Poco tiempo después, Tsumiko y Tafuna llamaron a la puerta de Obinata y este les abrió para pasar ahí la noche.
Un post cada uno y el jueves paso al dia.
Bueno... - dijo el chico observando la cama y a sus dos compañeras. - ¿Cómo nos organizamos? Ya que parece que el tiempo apremia, a pesar de que acabamos de salir de un juicio y es de noche, os dejo elegir a vosotras como nos lo montamos para esta noche, yo no voy a oponerme a ningún plan... Aunque no me enviéis a dormir a al váter, que ya pasé una noche allí.
Tenéis permiso para Pnjtizar mis acciones en los prócimos dos posts.
Tirando de la mano de Tafuna-tan, entré fastante ofuscada a la habitación de Katsumoto Obinata. En la mano libre, llevaba yo una bolsa de basura llena de... chatarra, supongo. "Obinata-kun, ¿pu-puedo guardar esto en tu armario?" le pregunté con dificultad en la voz. Le enseñé el contenido de la bolsa cuando se acercó a verlo con curiosidad. Eran los restos de un portátil completamente machacado a golpes, destrozado en montones de piezas. "Es... lo que queda del portátil de Ainam River..." le expliqué. "Ella guardó en el sus pensamientos y diseños, como si fuera un diario. Leerla me daba fuerzas..." se me quebraba la voz todavía más, me sequé las lágrimas con el índice. Tenía que ser fuerte. "Monokuma dice que Yoshida Tadayo se lo cargó... p-pero no importa... s-sólo era un portátil... ¿Puedo guardarlo aquí? Quizás algún día... aunque me lleve un año entero si hace falta... p-pueda repararlo..." me temblaban las manos. Debía parecer una tontería enorme, pero para mí era de verdad muy importante. Cuando me dio su visto bueno para guardar el... supongo, montón de chatarra, suspiré aliviada. Obinata entonces nos preguntó a Tafuna-tan y a mí que cómo ibamos a organizarnos para dormir.
"Tranquilo, no habrá problema..." se me ocurrió rápidamente una idea para eso. Sonreí un poquito, la pregunta se me pasó como un pequeño puzzle y encontrar la solución, una minúscula diversión en medio de la tormenta. "Podemos sacar el colchón de la cama y colocarlo en horizontal en el suelo. Así, habrá espacio para los tres en la colcha sin tener que apretujarnos demasiado."
Me pareció que cambió de tema tan rápido para empujarme a pensar otras cosas. No hacía falta ser el más listo de la clase como para empatizar con la pérdida. Era obvio que no era el objeto físico lo verdaderamente importante, sino el haber perdido la conexión con esa persona. Y es que las muertes de Neku Sakuraba, Ainam River, al igual que la de Kizoku Anata, Asuka Mori, Natsuki Mei, e incluso Hana Suzuki, con quien no tuve ocasión de hablar mucho, habían ocurrido todas muy seguidas y no habíamos tenido tiempo para sobrellevarlas. Joder, apenas acababa de perder a Natsuki Mei y...
Sacudí la cabeza. A este paso, volvería a llorar otra vez como una niña pequeña. "...¿Podéis encargaros vosotros dos de prepararlo? Anteayer me pegué todo el día de aquí para allá buscando a la pobre veterinaria... y llevo todo el día de ayer encasquetada dentro de un trono... Obinata-kun ¿puedo usar tu baño? Necesito de verdad una ducha..." no sólo para quitarme de encima el sudor, sino también para despejarme la mente, aliviar el dolor, sobrepasar la muerte... Un pequeño momento, unos minutos a solas conmigo misma que realmente necesitaba. "Y... bueno... uh..." me sonrojé ligeramente en culpabilidad, me daba bastante vergüenza tener que depender tanto de su hospitalidad. "¿Tienes pijamas de sobra en el armario mágico de la Hope's para Tafuna-tan y para mí...?"
Gracias director por dejarnos la escena abierta aparte para, sin atascar a los demás, poder por fin rolear un poco de slice of life, que de veras se echaba muuucho en falta T_T
De repente y por sorpresa, lo que parecían unos escasos minutos para dialogar, se convirtieron en unas largas horas donde podrían invertir algo de tiempo en aumentar su amistad, a pesar de que aquí dentro no les traía más beneficios que el aumento de la confianza que tenían entre ellos.
Se acercó curioso al ver aquél montón de piezas. - ¿YoYo lo destruyó? - se quedó pensativo, no era un mal tipo, pero si que era un bruto con ciertos toques de abusica. - Seguramente se asustaría al verlo, como el primer hombre de Cromañón al ver el fuego... Intentemos no culparle demasiado, después de todo vivimos en una tensión constante. - mientras lo guardaba apoyó una de sus manos en el hombro de su compañera. - ¿De verdad crees poder arreglarlo? ¡Eres increíble Komachi-chan! Si necesitas ayuda puedo ayudarte, aunque mírame más como alguien que te pasa las herramientas, no como el que te ayudará a montarlo... Solo soy un escritor, no un jardinero.
Mmm... - se quedó pensativo ante la propuesta de Komachi. - No será lo más cómodo del planeta... Pero supongo que servirá, al menos para esta noche. Y claro, adelante, sírvete con la ducha, ahora cuando montemos esto te acerco algún pijama. - normalmente el escritor se habría sonrojado y puesto bastante nervioso no solo por tener a dos chicas en su habitación, si no por tener que dejarles su propia ropa y saber que estarían desnudas y mojadas en la habitación contigua, pero eso era antes, después de todo lo que había pasado, solo en esas cuatro paredes en las que se encontraba, había perdido completamente la vergüenza. Aunque antes de dejar entrar en el baño a Tsumiko, la cogió de la mano y la miró a los ojos, con cierta preocupación. - ¿Estás bien Tsu-Tsu? Te veo tremendamente decaída, con lo vivaracha que tu eres.
'Debió asustarse como el primer hombre de Cromañón al ver el fuego'. 'No puedo ayudarte a montarlo porque no soy jardinero'. Ahí estaba él, tan cabeza hueca como el primer día. Katsumoto intentó hacerme reir con su buen humor y ocurrencias, y al final hasta acabó consiguiéndolo, sonsacándome primero una pequeña sonrisa, y luego una minúscula carcajada... "Ja ja ja... A-anda ya, tonto." le contesté bajando la cabeza con modestia. Sentí el calor de su mano sobre mi hombro cuando se medio metió dentro del armario para buscar un sitio donde guardar la bolsa con las piezas de... de... del portátil de River-chan. "Qué voy a ser increíble..." Agité la cabeza, cerré los ojos e intenté centrarme en el calor de su mano, en volver a la conversación, para así de algún modo refugiarme del dolor de las pérdidas. "Reparar otras pocas... y-y en cambio... Tú sí que eres increíble... tú nos has mantenido con vida a todos... sigues cuidando de todos..." sentí justo cuando murmuré aquello que Katsumoto terminaba de guardar la bolsa y se reincorporaba. Entré un poco en pánico, temiendo que me hubiera oído, así que rápidamente fui a abrir la puerta del baño. "Bueno, voy a ducha-"
Pero me detuvo. Me tomó de la mano, y tiró levemente, haciendo que me girara hacia él.
"¿Estás bien Tsu-Tsu? Te veo tremendamente decaída, con lo vivaracha que tu eres"
Apreté temblorosa su mano. "Yo... yo..." no podía más. Sabía... sabía que tenía que ser fuerte. Que aguantar el tipo, porque estar triste sólo les pondría más tristes a ellos. Tenía que ser fuerte por los que habían caído y los que seguían aquí. Pero la carga... se hacía cada vez más y más grande, y yo... De verdad que ya no podía más. Ya no podía mantener más la cara de póker. Quería haber huido, haberme encerrado en el baño a llorar, a escondidas, escudada por el sonido del agua del grifo caer, tapando mi llanto, tapando todo mi dolor. "Yo..."
Pero él lo vio venir. Lo intuyó en mi rostro... en mis expresiones. El ambiente extremo de la Hope's Peak había sacado mi corazón de las paredes que había construido, sólo para después llenarlo de puñaladas. Pero no quería volver ahí. No quería volver... a encerrar mi corazón en esa prisión tan horrible...
Lentamente, y sin soltarle la mano, casi como si temiera que desapareciera también como los demás, apoyé la mano libre y también mi cabeza sobre su torso... echándome a llorar.
"No deja de pasar, Katsumoto... No deja de pasar. Toda la gente... que se llevó bien conmigo o con la que empezaba a llevarme bien... acaba... acaba palmándola. Neku, Ainam, Kizoku, Asuka, Natsuki, e incluso Hana... Todos... todos acaban muriendo tarde o temprano. Y duele... duele. ¡Duele! Pero no puedo olvidarles... ¡No quiero olvidarles! No quiero tener... que volver a encerrar mi corazón, y-y mis sentimientos, bajo ese castillo de soledad, terror, y odio... esperando a que venga... u-un príncipe inexistente a rescatarme... Pero tengo miedo... tengo mucho miedo. Tengo miedo de acercarme más... de querer a la gente y de que me quieran... No puedo, no quiero... perder a más gente. No quiero perder lo poco que me queda... No quiero perder a Tafuna-tan... sniff... No quiero... perderte a ti..."
Obinata ya sospechaba como estaba el estado mental de su compañera, después de todo él había pasado por algo parecido. Acarició su cabeza con la mano que tenía libre. - Entiendo como estás, Komachi-chan, pero no debes calentarte la cabeza tanto... Es cierto que duele... Mucho... Pero no debemos comernos la cabeza con quien será el próximo, quien traicionará a quien, de quien me puedo fiar, a quien debo acusar en el siguiente juicio... Ya está demostrado que aquí la situación es límite y el próximo puede ser cualquiera, por eso desde hace un par de juicios, intento no pensar en cosas negativas y en quien voy a perder, si no en intentar disfrutar al máximo de las personas que quiero, las personas que nos rodean y llevar en mi corazón a todos aquellos que han caído en este macabro juego. - La apartó ligeramente de su pecho para poder mirarla a los ojos y dedicarle una sonrisa, además de para secarle las lágrimas que pudiera tener.
Esto es lo que Monokuma quiere, que nos dejemos llevar por el miedo ¡pero no debemos! ¡Ahora me tienes aquí! ¡A Tafuna-chan también! No pienses en que vamos a morir, piensa en lo bien que lo podemos pasar juntos y en los momentos felices que podemos pasar aquí, aunque sean efímeros. - se acercó y le dio un beso en la frente, un beso que representaba toda la esperanza y los ánimos que él tenía. - Saldremos de aquí, ya verás. - y con una sonrísa y separándose un poco más de ella, le dio un ligero capón, a penas le iba a doler, pero sería suficiente para que notara el tacto. - ¡Y no me vuelvas a dar las gracias por hacer lo único que se me da bien! - rió - Ahora ve y duchate, ya verás como te sientes mucho más tranquila, estaremos aquí fuera, esperándote para pasar una buena noche y disfrutar de que estamos aquí, juntos.
Tafuna abraza con cariño a Tsumiko y porque no, tambien a Obinata.
Sobrevivir siempre duele, pero, pero vosotros aun podeis emendar esas heridas *digo sonriendo* Ademas, si alguien realmente es una inutil aqui, esa seria yo sin duda *suspiro un poco* Tu tienes un increible talento Tsumiko y tu tambien Obinata, podeis hacer cosas maravillosas con ellos. Debemos trabajar todos juntos para sobrevivir, aunque eso no significa que te vaya a entregar a Tsumiko *bromeo mientras pellizco la mejilla de Obinata* Sera Tafuna quien se termine casando con Tsumiko *dice riendo*
Una caja se encontraba encima de la mesa, al abrirla, Katsumoto encuentra no otra cosa que un... reloj de bolsillo con el rostro de Monokuma, quizás sea capaz de parar el tiempo, o quizás tan solo de marcarlo, sea como sea, ahí estaba.
¡Za warudo! - gritó mientras apretaba los botones del reloj, pero ninguno parecía hacer nada. - Bueno, al menos es bonito. - digo mientras le echo un ojo a la hora.
Sin más dilación se acostó en la cama, pensando en la relación no monógama que Tsumiko le había propuesto, aunque la que más salía ganando era Tsumiko...
Eran aproximadamente las 3 y media. Pese a ello, Katsumoto Obinata no parecía tener el más mínimo de sueño.
Otro sonido inundó la estancia, unas campanadas hizo que te giraras hacia una de las pantallas de la estancia; en la imagen puedes ver el logo de la academia y tras este a aquel oso que ya habías visto con anterioridad, al parecer quería dar un anuncio importante.
Diiiing - Dooong - Diiiing - Dooong
-¡Buenosos días a todos!. Son ahora mismo las 7 A.M. y el "Periodo Nocturno" ha acabado oficialmente. ¡Es el momento de levantarse y saludar al nuevo día con una amplia sonrisa. Upupupu...
Tras eso la pantalla se apaga.
Supongo que te fuiste a dormir en algún momento.
Se despertó con el anuncio de Monokuma y le pareció el momento perfecto para revisar el reloj. Ahora si o si debían ser las siete de la mañana, por lo que si el reloj marcaba otra hora o bien estaba roto... O bien Monokuma les estaba mintiendo con la hora que era ¡después de todo afuera podría ser cualquier hora y estar Monokuma imponiendo su propio horario!