La vida, o la parodia de "vida" que llevan los fantasmas puede hacerse confusa. El tiempo parece moverse a diferentes velocidades, y los lugares parecieran cambiar de posición en el entorno. En el poco tiempo que Ash llevaba en aquella ciudad, sin embargo, había podido hacerse un mapa mental que le permitía movilizarse entre aquellas zonas que se le hacían más conocidas. Entre ellas, estaba el Hollywood Boulevard. Aquel lugar, lleno de teatros y visitantes que se fotografiaban en los icónicos puntos de la extensa calle, tenía también su lado decadente. En términos espectrales, el Hollywood Boulevard era el equivalente a una feria al aire libre. De un lado y de otro de la calle habían fantasmas ofreciendo servicios a quienes quisieran (y pudieran) escucharles. Algunos miraban a los transeúntes, y les seguían hasta que los vivos se sentían demasiado incómodos. Otros miraban con ojos de resignación como un vagabundo borracho bebía de su botella, con un pie ya en el otro lado pero aún resistiendo la cirrosis que está destrozándole el hígado.
Moriarti, Morty para los amigos, era un asiduo de esa zona. Tenía su propia esquina que solo a veces se tenía que disputar con algún gato callejero. Cuando Ash lo encontró, estaba en ese momento pegado a la pared, mirando con nerviosismo hacia los lados; aquello no era sorpresa, Morty parecía estar siempre nervioso por alguna razón. Sus ojos, o uno de ellos, cayó sobre el espectro que le buscaba. -¡H-h-ola, s-s-señor Ash!- Saludó con una de sus manos enguantadas, la otra sostenía una bolsa que mantenía pegada a su pecho.
Ash, marca facción Noche.
¿Como conociste a Morty? ¿Qué tanto sabe él de ti?
—Hola, señor Moriarti —dijo Ash, en tono formal y educado. Después, con tranquilidad, sacó de su gabardina el paquete de cigarros fantasmal, se echó uno a la boca y buscó su mechero, antes de recordar que no tenía un mechero fantasmal. Irritado, se quitó el cigarrillo de la boca y lo sostuvo en la mano mientras tamborileaba con el pie en el suelo.
Cuando llegó a la ciudad y comenzó a explorarla, sus pasos etéreos no tardaron en llevarle hasta Hollywood Boulevard. Allí conoció a otros fantasmas. En ocasiones no era sencillo determinar que lo eran, puesto que muchos de ellos estaban ensimismados («centrados en sí mismos»; un rasgo común entre los espectros). Pero uno de ellos era más consciente que el resto de su situación: Moriarti.
Incluso sin manifestarse en modo alguno, Moriarti le había detectado. La primera vez simplemente le miró nervioso y Ash decidió ignorarlo. Pero en sucesivas visitas, el viejo Morty incluso le había saludado, y eso hizo que Ash se detuviera por primera vez a hablar con él. Quizá, simplemente, porque ambos se encontraban solos y era reconfortante encontrar a otra persona que te podía ver, que admitía tu existencia y la compartía, en cierto modo.
El infierno son los otros, había dicho en una ocasión un filósofo. Probablemente lo dijo porque aún estaba vivo.
—Estoy buscando a una persona. Un hombre delgado, vestido con un traje negro y un sombrero de fieltro del mismo color. Se puede escuchar, si te fijas con atención, un ruido de cadenas que parece arrastrar tras de sí. Sirve a un señor innominado pero, me atrevería a decir, de naturaleza infernal. ¿Ha visto a alguien así vagar por Los Ángeles esta noche, cual alma en pena, señor Moriarti?
Durante todo el tiempo que Ash estuvo hablando, el otro espectro no dejaba de mirar de reojo hacia un lado y hacia otro. De hecho hubo un par de veces en que pareció dar un respingo, y apretaba la bolsa con más fuerza contra su pecho. -Oh. Oh.- Respondió entonces, negando con mucha vehemencia. -N-n-no sé de quién me habla, s-s-señor Ash. Yo n-n-no trato con espectros encadenados a d-d-demonios, no s-s-señor. Menos con d-d-desgraciados como el señor Jota, s-s-señor Ash.- Si era consciente de lo que estaba diciendo, era difícil de asegurar.
Se rascó detrás de la nuca, antes de acercarse más al fantasma incinerado. -P-p-puede que sepa por dónde suele r-r-rondar. Pero ahora n-n-no puedo, no. O vendrán por mi bolsa.- Asintió muchas mas veces, con los ojos muy abiertos, antes de volver a retroceder hasta pegarse a la pared.
Ash, Moriarti claramente sabe más de lo que dice (y eso que ha dicho más de lo que debería, ¿consciente o inconscientemente?) Pero algo parece preocuparle demasiado para poder ayudarte en este momento.
¿Que haces?
Espectros encadenados a demonios, repitió Ash mentalmente. Una información más que interesante.
—Señor Moriarty, parece claro que se encuentra usted nervioso —dijo Ash, con un tono que habría sido tranquilizador si no hubiera sido pronunciado con unos espectrales pulmones abrasados—, ¿podría hacer algo para ayudarle a pensar con más claridad? ¿Quién viene a por su bolsa? Podría ponerla a buen recaudo. O ayudarle a dar esquinazo a aquellos que le acosan.
Morty soltó una risita, que sin embargo parecía más un tic nervioso y no que algo le hubiera hecho especial gracia. -¿Guardarlo? ¿P-p-podría guardarlo?- Entreabrió la bolsa, sacando una figura de madera. Parecía una especie de pato muy feo, pero excepto por eso no parecía tener nada de especial. -Los que vinieron por Elías, claro. S-s-se lo llevaron, pero no vieron que había escondido...- Movió el objeto en sus espectrales manos y volvió a esconderlo en la bolsa. -A-a-ahora vendrán por mi, ¿no? ¿n-n-no?-
De nuevo miró hacia los lados, y se acercó más al espectro. -¿D-donde podría guardarlo, s-señor Ash?- Pareció tomarse en serio su posible propuesta.
¿Qué lugar se te ocurre donde podrían esconder el objeto? ¿Has visto antes algo similar?
¿Qué haces?
—¿Elías, de la corte de otoño? —preguntó Ash, intrigado—. ¿Quién vino a por él y se lo llevó?
Moriarti no le mostró demasiado tiempo la figurilla al espectro, pero Ash pudo estudiarla durante unos instantes. Fuera o no ese Elías al que se refería Moriarti, pensar en los fae hizo que Ash estableciera una conexión inconsciente entre las hadas de más alla del Velo y la figurilla. ¿Una figurilla de madera en manos de un fae, con la forma de un pato? ¿Un patito feo? ¿Un cisne? ¿Una dama-cisne?
Por un momento Ash estuvo a punto de vislumbrar algo de su pasado. Un objeto de más allá del Velo, creado para con la intención frustrada de esclavizarme. Pero el momento pasó. Esto no era lo mismo, pero tenía una resonancia similar. Las doncellas cisne podían ser esclavizadas por humanos si estos poseían algo de ellas. Normalmente era su capa de plumas, pero también podía ser la figurita de madera que las representaba y que funcionaba como una...
¿Cómo una qué? Era algo importante. Un vínculo. Pero no lograba recordar el nombre exacto (*)
—Mi amigo, el señor Percival Jaffe, podría esconderla sin problema en su casa. No sería el primer objeto mágico que esconde —Incluyendo mi lampara—. Así, si los que perseguían a Elías vinieran a por ti, podrías decirles sin que fuera posible acusarte de mentir que la figurilla no obra en tu poder. Por cierto, ¿quiénes eran? No recuerdo si me lo habías dicho.
(*) El nombre exacto es una Conexión Arcana. Quien tenga la figurita tiene el poder de dominar a la doncella cisne a la que ésta está vinculada.
-Ellos.- Insistió el espectro, como si con esa palabra se explicara todo, o como si decir más haría que se fijaran en él. Al final se llevó las manos a la cabeza alzando los dedos índice y haciendo unos cuernitos. -Los aliens- Terminó por decir, ojos muy abiertos y asintiendo muchas veces.
-¿J-Jaffe? J-J-Jaffe.- Moriarti se golpeó un par de veces en mentón con el dedo, parecía saborear el nombre o tratar de ubicarlo en algún lugar de su frágil y algo perturbada mente. O como si hubiera escuchado el nombre recientemente. Fuera lo que fuera, terminó por asentir. -G-gracias señor A-Ash. Muy, muy agradecido.-
Ash, te anotaré que Morty te debe una deuda. Pobre Morty, va a terminar debiendo a todos...
A menos que quieras hacer otras preguntas, o ir a otro sitio, te movería junto a Moriarti a verse con Percival. ¿O qué se te ocurre?
Si Moriarti se viene conmigo a ver a Percival, creo que sería buen momento para que nos contara lo que sabe del tipo que estoy buscando. Pero mejor nos reunimos y así, que nos lo cuente a todos.
Perfecto, los llevo a que Percival entonces.
Escena cerrada.