-Y si me desconectais, las defensas tecnologicas caeran. Solo funcionarán las comunicaciones de emergencia, la otra parte del nucleo de Laputa y las defensas físicas... Es decir. Si me sacais de aquí, aunque pueda ayudaros a lo que os queda... Todos los robots que he usado para comunicarme con vosotros estarán a merced del hackeo del verdadero Brain. Y también los sistemas tecnologicos de las IA. - Miró directamente a vuestros brazales. Aunque Ion y Map eran los únicos que estaban libres por un así decirlo.
-¿Eso significa volver a tu muñeca jefe? Joer que toston... - Dijo entonces Map cruzandose de brazos.
-Podeis hacerlo a salvo, y sin mi aunque sea más dificil... O si me sacais de aquí, será mejor que os prepareis. - Os indicó Brain mirandoos a todos uno a uno, esperando que decidierais correctamente.
Tomad la decisión final del capitulo
Por cierto, al saber que es como una fuente de alimentación el funcionamiento de ese sitio, sabeis que podeis quitarle los cables sin más. Yuna seguirá la decisión de la mayoría
-No. Fue la tajante respuesta que les dio a Yuna y a Jellal mientras aún les daba la espalda, apretando los puños. Entonces se giró y cualquiera de los allí presentes podía notar que se estaba conteniendo mucho. - El no tenía la obligación de salvar el mundo, ni a nosotros. Comenzó a ir hacia Jellal con cierto enfado, posiblemente frustración. -No es su trabajo, estoy harta de que cargues sobre tus hombros todo lo que te pidan, todo lo que creas que debes hacer por los demás. Lo agarró con fuerza de un hombro y de la cintura. - ¿Y Para qué? Para... para salvar a una idiota... Le temblaba el labio mientras lo arrancaba de cuajo de los cables y dejaba que el cuerpo de Jellal cayera sobre ella abrazándolo en el proceso, comenzando a llorar. -Deja... de cargar con todo ese peso tú solo, deja que lo cargue contigo. Terminó por susurrarle lo último mientras lloraba en su hombro. Odiaba en realidad todo aquello, sentirse tan vulnerable frente a otros, tan sentimental y avergonzada, feliz y triste a la vez. Ella no tenía que ser así frente a otros, solo el podía verla débil, solo el tenía permiso para eso y ahora... desde que habían entrado en ese lugar, desde que habían descubierto que el estaba ahí no hacía más que sacar su lado más delicado. Eso era peligroso, para ella y para todos en general. ¿Qué haría si no podía protegerlos a causa de aquello? No, tenía que ser fuerte, tenía que aguantar y acabar con todo de una maldita vez por todas. Se separó del abrazo cuando consiguió secar sus lágrimas y respirar hondo antes de ver a la " cara " a Jellal. -Vamos. Tenemos que hacer lo que toca y salir de este infierno. Pasó el brazo del chico-robot por detrás de su cuello para que se sostuviera en ella y miró a los demás. - Que suba primero Sam, Yuna y Kadel en el centro. Yo iré detrás de vosotros. Señaló con una mirada bastante dura las escaleras de nanobots que había creado antes, ella debía ir la última no solo por si Jellal necesitaba ser subido, si no para poder ir recuperando con mayor rapidez su pulsera y así usarla para crear defensas y otros necesarios.
*Si queréis parar el hecho de que lo arranque de los cables decidme y entonces hacemos pruebas de fuerza para ver si lo hago o no XD... Porque no es como que vaya a pararse sola jajaja
La discusión continuó: al parecer el mismo Jellal, atrapado como estaba en aquel montón de cables, era la fuente de energía que mantenía a Laputa activa. Y sacarlo de allí suponía que las defensas del lugar caerían y quedarían a merced del enemigo. Realmente algo que Kadel preferiría evitar, habían tenido suerte hasta aquel momento pero dudaba que la suerte les acompañara eternamente. Y mucho menos sin la ayuda del buhonero como apoyo.
Y aún así, el chico simplemente observó mientras Erza arrancaba a Jellal de aquel montón de cables, decidiendo por todos los presentes y condenándolos a la amenaza de los robots. Pero aquello... sí, aquello estaba bien, o eso determinó Kadel en su cabeza. Sin ayuda del buhonero no habrían llegado hasta allí. Era lo justo.
La situación estaba puesta sobre una balanza: por un lado, estaba la opción de salvar ahora a Jellal y llevarlo con nosotros al fin de esto, pero quitándole la capacidad con la que nos había ayudado a través de los robots y, en sí, apagar los laboratorios dejándonos al merced de nuestro enemigo en común; por el otro, estaba el dejarlo allí y que nos continuase ayudando a través de la conexión que tenía con el buhonero, ¿pero qué nos afirmaba que podríamos rescatarlo luego de terminar todo...?
Parecía que Erza tenía clara su decisión cuando se atrevió a negarle la opción de quedarse allí, dando sus argumentos que, pese a todo, tenían razón: él ya nos había ayudado mucho, cargando con la responsabilidad que le fue puesta encima al quedar su cuerpo en ese estado. Era nuestro turno de devolverle el favor...
-Muy bien... -asentí entonces a las indicaciones de Erza, sacando de mi cinturón mi pistola de balas especiales para hacer conteo de las balas que tenía, antes de mirar a Alice. -. Quédate detrás de mí, ¿okey?
No estaba seguro de en que punto empezaríamos a notar los contras de haber desconectado a Jellal, y prefería estar preparado, esperando que todos estuviesen listos para empezar a salir de allí conmigo adelante.
Con la decisión final tomada, Jellal se quedó incredulo al ver lo que Erza hacía por ella. ¿Acaso no le oyeron? Todo podía suponer una diferencia abismal si lo desconectaban, y sin embargo, ni uno hizo el más minimo intento de impedimento para que Erza lo quitara de allí.
Ver aquello, hizo que la pequeña Alice mirara la escena con unos ligeros ojos brillosos. Al mismo tiempo, las IAs volvían a sus dispositivos donde no tendrían demasiada libertad, pero tampoco se opusieron a la decisión tomada por el corazón de aquellos humanos.
Una decisión que igual supondría un verdadero caos.
Con la desconexión de Jellal como principal fuente de energía, la luz de Laputa empezó a caer, y si bien la antena central seguía enviando aquel mensaje, si hubiera algún humano fuera de Laputa, ahora podría ver como toda la montaña donde estaba situado el dichoso laboratorio, bajaba un enorme escudo de energía muy lentamente. Uno que de seguro pondrían en peligro a los del interior, pero más importante fue lo que ganaban para ellos, o al menos así lo debían creer.
Mientras tanto, desde Balse, un robot un tanto distinto, salía para ver aquella gloria que tanto estaba esperando, y al mismo tiempo tras de el una horda de robots los seguía cual ejercito, muchos de los cuales estaban a poco de ser destruidos. Aquello, sin duda era un mal augurio, uno que esperaría a que el campo de energía se redujera a cero para empezar a sembrar el terror allí donde su interior ahora podría ser de cualquiera
-La red Atlas, será mía... La humanidad, debe ser destruida - Palabras que no llegaron a oidos de nadie, salvo los mecánicos de allí alrededor. - TRAEDME A LA NIÑA - y con un grito los robots empezaron a lanzarse a tropel a la escalada de la montaña, pues por desgracia para ellos, las entradas de los caminos, estaban selladas.
Fin del capitulo 10