Katsumoto aprovecharía su cierta ventaja a la hora de salir de la sala de juicio para subir de nuevo al Cuarto Piso, en concreto aquella puerta que permanecía cerrada pese a que todas las demás seguían abiertas; poco le interesaba el hecho de que el Quinto Piso estuviera abierto, esto era prioritario para él.
Usando llave recién adquirida, la metió en la cerradura y la giró, hasta finalmente poder adentrarse al interior de aquel lugar inhospito para los alumnos. Al parecer no era más que una Sala de Control, o de Recopilación de Datos, con varias sillas y las paredes llenas de pantallas.
Pese a que en las pantallas se podían ver la totalidad de las estancias, excepto contadas excepciones; lo que más llamaba la atención era la puerta del fondo, pintada con el mismo estilo que Monokuma, cerrada a cal y canto.
Obinata lo primero que hizo fue cerrar la puerta con llave, no quería visitas inesperadas. Revisó la puerta con la cara de Monokuma ¿estaría allí el cabrón que les había hecho pasar por todo esto? Fuera como fuera, estaba cerrada y no parecía haber forma humana de que él pasara hasta allí. Cogió una se las sillas que había por aquella estancia y empezó a mirar las cámaras, a través de ellas revisó a sus compañeros. Los miraba, pero no los veía, su mente estaba demasiado dispersa. ¿Valía la pena salir de allí? En esa habitación en la que estaba ahora solo podía acceder él, seguramemte Monokuma también. Allí podría estar solo y no molestarse nunca más con nadie, sin ningún amigo que matara o intentara matar, sin ningún amigo que muriese... Se sentía solo e incomprendido, era el único de los que quedaban que no había sentido la necesidad de matar a nadie y el que más había intentado mantener al grupo unido y vivo... Y ahora se encontraba allí, solo, preguntándose una y otra vez mientras se encogía de hombros "¿De verdad vale la pena salir de aquí?"
Una de las pantallas no parecía ser como el resto, al menos lo que mostraba no era una imagen fija del lugar; por el contrario, esta se encontraba moviendo a toda velocidad por lo que parecía un estrecho y pequeño pasillo oscuro, por un instante la conexión se perdió hasta que finalmente mostró "algo".
Unos dientes chirriando entre sí en una boca cubierta de sangre. Al cabo de unos segundos, la pantalla se apagó.
Una gota de sudor frío recorrió la espalda de Katsumoto. - Pero que... - dijo mirando anonadado la pantalla, olvidándose de sus propios lamentos. Examinó la pantalla a fondo, buscando donde demonios podría ser aquello que acababa de ver.
¿Alguna posibilidad de descubrir donde ha sido eso?
No parecía ser un entorno reconocible. Pero era evidente que estaba en un entresuelo o un entretecho.
Dio un puñetazo en la pantalla. - ¿Que el juego ha terminado? ¡Y una mierda! Aquí aún quedan misterios por resolver y peligros que afrontar. Aquí encerrado no voy a hacer nada ¡así que voy a ir a por todas! - y así, lleno de determinación y coraje, salió de aquella estancia dispuesto a encontrar a aquél tipo de la sonrisa ensangrentada.
Tu PDA suena, al parecer es un mensaje de Tsumiko Komachi.
De: Tsumiko Komachi
Para: Katsumoto Obinata, Tafuna Iwa, Takumi Akio
Asunto: Enterramiento e informe de situaciónVamos a enterrar a Yamada en el jardín del último piso. Akio-kun va a prepararlo todo y Tafuna y yo vamos a sacar el cuerpo de Yamada de abajo. Aviso también que el costurero se ha llevado la pistola aturdidora otra vez. Por favor, no la uses sobre nosotros.
Katsumoto, si necesitas hablar... o cuando quieras hablar... Sólo avisa ¿vale? Tómate... tómate el tiempo que necesites.
Por último, os pido que continuemos viéndonos todas las mañanas en la cafetería. Servirá para ver si estamos bien y también para poner el común qué sabemos. Si vamos a vivir aquí encerrados... bueno, pues eso.
Katsumoto Obinata, junto con MonoBarter volvieron a aquella Sala de Control, o de Recopilación de Datos, la cual no había cambiado en absoluto desde la última ocasión en la que estuvieron allí, aquellas varias sillas seguían ahí y las paredes llenas de pantallas también estaban ahí, tal y como las habían dejado horas atrás.
Pese a que en las pantallas se podían ver la totalidad de las estancias, excepto contadas excepciones; lo que más llamaba la atención era la puerta del fondo, pintada con el mismo estilo que Monokuma, cerrada a cal y canto... Aunque ahora, parecía ser que tenía la llave finalmente.
Una vez de vuelta por la sala de cámaras, Obinata estaba dispuesto a cruzar aquella puerta tan misteriosa... Pero antes paró un segundo y miró la cámara que marcaba al jardín. Allí deberían estar todos, enterrando lo que serían los restos de Kazuhiko Yamada. El escritor tenía sentimientos encontrados, por una parte eran sus amigos, por otra parte... Intentaron asesinar a YoYo... No podía hacer otra cosa que suspirar con un ligero dolor de cabeza. Todo esto en verdad era culpa de quien andara detrás de Monokuma.
Se giró a MonoBarter, con los ojos algo rojos. - Pequeño, ya has hecho mucho por mí y sé que vaya donde vaya, vas a seguir viéndome y sabrás si me pasa algo, pero no quiero que corras más peligro por mi. Ve con ellos y encárgate de animarlos, que bastante han pasado ya los pobres, yo estaré bien solo. - intentó esbozar una sonrisa, pero le pesaba todo el cuerpo.
Con decisión, se dirigió hacia la puerta que estaba cerrada, insertó la llave y se dispuso a entrar.
MonoBarter acompañó al escritor nuevamente hasta la Sala de Control, feliz de que él haya encontrado su ayuda útil. Realmente el osito estaba arriesgando mucho en todo ello, pero el poder de la amistad pedía cruzar los valles más peligroso con tal de forjar los lazos más fuertes. Además, estaba en su etapa de rebeldía adolescente, así que se comprendía que desafiara a la autoridad de esa manera. Cuando escucho que Katsumoto quería ir solo, un escalofrío corrió por su metálico cuerpo.
- E-e... está bien, Obinata-san, uwu uwu... entiendo que esto es algo que debes hacer solo, uwu uwu... cuídate mucho y ten cuidado. Y pase lo que pase... no pierdas la esperanza, ¿ok? Esa es una palabra... que no le gusta mucho a papá, pero... desde que la aprendí, no puedo dejar de pensar en ella. Y como tu y tus compañeros pueden llegar muy lejos con la misma, uwu uwu... Como sea... suerte...
Con una pesadez propia de un osito que tenía miedo de no ver más a un amigo, MonoBarter se retira a la oscuridad.
Otro sonido inundó la estancia, unas campanadas hizo que los presentes se giraran hacia una de las pantallas de la estancia; en la imagen podéis ver el logo de la academia y tras este a aquel oso que ya habíais visto con anterioridad, al parecer quería dar un anuncio importante.
Diiiing - Dooong - Diiiing - Dooong
-Ahem, ¿Puedo tener vuestra atención, por favor?. Ahora mismo son las 10:00 P.M. Entramos en el "Tiempo de Noche". La Cafetería está fuera de los límites y la puerta se cerrará momentaneamente. Y con eso os deseo buenas noches, que tengáis dulces sueños...