Partida Rol por web

A medida que ibas abriendo los ojos y los colores se tornaban en formas borrosas y las formas borrosas se tornaban en objetos; a medida que tus ojos se iban adaptando a la luz de aquella estancia; y a medida que tu cabeza comenzaba a reaccionar a la situación que te rodeaba... Te diste cuenta de que esa no era tu habitación, te diste cuenta de que esos no eran tus muebles y sobretodas las cosas, te diste cuenta de que esa no era tu cama.

Lentamente comenzaste a levantarte, no sin un cierto mareo, y la gran cuestión en tu cabeza: "¿Dónde estoy?". Rebuscando en tu memoria no hallaste nada que pudiera indicar el porqué te encontrabas allí, ni siquiera el dónde era allí. Por desgracia antes de poder hacer nada más, algo ocurrió.

La pantalla que se encontraba en la habitación se encendió, y tras mostrar una imagen estática y arduamente el blasón de la escuela, puedes ver con total claridad un oso de dos colores, negro y blanco, sujetando lo que parece ser una copa con zumo de naranja, pues la censura es mala.

No esperando mucho más, una vez que la imagen del oso se hubo estabilizado; este habló.

-¡Todos los alumnos deben de asistir a la ceremonia de inauguración en el Gimnasio! ¡Nos vemos allá!.

Tras este mensaje corto del oso, la pantalla se apagó y la puerta de la habitación se abrió.

 Zizoku se levanta lentamente de la cama, despabilándose casi instantáneamente ante la sensación de que algo era diferente en el entorno. Y no se equivocaba: ese lugar no se parecía en nada a algo que ella hubiera visto antes (o que recordara, por lo menos). Sus ojos empiezan a analizar la habitación, cuando el anuncio hecho por aquel extraño personaje la interrumpe y le pide que se dirija a un cierto "Gimnasio" del que ella no tenía conocimiento.

- ¿P-pero que...? ¿Qué es este lugar?

 Tenía muchas preguntas, y un pequeño escalofrío propio de una persona que se encontraba completamente confundida corrió a través de su cuello. Pero si esto era una situación de secuestro o algo similar, sabía que no tendría que hacer enojar o esperar a quien sea que la haya encerrado allí. Así que, una vez que se hubiese abierto la puerta, Kizoku se dirigió hacia el exterior; con destino al desconocido Gimnasio.

- ¿D... donde estoy?

Habitación: Kizoku Anata

Pese a la situación en la que todos se encontraban, tu incluido. Una vez que te metiste en aquella cama tras cerrar la puerta tras de sí, pudiste dormir un largo sueño. A fin de cuentas, no había nada que propiciara más ir a los brazos de Morfeo que un día de ejercicio y estress. ¿Qué era si no un juego de asesinato mútuo lleno de desconocidos como el mejor sedante por extenuación?.

Otro sonido inundó la estancia, unas campanadas hizo que te giraras hacia una de las pantallas de la estancia; en la imagen puedes ver el logo de la academia y tras este a aquel oso que ya habías visto con anterioridad, al parecer quería dar un anuncio importante.

Diiiing - Dooong - Diiiing - Dooong

-¡Buenosos días a todos!. Son ahora mismo las 7 A.M. y el "Periodo Nocturno" ha acabado oficialmente. ¡Es el momento de levantarse y saludar al nuevo día con una amplia sonrisa. Upupupu...

Tras eso la pantalla se apaga.

Un cadáver ha sido descubierto.

Después de un tiempo libre, el juicio escolar comenzará.

Habitación: Kizoku Anata

 Kizoku vuelve a su habitación consternada. No le había afectado tanto el hecho de que supiera los secretos de otra persona (muy posiblemente Yoshida), pero que el oso hubiese repartido aquellos secretos profundos de sus compañeros. Y lo peor de todo es que parecía que todo había sido recolectado por Dean antes de morir, ¿que tan habilidoso podía haber sido aquel muchacho? Y todo eso significaba... que alguien de los presentes sabía...

 Uno de ellos sabía sus secretos. La sommelier ya tenía algunas ideas de cuales secretos podían ser... los más bochornosos, impuros y humillantes de toda su lista de secretos. Y alguien los conocía. Alguien podía contarle a todos los demás su miedo a los animales, o su temor a que rechacen sus tés... o aquel impune beso en aquella noche japonesa. Solo pensar que allí afuera estaba la persona que conocía sus trapos sucios le hacía indignarse profundamente.

 Pero lo mejor sería dormir para sacarse el enojo inicial. El próximo día permitiría pensar las cosas más claramente. Eso es lo que quería pensar Anata, más no sabía si eso iba a ser cierto. Por lo menos, ya tenían una reunión planeada con los demás, por lo que esa noche sería muy dificultosa para cualquier asesino al acecho.

Otro sonido inundó la estancia, unas campanadas hizo que se girara hacia una de las pantallas de la estancia; en la imagen podía ver el logo de la academia y tras este a aquel oso que os torturaba en vuestro encierro, al parecer quería dar un anuncio importante.

Diiiing - Dooong - Diiiing - Dooong

-Ahem, ¿Puedo tener vuestra atención, por favor?. Ahora mismo son las 10:00 P.M.  Entramos en el "Tiempo de Noche". La Cafetería está fuera de los límites y la puerta se cerrará momentaneamente. Y con eso os deseo buenas noches, que tengáis dulces sueños...

Otro sonido inundó la estancia, unas campanadas hizo que te giraras hacia una de las pantallas de la estancia; en la imagen puedes ver el logo de la academia y tras este a aquel oso que ya habías visto con anterioridad, al parecer quería dar un anuncio importante.

Diiiing - Dooong - Diiiing - Dooong

-¡Buenosos días a todos!. Son ahora mismo las 7 A.M. y el "Periodo Nocturno" ha acabado oficialmente. ¡Es el momento de levantarse y saludar al nuevo día con una amplia sonrisa. Upupupu...

Tras eso la pantalla se apaga.

 Anata se despertó con su usual facilidad para cortar el sueño; de un pequeño salto salió de la cama. Había descansado bastante bien, teniendo en cuenta el horrible hecho de que uno de sus compañeros conocía alguno de sus bochornosos secretos... y que ella conocía los de Yoshida. Poco gusto le daba pensar a la sommelier que haría el gigante con ella si supiera que ella sabe sobre sus miedos.

 Recordando rápidamente que con sus compañeros habían concordado en tener una reunión en los baños públicos, Kizoku se dirige con tranquilidad a esa habitación; vistiéndose conforme a las normas para utilizar tal sala.

Habitación: Kizoku Anata

Anata entró en su habitación para descansar; no habría pasado demasiado cuando escuchó un par de golpes en la puerta.

La sommelier intentó descansar lo más que pudo, más los nervios y el estrés de toda la situación y sus secretos siendo conocidos por todos los demás, no le permitían nada más que dormitar intranquila.
Cuando escuchó los golpes en su puerta, suspiró agobiada dándose cuenta de que no había descansado demasiado. Sin embargo, no iba a dejar esperando a la persona que golpeaba su puerta.
Levantándose rápidamente, abre la puerta.

Al abrir la puerta de golpe, Kizoku no vió a nadie, hasta que se percató de algo allá abajo, en efecto era Monokuma, que sin mediar palabra alguna con la mujer, dejó una pequeña nota en el suelo, frente a sus pies, dentro de la habitación de la joven; todo para, lentamente ir marcha atrás y alejarse en una expresión que se podría considerar como terror.

Extrañada por aquel particular escenario, Kizoku se queda mirando el sobre en el suelo con una mueca de inseguridad. Pero lo levantó poco después, pues podía ser algo importante.
Abrió el sobre y leyó su contenido.

Parecía ser una Carta dirigida hacia Kizoku Anata por parte de Ainam River.

Anata-chan: Eres perfecta tal y como eres, no lo dudes nunca, ni dejes que nadie te diga lo contrario. Olvida el pasado y disfruta del ahora. No te separes de Tsumiko y Katsumoto, son buenos, lo sé. Tu y yo somos muy parecidas por lo que no dudo que harás lo correcto siempre.

Te quiere, tu amiga Ainam.

LEON

La carta era poderosa en si misma, con el amor y el aprecio de una persona que se preocupaba mucho por la sommelier y quería lo mejor para ella. Casi se le escapa una lágrima de emoción mientras la leía cuando otro pensamiento se le cruza por la mente: esa carta estaba escrita de una forma extraña. Cómo si tuviera la forma de una... ¿carta de despedida?
- Oh... Oh no... no River-chan... ella no...
Aquella alocada idea que se le había formado en la cabeza fue suficiente para que Kizoku fuera corriendo hacia la habitación de su compañera mensajera. Con el corazón en la garganta y el peor presentimiento antes sentido.