Partida Rol por web

Los niños te persiguen mientras te diriges hacia la Forja de las Cenizas, pues parece que su deber es estar contigo por si necesitas algo.

Cuando llegas a las puertas los adeptos que la custodian te hacen pasar los chequeos de seguridad, pues sabes que solo los pocos tecnomarines que hay en el capítulo (no llegarán a las dos decenas) son los que pueden entrar. Cuando los chequeos de seguridad y demás son comprobados, se te abren las puertas y los niños, que no pueden entrar, se quedan fuera, parece que te esperarán hasta que salgas.

Al entrar, el calor es embriagador. Un calor que procede de una forja que baja hasta el núcleo de magma del planeta, y cuyo calor solo sería aguantado por los miembros de este reducido grupo. En el centro, con una túnica puesta y forjando algo a martillazos que lo sujeta con los cuatro servobrazos que le salen del arnés implantado en la espalda, está el Maestro de la Forja Seanos.

La forja está vacía pues no es hora de que los adeptos o los tecnosacerdotes estén ahí, por los horarios establecidos por el capitulo, por lo que te parece algo extraño el hecho de no oír otros martilleos o siseos de meter algo al rojo vivo en el agua.

El Maestro de la Forja sufrió grandes heridas en las piernas, por lo que se le ensambló en una especie de Dreadnought pero sin tener el caparazón protector frontal, como si así se fuera a sentir más humano o disfrutara del calor (esto sería más creíble)

Blitz sonríe ante la actitud de los niños. Habían sido bien instruidos, eso sería bueno. Le ayudaría a que la tarea fuera más llevadera. Antes de entrar los mira y tras removerles un poco el pelo entra por la puerta.

Blitz se acerca al Maestro de la Forja Seanos. Ese hombre era todo una eminencia para él. Y siempre lo había admirado. No era un astarte veterano y, quizá por eso, escuchar las historias de Seanos, colmaban sus deseos de acabar siendo referenciado como al Maestro de la Forja.

- Se presenta Blitz, mi señor.- dice quedandose cerca suyo, a una distancia protocolaria.

Durante un rato, el Maestro de la Forja sigue trabajando la pieza que tiene. Tras un par de minutos, en el que parece que la pieza ya tiene la forma deseada, el Señor de los Tecnomarines se gira y te mira desde esa altura inmensa hasta para un astartes.

Ver esa cabeza diminuta dentro de ese gran cuerpo mecanizado parece algo cómico, pero su mirada y su presencia suele intimidar mucho a los que no están acostumbrados a estar ante él. Los cuatro servobrazos que surgen de su espalda parecen "plegarse" sobre sí mismo como si fueran alas, y el tecnomarine veterano mira con esos múltiples implantes oculares a Blitz.

-Acércate pequeño -dice es voz profunda, cavernosa y mecanizada sin entonación alguna- solo quiero darte una cosa. Como sabrás dentro de poco, las cosas van a cambiar un poco por aquí a partir de ahora, así que el miembro más destacado de mis aprendices debe de mostrarse como tal.

Comienza a dar pasos con esa mole mecánica que tiene por cuerpo y que es acompañada por algún "escape" de vapor por alguna junta o punto de expulsión de presión. Camina hasta un armario donde, con una delicadeza pasmosa para el tamaño de esas manos, lo abre y saca un baúl en el que podría caber un perro pequeño. Con cuidado lo pone delante de ti y se aleja un paso- Ábrelo -dice sin más, con ese tono de voz que no permite ningún tipo de discusión.

Blitz esperó pacientemente a que Seanos respondiese. Verle trabajar en la forja era todo un espectáculo... esos servobrazos trabajando conjuntamente con sus brazos con tal maestría dejó a Blitz algo embobado. Sólo cuando terminó su labor, Blitz pareció salir de su ensimismamiento.

"El miembro más destacado de sus aprendices..." que querría decir con eso? Blitz no se consideraba demasiado bueno, de hecho era bastante modesto. Sabía que era bueno en algunas cosas, pero habiendo visto a otros astartes en combate, o habiendo observado a Seanos, le dejaba bien claro que no era un as, ni mucho menos. Blitz se acerca y cuando empieza a moverse, lo sigue hasta que le saca un baúl y le dice, más bien le ordena que lo abra. Blitz mira a Seanos y tras un segundo, devuelve la mirada al baúl.

Que sería? La verdad es que nunca discutiría una órden, y mucho menos esa, que alimentaba su curiosidad, así que sin demora abrió la caja para observar lo que había dentro.

Al abrir la caja, en el interior se ve un yelmo de una servoarmadura; pero es diferente. Está forjado como si la cabeza fuera el símbolo del mechanicum. Una calavera cuya mitad derecha es como si fuera mecánica y la izquierda humana. No pesa más que un casco de servoarmadura y un vistazo rápido te muestra que no es ni más ni menos que un casco normal con ese acabado.

-Ese es el yelmo que portarás a partir de ahora. Es un yelmo que representa que eres apreciado tanto por el Mechanicum como por los miembros del Alto Mando del capítulo.

Comienza a andar a pasos pesados por la forja mientra sigue hablando- Los tecnomarines tenemos una función un tanto especial dentro de este capítulo, pues a parte de cuidar de las máquinas tenemos que cuidar de la voluntad de nuestros hermanos. Es como si ejerciéramos parte de la labor de un capellán de los otros capítulos más convencionales.

En ese momento se escucha una voz por megafonía- Atención por favor, se pide la presencia del Maestro de Forja y del tecnomarine Jean Storm.

Blitz observó el yelmo con sumo cuidado. La habría hecho Seanos? La verdad es que tenía una calidad exquisita y un acabado espectacular. Pese a ello, no pesaba más que un yelmo normal.

Blitz acompaña a Seanos mientras escucha sus palabras. La verdad es que tenía tarea doble y esperaba ser lo suficientemente bueno para no hacer peligrar la vida de un hermano con sus decisiones y actuaciones. Blitz asintió, aunque Seanos en ese momento estaba delante suyo y mirando hacia delante, dudaba que necesitara decir nada.

Fue entonces cuando, por megafonía, nos llegó el aviso. Y evidentemente Blitz se quedó esperando, Seanos era su superior, si él creía que tenía que decirle algo más importante que acudir immediatamente a la petición, se lo haría saber.

Seanos se giró hacia el megáfono y asintió- creo que es hora de irnos, al fin va a comenzar -dijo con su tono de voz sin ningún tipo de inflexión. Pulsó una serie de botones y las puertas se abrieron, tras lo que comenzó a andar- Vamos.

Al pasar por la puerta, los adeptos se apartan y los niños se quedan boquiabiertos mirando al Señor de la Forja. Era el menos social de todos los miembros del Alto Mando y cuando aparecía, solía ser de lejos, por lo que tenerle tan de cerca para los niños era una auténtica novedad.

El Señor de los Tecnomarines miró a los chicos y les hizo un gesto para que los acompañara- Tengo esperanzas de que al menos uno de ellos siga los caminos del Omnissiah, así que tienes un arduo trabajo por delante -hablaba mientras seguía caminando, entre sonido de pistones y las pesadas pisadas que hacían que temblara ligeramente el suelo.

Blitz asintió. Blitz acompañaba a Seanos mientras hablaba asintiendo.

Los niños se habían quedado allí, esperándolos.Aún no sabía prácticamente nada de ellos.

- Como usted bien dice señor, tengo una ardua tarea por delante.

Los niños no eran de Boltaris I, y si el Maestro Seanos quería que siguiesen los caminos del Omnissiah, tendría mucho, demasiado, trabajo. Podría alguno de esos niños ser lo suficientemente atentos como para entender todas las sutilezas y los aprendizajes del tecnosacerdocio?

Blitz suspiró. Ahora mismo, se le antojaba una misión más complicada que enfrentarse a una legión de bichos.

El camino desde la Forja de las Cenizas hasta el Centro de Mando es algo sorprendente. Al pasar cerca de los Barracones ves una gran cantidad de movimiento por parte de Astartes y niños que les acompañan. Muchos parecen mirar al Señor de la Forja, parándose a saludarlo, y mientras, éste solo te hace un gesto y suelta una pequeña orden en binario que viene a decir algo así como "Que los niños lleven el objeto", pero claro, el binario no es tan específico, así que esa en realidad es la interpretación que le has dado tú.

Sea lo que sea lo que está pasando, parece importante.