- No creo que... Yo creo que... Creo que sabré defenderme contra ello. Me he estado preparando durante mucho tiempo para que hermano cometiera alguna locura. Se dónde esconderme, y... Y también se cómo proteger a Paolo de él. - Henrietta parecía... ¿Distraída? Casi cómo si no estuviera atenta a la conversación.
De pronto, una repentina interrupción de Zaziel confirma las sospechas de Erik.
- Disculpe, señorita Hollster, ¿Ha visto algo?
- ¿Eh? - Responde Henrietta, parece que entre sorprendida y ¿Ofendida?. - ¿Que... que quieres decir?
- Me ha parecido que miraba en esa dirección repetidas veces, por lo que me preguntaba si ha visto algo.
- ¿Eh...? - Vuelve a responder Henrietta, cómo si solo intentara ganar tiempo. Y entonces añade, algo más recompuesta. - ¿No habéis sentido nada vos, Lord Erik? Creo que he sentido pasos cerca. Puede que algún sirviente se esté acercando... No creo que sea buena idea que nos vean juntos.
Hmm... ¿me ha vendido tan rápido? ¿o realmente no sabía de quién se trataba?
- ¿Qué tiene de malo en que un hombre mayor sienta el fresco de la noche en la cara junto a la hija del hombre que fue como su padre? Tampoco creo que piensen que quiero cortejarte, ¿sabes? Jajaja.
Si realmente había alguien, oirnos cuchichear era lo peor que podía pasarnos.
- Milady, ha sido un placer charlar con usted, pero debería marcharme ya a mis aposentos.
Y dicho esto, Henrietta se despide también formalmente y sus pasos desaparecen, tan silenciosos que son ocultados por el sonido del viento meciendo las hojas. Zaziel ayuda a levantarse a Erik y empiezan a caminar. Y avanzan en silencio, por el jardín y el castillo hasta que por fin llegan a los aposentos de Erik.
Una vez sentado, y sintiendo únicamente su respiración y la de Zaziel, Erik tiene tiempo para reflexionar. Henrietta estaba sospechosamente nerviosa, y era evidente que no tenía intención de acompañarlo. Por otro lado, Erik estaba seguro de que debía irse de ahí cuando antes mejor. ¿Cuál tenía que ser su siguiente paso?
Tras un buen rato meditando en silencio, con Zaziel esperando pacientemente (pues está acostumbrado), digo:
- Esperaremos la carta de la capital. No nos queda otra si queremos movernos sin riesgos.
Los días pasan, y la tensión no hace más que aumentar.
Consciente del peligro de quedarse cerca de David, Erik decide volver a su labor cómo interrogador, y a David no parece molestarle. A Remo tampoco le parece mala idea quedarse un par de días más con la esperanza de descubrir la "pista definitiva" (Aunque para Erik ya hubiera suficientes).
Para su decepción, los interrogatorios que realiza los días siguientes se vuelven repetitivos y sin resultados de interés. Nadie, absolutamente nadie, parecía dispuesto a decir palabra sobre el Escudo de la Justicia. Sólo los más débiles acaban diciendo, entre gritos de dolor, que no tenían nada que ver con ellos. Aunque no todo era información inútil, algunos interrogados afirmaban que el pueblo estaba inusualmente calmado, había poca gente por las calles y muchos menos extranjeros. La sospecha de que el "Escudo de la Justicia" ya se estaba escondiendo comenzó a crecer en Erik, que cada vez que se tumbaba en su cama por la noche temía no volver a despertar.
Por parte de Henrietta no recibió más citaciones, pero Zaziel afirmaba que de vez en cuando la joven miraba con preocupación y algo nerviosa a Erik. E incluso a veces, de manera leve, Henrietta lo miraba con el ceño fruncido, cómo si estuviera cabreada con él. Pero en todo caso, apenas había momentos en los que coincidieran, y hablando Erik no le notaba nada raro. Ni a ella, ni a David, que parecía cada vez más emocionado con los resultados de su investigación (Aunque siempre afirmaba que no había nada claro por el momento).
Y al fin, al cabo de cinco días de enviar la carta, llegó la esperada respuesta.
Un sirviente picó en la puerta de Erik por la tarde, cuando aún faltaban un par de horas para la cena. Zaziel abrió y el sirviente le entregó el mensaje que había llegado para él. Lo más posible era que aquel mensaje ya lo hubiera leído otra persona, por lo que más valía que los de la capital hubieran sido bastante discretos al respecto.
- Vaya. - Dice Zaziel sorprendido, tras cerrar la puerta y comenzar a acercarse a Erik. - Tiene estampado el sello real, sin duda se han tomado las molestias de que parezca importante... - Y entonces lo lee.
Lord Erik,
se requiere su presencia en palacio lo más temprano posible debido a la necesidad urgente de reunir al Consejo para discutir sobre ciertos problemas importantes de actualidad y decidir cómo enfrentar los mismos. En caso de no poder volver, deberá responder con un mensaje dónde se especifique a la persona que hablará en su nombre. En caso de que no responda, se dará por supuesto que dicha persona será Bish Nastzwerk, debido a que ya está operando temporalmente en su cargo.
Se requiere a su vez la presencia de Remo Libertti, por la misma razón antes especificada.
Angus Monzward.
Corto y conciso, cómo le gustaba a Erik, y sin dar pistas sobre el motivo de su vuelta, tal y cómo le convenía.
¡Al fin! Un sello real... así Remo no podrá negarse. Ha llegado el momento de marcharse.
Esa misma noche, durante la cena, decido anunciarlo, tras haber avisado a Remo. Llevo la carta conmigo para mostrarla en caso de duda. Iba a ser nuestra última noche en Gortress. Esa noche podía pasar cualquier cosa...
Remo no pone ninguna pega en su breve reunión con Erik tras ver la carta. El mismo decide comenzar a empaquetar todo lo que había traído y pasar a limpio la mayor parte de la investigación que había realizado con David, aunque no iba a ser muy útil cómo prueba contra David.
La cena llega, y Erik no tiene ocasión de anunciar su partida debido a que David pregunta directamente.
- Me han informado de que ha llegado una carta para usted, Lord Erik. ¿Noticias de la capital?
Y después de que Erik especifique el contenido de la carta, David no parece sorprendido, sólo algo apenado.
- Vaya... Supongo que eso pondrá la investigación en un hiatus indefinido. Aunque de verdad espero que no sea sobre nada grave el motivo de la reunión y que podamos retomarla. Siento que cada vez estamos más cerca de lograr algo.
- La seguridad de Helltia y sus ciudadanos es la primera preocupación de la capital. Aunque nos marchemos la investigación continuará, y te insto, David, a que organices patrullas y continúes la investigación por tu cuenta también. Yo también creo que estamos cerca de lograrlo.
Si vas a pasar a la despedida, me gustaría despedirme emotivamente. Si quieres pasar directamente al viaje, imagina que me despido emotivamente como si se tratara de mi hijo.
La cena transcurrió con normalidad, con conversaciones que no entraban en detalles sobre la investigación y que se enfocaban en explicar anécdotas y dar recomendaciones para el viaje. Esa misma noche, Erik ya se aseguro que sus hombres tuvieran el equipaje hecho para marcharse a la mañana siguiente, mientras que Remo, por su lado, se paso lo que quedaba de noche (Y incluso seguía despierto cuando Erik se acostó) pasando informes a limpio.
La mañana llega para Erik con alivio. Su cabeza seguía intacta y por fin podría librarse de toda aquella tensión (Aunque no perdería de vista la precaución por el camino). Tras desayunar brevemente con un Remo realmente somnoliento y ordenar que cargaran los carruajes, Erik se encontró de cara con la despedida.
Se encontraban frente a la entrada del castillo, Remo, Zaziel y él por un lado y David, Henrrietta y Paolo por el otro.
Uno a uno, abrazo a David, Henrietta y Paolo.
- David, tened mucho cuidado. La capital confía en ti para encontrar más información sobre Escudo de justicia, pero recuerda que la prioridad es la seguridad. La seguridad de vosotros y de todos los habitantes de Gortress.
Luego abrazo a Henrietta.
- Milady, estáis cada día más hermosa. Cuidad de vuestro hermano pequeño. - me acerco un poco más a ella y digo flojo, aunque suficientemente fuerte como para que me oigan todos - Y de vuestro hermano mayor. Esta no es tarea para una sola persona - y le guiño un ojo de un modo paternal.
Finalmente cojo en brazos a Paolo.
- Pequeño, algún día serás un hombre tan grande y fuerte como fue tu padre. Come mucho y entrena con la espada para ser un hombre de provecho en el futuro!
Y con eso terminan mis despedidas a los Hollster.
Los tres aceptan con gusto el abrazo de Lord Erik.
- Esperaré con ansias el momento de poder volver a reunirnos, y no dude en que nos descansaré en mi búsqueda. Siempre será bienvenido aquí, Lord Erik. - Es la respuesta de David, en un tono muy afectuoso.
- Gracías, Lord Erik. Lo haré. - Es la respuesta de Henrietta, en un tono agradecido.
- ¡Y cuando sea un caballero lucharé también con los bandidos cómo usted y cómo mi padre! ¡Ya lo verá! - Es la respuesta de Paolo, en su habitual tono animado.
Y con estás palabras, Erik parte junto con su comitiva. Lejos del lugar que podría haber sido su final si hubiera permanecido más tiempo. El viaje le daría tiempo para pensar... Siempre que no se encontrará con otra sorpresa por el camino.
[FIN DEL CAPITULO 2]