Partida Rol por web

Tras escuchar la carta me detengo a pensar en las implicaciones de la misma.

Cuando Gustav habla, no me demoro en hacer lo mismo.

- Gustav, por lo que entiendo, malinterpretas el mensaje de Robert. Quieren revisar el terreno para evitar una sorpresa de tu parte. No confían en ti, ni en que yo esté vivo.

- Tengo claro que no se fian de mi. Yo tampoco me acabo de fiar de ellos, quizás la iglesia ha llegado antes a ellos y usarán la ocasión para terminar el trabajo, por eso propongo un sitio que les es favorable pero no permite que nos embosquen ellos. Si lo vemos muy descabellado podemos coordinar un encuentro en un llano en el que se vea venir con facilidad a cualquiera que venga pero entonces la reunión tendrá que ser rápida y convencerles que vayan después al bosque. Aunque imagino que cuando te vean la situación se facilitará. En este caso diria que por nuestra parte seremos 5 personas y por la suya como mucho 10.

Varios días después de la recepción de la carta y el envió de una respuesta a la misma, la reunión se dio confirmada. Y por primera vez en casi dos semanas, Erik salió al exterior de su pequeña tienda. Su primera parada fue un merecido y revitalizante baño... Al fin y al cabo, seguía estando por encima de Robert en la jerarquía de Helltia, no podía permitirse dar una imagen tan lamentable. De hecho, Gustav pudo encontrar un traje bastante decente de su talla que le había "pedido prestado" a un noble una vez. Erik sintió el cambio cómo si regresara a su verdadera piel tras mucho tiempo... Salvo por el hecho de que por muchas vueltas que quisiera darle a esa situación seguía siendo un prisionero. 

Una vez que todo estuvo listo, montaron a Erik en un caballo y Deborah se montó detrás de él llevando las rendas. La sensación de libertad se acabó tan pronto cómo los musculosos brazos de aquella mujer le rodearon por los lados. Irónicamente, aunque ahora pudiera sentir el ansiado aire del exterior, también sentía que su prisión se había hecho más pequeña. 

Gustav hizo que otros tres hombres de confianza les acompañaran hasta el punto de reunión. El camino fue lento y tortuoso puesto a que atravesaron bosque a través para evitar sorpresas inesperadas. Tras al menos una hora de viaje, Gustav desmontó y Deborah ayudó a Erik a bajar de la montura. 

- Tu debes ser la Araña, imagino. - Dijo de pronto una voz, conocida por Erik. Era Robert Greattree.

Gustav reconoció a Robert cómo a uno de los hombres que había visto huir durante el ataque de la Reina, dejando a Erik y a David solos. Robert iba a acompañada por nada más y nada menos que quince soldados. Sin duda no estaba escatimando en precauciones. Fuera cómo fuera, Gustav ya había avisado a Deborah para que mantuviera a Erik bien cerca suyo... La vida de ese hombre era su mejor baza en aquellos momentos. Aunque fuera cómo fuera, el número de hombres no era algo que preocupara a Gustav especialmente... Al fin y al cabo, él, Deborah y sus otros tres hombres, iban cargados con un buen suministro de bolas Gnagerit. 

- Efectivamente. - Hago una pequeña pausa y añado. - Quiero dejar claro, desde el primero momento que mi objetivo es una Helltia poderosa, unida y libre. No somos enemigos. - Señalo el caballo con Erik y concluyo dirigiendome a Greattree - Has visto con tus propios ojos a que os enfrentais, al igual que por mi espada acabé con aquellos que os atacaban os ofrezco mi ayuda para terminar la guerra con Kihn sin un baño de sangre , de la sangre de Hellitia, y derrocar a los Monzward sin una guerra civil. Os pregunto entonces ¿Cuales son vuestras intenciones? -