Partida Rol por web

Al despertar estaba amaneciendo, entrando los pequeños rayos de luz de la mañana y dandote en la cara directamente.

Esos rayos te cegaron por un momento lo suficiente para que te pudieras incorporar mientras oias ruidos alrededor. Tras recuperarte una pequeña estela de alguien salió por la puerta principal de la casa en dirección afuera

¿Otro robot? ¿O acaso sería alguien vivo? Puede que fuera buena idea seguirlo o igual no fuera tan buena idea

Tras consilicar el sueño y descansar decentemente. Al despertar, cubrí mis ojos de los rayos del sol que me pegaban directamente, notando luego como algo salía de la casa... ¿Algo... o alguién?

-!!! -un chispazo en mi cabeza hizo funcionar mi mente para actuar rápido: me levanté, tome todo lo mio, y salí con el cuchillo en la mano derecha, en la cual también llevaba colocado a Map, y la pistola en la izquierda. -. ¡Espera! -grité al aire esperando alcanzar a quién sea que salió corriendo, hasta que llegue a la puerta y salí también, observando rápidamente a mi alrededor en busca de aquella silueta...

Tras salir empezaste a seguir aquella estela. Por suerte saliste rápido y te fijaste en por donde iba. Era muy rápida y no podías cogerle el ritmo, solo te daba para ver por donde giraba notando que iba por callejones y calles que no conocías. ¿Acaso estaba jugando contigo y solo estaba haciendo que te perdieras? No, no era eso, pues a lo largo de una calle justo al final...

Se detuvo.

Esa pequeña estela era una figura, amarilla de alguién que reconocías. Esa niña de la foto... También había dos estelas más muy borrosas que no reconocías, pero estas miraban a la niña. La pequeña se giró, mirandote con lagrimas corriendo por sus mejillas y abrazando un peluche y al fin escuchaste unas palabras - Papa... ¡ayuda! - Sin embargo un chispazo te recorrió la mente, y por encima, por el cielo, viste como algo envuelto en llamas iba a hacia ti a mucha velocidad ¿Acaso todo era irreal? ¿O quizás una trampa? ¿O puede que simplemente estuvieras dormido?

Pero todo parecía tan real, que tenías la certeza de que si esa cosa que caia desde el cielo hacia ti te daba, ibas a morir.

No tenía pensado detenerme hasta dar con esa figura, por más que intentase escapar de mi. Lo que no me esperaba era ver al final de la calle a aquella niña, pidiendo ayuda mientras dos siluetas parecían acosarla. No entendía que estaba sucediendo, pero no hubo tiempo para pensar puesto que una bola de fuego se aproximaba a gran velocidad hacia mi.

-¿Que rayos? -¿Acaso era un fragmento de meteorito? ¿Quizás otra cosa? ¿Cuales eran las posibilidades? El punto es que no me pude quedar pensando mucho, puesto que tenía que actuar rápido para evitar que me diese.

Intenté alejarme rápidamente del punto de impacto avanzando hacia la niña y las dos siluetas.

Esquivaste con gran eficiencia aquella bola de fuego, para que cuando esta impactó y tu llegaras cerca de la niña y las otras siluetas, todo se volviera más y más claro.

La bola de fuego no era tal, sino era un robot pintado de rojo, diferentes a los dos robots que estaban rodeando a la chica. Estos últimos se parecían mucho al que te cargaste en el granero y el rojo por como te había atacado parecía tener un poder superior, pero no sabías exactamente cuanto. Eso es lo que te decía tu mente, eso y que tanto tu como la niña estabais en peligro.

Los ojos del robot rojo se pusieron como el resto de su cuerpo metalizado y se dirigieron hacia ti. Los de los otros eran amarillos y estaban centrados en coger a la niña de los brazos y arrastrarla hacia una construcción que estaba un poco más allá de vosotros. Era tu decisión pensar que hacer...

Todo estaba sucediendo muy rápido. El robot, la niña, los raptores... Debía actuar ahora.

El robot rojo parecía que seria un problema, no podría concentrarme en los otros robots con él intentando acabar conmigo, por lo que tuve que actuar primero que él. Desefunde el cuchillo que había conseguido, luego presione el botón para eléctrificarlo y así lanzarme contra el robot rojo, buscando propinarle una puñalada cerca de la cabeza para buscar fundir un cable o algo por el estilo. No podía tardarme mucho, no podía perder de vista a la niña y a los robots que se la llevaban.

El robot rojo empezaba a andar por ti y cuando tu amenazabas con un ataque que para el sería mortal, ni hace el amago de defenderse. El porque fue obvio cuando tus manos y cuchillo entraron en contacto cerca del robot. Ardor. No era rojo por pintura y ya, aunque pudiera parecerlo, sino porque su metal estaba incandescente tanto como para poder alejar a sus enemigos y evitar que le atacaran.

Por suerte, el cuchillo penetró en la cabeza del robot y lo electrocutó por completo haciendo que el ardor que envolvía a ese robot, disminuyera lentamente hasta que dejara de quemar. Cuando retiraste el cuchillo del robot, notaste como trozos de metal se habían quedado pegados en la hoja, y ahora esta era roma por completo. Podía electrificar todavía, pero sin penetrar en los metales, no iba a hacer mucho.

Mientras tanto los otros robots estaban más proximos a su victoria raptando a la chica.

Para bien o para mal, había acabado con aquel ardiente robot a costo de mi cuchillo. Ya tendría tiempo para quejarme, pero en la situación en la que estaba no me quedaba otra que apresurarme: guarde el cuchillo dañado rápidamente y corrí de vuelta hacia los raptores de la niña.

-¡Alto! ¡Detengansen! -no era muy prudente intentar luchar a mano limpia contra dos trozos de metal, por lo que... Saque la pistola que había conseguido antes, y empecé a considerar. -. ¡Tsk!

No tenía la menor idea de para que eran las balas. ¿Para que más podrían ser, si no para disparar a alguien? En todo caso, al ser que las rojas eran las que más habían, cambié rápidamente hasta una de las balas rojas y apunté con destreza a uno de los robots que se llevaba a la niña, sin dejar de perseguirles.

-¡Dejenla! -les grité por última vez antes de jalar el gatillo y disparar a uno de los robots. Si lograba acabar con él, no tardaría en ir a por el otro...

Nada más disparar el robot se detuvo, y la razón fue que la bala en su interior empezó a hacer el efecto deseado. Desde el agujero hacia afuera, un color rojizo se extendió por toda la chapa metalica del robot al mismo tiempo que este empezaba a volverse liquoso y caerse como si fuera gelatina. Antes de que llegara a la niña y como el otro robot estaba tirando de esta, el brazo del robot se despegó del mismo y cayó al suelo con fuerza propia.

Esas balas no eran simples balas, cada una tendría un efecto especial, pero sin probarlas antes, no tendrías ni idea de que efecto serían.

El otro robot seguía caminando y ahora te encontrabas más cerca de ellos, pero aún podía escaparse

Por un momento pensé que había cometido un error fatal y la bala causaría que el robot se calentase, causando daño a la niña si seguía sujetándola, pero el resultado fue sobre todo inesperado. Había acabado con uno de los robots, o al menos parecía que ya no seria un problema: ahora debía encargarme del otro antes de que escapase.

-¡No dejaré que se la lleven! -grité antes de colocar en la recamará del arma una bala del mismo color que la anterior, apuntando al robot restante antes de disparar. Si ya nadie sujetaba a la niña, ella podría correr hacía mi y yo hacia ella, y finalmente estaría segura...

Finalmente el último robot cayó de la misma forma que el primero pero haciendo que la niña cayera de bruces al suelo. Esta estaba llorando sin parar llevandose las manos a la cara. Parecía no solo asustada, sino también dolida. Que le salvaras de los robots no indicaba que no hubiera sufrido algún daño y así fue. Tenía un pié un tanto hinchado que el otro y apenas podía si quiera tocarlo.

La niña estaba en el suelo, indefensa y llorando sin más

Por fin pude soltar un suspiro de alivio al ver que el último de los robots quedaba fuera de combate. Acababa de comprobar que ciertamente las balas tenían efectos... inusuales. El problema es que no sabía que hacía cada una, y desgraciadamente algunas solo las podría usar una vez por la cantidad que tenía.

Sin darle muchas vueltas a mis pensamientos, guarde mi arma y me acerque a la niña en el suelo.

-Tranquila, ya esta todo bien. No te haré daño... -dije en un tono suave mientras me agachaba lentamente a su lado. No quería asustarla más de lo que seguramente ya estaba. Entonces, mirándola bien, me percaté de el hinchon en uno de sus pies. -. Parece que te duele... Déjame ver, prometo que no te dolerá -comenté antes de tomar suavemente su pierna y para levantar un poco y así examinar mejor su pie: quería saber el motivo del hinchado; a lo mejor fue un golpe, o la picadura de algún animal... Solo esperaba que fuese algo que supiese y pudiese tratar. -. Me llamo Sam, ¿tú como te llamas?

De momento ignoraba el hecho de que la niña era aquella que había en la foto de la casa donde pase la noche. Quería prestar toda mi atención a atenderla y calmarla, ya luego tendría tiempo para comprobar mis dudas y paranoias.

Era una simple torcedura. La niña no paraba de llorar ni aunque tu le hablaras, sin embargo, no se estaba resistiendo o negando a la ayuda. Al final acabó llevandose las manos a los ojos para no ver que le hacias y para detener el lagrimeo que corría por sus mejillas. Justo cuando reconociste que era una torcedura, un recuerdo vino a tu mente.

Una farmacia que trataba las pequeñas dolencias, estaba cerca de aquí, y ya trató una vez la mano de la niña. ¿Por qué? Eso ya no lo recuerdas. Sin duda tenías que llevarla allí para tratarla y que se le cure rápido lo del pié...