El fantasma tardó en contestar a la pregunta de Percival, pero al fin lo hizo.
—No los recuerdo. Pero sé que me golpearon, me aplastaron y disgregaron, me destruyeron por completo y después me volvieron a reconstruir para ser su herramienta —Un suspiro mezclado con un sollozo se escapa de la garganta muerta de Ash—. Su esclavo.
Mientras hablaba, el espectro seguía mirando al suelo y solo poco a poco, al ver que la cadena se había parado definitivamente, comenzó a poder mirar a Jaffe.
—No los recuerdo —repitió—. No consigo fijar sus rostros en mi mente. Recuerdo sus risas —De repente, recordó algo nuevo—. Y sus rugidos.
Rugían. Como bestias salvajes.
—Vanessa me trajo aquí. Y creía estar suficientemente lejos de ellos. Pero ya no estoy tan seguro.
Solo Ash puede ver las cadenas. Aunque sospecho que alguien con una visión especial (un mago o un oráculo) podría verlas también, sobre todo si en un momento dado se están moviendo.
—Rugían... —Percival trataba de hacerse una idea de lo que le había podido pasar a Ash cuando aún estaba vivo... Torturar a alguien, matarlo y luego convertir su espíritu en esclavo era algo realmente retorcido y que no mucha gente, salvo quizás magos y demonios, era capaz de llevar a cabo —Ciertamente Vanessa demostró un gran valor si logró ponerte a salvo de las garras de gente así... ¿Por qué lo hizo? ¿Qué relación tenía ella contigo o con tus torturadores? Porque me cuesta creer que se tratara de simple altruismo.
Percival no era cotilla. Ni siquiera cuando ejercía de cazador investigaba más allás de lo necesario para cumplir su objetivo. No le interesaba la vida anterior ni los motivos que habían llevado a un tipo a convertirse en un chupasangres especializado en marchitar la vida de niños pequeños, solamente cuáles eran sus hábitos, sus lugares de caza y su escondite. Lo indispensable para poder carbonizarlo con un soplete industrial sin que el hijo de puta tuviera la más mínima oportunidad de utilizar sus poderes.
—No quiero inmiscuirme en tu vida, Ash. Pero si comprendo mejor tus circunstancias y las de Vanessa, creo que podré ayudaros mejor. ¿Crees que tenemos todavía margen de maniobra?
—¿Por qué lo hizo? —preguntó Ash—. Ah, esa una muy buena pregunta, señor Jaffe. ¿Por qué lo hizo? —repitió.
El fantasma se encogió de hombros y echó mano a su bolsillo, sacando un cigarrillo espectral. Parecía estar calmándose.
—Me temo que tendrá que preguntárselo usted mismo. Puede que tenga más suerte que yo.
Ash rebuscó en su polvorienta gabardina, buscando un encendedor, hasta que frunció el ceño y recordó que no tenía. Tiró el cigarrillo espectral, que desapareció antes de caer al suelo, como si fuera una voluta de humo.
—Yo no tengo vida. No puede inmiscuirse en algo que no existe. Soy un reflejo, un eco. Existo, pero no vivo —dijo, con la frialdad de quien simplemente enuncia un hecho—. Viví, eso está claro, pero no recuerdo prácticamente nada. No sé si tenemos mucho o poco tiempo antes de que lleguen, pero por el momento la cadena de oro se ha detenido. Si llegan, lo harán a través de esa cadena, siguiendo su rastro. Estaré atento.
—En ese caso todavía disponemos de una oportunidad de estar preparados y de darles el recibimiento que se merecen —respondió risueño—. Vanesa, tú y yo tendremos que tener una conversación al respecto pero, de momento, guardaré la figura de nuestro asustadizo Moriarty en lugar seguro —Percival se levantó, observó el objeto todavía sin tocarlo y comenzó a barruntar qué tipo de guardas y defensas necesitaría para esquivar la curiosidad inquisitiva de las hadas —. Es posible que tenga algo adecuado en el taller pero si lo buscan con verdadero ahínco supongo que podrían encontrarlo. ¿Por qué será tan importante este pato para Moriarty?
No recogió la figura. En cambio sacó el móvil para ver si Yenny o Mateo le habían escrito algún mensaje. Percival acostumbraba a tener el teléfono en silencio y a veces tardaba en darse cuenta de las llamadas perdidas o los mensajes sin leer.
Al revisar el móvil, Percival se dio cuenta que efectivamente tenía un mensaje, pero no era de ninguno de los dos que había pensado. Casi al mismo tiempo, Ash comenzó a escuchar nuevamente el tintinear de cadenas. Sin embargo, al mirar de cual se trataba, pudo bajar la guardia. Era la cadena de bronce.
Percival, Ash, pueden continuar la conversación sin esperarme. ¿Es primera vez que Ash comparte tanta información con Percival? ¿Se sienten más cercanos el uno al otro luego de estas palabras?
Si la respuesta es positiva para ambos, indiquen cuál es el Movimiento de Intimidad de sus personajes. OJO, sólo si ambos lo sienten de este modo.
Creo que para Ash sí cuenta como momento de intimidad
Cuando compartas un momento de intimidad física o emocional con otra persona, cuéntale una historia sobre el pasado y las lecciones que has aprendido.
Creo que en mi caso no cumplo las condiciones para que se active mi movimiento de intimidad.
...efectivamente tenía un mensaje, pero no era de ninguno de los dos que había pensado.
¿Qué mensaje, qué mensaje?
Cuando la cadena comenzó a moverse, Ash se sobresaltó, pensando que volvía a ser la cadena de oro... pero no. Era la de bronce. La cadena de Vanessa.
—Es Vanessa —dijo el fantasma—. Algo le sucede.
Miró a Percival.
—Llámala.
La joven contestó casi enseguida. -Voy para allá. Llego en minutos.- Efectivamente, Vanessa no tardó en presentarse en el lugar, notando la presencia de Ash ya allí. Entró sin mucho protocolo, buscando la primera superficie alta que estuviera a su alcance y colocando en ella la laptop.
-Lonan no nos ha dicho todo.- Dijo como saludo, mirando luego alrededor. -No me gusta repetirme, señor Jaffe; si no le importa esperaré a que Mateo y Yenny regresen. Hay algo que quería decirle.- El espectro pudo ver qué algo de color plateado sobresalía del bolsillo de la joven. Cuando Vanessa se dio cuenta, metió su mano para esconder mejor lo que fuera que estuviera allí.
La chica miró a Percival. -Este será mi último trabajo en L.A.; cuando acabe, Ash y yo nos iremos.- Su tono daba la sensación de tratarse de un punto y final.
¿Que habría pasado? ¿Tendría que ver con lo que Ash había sentido?
Continuará.
Realicen el movimiento de Fin de Sesión.
Fin de sesión
Al final de cada sesión, si has aprendido algo significativo sobre una Facción, súmale 1 a la puntuación que tengas en ella y réstale 1 a la puntuación que tengas en otra Facción. Dile al Maestro de Ceremonias cómo ha cambiado tu relación con esos grupos sociales. Si alguien te ha hecho un favor con un coste, díselo al grupo; tienes una Deuda con él. Si le has hecho a alguien un favor por el que no has obtenido compensación, díselo al grupo; esa persona tiene una Deuda contigo.
Si quieren, también me gustaría que pusieran un último post con las impresiones de sus personaje sobre lo que ha ocurrido hasta ahora.
Percival era un amante de las conclusiones y de los finales, especialmente de los buenos. Cuando algo se termina significa que algo nuevo está por venir, tal vez peor pero también puede que mejor. Lo que odiaba, sin embargo, eran los puntos suspensivos en cualquier aspecto de la vida. Todo aquello que se queda pendiente, que languidece o se enquista sin que evolucione en ninguna dirección.
Ahora mismo se sentía en uno de esos momentos: demasiados frentes abiertos, demasiados interrogantes, amenazas del pasado que continuaban al acecho... No era posible sembrar ni recoger nada en un terreno así.
Nunca se había ilusionado con un retiro tranquilo ni apacible; pero tampoco le atraía nada la idea de pasar sus últimos años de conspiración en conspiración. Por eso, lo mejor que podía hacer ahora era encontrar la manera efectiva de ir cerrando puertas y de salir indemne de cualquiera de las tormentas que se iban formando a su alrededor.
Sí, lo sabía, era pedir demasiado.
Creo que voy a mantener las facciones como ahora. No creo que haya aprendido nada todavía de ninguna de ellas. Al fin y al cabo ni siquiera he salido de mi taller XD
El brillo plateado del objeto que Vanessa llevaba en el bolsillo no le pasó inadvertido a Ash. ¿Qué podía significar? No presionó a la muchacha sobre el tema, sobre todo después de que esta afirmara con total rotundidad que pronto se marcharían de ese lugar.
No podía ser una casualidad. Todo está conectado y las casualidades no existen; no son sino una muestra de un todo mucho más complejo que explica la realidad, pero que es inasible para los simples mortales. O incluso para los muertos.
Ash echó mano de su paquete de cigarrillos y se echó uno a la boca. No había prisa. La prisa era para los vivos, como Vanessa. Que ella estableciera el ritmo al que quería actuar.
Por lo menos, mientras la cadena de oro no volviera a moverse.
¿Dónde había metido su mechero? Estaba allí, en algún bolsillo, pero no lo encontraba...
Creo que no me ha dado tiempo a aprender nada de ninguna facción. Dejaría las puntuaciones tal y como están ahora.