Libro de Anya

Capitulo 1: La aprendiz perpetua

Tras ver tal imperiosa escena en el continente tras el mar y siendo Niero otro de los que se percató que algo ocurría, este no te dejó irte sola por una simple y mera razón: Eres su discipula, así que no puede dejarte a tu aire.

Juntos emprendisteis un viaje entonces, a traves de un barco al continente principal, en los yermos helados del norte y os unisteis a una caravana que iba hacia Trayerta. Podias comprobar como frente a los demás Niero casi parecía querer esconderse. Pero frente a ti resultaba algo distinto... Te prometió enseñarte después de todo aquello y si le hubieras llegado a preguntar el porque, su respuesta fue sencilla: - Porque si que tienes un potencial que quiero ver - y obviamente no podia referirse a otra cosa que lo sucedido.

Habían pasado varios días desde entonces. La caravana no teniais que llevarla vosotros y había un carromato casi vacio, donde Niero te estaba enseñando a pelear como lo hacía el hasta que en un momento dado el carro pasó por una roca tambaleandose y haciendoos caer a los dos de culo. - Ja ja ja - rió Niero. - Descansemos mejor... - se acomodó un poco mejor y sacó de su alforja sendos panes para los dos.

-No sé donde querrás ir de Trayerta, pero tengo una amiga que sabe bastante de los sellos. - te mencionó Niero - Igual te podría ayudar con eso... No estoy seguro. Aunque no podrás decirselo a nadie - Como tal Niero sabe que tenias que ir a Trayerta, por tanto y como tu maestro ahora, te estaba ayudando a tal proposito, pero el resto de aquella visión pudo o no haber permanecido en el silencio para el.

Ahora era cuestión de saber que hacer una vez llegases a la capital.

Libro de Helga

Capitulo 1: Las invitadas del rey.

No tardasteis mucho en llegar, aunque si que fue de noche. Después de aquella visión que tuviste Vanille solo hizo todo lo posible para llegar cuanto antes y al  estar tras el amparo de la capital, tu amiga fue corriendo a pedir en la posada una habitación para una noche. Quizás no era tu plan inicial, pero era muy tarde cuando llegasteis, y la verdad, el sueño fue reparador.

A la mañana siguiente ya estabais ambas en pie y recuperadas. No había heridas que curar así que no había porque buscar un matasanos.

Vanille te sonrió - Vaya... Creí que iba a tener que llevarte a rastras al medico, pero parece que estas mucho mejor... Seguro que no te dejé descansar lo suficiente antes de encontrarte de camino... Siento lo de ayer. De verdad... PERO QUIERO SEGUIR YENDO CONTIGO. Quiero ayudarte a descubrir nuevas cosas y odio estar parada en casa. - suspiró finalmente esperando que así lo entendieras. - Dejame ir contigo Helga, por favor. No seré un lastre.

Aun tenías cosas que hacer, y no le mencionaste nada a tu amiga sobre los rayos. ¿Era adecuado siquiera entonces hacer las cosas que necesitabas con ella delante? Quizás enviarla a hacer recados seria lo más optimo pero... ¿Donde se hallaría el septimo elemento?

Libro de senca

Capitulo 1: El saber de los dioses.

Tras salir de Ilunia, el camino a tomar hacia Trayerta fue largo. Dos días de viaje andando hacia aquella ciudad que te mencionó Roan, siguiendo el camino para evitar peligros mayores como el ave que os atacó... Aunque por suerte con provisiones mismas dadas de parte de Roan por la misma ayuda de derrotarla.

Al final tras llegar finalmente a Trayerta, ante ti se extendió una basta y gigantesca ciudad amurallada, tan enorme que nunca habías visto nada igual. Al fondo de la misma ciudad se extendía un castillo con varias torres en su haber pero... ¿Serían esas las torres que buscabas? Quien sabía.

Ahora tan solo tenías que localizar dos cosas: El destinatario de la carta y allí donde el septimo elemento te aguardaba. Pero...

¿Por donde empezar en una ciudad tan grande?

Libro de Nargu

Capitulo 1: Buscando la esperanza

Ido quizás, de todo sentimiento que no fuera tristeza, confusión y quizas furia, llegaste a Trayerta en no sabes cuanto tiempo. Alguna vez habias estado en Trayerta, y habia cosas que sabias de ellas que no te hacían ninguna gracia, como por ejemplo que podría haber gente de Freigalon entre las calles.

Pero por suerte podias estar tranquilo. De día era más dificil toparte con problemas, al menos si seguías las calles principales. El problema era ¿Que pasa si donde está el septimo elemento es un mal lugar? No lo sabrias hasta encontrarlo... ¿Pero con que fuerzas?

-Nargu, no te vengas abajo. Tienes que seguir luchando. Por mi, por los tuyos. Haz justicia por todos nosotros. Y alegrate por mi, por favor - escuchaste una voz en tu cabeza que casi parecía real... Pero por mas que intentabas buscarla, no estaba allí. ¿Aun estaba en tu interior? ¿Aun te protegía?

Libro de Tea

Capitulo 0: Algo conocido que falta por saber.

Tu condición más pura te chirriaba. ¿Que septimo elemento? Sabias de la más pura enseñanza antigua que esa visión estaba equivocada pero por una mera razón, tus enseñanzas.

No existía un septimo elemento, eso lo tenias claro, pero tampoco aquella voz estaba refiriendose a ello.

Las voces del pasado, cuando logran comunicarse con nosotros, a veces lo hacen a través de acertijos. Un ejemplo muy claro: Cuando me necesites ven a mi y te hare estar llena y feliz. Está claro que es la cocina. Ya que necesitamos comer y al comer estamos llenos y felices ¿No? Es un ejemplo tonto, pero me sirve para explicartelo. Las voces arcanas, si se comunican con alguien, es para darle un mensaje criptico con una pista de a donde tienen que ir.

Nayra era la que más te enseñaba de cosas más banales y menos seria, pero al igual que las lecciones más duras de Bastian, estas servían de igual motivo...

No obstante, cuando llegaste a Trayerta, no lo hiciste de la manera tradicional, pues fue un mercader que te trajo, el mismo que te curó las heridas y te dejó descansar en su hogar toda la noche.

A la mañana siguiente ya estabas en perfectas condiciones, y el viejo mercader sonrió hacia ti - Vaya, estás mucho mejor. Me alegra verte en plena forma, pero ten cuidado la proxima vez. Los Echoes no son ninguna broma. ¿Quieres desayunar antes de irte? - dijo mostrandote el desayuno que estaba preparando.

Libro de Tiki

Capitulo 1: Las decisiones de una muñeca

Tras aquella visión seguiste durmiendo y mucho... Tanto que ni sabes cuanto tiempo pasó. Recuerdas haberte despertado varias veces en una duermevela y ver a Gauche en la silla, lavandose, afilando sus armas, muchas más veces en la silla expectante...

Hasta que finalmente abriste los ojos para verle allí con los brazos cruzados y dormido en la silla, o al menos un poco pues nada más empezaste a hacer movimiento, Gauche se despertó también - Y-ya despiertas - dijo dudoso mientras se golpeaba la cara un par de veces para espabilarse - Ya era hora... Me tenias preocupado. Pensé que no ibas a despertar nunca más.

Gauche no sabía lo que pasaba, no sabía de donde venía ese poder de agua, no sabia de tus visiones, pero si sabía que debía cuidarte, y al parecer así lo hizo, dejandote en una cama pequeña comoda y vigilandote día a día. La pregunta era... ¿Estaría bien contarselo? O más bien ¿Se lo ocultarías o se lo dirías? Una solución más que facil

-Pero aún estoy preocupado... Tiki, no tienes poderes de agua, y después de aquel poder te restauraste el veneno. ¿Tienes algo que ocultarme?

Las palabras de Niero sobre su parte Delemental logran que se sonroje bastante al respecto y agache la cabeza, incómoda ante su mirada. Palpa allí donde le señala Niero, iniciando en la base del cuello y descendiendo hacia su pecho, notando el símbolo grabado allí aunque no pueda verlo.

- No quería... -comienza, y para un momento, pensando bien lo que quiere decir antes de decirlo- No quería que te enterases de mi mitad Delemental, no sabía cómo reaccionarías, ni sé bien cómo tratar con ella aún. -confiesa, avergonzada- No es que quisiera mentirte, pero si tal como yo veo a los Delemental ya me costaría fiarme de uno, ¿cómo podría simplemente decirlo? -termina diciendo, aún con la cabeza gacha- Lo siento, Maestro Niero.

Igualmente, su mención sobre el Sello la deja un poco patidifusa, al hablar del Poder Divino.

- Entonces sí era Pyros... -dice, más para sí misma- ¿Por qué yo, si aún soy una novata? -pregunta, aunque es claramente retórico, suspirando.

Cuando Niero habla, pero sin que se lo escuche, Anya lo mira con el ceño fruncido y entonces busca lo que sucede, dándose cuenta de ese fuego que se ha extinguido. Oh, no... Piensa, mientras un gran desasosiego crece en su interior. Esto es muy malo...

Tras los "sueños" vividos en su mente, Anya vuelve en sí tomando aire violentamente y dice:

- Trayerta. Tengo que ir a Trayerta. Los otros cinco herederos tienen que ir a Trayerta. -dice, de forma un poco atropellada, incorporándose y frotándose la cara con las manos.

Niero, con todo, insiste en acompañarla, y ella acepta. Cuando la llama su aprendiz aflora en sus labios una pequeña sonrisa, haciendo que por un instante se note mucho más la belleza de la joven, que asiente con convicción.

Aún así, se lamenta de que querría haber podido conocer a Onmama, aunque no por ello remolonea en su viaje hacia Trayerta: no sabe si estará a la altura de la prueba que el destino le ha encomendado en forma del sello del Dios del Fuego, ni se siente sumamente a gusto por conocer la historia de la diosa a la que él violó, siendo también tan pareja su concepción a esto, pero hace un esfuerzo superlativo por evitar las dudas y mantener el foco. Mantenerse en el camino correcto, como dice Icycla.

En el camino, Niero muestra varias veces tomarse las cosas con mejor humor que Anya, aunque esta en verdad no es que sea malhumorada, sino seria. Cuesta un ojo de la cara hacerla sonreír. Así pues, cuando se caen de culo en otro entrenamiento, ella trata de incorporarse rápido, pero él se echa a reír, así que se frota la rabadilla y se sienta de nuevo, aceptando el pan con un gesto de agradecimiento.

Con paciencia, deja que Niero hable mientras ella va arrancando pequeños trozos de la corteza para comerlos, lentamente, y cuando este teemina de hablar, traga y responde:

- No sé mejor que usted el lugar al que voy. Solo supongo que reconoceré de alguna forma a los otros herederos, o ellos a mí, y que juntos tendremos que encontrar algunas cosas... Así que seguro que su amiga me es de gran utilidad, aún si no puedo presentársela al resto. -indica- Espero estar a la altura... No sé cómo he terminado siendo esto, la verdad. -dice, señalando sucintamente su cuello con la mano y manteniéndose pensativa.

Caminé durante días, aunque fué probablemente el camino más corto que había hecho, tantas cosas en mi cabeza, el paisaje del que venía era aún más desolador que mi pasado, o al menos eso parecía desde fuera, sin embargo, tal como le había dicho a Roan, Aquel que acepta su muerte está ya muerto. Siempre hay que tener un objetivo, o varios, tantos como te permitan aceptar que la vida es mucho más que esperar a que un pájaro gigante te mate.

Al menos eso inundó mi mente los primeros Kilómetros, Había aparecido una marca más en mi cuerpo, apenas había sitio para ella, pero el nuevo símbolo había aparecido haciendose hueco en la parte lateral de mi cuello debajo de mi oreja derecha, era un idioma antiguo y Kazibara, el abuelo sabría que significaba, sin duda ya se lo habrían dicho los dioses, pero a mí no me hablaban con la misma claridad que a él. ¿Cómo podría saber que significaba aquello?.

¿Quién era la mujer de la visión? y ¿qué tenía que ver con la mujer que me ofreció la esencia?, tenían que estar relacionados, ambas ofrecían poder, ambas pedían que lo usara, y ambas sabían más de lo que decían. Aquel lugar ya no existía por lo que al igual que el abuelo, estaba solo en esto.

Entre pensamientos sin respuesta, visiones de llamas y recuerdos cada noche en forma de pesadillas como cada una de las noches que recordaba, había llegado a la ciudad, seguramente más tarde que los demás, dos días de viaje significaban dos momentos para rezar, esta mañana lo había hecho pronto por si mis quehaceres en la ciudad no lo permitieran. Hubo un escalofrío al ver las torres del castillo, ¿podría ser esa la silueta que buscaba?, no recordaba haber llegado a una ciudad en mi huida, pero estaba desnutrido y en la noche, ¿qué posibilidades habría de que aquella torre estuviera en una ciudad?, ¿cómo podrían esconder lo que hacían de ser así?. Debía informarme de qué es lo que había en aquella torre, y debía informarme de quien era el destinatario de la carta. Después buscaría el séptimo elemento, Roan había depositado su confianza en mí y así debía ser.

Espero que no necesiten un papel de esos, Pensaba mientras caminaba acercándome a la muralla, El gremio de mercenarios, Había oído esa palabra antes, usaban su fuerza para ganar esas piedras brillantes que cambiaban por cosas, Eran soldados sin objetivo, una lacra que no defendía a nadie salvo que tuvieran pertenencias, mala gente en quien confiar. Sin embargo, Roan debía de saber todo eso, o quizá no pensara como yo. Simplemente entregaría la carta y ya había encomendado mi oración para que fueran mejores guerreros que ladrones. ¿Dónde buscar?, Siempre era la misma respuesta, la taberna, allí se juntaban las gentes, y al parecer tenía buena presencia en las tabernas de las ciudades, algunas más violentas que otras, pero en general las camareras siempre están dispuestas a dar información.

Me coloqué la ropa, cerrando el cuello, evitando enseñar las marcas que recorrían mi cuerpo, siempre llenas de preguntas sin respuesta, y el collar que Roan llamó como esencias, tenían secretos que en algún momento tendría que responder. Cerré la bolsa con las pocas provisiones que colgaban de la túnica y aseguré las espadas dentro de ella, eso serviría por ahora, el clima templado era el mejor, sin duda, permitía ponerse ropa suficiente para estar cómodo y tapado, caminé hasta la muralla y entré, en busca de la taberna más cercana.

Nargu no había terminado de asimilar lo que acababa de suceder cuando algo incluso más inesperado e irreal sucedió. Una voz había dicho cosas, muchas cosas, y entre ellas estaba la de "vencer a los dioses", dioses entre los cuales estaba Icycla. ¿Se suponía que él venciese a los dioses, a Icycla? Para empezar aquella proeza no podía ser posible, ni siquiera con el poder que tenía. Además, incluso siendo capaz de hacerlo, ¿por qué razón acabaría con la bondadosa y benevolente Icycla? Si a este dilema se le sumaba el duro golpe de haber perdido a todos aquellos que consideraba parte de su familia y a la nueva marca que tenía ahora en el pecho, confiriéndole poderes destructivos, obtenías a un Señor Muerte ensimismado y perdido en la confusión y perplejidad más absoluta. Por si con eso no bastase, de pronto debía salvar al mundo de la destrucción.

Caminó durante días con la mirada algo perdida hasta llegar a la bendita ciudad. El coloso no había vuelto a hablar con él y por si fuese poco había comenzando a sospechar que se estaba volviendo loco: escuchaba voces en su cabeza que le instaban a seguir adelante... Afortunadamente y de forma contradictoria, estar volviéndose loco parecía estar ayudándolo a mantenerse cuerdo. Una vez en la ciudad, miró a ambos lados del camino en el cual se encontraba. «¿Y ahora qué?» se preguntó a sí mismo. No tenía idea qué era el séptimo elemento y tampoco por dónde empezar a buscar. "¿Señora, sabe dónde está el séptimo elemento?" no parecía ser una buena forma de comenzar su búsqueda, ¿pero por dónde comenzar entonces? No lo sabía. La llama había mencionado algo de "estar los seis juntos", ¿se referiría a las otras luces de colores? Tenía que ser. ¿Cómo las encontraría? Ah... Otra fantástica pregunta para la cual no tenía respuesta.

Sin un camino claro que seguir, no se le ocurrió nada más que intentar trepar algún edificio grande sin ser visto para  asídescansar en su tejado. Por muy grande y bulliciosa que fuese una ciudad los tejados resultaban ser siempre un lugar bastante tranquilo y apacible en donde sentarse a reflexionar sobre lo que fuese con la calidez del sol dando de lleno en su cuerpo de piedra, y si había algo que necesitaba era sentarse a reflexionar sobre todo lo que estaba ocurriendo o qué hacer ahora.

De nuevo sumida en su sueño, solo que esta vez sintió que era como un parpadeo interrumpido por el puro silencio, eso fue lo que hizo que abriera ligeramente los ojos y comenzara a observar su alrededor con gran pesar corporal y un enorme dolor de cabeza, su cuerpo estaba restaurado pero aún se sentía terriblemente agotada y mal por lo que tras ver que no estaba en su caja, si no en una improvisada cama de su tamaño intentó volverse a dormir pero no podía... Ese silencio la clamaba, estaba deseosa de saber de donde venía y al final acabó levantándose y mirando por la ventana sin reparar en que Gauche no estaba en la sala. Lo que vio la dejó más muda que cualquier hechizo de control que le pudieran lanzar. 

El faro estaba apagado, no había nada y aquello golpeó su pequeño ser, haciéndola llorar por nostalgia, por tristeza y un deseo de que aquello no fuera real. ¿Pero eran suyos esos sentimientos? Solo era una muñeca, no era persona por lo que... ¿Por qué tenía esa presión en el pecho? ¿Por qué sentía siquiera? Las palabras golpearon su mente, haciéndole abrir mucho los ojos y caer hacia atrás para ser absorbida de nuevo por una tremenda oscuridad onírica.

En ese sueño vio fuegos de variopinto color alrededor de una llama gigantesca, como si no tuviera forma se quedó estática, viendo lo que ocurría y entonces centró su atención en la llama central quien de algún modo resonó con voz en su cabeza.

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Se hizo la oscuridad pero no era un descanso placentero, su mente iba y venía, a veces abría los ojos un poco y desconcertada observaba su alrededor antes de volver a enfrascarse en el sueño que por fin terminó. Abrió los ojos y se incorporó algo confusa por lo que había vivido, pudiendo ahora sí fijarse mejor en la cama que le había hecho Gauche y en que este ahora dormía en una silla. ¿Como había llegado de la ventana a la cama de nuevo? Por pura lógica supuso que fue su amo quien no tardó en despertar cuando Tiki intentó incorporarse, haciendo ruido leve en el proceso. Se quedó viendo al ladrón, con unos ojos de expresión perdida mientras se acomodaba en ese lugar improvisado que hacía de mullida cama, escuchando lo que su amo le preguntaba y con ello negando con la cabeza.

-No amo. Señaló hacia la ventana y entonces prosiguió, explicándole en una mezcla de indiferencia y pérdida de su propio ser todo lo que había soñado, escuchado y vivido. Repitió casi cada palabra con perfección y explicó cada situación vivida, intentando ser lo más fiel posible a todo para que su amo no se enfadara, después de todo, debía conocer cada detalle de lo que le ocurría a su herramienta. ¿No? Pero algo no encajaba, a cada palabra que Tiki decía, Gauche podía notar dejes de emoción en las mismas, lo que indicaba que los hechizos de bloqueo estaban siendo corrompidos poco a poco. Al final de toda la explicación tenía sus manos sobre su vientre, justo en el ombligo donde había dicho que tuvo esa sensación de cosquilleo, pero no se atrevía a quitarse el vestido para ver nada. Otra emoción, miedo, el hecho de que no se hubiera quitado ya el vestido para que Gauche la revisara era otro mal augurio aunque... Quizá era porque no se lo había ordenado aún. 

Lo cierto es que Tea apenas si escuchó a aquel hombre pues para entonces sus oídos seguían retumbando, sin embargo pudo caer presa de la súbita debilidad gracias a que lo poco que pudo comprender de esa situación era que estaba en manos de alguien amable, por suerte, o quizás su destino habría empeorado bastante. La mayor parte del tratamiento y el viaje fueron por consecuencia trozos de tiempo y hechos apartado de la memoria de la castaña, quien a pesar de estar “dormida” no soñó con nada en particular, constantemente rodeada sin embargo por inquietud que la dejaba perderse completamente.

De forma eventual y muy a lo lejos, la chamán fue capaz de escuchar el sonido resultante de la carreta en la que iba, así como otros ruidos ambientales entre los que estaban el canto de las aves, el crujir de hojas lejanas y el viento circundando, más todavía no podía escuchar ruidos de otras personas. Si bien de tanto en tanto la Cobb abría los ojos, su único encuentro directo era un azul inmenso y situado muy por encima de donde ella estaba, poblado por nubes de algodón: el cielo mismo.

Para entonces Tea a casi había sido despojada naturalmente de toda inquietud… hasta que de nuevo la realidad dio un giro capaz de helar la sangre; alejada de todo ruido, por nimio que fuese, la Cobb tuvo que comprobar si no se habían dañado de forma permanente sus oídos solo para darse cuenta de que, o el daño era mayor del que pensó, o que de hecho estaba ante otro fenómeno increíble incluso para quien creció entre fantasmas; no conforme con ello al buscar reincorporarse así fuera a medias una visión que para ella en especial resultaba de lo más terrible invadió sus ojos: era el faro, su hogar y casi sitio único que conocía, ahora falto de “vida”, de luz…

Contemplando aquello la chica de melena castaña fue invadida por un escalofrío casi demencial, pero incluso un hecho tan apocalíptico como perder la luz guía que ella amaba y respetaba no era lo más impresionante que viviría en ese momento…

Cuando de nuevo palabras crípticas resonaron en su interior, Tea que muy bien recordaba lo que acaba de pasar con el echo buscó instintivamente al “príncipe” albino… solo para quedar ciega y paralizada, rodeada de un millón de dudas y oscuridad que parecían extenderse por un periodo de tiempo en extremo subjetivo. Ay de quienes estuvieran sufriendo lo mismo que ella, pues claramente las palabras se referían a más de uno, porque al menos en el caso de la chamán, por más que fuera destino, el sentimiento de desesperación era tal que casi hubiera preferido tener una encomienda de vida más “normal”… casi.

Por incontable vez sumida en el erebo denso, eterno a la vez que etéreo, arrastrada a la realidad de una ilusión o a la ilusoria realidad (no sabría decirlo), la Cobb se encontró ante la más que peculiar visión de seis llamas en total cuyos colores no coincidían en varios casos con lo que se podría considerar “natural”; se trataría entonces de alguna clase de magia o incluso de sellos en alguna forma que para ella resultaba desconocida… o eso pensó, pues la que era orbitada por el resto pronto tomó protagonismo. “¿Sucesores de los héroes?” no pudo evitar pensar mientras la explicación progresaba, teniendo más dudas que certezas sobre el asunto, pero al final la sola necesidad de encontrar en la capital humana aquello que era necesario se impuso como un instinto.

***

Dicho eso pasarían unos instantes hasta que la chamán pudiera comenzar a digerir mejor la cosas, saltando enseguida los dejos más analíticos de su naturaleza los cuales terminaron por apuntar a la dichosa existencia del séptimo elemento. Una teoría apócrifa cuando menos, según su aprendizaje previo, aunque…

Las palabras de Nayra eventualmente fueron recordadas como eco por Tea, siendo una especie de “conciencia adjunta” aderezada con recuerdos visuales de la cultura que la pequeña le había inculcado en el pasado. Nayra no esa Bastian, pero la chamán bien sabía y comprendía que los conocimientos de sus tutores superaban por mucho a los propios, y por ende siempre había tratado de poner atención a las clases de cada uno… además, la pequeña fantasma era un poco menos dura, así que la Cobb no tenía tantos traumas asociados con tal.

Si se trataba de una de las dichosas comunicaciones arcanas, pues, era cuestión de figurarse qué era lo que realmente quería decir la llama con aquel mensaje, lo cual sin duda podía ser difícil, pero visto lo visto ya nada le parecía imposible. De poder sacar una certeza entre todo aquello, sin duda debía ser la necesidad de encontrar a los otros con vivencias similares…y así poder unir las piezas que tuvieran cual rompecabezas.

Tras descansar en el hogar su salvador, mismo que coincidentemente estaba en el lugar de su destino, la castaña despertó bastante repuesta y hasta animada, determinada a investigar aquello que la encontró apenas salir de su encierro de casi dos décadas, pero primero lo primero…

— Lo tendré, y estaré mucho más alerta cuando camine a la intemperie — contestó sonriendo al mayor — Muchas gracias por su ayuda y por darme asilo, pero por lo mismo temo que debo negarme a lo del desayuno: ya mucho ha hecho por mí, buen señor, y no tengo forma de pagarle — la chica dijo siendo tan solemne como podía, llegando incluso a hacer pronunciada reverencia ante aquel a quien prácticamente le debía la vida, sin embargo tanta seriedad y ceremonia fue interrumpida de forma abrupta por un gruñido profundo y ruidoso, razón de vergüenza para Tea: su estómago no estaba de acuerdo en el ayuno, y lo que es más, demandaba alimento…

Helga pensaba que no iba a ser capaz de dormir por lo que había vivido, aquella visión, los rayos, todo lo que había sucedido era mucho más de lo que esperaba en un primer momento. Esa mañana simplemente era una chica que salía de viaje por el mundo con él en cierta forma fantasioso destino de alcanzar aquel laboratorio místico y hoy era uno de los héroes con esa importante misión y algo dentro de ella misma le decía que así era, que no era fantasía, que esa era su importante misión.

Estaban en la ciudad que doblemente era su objetivo, y Vanille estaba con ella. Aquellas palabras de Vanille mientras desayunaban le hizo quedarse unos momentos en silencio mirándola, sabia como era, sabía que si le decía lo que había sucedido querría ir con ella y si simplemente desaparecía la buscaría y sería mucho más peligroso.

Bueno… solo necesitaba descansar un poco. Aprecio mucho que quieras venir conmigo… pero no se… en parte el viaje también es un poco… de descubrimiento personal por así decirlo… quería salir un poco de la ciudad, necesito un poco de soledad, al menos unos días

Decía tratando que Vanille no se molestara por aquello, realmente sentía que lo mejor era dejarla atrás porque estaba segura que aquello sería realmente peligroso y no quería ponerla en peligro

Niero sonrió de forma orgullosa – No hubieras venido hasta mi si no fuera por los rumores que se hablan por las ciudades que camino. De seguro habrás oído rumores sobre que soy un salvador, un futuro elegido para salvar el mundo, o hasta un cazador de Delemental… Y bueno, la verdad es que es difuso, pero puedo detectar con cierta facilidad las razas ajenas.

El espadachín se encogió de hombros antes de mirar hacia a ti – Podrías haberlo dicho de cualquiera de las maneras y seguirías bien. No te disparé ¿Recuerdas? – y aunque si te disparó, la bala falló – No tengo mala puntería – aseguró – Si no te acerté en ese momento, fue porque tu lado humano controla al Delemental y no al revés.

Ante tu pregunta de porque tú y el sello te eligió Niero solo sonrió mirando al cielo – Solo los dioses verdaderos, saben el porqué de lo que ocurre. Si el sello te eligió, es porque debe estar contigo – y justo después el silencio llegó cuando intentó seguir hablándote

Aunque el camino fue duro, Niero estaba allí todo el camino. Protección y enseñanza era lo que te proporcionaba, pero sin duda también quería transmitirte calma y es que ni en el último momento pareció conseguirlo.

-¿Cómo sabes que los reconocerás? Hay cientos de personas en Trayerta, imagino que preguntar uno a uno está descartado. – Esperaba que tuvieras alguna idea de cómo encontrarlos pues el bien sabía que Trayerta era la ciudad más grande junto a Maxener, de todo Sansóläis. – Créeme que ni yo debería presentártela… Pero esto es un caso especial, y aunque me eche la bronca, no me dirá que no, pues esto es más importante que ser descubierta – mencionó misterioso

No obstante suspiró para quitar tensión al asunto de su amiga - ¿Y bien? ¿Algún plan para encontrar a los otros herederos?

Así pues fue como iniciaste tu búsqueda en pos de encontrar un lugar en el que te dieran información sobre cómo llegar al gremio de mercenarios, y es que si bien paseando por las calles de la ciudad, veías a gente ataviada con armaduras y armas a tu alrededor, portaban escudos tales que no parecían soldados naturales, sino que todos estuvieran a cargo de algo similar, como una guardia o como los exploradores de Ilunia.

De seguro podrías pensar que podrían ser los mercenarios, pero ni de lejos cuando recordaste que los guardias que había en la entrada de la muralla portaban el mismo blasón que los que andaban por la ciudad.

No obstante como estabas acostumbrado, fuiste a la taberna más cercana, pudiendo perfectamente haberle preguntado a cualquiera pues cuando llegaste a la primera taberna, una mujer joven, casi en el inicio de la vida adulta, te respondió sonriente o más bien incrédula – Pero hombre, el gremio está en el otro lado de la ciudad. Tienes que ir al norte desde el mercado y te lo encontrarás a mano derecha. No tiene perdida, hay un cartel en la entrada de un escudo con dos espadas atravesándolo – te dijo amablemente la tabernera antes de que te pusieras en marcha a aquel lugar.

Según avanzabas podías notar la cantidad grande de gente que poblaba aquella ciudad y que en mitad de la ciudad interactuaban los unos con los otros cambiando dichas monedas que para ti eran piedras, por cosas como comida o telas entre otras cosas varias.

Finalmente y tras atravesar todo el centro de la ciudad, llegaste a ver el símbolo de los mercenarios, y allí había tanto gente fuera como dentro. La pregunta seria ¿A quien le vas a dar la carta?

Llegando pues así de ido a aquella ciudad tu primer intento de hacer algo en pos de buscar aquel “séptimo elemento” que decía la voz de aquella llama grisácea, era tratar de escalar una casa, la cual por su construcción ruda y bien cimentada te fue difícil de escalar. Por suerte tenías cera una casa no tan firme con lugares donde apoyarte e ir subiendo poco a poco hasta el tejado.

Desde allí, si bien no podías divisarlo todo, al menos la ciudad estaba más clara por la falta de gentío a tu altura que ahora podías ver mirando hacia abajo. Las típicas construcciones de una ciudad resaltaban, chimeneas donde se encontrarían las tabernas, el sector de viviendas donde cada persona vivía. El gran y espacioso centro donde estaba el mercado, y al norte el castillo de Trayerta.

Había demasiados sitios donde poder empezar a preguntarse dónde ir ¿Pero cuál sería la forma de hallar el séptimo elemento? O mejor dicho ¿Cuál era ese dichoso séptimo elemento?

De preguntar a las personas podrías pensar que te tomaban por loco, pero que opción te quedaba – Nargu, sigue avanzando, no te rindas – Resonó otra vez linda y melodiosa la voz de Angus en tu cabeza. Aún tenías oportunidad en los barrios más pobres… y en las afueras.

Aunque no te gustara, sabias que allí había un cumulo de gente que por un puñado de monedas te dirían cualquier cosa, lo malo es que probablemente la mitad de esas personas estuvieran buscándote.

Gauche escuchó paciente e ininterrumpidamente todas y cada una de tus palabras atendiendo a todo lujo de detalles que le dabas a el cual si casi le estuvieras narrando un cuento o una breve historia. Su expresión no varió: brazos cruzados, expresión seria, ceño fruncido mirada atenta a todo tu.

Hasta que finalmente terminaste del todo y Gauche suspiró se levantó de la silla y se acercó a ti. – Arriba los brazos – te ordenó con su tono serio para que tras levantarlas, sin ningún pudor y a penas esfuerzo, tu amo levantara el vestido dejándote atascadas las alas, brazos y cabeza en él. No podías ver nada y apenas mover bien las alas.

Pudiste notar como el gran dedo de tu señor recorrió tu breve cuerpo de arriba abajo y vuelta, y también de izquierda a derecha, para luego pasar a hacer unos círculos como si estuviera siguiendo el trazo de algo. Y por supuesto, no pudo faltar el hecho de que… ¿No se aprovechó de ti?

Al contrario, pasó el dedo por una da tus piernas y luego se alejó – Ponte bien el vestido. – mencionó tranquilamente mientras iba de vuelta a la silla y para cuando pudiste verle su expresión había cambiado – No sé si fue por el veneno de esa gente y eso iba dirigido a mi o no, o si hubiera sido alguien que te inyectó algo de cerca, pero no hubo nadie cuando te encerraste en esa esfera… Y el veneno te hubiera matado, pues eres débil a él. Pero sin duda… es extraño

Gauche se mostró pensativo mirándote un rato y luego levantándose para cavilar por la habitación – El séptimo elemento… En Trayerta… Lo único que conozco que tenga que ver con esa descripción es la posada o taberna del séptimo elemento, y dicen que es un lugar asqueroso… Igual que su nombre, no existen siete elementos – suspiró entonces el ladrón mirando a un lado y hacia otro hasta volver a mirarte.

-Pero tengo ganas de resolver este asunto, y ya que estamos si veo a ese inútil trio, los destruiré por el daño que han hecho – Dijo poniéndose un tanto furioso. – Vamos Tiki – dijo palmeando su hombro con clara orden mientras iba a coger sus cosas al bolsillo.

El anciano entonces rio al ver que tu tan buena educada conducta para con él, había sido totalmente nublada con la sinceridad de tu cuerpo. – Ja ja ja. – la situación, realmente, era de risa, aunque no precisamente en las dos direcciones ¿No? No obstante no pareció ser ese el motivo por el cual el anciano te retuvo

-No tengas tanta prisa. Los jóvenes siempre la tenéis, pero luego no trae más que problemas, hazle caso a un viejo y recuerda: “Las prisas son malas consejeras” – tras un buen consejo el anciano se repuso y te señaló una silla – Anda, sienta y come – dijo amablemente mientras se movía pues hacia aquella mesa que compaginaba con la silla – Soy un mercader, más no un desalmado. Nunca me aprovecharía de una joven como tú y menos después de que salieras tan airosa de aquellas bestias.

Con paciencia propia de un hombre de su edad, el anciano fue cogiendo platos y cuencos que fue sirviendo en aquella mesa la cual ya estaban unos vasos hechos de arcilla, así como una jarra con agua limpia y pura, más una pequeña tabla de madera con un pan grueso y redondo, propio para que durase el día completo y nada más.

El anciano además trajo sendos platos con huevos recién hecho en lo que parecía ser una plancha de piedra cuya parte de abajo había unas llamas que casi al mismo tiempo hacía el efecto de chimenea. Además trajo queso, una botella de leche y cecina que estaba haciéndose.

-Anda, desayuna. Que aproveche – dijo sentándose para comer al mismo tiempo que tu cortando pan y haciéndote con un gesto si querías.

Mientras comíais poco a poco o rápido, sea cual fuere el caso, el anciano habló – ¿Y ahora donde tienes pensado ir? Nunca te he visto por Trayerta.

Al decir aquello Vanille se vino un poco a bajo, aunque no tan abajo como pudieras esperar – Ah… oh… S-supongo que sí que hice mal en querer seguirte… - Con una sonrisa se levantó y deambulo por la habitación hasta ponerse en la ventana – Soy una idiota… Debí haberlo sabido. Y solo pensé en no dejarte sola…

Un profundo suspiro fue el que soltó después y trató de recobrarse con una respiración profunda – Es igual, lo hecho, hecho está, no obstante aprovecharé… No debí haberme autoinvitado a tu viaje… Exploraré un poco Trayerta y, miraré las tiendas, las construcciones, la biblioteca, las artesanías. Tengo mucho que mirar aquí y… Luego volveré a Maxener. No te preocupes. Además tengo algo de dinero por si necesito quedarme un día más, y los rayos destruyeron a los monstruos así que estaré bien

Intentó más calmarte a ti en lugar de que tuvieras que preocuparte por ella, solucionándolo todo incluso antes de que pudieras preguntarte si tendría problemas en volver – No te obligaré a retrasar tu viaje por mi culpa – Y no obstante, no estaba molesta, pues mostraba una sonrisa bastante amplia. – Y se además a donde quiero ir primero. Escuché muchas veces a nuestra gente decir que las frutas de aquí son muy buenas y jugosas, así que voy a por unas cuantas de desayuno. Si quieres puedes venir – Sonrió en ese momento de forma más sincera – Pero sino, espero verte antes de irme, o irte tu… No sé – y dicho eso se fue por la puerta de la habitación.

¿Realmente se lo había tomado tan bien? Quizás simplemente lo hizo por ser tu amiga y entender que preferías hacerlo sola. Como fuera, ahora tenías en mente que Vanille estaba allí podría ser mal o bien, pero al mismo tiempo tenías tu investigación, y por otro lado el misterio del séptimo elemento… Las cosas se acumulaban pero… ¿Qué hacer primero?

Ella en cambio reaccionó sonrojándose en vez de reír, pues resultaba vergonzoso haber sido contrapunteada por su propio cuerpo apenas después de haber querido mostrar esa sobriedad típica de alguien con madurez y responsabilidad. Fuera de sus personales metas, lo cierto es que Tea todavía era joven, al fin y al cabo, por no decir lo bastante inocente como para terminar creando escenas similares a la ya vista, por lo que al final tuvo que aceptar la invitación de su salvador ya que insistir más sería solo demostración de mala educación o de desconfianza profunda…

— E-está bien pues, gracias — para colmo el que el mayor hablara dando consejos fue un total golpe de nostalgia al recordarle a sus tutores, y luego de haber tenido aquella especie de visión o sueño apocalíptico, las preocupaciones sobre la situación de los niños espíritu la invadieron. De cualquier forma atendiendo a la amabilidad del hombre la Cobb tomó asiento lo más compuesta que podía en su exterior, limitando de momento sus inquietudes al interior donde estaba mucho más agitada de lo que parecía; siguiendo con sus brillantes y grandes ojos al mentado mercader, cuando este refirió una de las posibles causas de la negativa inicial la castaña tuvo que negar repetidas veces con la cabeza.

— N-no es por eso, lo que pasa es que consideré que hacerle preocuparse por mi más de lo que había hecho ya, sería demasiado egoísta de mi parte, verá, yo partí en un viaje y se supone que no debería andar causando problemas… — la chamán suspiró hondamente — necesito ser capaz de  sobrevivir sola tan pronto como sea posible — murmurando luego a pesar de haber sobrevivido a los echoes.

Conforme se le fue presentando la comida, el estómago de Tea rugió algunas veces más pero a dicha reacción se añadió una sonrisa esperanzada que iluminaba el rostro de la Cobb; la comida en si era bastante normal, pero olía deliciosa y especialmente luego tanto gasto energético el cuerpo de la joven demandaba ya no solo descanso, sino una manera contundente de reponer lo que había gastado. El benevolente extraño no necesitó indicarle dos veces a la chamán que podía comer, pues apenas lo hizo una vez, Tea se abalanzó sobre el plato literalmente devorando todo como quien ha pasado días en ayuno.

La amabilidad ajena y la sensación de plenitud causada por comer, se conjugaron con la inestabilidad emocional que en ese momento la viajera sufría por las preocupaciones antes dichas, causando que, súbitamente, Tea comenzara a llorar cual cría…

— N-no lo sé… — dijo con la voz entrecortada — d-debo encontrar a ciertas personas en cierto lugar… p-pero pasó algo y ahora no puedo pensar bien — confesó empezando a hincharse a causa de las lágrimas, mismas que también iban haciendo que su jovial rostro se pusiera más colorado de lo habitual; más que nunca en ese momento sus ojos eran pozos, espejos de un alma en pena y confusión, pero quizás sería hasta gracioso el hecho de que ni así la Cobb dejaba de comer…

Anya se veía pensativa, aunque algo en lo que dijo Niero le resultó algo... equivocado. Su "lado humano" controla a su lado Delemental... ¿Y cuando sea al revés?¿De verdad se puede considerar que un "lado" controla al otro? Podía transformarse en un monstruo ante cualquier descuido. Pero seguiría siendo ella. Una versión violenta y terrible, pero ella.

- Sí, supongo... Pero yo no podía saber que usted notaría mi raza. Y los Delemental no gozan precisamente de buena fama, con razón. Sin contar que usted acostumbra a ir por el mundo matando Delemental. -enumera, levantando un dedo con cada frase- No, no sonaba muy sensato en mi cabeza. -concluye- Pero sí, ahora sé que el riesgo me hubiese salido bien.

Ante su última frase, solo asiente hasta que no oírle la hace fruncir el ceño...

Anya nota que Niero trata de tranquilizarla, aunque eso sin duda la sorprende un poco. No es muy dada a mostrar las emociones, tratando de mantenerse siempre en un estado de calma, cosa que consigue con notable efectividad. Pero sí, su fuero interno está revolucionado, y aún con la incapacidad de Niero para detener ese torrente, ella agradece que lo intente.

Su pregunta hace que quede mirando un instante al pan, y menciona:

- Tengo cierta fe en que no haga falta esforzarnos para encontrarnos, que de alguna forma sepamos dónde estamos o quienes somos al estar cerca. -tras eso, alza la mirada y especifica- Pero como sé que una apuesta a ciegas no es la mejor de las ideas, mis planes son cosas de perfil un poco más alto... Moverme por las tabernas y dejar alguna clase de mensaje en ellas para que lo sigan... O en el peor de los casos podría gritarlo a los cuatro vientos, que así seguro que vienen aunque sea a darme con un palo. -concluye, con gesto tranquilo, aunque mirando a Niero.

¿Es eso una broma? Cuesta discernirlo.

En cualquier caso, al no tener ningún tipo de conexión con la ciudad, los planes que puede plantear no son los mejores, pero al menos el dejar un mensaje cifrado puede atraer a alguno de los herederos, con suerte.