Partida Rol por web

Solo la capitana podía alegrarse por el Moho que daba un olor feo a este lugar bastante inhóspito. Aunque parecía que no era con lo único que estaba emocionada queriendo que recorieran el desierto de este planeta.  

“No lo estamos…” le recordó con miedo a la capitana respondiendo a la pregunta del General mientras recibia el arma. “Sera mejor si revisamos por si el amigo de Sembrace tiene un vehiculo.” Sugirió observando el arma antes de guardársela en su cinturón de herramientas.

Dwalas no era el mejor tirador, incluso dudaba que le fuera servir de mucho por lo que sin dudarlo desenvaino su arma preferida una llave inglesa del tamaño de un bate pero mas doloroso. Le habia servido para destrozar un robot, imaginaba que con los silicoides seria igual de efectiva. "Hay un timbre o algo Sembrace?"

El explorador se había quedado mudo durante el descenso de la nave, el miedo a que algo pudiera salir mal y todos murieran lo mantuvo en shock. Lo irónico era que habían sobrevivido a una lamprea gigante y si aterrizaban mal podría ser su última aventura.

Milagrosamente el combustible les alcanzó exactamente para acercarse lo suficiente a la granja del amigo de Sebrance. Un vez el vehículo se detuvo y se confirmó que estaban a salvo Meson se desmayó.

Minutos después de recuperarse se acercó a la salida de la nave y sintió el aire caliente del desierto que hacía que le ardiera la piel. El explorador estaba un poco blanco por las piruetas que la Onyx había dado pero se repondría pronto.

- Gracias. Dice Keve al recibir la pistola y ajustandola a su cinturón... no tenía entrenamiento con armas de fuego, pero sabía que la suerte estaba de su lado como aquella ocasión en Trilar donde eliminó a un silicoide buscapleitos. Cuando los enemigos vengan por ellos debían estar preparados.

- Bien, veamos si el amigo de Sebrance se encuentra en casa.

Bien.  Pero si nos hemos de atrincherar, preferiría que fuera en la Onyx.  Aquí tenemos las torretas y otras armas que aun tienen su fuente de potencia.  Y creo que sus remaches nuevos aguantarían más un ataque que los de la casona del amigo de Sebrance.  

Eso si, hay que camuflajearla.  Creo que podemos cortar unas rodajas de moho, claro, con el permiso y quizá costo para el anfitrión.   Se las pondremos encima de tal forma que nadie la distinga de ninguna otra protuberancia de moho kamiense. 

Tllk se quedó pensando en el libro que alguna vez leyó: "Mil formas de usar el Moho" de la profesora Kt-Lk.  Debe haber alguna forma de hacer algo que nos ayude a defendernos, ¿trampas? ¿ataques incendiarios? ¿algo tóxico para los silicoides? 

Sebrance, ¿puede ir pidiendo permiso para que recortemos moho y cubramos a la Onyx en una de sus mejores defensas escondrijeras?  Tenemos algo de bille por si al hombre le faltara motivación.

La capitana estaba confundida y miró al general con las antenas cruzadas.  Si habían de esconderse, la Onyx misma era dificil de ocultar con tan poquito moho que había en el lugar.  Si habían de atrincherarse, pues la Onyx era mejor que cualquier cabaña oxidada para resistir un ataque.  Mejor hubieran buscado un escondite natural entre las rocas   Ni una cosa ni la otra, general. 

Esperemos dentro de la Onyx en todo caso a que las fuerzas de liberación hagan lo suyo. 

O Dwalas, Keve ¿ven ustedes alguna formación rocosa en las pantallas que sirviera mejor como escondite? 

Mientras tanto Kherr, ¿algo de cocina ozzolönida a base de moho que le pudiera gustar a una klackon o humanos? Dijo afable. Sospechaba que a Lady Leashrra sólo le gustaba el moho como penicilina y eso sólo cuando andaba ya muy enfermilla.

Mm, se me ocurre que pintar a la Onyx de azul se vería bastante dashing.  ¿Azul Klein o Azul Kelvin? 

- Buena idea. Así, cuando vengan los refuerzos enemigos seremos un blanco fácil para sus rifles y sus cañones pesados.- comentó Leashrra con sarcasmo.- Prefiero que pierdan el tiempo disparando a una nave vacía mientras nosotros hacemos algo útil.- opinó cruzándose de brazos. Dio un par de pasos intentando esquivar ese asqueroso moho.- No podemos quedarnos de brazos cruzados, ¿verdad? Hemos cumplido nuestro objetivo: distraer a los enemigos. Ahora hay que impedir que nos acorralen como a una panda de alkari indefensos.

Miró a la capitana con esa mirada desafiante que de vez en cuando echaba a la gente para demostrar su superioridad moral y social. Luego sonrió mostrando sus colmillos e la señaló con un gesto de cabeza.

- Pensaba que tú eras la de los planes infinitos. ¿Por qué esas ganas de encerrarte en la Onyx, Tllk?- seguramente era la primera vez que pronunciaba su nombre y se sintió ridícula al hacerlo, pero intentó mantener una expresión de control sobre el asunto.

-¡Que difícil decisión!. Grita el explorador mientras se jala los cabellos por la angustia de saber que el tiempo corría y ellos no se estaban preparando.

-Podemos bajar y ver si se encuentra el amigo de Sebrance, tal vez tenga algún arma especial o algún escondrijo como un refugio antibombas el cual podamos utilizar para salvarnos... eso si... habría riesgo de perder la Onyx.

-Si buscamos alguna formación rocosa cercana para escondernos podríamos pasar desapercibidos PERO podríamos perder la Onyx.

-Voto por quedaros dentro por un tiempo... podremos ocupar los cañones para defendernos de los vehículos enemigos, el problema es que seríamos un blanco fácil.

Recuerde Lady Leashrra -le dijo tranquila, afable- que debe referirse a mi como "Capitana", "Capitana Tllk", o "Mme" cuando estemos en la Onyx, o en misión de la misma.  El que esté nerviosa no debe hacerla perder el protocolo, ni el estilo.  

Por otra parte, creo que de hecho podemos usar las ideas de ambos.  Sólo la Onyx tendría los cañones para enfrentarse a las armas pesadas que traigan los silicoides.  Obviamente a la vez, su prioridad será atacarla.  Pero en cuanto vieran que no estamos ahí, no les sería difícil adivinar donde es que estamos -volteó a todo su alrededor y sólo la cabaña de la granja resaltaba como dulce de frambuesa en la arena.  

Así que, sugiero que mejor les adelantemos la sorpresa.  Desmontemos uno de los cañones, y lo ocultamos en la granja, en el moho o donde no sea visto.  Como trampa de hormiga-león.  Cuando ataquen a la Onyx ,les caerá la sorpresa de estar entre fuego cruzado. ¿Como ven? 

 Ingeniero Dwalas, ¿en cuanto tiempo podríamos desmontar aunque sea uno de los cañones chicos?  

Sebrance, Kherr, ¿pueden usar las pantallas para decirnos si alguna fuerza sili viene en camino a por nosotros y que tan lejos está? 

-El escáner detecta una del tamaño de la Onyx viniendo hacia nosotros-anunció Sebrance-Estará aquí en unos... doce minutos.

Tenían poco tiempo.

Leashrra bufó y perdió la expresión neutra, recuperando su postura estirada y amarga. Giró la cabeza en señal de ofensa y se cruzó de brazos. Pensó en decir algo, pero simplemente acabó gruñendo y negando con la cabeza.

- Haced lo que queráis.- respondió secamente.- La Capitana manda, ¿verdad?- añadió con un tono punzante.

¿Por qué era tan difícil tratar con esa gente? Los plebeyos no estaban acostumbrado a recibir críticas, eso estaba claro, pero por lo visto tampoco sabía captar los cumplidos amigables. ¡Era imposible entenderlos! A pesar de sus esfuerzos, la mrrshan no podía mantener una conversación con ellos durante más de dos minutos sin sentir profunda decepción. Apretó los dientes... ¿Sería culpa suya?

Dio unos cuantos pasos más y se alejó de la tripulación mientras discutían el plan que a ella no le importaba demasiado. Mientras esperaba con fastidio, observó los alrededores con su mirada felina buscando inconscientemente algo que destacara.

El general dijo algo por su comunicador hablando con sus hombres antes de volver a la conversacion:

-Me informan de que los cadetes han sido liberados. Si todo continua como esta previsto, se dirigiran en las proximas horas hacia la central hidroponica para liberarla. Nuestra mision de señuelos ha sido un exito pero, creanme, no vale la pena morir si podemos evitarlo: si los piratas encuentran esta nave y son recibidos a tiros, es un blanco facil. Si la capturan sin resistencia, siempre puede recuperarse mas adelante. Al fin y al cabo, no tiene combustible para moverse y traerlo a este lugar aislado llevara un tiempo del que no disponen si tienen que luchar contra mis hombres.

Se echo al hombro su mochila:

-Yo me voy. No estan a mis ordenes asi que no puedo obligarles a venir conmigo pero agradeceria que se lo pensaran: toda ayuda es bienvenida para lograr liberar Kamikachadonia.

Se dirigio hacia la compuerta de la nave.

-Capitana, creo que deberíamos ir con el general. La Onyx es nuestro hogar, lucharía por ella con tal de conservarla pero el razonamiento del general es correcto. Estamos en desventaja al no poder moverla y si llegamos a atacar lo más probable es que la destruyan, en cambio si huimos la Onyx estará a salvo, tardarán en moverla y tal vez para eso ya tengamos suficiente fuerza para poder recuperarla. ¿Qué opinan ustedes?

Enseguida el explorador corrió en busca de su mochila.

"Si lo que plantea el General es correcto, entonces también opino que deberíamos dejar la nave donde esta ahora esperando que solo la roben." Comento aunque tampoco estaba del todo seguro que eso fuera lo único que pasaría. “Por otro lado no soy un soldado asi que no que tanto ayudaría en esta guerra de liberación, excepto en lo técnico.” Suspiro al final el mismo se habia dejado sin una clara respuesta por lo que miro a la capitana y los demás.

“Igual yo al final seguire a la mayoría que es lo mas fácil para mi.” Agrego sonriendo de forma simplona.

Después de echar un vistazo a los radares de al Onyx, la cara de Leashrra cambió por completo y se dirigió rápidamente al grupo con sus cosas preparadas.

- Sigamos al general. Es mejor dejar aquí la Onyx.- comentó con fingida calma.- Además, aquí no hay nada bueno. No se pueden llevar la nave a menos que la arrastren, y dudo mucho que tengan tiempo para eso. No tenemos nada que hacer aquí. Seguro que las fuerzas de defensa necesitan el liderazgo de alguien que no sea incompetente.- comentó sonriendo con soberbia.

Trotó para ponerse al lado del general y caminar con él. Con la espada en la cintura, su fiel pistola y la que le había prestado el militar, parecía más una guerrera que una doncella, aunque su vestido (rasgado después de tantas aventuras) no cuadraba mucho con aquella imagen.

Miró hacia atrás para ver qué hacia el resto, pero ella tenía muy claro que quería irse de allí cuanto antes.

¡Claro!, ¡vamos!  Hay que poner todo nuestro esfuerzo para liberar a Kami, nuestro nido. -Tllk dijo firme.  Había entendido que era imposible llegar a donde los reclutas, pero claro, ir a liberar el espaciopuerto hacía sentido ahora que los militares multiraciales convergían hacia esa posición.  Era una lástima que el combustible se le hubiera acabado a la nave, si no podrían ofrecer cobertura aérea, pero bueno, con lo que tenían habrían de actuar.

 La capitana tomó sus cosas, incluyendo algunas armas y material para hacer explosivos que traían en la Onyx, y se los pasó a Dwalas, Meson, Sebrance y Kherr.   Que bueno que la minireinita Klackon está allá en la nave orbitando.  Pero por si no regresamos... Mandó un pulso informativo con su  localización al psylon aquel en Mindor6.  Mejor eso que el que sea capturada por piratas. 

Amigos, encaminemonos.  Tocó con sus antenas el casco de la Onyx, en señal klackon de que marcaba el camino de regreso al nido.  Vamos.   Se comenzó a mover ágilmente en sus 6 patas sobre la arena, como habían hecho sus ancestras por millones de años en el planeta que las vio nacer.   

La tripulación de la Onyx Flatenroy registró la granja pero la encontraron desierta.

Liderados por el general Takkat, se adentraron en el desierto...