Partida Rol por web

- Para hablar, de momento. - Dice Zack con seriedad, pero después lo acompaña de una sonrisa. - He oído que estás en apuros, al fin y al cabo los "Azote del Infierno" ya no son lo que eran. Nunca pensé que la gran araña vendría a mi en busca de ayuda. 

Lo que decía era cierto, muchos de los hombres de Gustav habían muerto durante el ataque de la Casa Escorpión. 

- Quedamos unos pocos después del ataque sorpresa de la casa Escorpión. Pero estoy preparando algo grande. Algo que hará temblar los cimientos de Helltia, ¿Estáis dispuestos tu y vuestros hombres a luchar por derrocar el estado de Helltia?

Zack mira a Gustav un largo rato, es evidente que no le ha convencido su discurso. 

- Mi único objetivo es que el pueblo de Helltia encuentre la justicia que se merece, que las víctimas sean salvadas y los culpables sean condenados. Si para ello tengo que derrocar al estado de Helltia, me parece bien. - Levanta las manos. - Pero un par de palabras bonitas no nos ayudarán a conseguir dicho objetivo, más aún cuando no ofrecen ningún detalle del terreno en el que me estoy metiendo. Araña, quiero detalles sobre tus planes, y entonces podremos negociar. 

- ¿Quieres escuchar mi plan?

- Muy bien. - Lo digo mirando fijamente a Zack. 

- La noche que perdí a la mayoría de mis hombres y mi piel, gané algo incalculable. El favor de los Gnanerit. Ellos nunca han aplicado sus habilidades al campo de batalla pero me dieron un secreto que me permitiría destruir todas las fortalezas de Helltia en una noche.

- Consiga o no tu apoyo esta noche marcharé para conseguir la última pieza de mi plan. Que espero me de el empujón suficiente para tomar la bastilla del ejercito y con ella las armas necesarias para armar al pueblo.

- Con tu ayuda habría alguien que podría ir preparando la primera ofensiva para que el pueblo pudiera ver que el gran ejercito de Helltia no es más que un cascarón vacío. Grande por fuera pero sin substancia por dentro.

De nuevo, Zack se queda pensando largos segundos. 

- Tendrás que demostrarme lo de los Gnagerit, pero... Araña. - Sonríe. - Hablas mucho pero pareces receloso de mostrar nada, creo que he sido lo bastante específico al pedirte detalles. Además, si quieres convencerme deberías dejar de hablar de "tu" plan y comenzar a hablar de "nuestro" plan. Por si no te has dado cuenta aún, no me voy a poner a tus órdenes, y no dudo que necesitas mi ayuda, no sólo por mi y mis hombres si no que también por los aliados que yo puedo conseguir ahora que los "Azote del Infierno" han perdido tanto prestigio...

Zack parece satisfecho consigo mismo. 

- Así que dime, que te dieron los Gnagerit y cuál es esa "última pieza" de la que hablas. 

- Nunca te has preguntado por qué los leñadores están tan interesados en los arboles del bosque Gnagerit? 

- Son arboles gigantes que pese a que los talen cuando vuelven han crecido de nuevo. Si esos arboles crecieran debajo de las fortalezas y murallas de Helltia se abririan paso por las rocas haciendo que los grandes edificios cayeran por el propio paso de la naturaleza. 

- ¿Quieres una muestra? Tienes todo el bosque para ver de qué estoy hablando pero si aún así quieres que te lo muestre esta noche antes de salir haré que crezca una secuoya al lado del lago de la rueda.

- Mi última pieza es convencer a los Bartzwerg que una revolución tendrá lugar en Helltia. Estoy seguro que estarán tan felices como yo de lanzarse al combate para llevarse la alianza con ellos.

Zack escucha con interés lo de los Gnagerit y no parece poner pegas al respecto. Pero cuando Gustav menciona a los Bartzwerg, levanta una ceja, desde luego no parece tener la misma confianza de Gustav en esa parte del plan.

- ¿Planeas negociar una alianza con los Zwerg? Está claro que el fuego ha dañado también tu cerebro. ¿Cómo piensas convencerlos? Es más, ¿Cómo piensas hacer que siquiera te escuchen?  

Sonrio y añado. 

- Esto hará que me escuchen- Digo mientras saco una bolsa. 

Abro la bolsa y empiezan a caer emblemas de soldados de Helltia, desde soldados rasos hasta comandantes de batallón. Muchos de los cuales aún tienen sangre por encima. 

- Esta no es la única bolsa que tengo. Si pese a ver esto deciden ignorarme pensaré que han perdido el poco de honor que les quedaba y tendremos que seguir el plan solos. - 

Zack vuelve a sonreír, ahora con más picardia. 

- La fuerza militar de Bartzwerg sería sin duda una clave... Y si de verdad tienes buenas relaciones con los Gnagerit, podrías colar su ejército en Helltia a través de los bosques, y los nobles tardarían bastante en darse cuenta de lo que se aproxima, si se dan cuenta. Pero olvidas lo orgullosos que son los Bartzwerg, y hacía donde esta enfocada realmente su venganza. Los Nastzwerg... - Junta las manos. - Deberías convencerlos de que puedes derrocar a los Nastzwerg, creo que es lo único que podría satisfacerlos. Pero... - Levanta un dedo, para darle enfasis a sus palabras. - Si organizas un ataque hacía Helltia, las tierras de Kihn se moverán. Quizás consigas hacerte con la capital y otros puntos de interés, pero en el sur comenzará la reconquista y el ataque de Goldort se debería de posponer mucho tiempo. Los Bartzwerg lo sabrán, y por ello no querrán ayudarte.

- Si Helltia se queda fuera de la alianza solo quedan los Nastzberg y Kihn. El mercado de los Nast se desplomará cuando llegue la noticia de que Helltia no pagará sus deudas nunca más. Si su ejercito de mercenarios se mantiene fiel. Cosa poco probable decidirán atacar Helltia junto con Kihn. - 

- Kihn si decide atacar su derrota se segura. Si intentan quedarse con el poder utilizando la religión no creo que estén dispuestos a asumir la deuda de Helltia. 

- La alianza tendría las horas contadas y sin alianza los Nastberg no tienen mercado, si no tiene mercado no tienen ejercito. 

- La única esperanza que tienen los Bartzerg de no morir en la miseria es luchar de nuestro lado, sino solo les queda podrirse y desaparecer. 

Zack se recuesta en su asiento. 

- De verdad espero que esas palabras lleguen hasta los Bartzwerk y puedan entender y arriesgar su ejército en tu razonamiento... Pero visto de esa forma, una vez que terminen los combates se retiraran, esperando a que Goldort este débil para atacar. Pero no le voy a poner más pegas al plan. - Se queda callado unos segundos, pero después añade. - Sólo un detalle más, uno de mis hombres te acompañará y me mantendrá informado. Si sus mensajes dejan de llegar y no recibo ninguna justificación, considerare que nuestra alianza se ha terminado. 

- Bien entonces. Elijé el más duro de tus hombres, el viaje será largo. - 

- Así lo haré, y te estará esperando en la secuoya al lado del Lago de la Rueda, si lo que dices sobre los Gnagerit es cierto. - Extiendo la mano para estrecharsela a Gustav. - Espero que tengas éxito, Araña de 8 Hojas. 

Una vez que Gustav le devuelve el estrechamiento para sellar el acuerdo y ambos se despiden, Zack lo invita a que se vaya él primero de la taberna para que no los vean moverse juntos. Gustav abandona el lugar, y al rato se reúne con sus hombres, con los cuáles habla de los resultados de la reunión.

Más tarde, Gustav se encarga personalmente de ir hacía el Lago de la Rueda y plantar la secuoya. Efectivamente, llegada la tarde, un único hombre espera al lado del árbol plantado. 

Una vez terminadas las presentaciones y hechos los preparativos, Gustav vuelve a su guarida. Allí decide a que hombres se va a llevar y las provisiones que van cargar. Además reparte responsabilidades, y decide cuál será el papel del hombre de Zack. Sin más dilación marchan cuando la luna llena ilumina su camino y las sombras ocultan a los viajeros. Aquel podía ser sin duda el comienzo de un viaje que cambiara la situación de Helltia para siempre. 

[FIN DEL PRÓLOGO]