Partida Rol por web

Conoces a ese Teniente. Mas de una vez has tratado de entrar en zonas restringidas en tu afán de investigación, sin resultado. En más de una ocasión fue el Teniente quien habló contigo, la primera vez tratando de ser cortes, las siguientes ya no tanto. Comprendes que es su trabajo, pero impedirte el paso en el fondo es limitar la libertad de prensa ¿o no?

Poco a poco, ves cómo te alejan de 42, en dirección a la cantina, en cuya puerta ya hay otro robot esperando por el que te acompaña. 

- Hasta aquí llega el paseo, señorita. Que tenga un buen día. 

Y sin más indicaciones, ambos androides te dan la espalda y comienzan a alejarse.

- No te hará falta - Responde el teniente con seguridad. - Acompáñame. 

Si 42 insiste en saber de qué se trata, el teniente tan solo sonríe, inflexible y divertido, hasta que alcanzan la puerta a uno de los sectores restringidos, abandonando así el segundo nivel.

En el interior de la cantina, el ambiente es parecido al de cualquier otro día. Una barra con varios poste adolescentes que presumen de pelusilla como si esto les permitiese parecer algo que en realidad no son. El olor de la fermentación podría resultar repulsivo para un olfato acostumbrado al exterior, pero tras unos meses, el olfato empieza a dejar de ser un inconveniente. - Así que... Otra vez nos vemos. - sonrie el hombre de metálica dentadura.

La cantina no es un lugar desagradable.

Conoces al estudiante de química que ha hecho de este lugar su santuario particular. Aunque técnicamente no entra en los protocolos, tener este rincón como vía de escape y sentir que están "infligiendo las normas", aunque sea de forma controlada les permitiese sentirse... un poco ellos mismos, antes de regresar a la estricta rutina que impone vivir en este refugio. 

Incluso disponen de pantallas táctiles que se pueden enchufar a una terminal cercana para trabajar o estudiar con una bebida más o menos fuerte en la mano. 

No es un mal lugar. 

Tras su saludo inicial, John se ha sumido en un estado meditabundo, respondiendo durante un lato a cualquier pregunta que quisieras formularle con un mero gruñido de asentimiento.  No es fácil imaginarse por qué no cuenta ya con el calificativo de Ciudadano. Pero la gente lo aprecia, de modo que no se lo puede considerar un desplazado.

Así pues, quisiste comenzar a poner tus ideas por escrito. ¿Qué podría ser interesante esta semana? por suerte, este día estaba trayendo novedades. Temías que se acabase convirtiendo en otro boletín de "todo sereno" en el que acabarías teniendo que escribir sobre el estado de crecimiento de los tomates de agroponía o cual era el nivel más limpio, según sus trabajadores de área. 

Es entonces cuando un mensaje te saca de tus pensamientos

"Chistopher Grend asesinado.
Jade torturada.
Cuidado con Harrington."

Un email. Lo extraño es que no tiene ninguna clase de remitente. Miras a tu alrededor, por si el gracioso estubiese cerca, pero nadie parece estarte prestando más atención que cualquier otro día. Bromas como esa con tu protegida no son plato del gusto de nadie. 

Sin remitente no puedes responder, pero si se trata de un Haker a distancia es posible que aún esté viendo lo que escribes.

- Noticias como esa requieren de una fuente, señor-haker-que-no-se-identifica. Una profesional como yo no se deja llevar por meros rumores.

Acto seguido te cruzas de brazos. Solo que no llega ninguna respuesta. 

Al otro lado de la mesa, John enarca una ceja, como si algo en tu cambio de actitud si hubiese logrado captar su atención.

- ¿Algo digno de compartir? - Pregunta, con su habitual sonrisa brillante y socarrona en los labios.

Las palabras de John la sacan de sus pensamientos, voltea y lo ve con su típica sonrisa. -No mucho John, solo que estoy algo molesta con el teniente Davis. Otra vez se ha cruzado en mi camino, para mi mala suerte. Dice Dahlia negando con la cabeza.- ¿Tu, que me puedes contar? ¿Algo interesante? Abre bastante sus ojos y lo mira fijamente, como esperando que le cuente algo digno de saber.

- ¿Más interesante que el que las luces parpadeen? - sonríe - Hace un rato que me chirrían los dientes. Me pregunto por qué será - Él siempre tan incomprensible. 

Su respuesta me saca un leve suspiro, vuelvo a negar con la cabeza y le digo.-Vaya John, lo que me has contado me ha dejado perpleja. Hago que se note el sarcasmo, luego le sonrío y me levanto lista para salir. Antes de terminar de salir volteo y me despido amablemente. -Nos vemos luego Jhon, que pases bien. 

Sería bueno ir al cuarto nivel, ahí podría encontrarme con Miguel. Ese chico siempre tiene algo que decir. Y podría sacarle algo de buena información para mi boletín. 

- ¿Y con quién vas a ir, encanto? - pregunta, acodándose en su asiento. - recuerda que los ciudadanos deben moverse acompañados - y adelantándose a una posible propuesta - por lo que yo no te valdría. Mi estado tiene ciertos privilegios - ríe.

- A veces en verdad que tu estado tiene privilegios John. Es más a veces envidio eso, como en estos momentos. Iré a ver si ya me devuelven a mi compañero. Le sonrío y amablemente le digo. -Si me disculpas debo irme ahora.

La manera mas segura de encontrar a tu compañero podría ser, o escribirle un email en la red interna, para que IVI lo desvíe a la terminal que 42 tenga más cercana o preguntar directamente a algún miembro de la guardia, ya que fue con ellos con quien lo viste por ultima vez.

Sales de la cantina, y efectivamente tienes suerte. Hay dos guardas de patruya recorriendo los caminos de la plantación.

Aunque por supuesto... Quizás prefieras usar otros metodos para dar con tu compañero. Alguna forma más... Divertida.

 Hmm. ¿Que será mejor? Yo creo que debería preguntarles a los guardias, así si se niegan a cooperar podre escribir sobre la brutalidad policiaca.  Luego de hacerme con una "maligna" idea, digna de una periodista que busca una historia, salgo al encuentro de los guardias que me mencionó IVI. 

- Buenas, IVI me  ha dicho que podrían ayudarme a encontrar a mi compañero, 42. ¿Está en lo correcto? O deberé buscarlo yo misma. 

Los miro fijamente a los ojos, no puedo dejarles pensar ni por un segundo que pueden intimidarme. 

- ¿42? - pregunta al que te has dirigido - Te refieres al ayudante del inspector.

Sin embargo, el contrario bufa - Ayudante... yo lo llamaría más el enchufado. No llega al año que está en el Búnker, y ya se ha ganado un puesto de importancia.  - Era evidente que habían ciertos celos en el hombre contrario.

El primero que había hablado suspira e ignora deliberadamente las quejas de su compañero, sigue hablando contigo. - Vamos a comprobarlo. - Y sin más, se dirige a la terminal más cercana, justo en un puesto de organización de agricultura, donde alguien ha dejado a la vista media docena de útiles de labranza. El texto en la pantalla está escrito en un idioma que te es indescifrable, respondiendo a la lectura nativa del guarda. Probablemente árabe. 

Dos minutos más tarde estás empezando a ponerte nerviosa con todo lo que tarda, y hasta el guarda contrario se está impacientando. de hecho, es éste el primero que rompe el silencio - Bueno ¿Qué?

- El sistema está más lento que de costumbre, pero algo pasa. No logro localizarlo en las instalaciones. No tengo nivel de seguridad suficiente para acceder a una explicación. ¿Deberíamos contactar con el teniente?

La idea de buscar al teniente no me gusta para nada, además puedo usar esto como escusa para ir sola un momento por la base. Los guardias no suelen ser muy inteligentes, no creo que se den cuenta. Bueno como dirían por ahí suerte o muerte. Finjo que me llega un mensaje, el cual leo con mucha atención. - Disculpen pero no será necesario. IVI me ha mandando por mensaje la ubicación de mi compañero. Lastimosamente no puedo compartirla con ustedes, pues no cuentan con el nivel de seguridad requerido y me ha advertido que no debo hacerlo. Ahora si me disculpan debo ir donde se encuentra él. No quiero que me reprendan por no estar con mi compañero. Ustedes entenderán.  Les sonrío y me dispongo a ir a la sala de comunicaciones. Una vez allí podre mandarle un mensaje a 42 para que me encuentre en ese lugar y habré podido obtener la información que busco obtener sin ningún estorbo. 

Decides lanzarte con una mentira arriesgada. Al fin y al cabo, no podían hacerte nada sin razones, y el premio de lograrlo era tan suculento como la libertad de movimiento.

El primer guardia te mira directamente, y algo de inquietud comienza a formársete en la boca del estómago. ¿Colaría? te esfuerzas en seguir aparentando la misma seguridad que hasta ahora, sosteniendo tu propia mentira con algo de teatro, y el momento pasa.

- Está bien, pero es algo irregular. Por favor, no se aleje de las zonas comunes, y al menos procure pasar el mayor tiempo que pueda acompañada. 

Se suponía que la orden del simulacro era para todo el mundo, pero nosotros no ponemos las reglas.

Si no hay nada más en lo que podamos ayudarla, continuaremos con nuestra ronda.

Uff de la que me he librado. Piensa Dahlia, pues esa no había sido de sus mejores mentiras. Al fin podré ir a la sala de comunicaciones. Haré mi entrevista y desde ahí contactaré a 42. Todo está saliendo de acuerdo al plan. Una gran sonrisa se dibuja en su rostro y se pone a caminar con mucha cautela hacia la sala de comunicaciones. 

Finalmente, atraviesas las zonas amplias del segundo nivel, dirigiéndote a los ascensores más cercanos. 

Una sonrisa de triunfo delata tu euforia, y casi te tienes que moderar para no avanzar dando saltos, lo cual acabaría por llamar la atención con toda probabilidad.

Hay menos gente paseando por los jardines que otros días, pero no le das importancia y coges el ascensor ignorando deliberadamente el mudo mensaje que aparece en la terminal 

Por favor, únase al ciudadano más cercano en la mayor brevedad posible