
Habían tenido conversaciones parecidas en el pasado, algunos podrían pensar que aquello podría estar ensayado.
- Si al menos lo cabrones de Kihn no estuvieran metiendo las narices donde no les llaman. Se supone que ayudan al pueblo para que los conflictos se reduzcan, pero parece que casi nos lo están poniendo en nuestra contra. Desagradecidos... - Era evidente que Lucas también se estaba calentando.
Sí. Era mi hijo, definitivamente.
- No lo entiendo, no tienen nada que ganar con esto. Excepto quizá, quitarnos del medio. Kihn, conspirando contra Helltia. ¿Te imaginas? Jajaja.
- Algunos de mis hombres no lo ven como una locura. - Lucas había adquirido un tono de seriedad de pronto. - Muchos piensan, y yo me incluyo, que los cabrones de Kihn nos tienen pillados por los huevos. Quizás no sea evidente, pero solo hace falta ver el lamentable estado de nuestro ejército y el poder del suyo. En un conflicto sería una locura estar en el lado contrario. Ni siquiera el propio rey se atreve a levantarle la voz a su esposa.
- Baja el tono de voz, hijo. Las paredes tienen oídos. A mi tampoco me gusta nada el rumbo que toma esto, pero no hay gran cosa que podamos hacer. No solos. Y sería complicado encontrar fieles a la causa sin armar un alboroto.
Doy unos golpecitos con los dedos a la mesa, pensativo.
- Pero tampoco podemos dejar esto como está. No hables de esto con nadie por el momento. En estos tiempos no se puede confiar ni en tu sombra, y no quisiera que te pasara nada.
A medida que le doy vueltas al asunto, me doy cuenta de la locura que es. Estamos hablando de conspiración, de secretismo y de que nuestras vidas podrían correr peligro. Esta tenía que haber sido una velada agradable.
- Olvida todo esto. Nos mantendremos informados entre nosotros si ocurriera algo, pero hasta entonces... - y me pongo el dedo índice delante de los labios, en señal de silencio.
Lucas no comenta nada más y comienza a comer. Al cabo de unos minutos de silencio, añade.
- Aunque nuestra mayor preocupación sigue siendo el descontento del pueblo. La Alianza se mantendrá en pie, por el bien de la estabilidad que tenemos... Pero si la situación ahí abajo no cambia... Las cosas podrían complicarse. Tu campaña eliminó a una de las bandas más alborotadoras... Pero por desgracia hay cientos de ellas, más pequeñas, que se mueren de ganas de ganar poder.
- Y nuestro... - bajo el volumen - Nuestro señor rey es un inútil. No pillaría ni a un bandido cojo. No está haciendo nada por su reino. Los Hollster, los Khanforn y los Escorpión llevamos años ocupándonos de eso.
Mastico en silencio durante un minuto. Mi hijo también.
- Hijo. Diles a tus soldados que el pueblo ataca porque está intranquilo. Y que está intranquilo porque el gobierno no les da lo que quieren. No menciones al rey, ni una alusión. De momento. Pero promételes que lo solucionarás.
Bebo un sorbo largo de vino.
- Llevamos mucho tiempo en esta situación. Va siendo hora de un cambio. Zaz. Escribe una carta a lord Khanforn. Dile que agradecería enormemente que me vistara mañana por la mañana, a ser posible.
Una vez Zaziel se marcha, me quedo a solas con mi hijo.
- Por el momento me ocuparé de que la cosa no vaya a peor. Así que por ahora, procura disfrutar de la cena y del buen vino. Al fin y al cabo, estamos aquí para ello.
La cena transcurrió sin mayor problema, Lucas parecía emocionado ahora que su padre iba a comenzar a moverse, pero solo se notaba en su tono de voz, no hacía comentarios directos al respecto. Cuando la cena hubo terminado, las despedidas fueron formales, Lucas se marchó por su lado y Zaziel se encargó de que el mensaje, que había estado preparando durante el final de la cena, llegara hasta Gholas Khanforn.
Aquella noche Erik se acostó de buen humor. Por una vez sentía que podía ver más allá de sus propias limitaciones, y aunque sus sueños le ofrecieran dulces mentiras, tenía ganas de que llegara la mañana. Había mucho que hacer.
[FIN DEL PRÓLOGO]