En el suelo, cerca del escenario se encontraba un cuerpo tumbado, boca arriba. Al parecer era evidente que hubo una pelea en el lugar, pues las luces estaban rotas y había restos de cristales en el suelo; por suerte las luces de emergencia seguían activas y al acercarse, se podía ver quien era.
Yoshida Tadayo, con cuchillos clavados a lo largo de todo su cuerpo, e incluso en la cabeza; de todas las cosas que se podría destacar del cuerpo del Ultimate YoYo Champion, era que a la altura del corazón, en el lado izquierdo de su pecho había un cuchillo ligeramente distinto al resto, un cuchillo que ya había sido visto.
El cuchillo en cuestión que Yoshida Tadayo tenía clavado en el pecho no era otro que el mismo que Edward Shimada había usado para matar a Kizoku Anata hará dos casos atrás, o uno; dependiendo de cómo se mire. Sea como sea, a juzgar por la profundidad del cuchillo clavado así como su filo, este habría atravesado todo lo que hay en su camino.
Por último, y quizás importante; una segunda enorme mancha de sangre se encontraba a unos cuantos pasos del cadáver de Yoshida Tadayo, aunque esta no parecía tener un cadaver asociado encima.
"Tch..." Sabía que esto acabaría pasando. Otro muerto, otra investigación, y luego otro juicio. El infierno seguía, y seguía, y no había forma de escapar de él. Tomé aire. Cerré los ojos, me tapé el rostro con la mano y bajé la cabeza, tratando de poner mis pensamientos y sentimientos en orden, y de mantener a raya el miedo, la desesperación, el arrepentimiento...
Recordaba bien que las últimas palabras que le solté a Yoshida Tadayo no fueron... palabras bonitas precisamente. A decir verdad, tampoco las suyas hacia mí, la verdad. La última interacción que tuve con el fue cuando le dije que no era muy diferente a Edward Shimada... No, tuve una después, una donde se le... 'cayó' una PDA de sobra que tenía sin querer queriendo... Desde el juicio de Sakuraba la había tomado conmigo, y desde entonces todo fue yendo a peor. No le guardaba rencor por la gracieta con la PDA... eso incluso me ayudó indirectamente a encontrar apoyos en otro lado. Pero aún después de muerto me provocaba resquemor lo que me dijo en el juicio, y no me arrepentía de lo que le respondí. Yoshida Tadayo había sido un abusón. No quería pararme a pensar si merecía morir o no, porque temía concluir que sí y... no quería alegrarme de su muerte. No tenía ninguna gracia. Ninguna. Supongo que por fin comprendía lo que Anata-san me enseñó, o quizás todavía no del todo pero intentaba comprenderlo. Además, creo que era muy amigo de Katsumoto. El escritor debía de estar pasándolo especialmente mal, y eso sí me causaba dolor.
Suspiré. "Supongo... que deberíamos comenzar a investigar." Aparté la mano de mi rostro y caminé hacia el cuerpo para comenzar la investigación.
... *me quedo en silencio en shock mientras giro mi cabeza hacia Takumi, mas niego rapidamente mientras apreto con fuerza la mano de Tsumiko* Esto, esto es raro, no? Me refiero, de quien es la otra mancha de sangre? *trago saliva* Bueno, no importa, todo saldra bien al final, vale Tsumiko? *digo dandole una triste sonrisa* Todo saldra bien, ya veras.
Mi cabeza estaba trabajando a mil por hora sin saber bien que es lo que habia sucedido... no, en verdad creia que si lo sabia, creia que ya sabia todo lo que estaba sucediendo, pero era peligroso decirlo aqui y ahora, lo mas seguro seria contarlo durante el juicio.
Creo que deberiamos investigar bien este lugar, me refiero, no parece que se haya usado nada fuera de esta habitacion en esta ocasion... aparte de los cuchillos.
De esta manera me pongo a investigar, quizas el piano, a lo mejor alli habria algo fuera de lo normal?
Aún siguiendo al pelirrojo al llegar a la habitación de música no pude evitar quedar paralizado dando un par de pasos hacia atrás con un claro gesto de terror en mi rostro a lo que solo pude abrazarme a mí mismo mientras temblaba y sudaba.
Empecé a respirar agitadamente al ver la gran cantidad de sangre -Rojo muy rojo, es demasiada sangre,es demasiada sangre- Aún estando tan asustado no pude evitar mirar arriba viendo la luces rotas -Yoshida le temía a la oscuridad- apretaba mis brazos aterrado,antes de salir de la habitación quedándome en el pasillo sentado en el suelo junto a la entrada de la sala de música
¿Que todo iba a salir bien? ¿¡Que todo iba a salir bien!? Estuve casi a punto de apartar la mano cuando Tafuna-tan tomó la mía. ¿Cómo iba a salir bien nada en este maldito infierno en el que vivíamos? Todo siempre había ido cuesta abajo, cada vez más, y ahora me sentía como si cayera en picado. Yoshida Tadayo había sido asesinado y su asesino estaba fuera. Y todos sabíamos ya lo que ello significaba. A la investigación le sucedería el juicio. Juicio en el que los inocentes se verían obligados a encontrar al culpable para no acabar muertos. Donde una vez más Monokuma nos separaría en dos bandos donde la victoria del uno acabaría en la ejecución del otro. ¡¿Me podía explicar la Ultimate Endurance cómo entonces todo iba a salir bien?!
En fin, si no aparté la mano fue porque al menos, aunque a mi no me ayudase, quizás ella pudiera consolar sus ánimos un poquillo. "Tenemos... tenemos que investigar." Tafuna entendió y también se puso a investigar. Atendiendo a lo que señaló Akio-kun, intenté buscar cómo se las ingenió el asesino para apagar las luces... Aunque tuviera que coger una escalera si hacía falta para examinar los focos.
La pantalla se iluminó por unos instantes, mostrando al Director de la Academia riéndose y burlándose de los cinco estudiantes que por un motivo u otro, seguían con vida a día de hoy. Cuando se percató de que estos le estaban observando, tosió en su zarpa y habló.
¡Pues supongo que ya todo está listo!
¡Es hora del juicio escolar!
¿Monofuna? ¿Les has pasado el informe Monokuma? ¿Monofuna?
Monokuma saltó de su poltrona, presumiblemente buscando a esa tal "Monofuna".
Nada más llegar a la Sala de Música, algo llamó la atención de las dos muchachas, el piano se encontraba tumbado boca arriba, así como, en la parte del suelo había marcas de arañazos en lo que parecía ser un cuadrado medio tapado por el piano. Sin lugar a dudas, esa era la famosa trampilla por la que Tafuna pasó. - Al lado del piano se encontraba un soldador industrial.
¿Un soldador industrial? ¿Qué hacía un soldador industrial ahí? Alguien lo había puesto ahí... ¿Takumi? ¿Katsumoto? ¿Monokuma? Estas cosas eran demasiado peligrosas como para dejarlas tiradas. Lo cogí y me lo enganché al cinturón de herramientas. Lo último que quería era que me encerraran por fuera o algo si bajabamos la trampilla. Monobarter nos andaba siguiendo, cómo no, y seguía sin fiarme de él. "Monobarter... ¿sabes quién ha hecho esto?" le preguntaría yo antes de entrar con Tafuna y el propio oso metálico.