Partida Rol por web

La garra aferraba su muñeca con fuerza. Leashrra se dejaba llevar sin ofrecer ninguna resistencia y aún así el mrrshan la asía con fuerza para evitar que escapara. Caminaban por unos túneles oscuros y hediondos, el ambiente húmedo hacía que el vestido se pegara al cuerpo de la noble y sentía un bochorno casi asfixiante. En algún momento había perdido sus zapatos elegantes y se veía obligada a andar descalza tocando la viscosa sustancia que recubría el suelo.

El duque se detuvo y se giró, mirando a Leashrra con unos ojos llenos de ira y deseo entremezclados. La tomó por la cintura, la levantó y ambos cayeron sobre una cama. El palacio estaba igual que siempre: suelos encerados, cortinas exquisitas, ventanales enormes y desiertos inmensos alejándose hacia el horizonte. Sentía sus garras demasiado cerca de su cuerpo, acariciándola como si fuera suya. Ahí estaban sus padres, mirando cómo el duque impedía moverse a aquella pobre mrrshan. Pataleaba sin parar pero era incapaz de liberarse.

Entonces, el sable aparecía en su mano y ella saltaba por la ventana. Caía y caía hasta ser engullida por las fauces de un monstruo gigantesco y terrorífico. Y allí, en el fondo de su garganta, había una klackon trasteando con un aparato muy curioso que no parecía tener un uso concreto. Ambas se miraban y ninguna decía nada.

De repente, un grito de socorro. Leashrra y la capitana se lanzaban al vacío en busca de la persona necesitada: una pobre psylon secuestrada por un malvado mrrshan de casual parecido con el duque. Ambas luchaban, ¡clanc! ¡chan!, hacían las espadas al chocar en un baile hipnótico que pretendía ser una batalla. El mrrshan huía, la psylon les daba las gracias y un saco con un tesoro. ¡Eran heroínas!

...

Leashrra despertó y se levantó deprisa. ¿Qué acababa de soñar? No lo tenía claro, pero una amalgama de sentimientos la sacudía por dentro. Por alguna razón, sonrió mientras se ponía las joyas. Supuso que faltaría poco para llegar a su destino, de modo que salió de sus "aposentos" y se dirigió a la cabina de mando...

Todos se habían marchado a su habitación, Al salir de el comedor una extraña tensión se apodero de su cuerpo, miro al suelo se dio cuenta que había escapado de la muerte otra vez, sus manos temblaron por lo que las guardo en su gabardina, comenzó  caminar,  cada paso que daba era mas lento el cansancio empezaba a mellar todo su ser y entonces callo en el pasillo sobre una puerta y sin poderlo evitar durmió.

El Vacio del espacio se abría ante sus ojos, las luces y las sombras llenaban cada rincón, la Espalda de su padre Adoptivo era inmensa para tan pequeña nave era un viaje emocionante, los planetas  se acercaban y alejaban a grandes velocidades,  nebulosas  incontables pasaban a su alrededor eran de muchos colores y de ninguno, un sentimiento de libertad lleno su cuerpo su esencia se dispersaba en aquel colosal vacío dejando atrás de el Ruiseñor escarlata, Quiso detenerse pero su cuerpo no lo dejaba Alguien Cantaba una canción muy hermosa guiándolo a la zona oscura del universo una zona llena de una nebulosa  rosada llena de estática o cualquier tipo de electricidad, nunca detuvo su viaje  hasta notar  que algunos seres Viajaban a su al rededor, seres colosales, la vos de los seres vibraba en en cualquier realidad conocida y cuando por fin hubo estado frente su destino, lo contemplo sus acompañantes lanzaban fuego de la boza para comunicarse,...

 y entonces despertó sudando intensamente...