Partida Rol por web

- Escoria pirata... - Pensé inmediatamente, incluso antes de escuchar tan nefasto chiste. Empuñé la pistola que había encontrado en la nave y sopesé las probabilidades. Seguramente eran un par de don nadies, sin más posibilidades en esta vida que asaltar viejas en los caminos. - Escoria... - Estaba claro que no se merecían más palabras que el plomo, pero me intrigaba eso de "un noble mrrshan con guardaespaldas". Había olido un mrsshan desconocido en la Onix. Pero esperar que fuera el mismo mrsshan y que, en virtud de ello, esos dos aceptaran a prestarme un vehículo era esperar demasiado. La vía directa era la que más posibilidades tenía... y, de hecho, era esa la vía que mejor conocía: "Disparar primero y preguntar después."

Así, en el momento que consideré más apropiado, salí de entre las sombras como un fantasma y descerrajé un disparo a cada uno de los bandidos que allí se apostaban. El primero no llegó ni a escuchar el disparo, pues la bala había hecho estallar su cerebro dentro de su propia cavidad craneal mucho antes que su aparato auditivo tuviera tiempo de registrar la detonación. El segundo, a penas echó mano de su arma, una segunda bala le atravesó el pecho, cayendo hacia atrás inmóvil.

Con precaución, me acerqué a los dos cuerpos. Me aseguré que el segundo estuviera muerto o suficientemente malherido como para no representar amenaza, y los registré a ambos. Ir por ahí con la única ayuda de un arma sin munición adicional, no era precisamente un plan inteligente, así que más armas o municiones, ayudarían y mucho. Las llaves de una de las motos, también estaban en mi mente. Y lo que pudiera hallar de interés.

Luego, arrastré a los dos cadáveres y la moto sobrante dentro del cobertizo, antes de disponerme a salir zumbando de allí, en dirección a Kredd.

Rrlefang encontro un par de pistolas laser con sendos cargadores en los cadaveres. Dentro de la choza habia otro cadaver, probablemente el dueño del lugar, que habia sido silenciado para siempre con un tirito entre las cejas.

Se acerco a una de las motos antigravitatorias para examinarla.

Bateria medio llena, techo de vuelo de seis metros, velocidad maxima...

Funcionaba. El mrrshan monto sobre ella agilmente, la puso en marcha y salio disparado hacia el horizonte.