Daga asiente.
- Creo que estamos lo bastante lejos cómo para quedarnos aquí el tiempo suficiente cómo para asegurarnos que las cosas se han calmado. Entonces... - Daga no pone buena cara. - Esperemos que Weasel siga allí...
La situación se llena de un silencio tenso, y ambos simplemente se mantienen en silencio a la espera de un sonido que no llega. Pero finalmente algo perturba la tranquilidad, algo que para su sorpresa proviene de la dirección contraria en la que están mirando. Se dan la vuelta y pueden verlo.
A un lado del camino por el que había pasado el Golem había un gran montículo y en medio del mismo una roca de un tamaño considerable que estaba comenzando a vibrar de forma acelerada, al tiempo que emitía una especie de calor. La roca se eleva lentamente en el cielo y de pronto las rocas de su alrededor comienzan a girar alrededor de la misma en lo que parecía varias órbitas. Silvano y Daga estaban paralizando contemplando aquel espectáculo natural que sólo podía ser considerado magia.
Poco a poco, más y más rocas comienzan a ser atraídas hacía la roca final y el ente gigante comienza a tomar forma. Era mayor, mucho más grande que el Golem que había visto Silvano antes. Su pieza central casi parecía palpitar en el pecho.
El Golem da un paso y el suelo tiembla bajo sus pies. Daga parecía dispuesta a salir corriendo en cualquier momento, pero otro sonido la detiene en el acto. El gruñido monstruoso de la Raksasa Nigin.
-....!
Silvano prepara una flecha explosiva y se la coloca en el arco destensada.
-Corre, corre! -dice Silvano mientras hace una seña en dirección opuesta al gólem y al rugido de la rackasa. Una vez se asegura de que Daga se ha puesto en marcha, Silvano empieza a caminar ligero sin perder de vista al gólem de sus espaldas.
El Golem avanzaba gradualmente más rápido, pisando el suelo con fuerza y haciendo retumbar los alrededores. No tiene ojos, ni boca, ni nada que pudiera considerarse una cara, pero Silvano juraría que estaba furioso. Daga y él estaban corriendo hacía la selva, pero entre los nervios y los temblores el paso era rápido pero torpe.
Al final, no es una sorpresa que Daga acabe por perder el equilibrio y caer al suelo (Al fin y al cabo, casi que estaba avanzando a la pata coja). Silvano la pasa de largo casi sin querer, pero cuando se da cuenta se para en seco y se gira. Daga intentaba levantarse pero parecía que le estaba costando horrores. Cuando parecía que se iba a tender en pie por fin, volvía a caer por culpa de los temblores del Golem.
El Golem estaba terriblemente cerca de Daga, a solo un par de pasos de ella... Y Silvano podía escuchar a sus espaldas el retumbante siseo de una serpiente monstruosa que se acercaba cada vez más derrumbando los árboles que se encontraba a su paso.
Viendo que el gólem no se va a detener, Silvano dispara sus flechas contra el gigante de roca con la esperanza de que deje a Daga en paz y/o se desmorone.
Motivo: Flecha way de la muerte explosiva
Tirada: 1d6
Resultado: 6(+4)=10
En cuestión de segundo la flecha atraviese el aire a gran velocidad, y justo cuando impacta contra el núcleo del Golem explota. Lo primero que nota Silvano es una gran oleada de calor en el ambiente, cómo si una gran cantidad de energía se hubiera liberado de pronto proveniente del núcleo del Golem. Y segundos después, el núcleo se vuela en pedazos, desperdigándose por el aire y cayendo lejos de allí. El resto del Golem se desmorona automáticamente después, las piezas más pequeñas caen cómo si de una pequeña avalancha se tratase mientras que las más grandes simplemente se desplazan a un lado o se quedan amontonadas. Daga sólo tiene que arrastrarse un poco para esquivar un par de rocas, pero consigue levantarse sin problemas (Salvo por el esfuerzo evidente de su pierna mala).
- Eso ha sido... Inesperado. - Dice Daga, que está sin palabras mirando los restos que quedaban del Golem.
Pero ambos no tienen tiempo para relajarse, tras otro rugido a sus espaldas se dan la vuelta y pueden verla. Una serpiente colosal, con escamas que parecían acero, colmillos tan largos cómo lanzas y tan puntiagudos cómo clavos, tres ojos en fila a cada lado de la cabeza del color de la sangre y expulsando humo entre sus fauces. Se movía rápida, serpenteando con una cola tan larga que se perdía en las profundidades de la selva. Estaba furiosa y se dirigía hacía ellos. No... No hacía ellos... Se estaba dirigiendo directo hacía Silvano.
Silvano estaba paralizado, sus piernas no respondían... Sentía que ya no importaba correr, que ya era su fin... Pero una voz lo devolvió a la realidad. Un susurro cercano.
- Ella te necesita más que a mi...
Lo que ocurrió después fue tan rápido y confuso que Silvano no tiene aún palabras para explicarlo. Allí estaba la Raksasa Nigin, a escasos metros de tragarse a engullir a Silvano entre sus fauces. Y de pronto un golpe seco empuja a Silvano y lo impulsa hacía un lado. Silvano cae al suelo, sólo a tiempo para ver a Daga frente a frente con la serpiente. Y entonces fue cómo si se parara el tiempo.
- Protegela. - Dijeron unas palabras que provenían de la boca de Daga, pero casi parecía que retumbaran en la cabeza de Silvano.
Y ya está. Unos segundos después, Daga ya no estaba y Silvano sólo podía ver escamas y más escamas pasar delante de su rostro. De pronto, en un coleteo, fue golpeado por una de las mismas y este golpe lo impulsó mucho más lejos que antes. Se dio contra algo... Quizás una piedra. Y de pronto todo se volvió negro.
[FIN DEL CAPITULO 2]