Partida Rol por web

El Hangar 03 era el hogar de vuestra Compañía. Aquí estaban vuestros dos titanes y, sí los rumores eran ciertos, podría que en un tiempo aumentarais el número de dioses máquina con vosotros. Era una apertura gargantuésca, completamente diáfana con un tejado curvo que doblaba en altura al Deus Assertor.

El ambiente era un caos. Siervos manejando carromatos que arrastran pilas de munición y células enormes de energía. Miembros del mechanicum comprobando cerca de diez mil pantallas para controlar que todo está bien y no había ningún problema con ninguno de los titanes.

Manchas de aceite por el suelo, y todos estos seres moviéndose a la vez fijándose solamente en su propio destino hacía que tuvierais que esquivarlos, y alguna vez os llevábais una increpación de algún conductor con prisa, pues parecía que ni se fijaba en quien eráis.

Cuando Cornelius entró en la sagrada sal avobedada elevó una plgaria la Dios Máquina. Estaba murmurando cuando un servidor casi se lo lleva por delante mientras pilotaba una carretilla elevadora cargada de proyectiles.

Maldito cacharro estúpido, se supone que deberían hacer la vida más fácil, no quitártela.

Asegurándose de caminar por zona segura se aproximó en compañía de Ortog hacia su Titán, que parecía pequño bajo la amenazadora sombra del Warlord. Cornelius se acercó hasta un banco de trabajo donde un cogitador emitía unos rítmicos pitidos, cogió varias placas de datos en una mano y un inciensario en la otra del que brotaba un humo ligeramente ocre y grasiento.

Bien, voy a comprobar otra vez las municiones del Purificans. Cuando termine nos deberíamos poner ambos con ese problema en el tercio anterior.

Mientras camina abosrto, al igual que Cornelius, sobre la misión encomendada, noto cómo mi compañero se aparta rápidamente, para ver justo pasar al servidor con la carretilla, comienzo a hacer aspavientos con las manos ¡¡Estúpido, mira por dónde vas!! digo negando con la cabeza y entrecerrando los ojos

Si no nos matan esos putos insectos acabaran con nosotros estos estúpidos, si no al tiempo. mascullo cuando reanudamos la marcha hacia nuestro adorado Titán.

Al llegar, miro hacia arriba, girando el cuello para poder alcanzar a ver la cabeza del Purificans. Durante unos segundos, me quedo ahí, contemplando la impresionante figura antes de volver a bajar la cabeza.

Yo revisaré los sensores de movimiento y termógrafos. De paso ajustaré el auspex, que la última vez no logré conectarme como debería, y mañana será imprescindible que tenga todos mis sentidos conectados a nuestro amigo, y más el sexto. digo mientras me acaricio la barbilla

Luego revisaremos los amortigüadores para asegurarnos que todo está bien. Con suerte todavía nos dará tiempo a desayunar algo. me giro para mirar a Cornelius y le alzo una ceja

Mientras Ortog se dirige al ascensor que lleva a la cámara del Princeps en la cabeza del titán, Cornelius comienza a revisar cantidades y, al verle, aparecen dos Adeptos del Mechanicum que comienzan a mostrarle los datos que busca y que le pueden interesar. Munición cargada al 45%, revisión de sistemas Vitales al 68%, revisión de sistemas cinéticos al 87%, revisión de Conexiones Corticales al Espíritu Máquina 0% (Esta solo la podéis hacer los moderatis y los Princeps).

Ortog caminaba por los pasillos con paso seguro, parado de vez en cuando ante una puerta o ante un par de guardias que verificaban de varias formas su identidad. Varios pasillos y ascensores después llega a una cubierta casi diáfana, que solo contenía un estrado y lo que parecen tres consolas de datos que tienen grandes cables conectados a unos tanques cilíndricos que contienen un líquido amniótico. En esos tanques cilíndricos, de los que se ven los cables en el interior, son en los que se meten los Princeps y Moderatis para conectarse, pues al ser la tecnología más avanzada ya no necesitan de una conexión directa y les permite transmitir datos e intenciones a una mayor velocidad.

Dos adeptos aparecen mientras que otros dos comienzan a conectar unos cables en el tanque de la derecha según se entra. Un de los que se acercan Ortog le comienza a quitar la ropa de gala mientras el otro le ofrece una especie de mono ajustado con diferentes entradas y como "agujas" de medio milímetro de longitud y un nanomilímetro de grosor que sirven de guías para los cables de conexión.

Al ver a los adeptos les hago un asentimiento con la cabeza a modo de saludo antes de comenzar a ponerme el traje que me ofrecen.

Una vez puesto, espero que hayaís comprobado que todas las conexiones están en perfecto estado digo antes de entrar en el tanque y conectarme con los cables que me unirán en una simbiosis con el poderoso titán. Tras una sacudida electropática, entrecierro los ojos y me concentro en la tarea que tengo entre manos.

Poco a poco, voy probando todas los dispositivos, de vigilancia, de camuflaje, de propulsión hasta que, una vez cerciorado de que todo funciona adecuadamente, comienzo a revisar los movimientos del titán, los amortigüadores que me comentó Justarius el día anterior y la presión de todos los dispositivos neumáticos que harán que la máquina se convierta en un ser viviente bajo las nuestras órdenes.

El implante de Cornelius chasquea de forma intermitente al repasar las placas de datos que le tienden los adepto. El rostro ajado del moderati comienza a endurecerse hasta chasquear la lengua de forma negativa. Mientras, los adeptos se retuercen als manos nerviosos temiendo lo que viene a continuación.

Esto es completamente inadmisble. ¿45% de munición?

Dijo soltando la placa con estruendo sobre una mesa deb trabajo de bronce pulido.

Deben terminar de inmediato con el rearme, ¡por El Sgrado Engranaje tratamos de ganar una guerra! ¿entienden? Si es necesario yo les ayudaré con las otras revisones, pero ya los garantizo que nadie va a dormir aquí hasta que este Titán esté preparado para expulsar el solo a esos tiránidos a la otra punta de la galaxia.

Galb llegó con Ethan tras él. Qué chico tan raro, no habla casi con nadie pensó Galb refiriéndose a Ethan.

Al entrar en el hangar, miró la magnitud de esas grandes máquinas.

Increíbles acertó a decir. Nunca se acostumbraba a esa visión, parecía cada vez más grande.

Por ir despistado, pisó un charco de aceite y cayó al suelo. Mierda murmuró al oír unas cuantas risas y ver sus manos y pantalones engrasados. Se levantó como pudo y se acercó hasta Nathaniel.

Señor... Estamos aquí por si necesita nuestra ayuda.

Cornelius pudo observar como los adeptos se escabullían tras su reprimenda para apurarse en sus obligaciones. El Moderati se alisó la pechera satisfecho y miró alrededor, viendo a los oficiales del Titánicus. Tras dedicar un respetuoso saludo con la cabeza, volvió a chequear los chorreantes datos que desfilaban por el cogitador. Luego decidió que entraría en el Warhound para ayudar a su compañero. Debían terminar lo antes posible.

Justarius pasó por la sala como lo que era, uno de los dueños y señores de ése lugar. Observó como la gente se afanaba más y mejor aún si cabe mientras él avanzaba lentamente por el hangar, escrutándolo todo y tomando nota mental de los trabajos bien hechos y de a quién habría que castigar después. Tomo buena nota de todo para después pasársela a sus moderati y que se encargaran de transmitir sus órdenes. 

Con una inclinación de cabeza, se despidió de su superior "Princeps Benkai, ha sido un honor poder acompañarle hasta aquí, ahora, si me disculpa, tengo que terminar de revisar personalmente que todo esté correctamente, sabéis que no soy hombre al que le guste delegar y prefiero, siempre que sea posible, estar al tanto de todo personalmente. Señor..." Con un ligero taconazo y un respetuoso saludo, se separó y se dirigió hacia su Warhound, mirándolo con el orgullo con el que un padre contemplaría a un hijo..."Ahí estás....preparado para la batalla, como yo....siempre dispuestos." También lo observó con el ojo crítico de un Sargento, anotando mentalmente las fallas que encontraba y pensando ya en las órdenes que transmitiría para corregirlas. No quedaba mucho tiempo, y tenía que estar todo lo más perfecto posible, puesto que no sabía cuando volverían. 

"Bien Cornellius.....ha hecho bien. Hay que tener mano dura, pero a la vez guante de seda si hace falta. Me gusta su iniciativa, siga así." le dijo a su Moderati poniendo una mano en su hombro, al encontrarse con él en la entrada del Titán. "¿Y bien? ¿Dónde está Ortog? No estará de nuevo bebiendo, ¿verdad? Le dije que la próxima vez que estuviera minimamente ebrio durante cualquier salida con nuestro venerable Titán, el castigo sería mucho más severo...." le preguntó en voz baja al moderati. No le gustaba llamar la atención en voz alta a sus moderati. Se suponía que eran una extensión de sí mismo, representantes de su persona ante todos los demás, si él los denostaba en público, ¿qué tipo de credibilidad o de autoridad tendrían fuera de su presencia? Pero tampoco podía permitir que ellos le ridiculizaran o se tomaran demasiado a la ligera la permisividad que tenía para con ambos, por el hecho de ser los segundos al mando. Era complicado tratar con dos egos un poco por debajo del suyo y tratar de mantener la moral alta, de intentar inculcarles el respeto o la disciplina que el mismo sentía o seguía diariamente,  pero por el bien de todos, y por el Omnissiah, que ellos aprenderían o se plegarían a su mandato y obedecerían órdenes como el resto de los ocupantes del Titán, ya fuera necesario ordenar una ejecución sumaria...o dos. Cornellius se comportaba correctamente, acudía a las reuniones a la hora, mantenía la disciplina y las formas protocolarias, revisaba una y otra vez sus quehaceres y se notaba que amaba al Titán, Justarius no tenía prácticamente queja de él y encima era bueno con las armas....pero Ortog...su otro moderati era endiabladamente bueno pilotando el Titán, de los mejores, pero aquella afición a la bebida, su descarada forma de hablar, su falta de diplomacia o su falta de atención a las formas.......

No le había hecho falta en todo el tiempo que llevaba como Princeps, y esperaba que aquella, justo ahora que estaban a punto de emprender una misión de importancia capital, no fuera la primera vez. 

Mientras, fueron introduciendose en el Titán, buscando a Ortog....

     - El honor es mío. Contestó Benkai a las palabras de Shiban. - Nada mas lejos de mi intención distraerle de sus obligaciones. Estaba claro que aquel hombre era entregado y un orgullo para el mechanicum. Era educado, sabía su lugar en el escalafón y mantenía su máquina y a sus hombres siempre en orden. Benkai tenía suerte de contar con un apoyo así. Quiso pensar que los moderati del Deus Assertor tomarían buena nota del ejemplo que daban ambos princeps. Quedar mal con el mando de la cruzada no era una opción. Ellos era mas eficientes que el resto de cuerpos y lo demostrarían a cualquier coste.

     Sus sentidos biónicos se fijaron sobre la imponente maquina que era el Deus Assertor. El visor de su ojo cibernético estaba ajustado para ofrecerle la misma visión que le daban los augures del puesto de mando del titán. Siempre veía el mundo como si se sentase en el trono de mando y eso le ayudaba a afinar sus sentidos en batalla. La fuerza de la costumbre ayudaba. Con paso regular se acercó a la base del titán, donde los operarios y tripulantes se afanaban en tenerlo todo a punto. - Supongo que la munición estará cargada ya. Dijo mas como afirmación que como pregunta. - Quiero ocupar mi puesto para hacer los chequeos de ignición y los sagrados rituales de operación.

Está bien, señor respondió Galb a sus palabras. Entonces si no nos necesita, no le molestamos más inclinó la cabeza respetuosamente a modo de despedida y se giró. Hizo una seña a Ethan para que le siguiera y se marcharon de allí.

Ethan se quedó sorprendido ante semejante despliegue de medios que había en aquel lugar. Miró hacia el que se suponía que era su líder y después miró a Galb. No estaba aún acostumbrado a todo aquello, se sentía un completo novato y más cuando áun habái cosas que creía que había sido borradas de su chip de memoria.

Mientras miraba a todas partes y no quitaba ojo de nada, vio que Galb le hacía un gesto con la mano para que le siguiera y tras asentir a sus palabras se marchó detrás de él.

Los servidores y adeptos danzaban alrededor y terminaban de poner a punto los titanes. Una voz mecánica surgió por la megafonía- Princeps, moderatis y tecnosacerdotes encargados de la Legio Cybernética, acudan a la Cubierta de Embarque 17 -el mensaje se repetía varias veces y luego se quedó en silencio.

En lo que los Princeps y moderatis que estaban en tierra se disponían a salir, Ortog salió del Titán Warhound. Y así salieron del Hangar en camino hacia el lugar de reunión.

Cornelius escuchó el altoparlante y se detuvo de inmediato.

Me temo Señor que debemos dejar la inspección para luego. ¡Mire, por ahí viene Ortog! tal vez pueda informarle por el camino. Creo que ha hecho las coprobaciones de interfaz y conexionado.

De alguna manera se alegró de la presencia de su compañero y de posponer la inspección del Princeps, en la que seguro, encontraría faltas aunque fuesen inventadas. Con su tripulación partió hacia la Cubierta de Embarque 17.