Libro de Anya

Capitulo 2: La llama de la vida

Al amanecer en la mañana, no podías creer que estuvieras durmiendo en una cama tan comoda como lo notaste en la noche pasada, no obstante el sol entró por la ventana acariciando tu piel dandote así los buenos días en una nueva mañana. Lejos de allí, los animales callejeros empezaban a corretear, así como los pajarillos a cantar, y si dejaste la ventana abierta, el viento entrar para hacerte sentir la brisa de un nuevo día.

No sabias que hora era exactamente, pero si mirabas a través de la ventana, el sol estaba a medio salir allí por el horizonte. El día anterior os entregasteis al máximo tanto que vuestro cansancio os llevó a un sueño profundo, y por eso madrugar se tornaba dificil...

Tardaras lo que tardaras en prepararte, unos golpes sonaron en la puerta antes de oirse la voz de Niero tras ella - Anya. Voy a bajar a desayunar a la taberna. Debemos coger fuerzas antes de salir... En los caminos hay muchos peligros. - Advirtiendote así como para avisarte, empezó entonces a alejarse de la habitación a su ritmo.

Si bajaras hacia la taberna poco a poco todos los demás irían bajando... o no. Naysse no obstante estaba allí cocinando y empezando a servir desayunos, siendo que Niero fue de los primeros en pedir.

Libro de Helga

Capitulo 2: El inicio del saber

Al amanecer en la mañana, no podías creer que estuvieras durmiendo en una cama tan comoda como lo notaste en la noche pasada, no obstante el sol entró por la ventana acariciando tu piel dandote así los buenos días en una nueva mañana. Lejos de allí, los animales callejeros empezaban a corretear, así como los pajarillos a cantar, y si dejaste la ventana abierta, el viento entrar para hacerte sentir la brisa de un nuevo día.

No sabias que hora era exactamente, pero si mirabas a través de la ventana, el sol estaba a medio salir allí por el horizonte. El día anterior os entregasteis al máximo tanto que vuestro cansancio os llevó a un sueño profundo, y por eso madrugar se tornaba dificil...

Tardaras lo que tardaras en prepararte, recordarías algo muy importante: Hay que hablar con el rey... Aunque era de buena mañana y había que desayunar. La taberna de Naysse por suerte estaba bajando hacia la taberna, no obstantes deberías ver que era mejor priorizar.

Vaporum por su lado nada más le activaras se pondría activo correteando por la habitación para empezar a "calentar" su movilidad y esperarte para seguirte. No como por fuera en donde ya empezabas a escuchar movimiento...

Pero si que había una pregunta que quizás te incomodaría en tu mente en esa buena mañana ¿Sería bueno realmente que viniera la princesa? Por mucho que Naysse dijera lo contrario, tu confianza ferrea en el principe podía poder hacerte dudar.

Si optabas por bajar a la taberna de Naysse, verias que estaba ella cocinando y Niero empezando a desayunar. Sin embargo, si optabas por ir directa al castillo, verias que, además de que el recepcionista, marido de Naysse, se despedía de ti, y además que las calles parecían empezar a nacer, con poca población, y caminos un tanto libres para ir en dirección al castillo.

Libro de Senca

Capitulo 2: Una dualidad propia

Al amanecer en la mañana, no podías creer que estuvieras durmiendo en una cama tan comoda como lo notaste en la noche pasada, no obstante el sol entró por la ventana acariciando tu piel dandote así los buenos días en una nueva mañana. Lejos de allí, los animales callejeros empezaban a corretear, así como los pajarillos a cantar, y si dejaste la ventana abierta, el viento entrar para hacerte sentir la brisa de un nuevo día.

No sabias que hora era exactamente, pero si mirabas a través de la ventana, el sol estaba a medio salir allí por el horizonte. El día anterior os entregasteis al máximo tanto que vuestro cansancio os llevó a un sueño profundo, y por eso madrugar se tornaba dificil...

Tardaras lo que tardaras en prepararte, tu descanso había sido tal que estabas con fuerzas casi por completo renovadas.

¿Cuanto tiempo hacía que no dormías en una cama mullida y caliente bajo el amparo de algo que casi podrías denorminar hogar? ¿Hace cuanto tiempo que no comías comida casera y caliente que te renovara las energías y te hiciera sentir extraños sentimientos de afecto hacia ti?

¿Hace cuanto que no tenías a alguien a quien llamar compañero a tu lado?

Aquella chica venida de la torre, podría ser la primera compañera que veias en muchisimo tiempo... Si es que quedaban recuerdos de ellos. ¿Pero como sería trabajar todos juntos? ¿Serías capaz de protegerla o volvería a ocurrir como aquella vez?

Justo entonces volviste aquella sensación de vacio en tu estomago, que al comer ligabas con que se trataba de hambre. ¿Pero cuanto habría que esperar hasta salir hacia las ruinas?

Si ibas a bajar a la taberna de Naysse, verias que estaba ella cocinando y Niero empezando a desayunar.

Libro de Tea

Capitulo 2: La lengua Arcana

Al amanecer en la mañana, no podías creer que estuvieras durmiendo en una cama tan comoda como lo notaste en la noche pasada, no obstante el sol entró por la ventana acariciando tu piel dandote así los buenos días en una nueva mañana. Lejos de allí, los animales callejeros empezaban a corretear, así como los pajarillos a cantar, y si dejaste la ventana abierta, el viento entrar para hacerte sentir la brisa de un nuevo día.

No sabias que hora era exactamente, pero si mirabas a través de la ventana, el sol estaba a medio salir allí por el horizonte. El día anterior os entregasteis al máximo tanto que vuestro cansancio os llevó a un sueño profundo, y por eso madrugar se tornaba dificil...

Tardaras lo que tardaras en prepararte, Naysse llamó a la puerta - Pequeña, voy a entrar - Dijo Naysse entrando poco a poco en tu habitación viendo que estuvieras visible y decente. - Pensé que sería mejor enseñarte esto ahora que ya estarías más descansada - Mencionó la tabernera mientras cerraba la puerta tras de si. - Una forma en la que podrás contactarme siempre que lo necesites, tanto como maestra, como una ayuda en vuestro viaje - Dicho eso se acercó a ti con una nota de papel en el que había dos simbolos dibujados: un simbolo de sello no elemental y un simbolo de sello de viento.

-Combina ambos simbolos - invocó a ambos juntandolos en uno y al tener el resultado, lo agarró con ambas manos y se lo llevó a la boca cubriendola también. Sus palabras siguientes que dijo en el interior de sus palmas, se volvieron sordas y cuando se apartó las palmas, sopló diciendo un nombre: - Tea - acto seguido el aire a vuestro alrededor empezó a bailar hasta que llegó a tus oidos unas palabras - Di tu mensaje y a continuación recita el nombre en una aliento soplado al mensaje - Las palabras de Naysse en sus palmas llegaron hasta tus oidos.

-No es complicado ¿Verdad? - sonriendote esperó a ver tu reacción - Espero que te sirva y espero poder ayudarte en muchas ocasiones - sonrió antes de acercarse a ti y acariciarte la cabeza. - Voy a empezar a hacer el desayuno. Ve bajando cuando puedas. Aún queda tiempo hasta que Helga hable con el rey, así que no hay prisa.  - Dicho eso, lentamente los pasos de Naysse se alejaron bajando por las escaleras hacia donde creias que iba, la taberna.

Probablemente tu segunda vez durmiendo fuera de tu antiguo hogar. Pero al mismo tiempo tu segunda vez con multiples experiencias que te hacían sentirte mejor contigo misma. Además, al final lograste manipular el poder de Helios para ti misma. ¿Que podría salir mal?

Si ibas a bajar a la taberna de Naysse, verias que estaba ella cocinando y Niero empezando a desayunar.

Libro de Tiki

Capitulo 2: La lengua Arcana

Al amanecer en la mañana, no podías creer que estuvieras durmiendo en una cama tan comoda como lo notaste en la noche pasada, no obstante el sol entró por la ventana acariciando tu piel dandote así los buenos días en una nueva mañana. Lejos de allí, los animales callejeros empezaban a corretear, así como los pajarillos a cantar, y si dejaste la ventana abierta, el viento entrar para hacerte sentir la brisa de un nuevo día.

No sabias que hora era exactamente, pero si mirabas a través de la ventana, el sol estaba a medio salir allí por el horizonte. El día anterior os entregasteis al máximo tanto que vuestro cansancio os llevó a un sueño profundo, y por eso madrugar se tornaba dificil...

Incluso para ti, dormiste de la manera en la que nunca antes habías podido pensar.

Gauche se despertó y con ello te despertó a ti - Despierta... va... - Dijo con pereza antes de levantarse el del todo de la cama y empezar a prepararse. - Tengo hambre... puff... Haz que la tabernera nos prepare algo de desayunar, e intenta que por el tema del sello nos lo prepare gratis. Igual podemos aprovecharnos de ello - con cierta picardía sonrió.

-Yo ahora bajo, voy a ir lentamente despues de ir al baño. - te informó para que no preguntaras siquiera. - Y que sea un desayuno rico - tras eso te dejó a ti marchar.

Si ibas a bajar a la taberna de Naysse, verias que estaba ella cocinando y Niero empezando a desayunar.

Helga se quedó dormida enseguida, mientras se acostaba intentaba pensar en posibles aplicaciones de su poder a parte de las evidentes

Si consigo dominarlo, creo que podría dar energía a muchos golems, sería sin duda muy útil e interesante para nuestra misión y para cuando la terminemos, si porque…

Fue un sueño profundo y reparador, aunque por la mañana se despertó con ciertas dificultades y tarde, porque ella siempre madrugaba y esa mañana era bastante tarde para ella. Siempre le gustaba ver como se movía Vaporum y se activaba, era una pequeña rutina que le gustaba, le transmitía cierto sentimiento de continuidad que le gustaba.

Bueno, Vamporum, tenemos muchas cosas que hacer hoy hay que ir al castillo, a ver que pasa, con la familia real… bueno, pero primero hay que desayunar y ver a los demás, quiero que no haya problemas.

Con tranquilidad Helga baja tras lavarse la cara hacia la taberna, notaba el aroma del desayuno y eso hacía que rugieran aún más las tripas. Al ver a Nayse dice:

Buenos días… las camas son realmente cómodas, y huele muy bien, ¿Qué tenemos para desayunar?

Mientras se sentaba dice:

¿Soy la primera?

Aquel día estuvo lleno de revelaciones, sorpresas y reuniones que parecían sacadas de uno de esos libros de fantasía que acostumbraba leer, eso claro sin contar el importante paso que junto al resto de sus compañeros de destino dio hacia un mejor entendimiento de lo que había en su interior, lo que marcaba su esencia.

No haría falta decir que tras la intensiva práctica Tea acabó más exhausta de lo que había terminado nunca, sin embargo al tiempo expectante y se podría decir que hasta contenta pese a los riesgos inherentes del viaje que tenía por delante. Al llegar a la habitación designada para ella, pues, la Cobb simplemente cayó desmayada sobre la cama, gorro incluido, apenas se sacó las botas; si bien no estaba en el lecho que conocía desde siempre, tal como pasara cuando la cuidó el viejo mercader Tea durmió sintiéndose entre nubes…

Ya estaba amaneciendo cuando un sobresalto aleatorio la llevó a abrir los ojos y a contemplar el lugar por unos instantes de manera confusa; más pronto que tarde las memorias del día anterior le volvieron y así Tea se dio un par de golpes en las mejillas con las palmas de sus manos para poder despertar del todo. Aun no se acostumbraba a levantarse sin las exigencias de Bastian o el cariño de Nayra…

Tal como los ya mentados golpes, lo siguiente que hizo la Cobb fue lavarse la cara para así refrescarse, poder reaccionar mejor y de paso sacarse un poco de olor a cama. Acomodó las ropas que no se había quitado en toda la noche, luego su gorro que volvió a colocarse sobre la cabeza y finalmente comenzó a ponerse las botas. En ello estaba cuando escuchó a Naysse llamar desde afuera — Vale — por lo que contestó sorprendida pero sin pensarlo mucho, después de todo seguía queriendo hablar con ella desde el día anterior, previo a que todo el asunto de los sellos y la explicación grupal tuvieran lugar.

*****

Tras la breve pero ilustrativa charla con la mayor, bastante emocionada la castaña bajó a la taberna atraída por la promesa de comida que para ese momento ya necesitaba, así como curiosa por lo que les depararía un día que pintaba tan importante en sus caminos. Según se acercaba al área donde estuvieron el día anterior, Tea logró ver a Helga, la Uromaki, que estaba sentada ya, así como al maestro de Anya que al parecer se había adelantado a comer.

— Buenos días — extendió para todos los allí presentes según dictaban sus modales; si tenía suerte llegaría para escuchar la respuesta de la pelirroja hacia la pregunta de Helga. — ¿Qué tal durmieron? — no obstante también aprovechó para buscar un poco de plática.

*****

— Genial, pasa, pasa — ella se quedó sentada en la cama un momento, pero apenas entrara la chamán, Tea se pondría de pie y haría una pequeña reverencia, pues independientemente de todo la seguía considerando una especie de maestra.

Atenta fue testigo de aquel proceso que hasta el momento ignoraba pero que, tal como opinó Naysse, realmente no se antojaba tan complicado y menos teniendo en cuenta lo que había estado practicando el día anterior. Eso sí, por la novedad del despliegue y la soltura con que lo llevó a cabo la colorada, la menor no pudo evitar que se le iluminara la vista.

Al recibir las palabras de su similar Tea se estremeció y sonrió de forma casi hasta tierna — Muchas gracias, lo practicaré y no dudes que lo utilizaré, maestra — la Cobb hizo una reverencia sutil — ya en un momento bajó — luego tras quedarse de nuevo sola se dedicó a dar unos últimos retoques a su aspecto para acto seguido bajar a la taberna…

*****

Nargu había dormido bien, la noche anterior había caído exhausto tras horas de entrenamiento con aquel nuevo y aún a sus ojos extraño poder, al cual pese a todo le temía luego de haber visto de lo que era capaz. Aún así, lo que más lo desconcertaba sin lugar a duda eran las apariciones de quien alguna vez había sido su mejor amiga y quien al parecer incluso ahora... ¿lo era? Más de medio siglo intentando enterrar en lo más profundo de su alma recuerdos dolorosos echados a la basura en un abrir y cerrar de ojos, al igual que su familia. ¿Esa era la bondad de Icycla? ¿Su agradecimiento tras tanto años de dedicación? Los rocosos dientes de Nargu chirriaron con fuerza mientras su mandíbula apretaba, aunque tiempo después la relajó y dejó salir un suspiro. Angus... Con todo lo que ahora sabía había llegado a la conclusión de que era más probable que se tratase de algo de algún modo real y no de una señal de que había comenzado a perder la cordura después de tantos años. El beso de la mimalí, por su parte, lo había dejado de piedra, tanto en el sentido literal como en el metafórico. Nunca había concebido la idea de romance en su vida, y aunque su relación con la pequeña voladora había sido muy afectuosa y cercana nunca se había tratado de nada así, quizás debido a la inmaduro que era aún en aquel entonces. Su mirada bajó al suelo. No solía preguntarse ese tipo de cosas, pero ¿cómo reaccionaría si algo así sucediese realmente, y no sólo en su mente? Nada. Probablemente no habría ninguna reacción por su parte, algo que si se detenía a pensar friamente podía ser algo triste. Su mirada se desplazó hasta la ventana, a través de la cual miró fijamente al sol durante unos instantes, desafiando su inexpugnable luz cegadora pero cálida a la vez. Últimamente, con tantos recuerdos de su juventud volviendo se súbito a su mente, había comenzado a preguntarse en cómo habría sido su vida si las cosas hubiesen sido mejor en el orfanato, si su padre no hubiese cesado de existir, si su madre no lo hubiera abandonado o si tan sólo Angus no hubiese muerto. «Angus...» No tenía forma de saber si lo que acababa de ver era realmente Angus, su alma, espíritu o a saber, pero si ella siguiera viva las cosas definitivamente habrían sido distintas. ¿Y si era cierto lo que esta Angus decía? ¿Y si al final podían reencontrarse?

Las palabras de su sobrina lo sacaron de aquellos pensamientos.

—Buenos días. ¿Qué siguen vivos? —inquirió Nargu con su grave voz antes de dejar que una breve pausa se apropiase del ambiente—. ¿Cómo? Si sobrevivieron al derrumbe entonces tienen que haberse quedado enterrados allí, pero con todo el tiempo que ha pasado ya deben haber m—los rugidos de sus estómagos interrumpieron sus palabras al unísono—. Sí, vamos a desayunar, luego explícame qué es lo que soñaste exactamente, Nemea.

Muerte se apareció junto a Nemea en la parte principal de la taberna, como de costumbre con su máscara puesta, la cual incluso llevaba al dormir.

—Buenos días —saludó quedamente a Naysse y Niero así como a Helga y Tea, ambas al parecer recién despiertas. Muerte no estaba acostumbrado a las conversaciones, al menos no a ese tipo de conversaciones casuales en las que se iba saltando de un tema a otro con soltura y fluidez sin ningún tipo de preocupación y simplemente disfrutando de la plática.

Desnuda, con su ropa bien doblada aparte... Ese es un lujo que uno no se puede tomar en los caminos. No solo el increíble cansancio que sentía después del intenso entrenamiento extrayendo un poder y controlándolo, entrenamiento útil a la par para su condición de nacimiento como para la recién adquirida, sino el cansancio mental y el haber lidiado con algunas emociones, cosa a la que ya está poco acostumbrada, todo eso hizo que la joven solo aguantase debido a su estricta forma de pensar. Por ello dobló cuidadosamente la ropa sobre la cama, dejándola apartada a un lado... Tras lo que prácticamente se quedó inconsciente en la cama.

Sus sueños estuvieron plagados de dioses y demonios, de situaciones indescriptibles de fantasía, aunque estas terminaron por escurrirse entre sus dedos con los primeros rayos de luz. Está aún parpadeando perezosamente y mirando al techo cuando unos golpes hacen que se enderece, mirando a la puerta con cierta tensión acostumbrada, aunque tras escuchar la voz de Niero se desvanece de golpe al tiempo que piensa Ven aquí y entréname un poco más duro... Permitiéndose componerse una pequeña sonrisa divertida mientras se vuelve a derrumbar en la cama, disfrutando de la auto-broma picante. Tras unos momentos más, se estira como una gata para sacudirse la pereza y se levanta, comenzando a vestirse con eficiencia, armándose también antes de bajar con su gesto calmado de siempre.

- Buenos días. -saluda a todos- Estas camas son horrorosas... -comenta, lanzando una mirada de reojo a Naysse para ver cómo reacciona- ...porque podría acostumbrarme. -concluye, habiendo dormido más cómoda que en mucho tiempo, pero en efecto cree que la comodidad le sentaría mal.

Es un cierto tipo de halago con algo de verdad: las camas son excelentes, pero no son para ella. Ya no, al menos.

Se despertó extrañada por la comodidad que sentía, de hecho, Gauche por primera vez la había visto dormir ligeramente acurrucada cosa que... Jamás había hecho. Miró a los lados, confundida y se topó con la enorme cara de Gauche en frente suya, despertándola con un movimiento leve de dedo sobre su cuerpo antes de levantarse del todo y comenzar a comentar lo que quería. Se puso a volar y miró hacia abajo, hacia la cama antes de volver la mirada a su dueño. - He... Dormido bien. No sabía por qué lo decía, tampoco si era correcto haberlo hecho, pero su cuerpo... se sentía diferente, igual que su mente aunque lo achacó al trabajo del día anterior con su poder de curación, a lo mejor es que tenía algún mal del cual como herramienta no se había dado cuenta. 

Pronto entendió que Gauche buscaba su personalidad risueña como de costumbre para esas cosas y sonrió dando pequeños botes en el aire. - ¡Algo muy muy rico, entendido Gau! Le dio un besito y se marchó al baño rápido, para asearse en muy pocos minutos como siempre hacía de manera automática y frenética para poder atender cuanto antes a su dueño y entonces bajó mientras aún tenía el pelo suelto.

Apareció revoloteando con dos cintas en su boca y el pelo suelto, saludó contenta a los presentes y se sentó en una de las mesas a lo indio, dejando entrever parte de su ropa interior con el gesto y colocando las cintas sobre sus muslos mientras comenzaba a hacerse las separaciones para las coletas. - ¡Buenísimos días! Huele muy muy rico.¿Es para nosotros? Gau Gau me ha dicho que pida algo que esté riquíisimo. Puso una de las cintas de nuevo en su boca por unos segundos para tenerla más a mano cuando se hizo el primer moñete.  Miró hacia la cocina con medio cabello suelto y medio en moñete, sonriente. - ¡Aunque si es como ayer estará buenísimo seguro! Hizo lo mismo por fin con su otro lado del pelo y cuando tuvo los dos moñetes hechos miró a los que eran. 

-Unooo, dooos... tres... cuatro... ¡Falta uno! Que bien, no soy la última. Rió un poco, mirando a ver si a su alrededor había algún cliente que no fueran solo ellos.

Desperté completamente descansado, no era una sensación nueva, aunque prácticamente parecía desconocida. No había dolor ni estaba en la rama de un árbol, era como la torre, aunque esta vez solo había recibido una marca, y parecía saber para que sirve al contrario que el resto. Las pesadillas que hacían las noches más largas apenas eran un problema, si no fuera por aquellos recuerdos no estaría aquí ahora.

Había pensado en Tea, algo curioso, ¿de verdad era como aquel ciego?, al menos sabía su nombre, la pequeña chamana sabía tantas cosas que parecía ser ella la que me protegía a mí, quizá si fuera como aquel ciego. Me puse la ropa guardando las marcas como hacía siempre, mirandolas por primera vez en el día por si los dioses me hubieran dado la virtud de entender algo. Aunque como siempre, no era así.

Al no saber que depararía el día, hice mis rezos directamente, sentado, con la espada en las piernas esperando que el dios del día no me negara sus poderes si hicieran falta. Aunque también tenía a Icycla como diosa del sello los seres de aquel mundo, al parecer el espiritual, me habían encomendado destinar cada día a un dios para mantener las esencias del collar. ¿les vería cuando llegaramos a ese lugar?, quizá solo me hiciera ilusiones y aquel sitio fuera igual de real que la cama donde había dormido.

Una vez completado todo, fui a la taberna donde todos estaban acabando de desayunar, Buenos días, la cama era muy cómoda, Dije antes de ver la mesa.  ¿de verdad hay un plato para mí?, Gracias. Dije haciendo una extraña reverencia, muy forzada y poco elegante, subiendo y bajando varias veces, al no saber el protocolo real solo copiaba lo que había visto. Antes de que acabara de cocinar, busqué varios platos y los dispuse en la mesa, uno para cada uno, quizá fuera útil y así pudiera agradecer su hospitalidad.

-Eso espero, que lo uses cuando más falta te haga. Y recuerda que siempre puedes usarlo con otra gente diciendo su nombre al dar el aliento para enviarlo, tan solo procura hacer que sea creible la mentira que cuentes para justificar dicho hechizo. Aunque eres lista, seguro que podrás hacerlo bien. Eventualmente, te iré enviando mensajes sobre lo que me entere, o de hechizos que puedas realizar. - Con una sonrisa y ya puesta sobre aviso, la tabernera comenzó a ir hacia la taberna.

-No lo sé... Simplemente lo sé. En el sueño vi como salía de entre los escombros protegida por una barrera. Después de eso vi recuerdos bellos con cada uno de ellos... - Negó con calma - No sé interpretar sueños, pero quiero creer que están vivos - Con una voluntad que no podrías definir, Nemea terminó de explicarte aquello. Para bien o para mal, podría ser cierto o falso, y en ambos casos debías estar preparado.

Al escuchar tu primera respuesta, se detuvo por un segundo y luego te miró, con cara serie y centrandose en tus ojos - ¿Quien te ha preguntado? - De forma fria, te hizo saber que lo que dijiste estaba mal, pues estaba fuera de las cosas que el te habló y pareció simplemente ignorarlo. Salvo quizás por la sensación que ya conocías como anticipación, de que igual se venía un castigo por hablar de algo que no incumbía a la conversación.

No obstante cuando estabas a punto de irte y el se levantaba habló una última vez - Por cierto - deteniendote en seco - Me alegra que estés descansada. - dijo con un tono algo melancolico, dando la vuelta a como parecí haber reaccionado en un principio - Va, fuera - pero volviendo al tono firme y frio te obligó a irte.

Eventualmente, cada uno fuisteis bajando por vez, siendo que Helga llegó la primera, seguida de Tea a quien a su vez le seguiría un serio Muerte. Anya fue la siguiente en llegar, aunque por poco ya que la pequeña Mimali se hizo notar al poco. Senca fue el último en llegar y ante tantas preguntas y casi todas de la misma indole, Naysse asomó su cabeza sonriendo con superioridad - Pues claro que las camas son comodas ¿Que os esperabais? En esta taberna y posada se trata a la clientela como si fueran miembros de una familia. "Comida caliente y un lecho confortable. Como en casa en ninguna parte." Ese es nuestro lema - ... Puede que un tanto más orgullosa de lo normal. - Y atrevete a decir eso Anya mientras te veo tumbarte en una cama, seguro que no eres capaz.

-De todas formas poneos comodos ahora. El desayuno está por salir, y si, hay un plato para cada uno... El ladrón también - Obviamente esa frase iba dirigida para la Mimali - Aunque no espereis un manjar digno de reyes. Es comida casera, tipica de desayuno de una taberna de los barrios bajos - literalmente... la comida del lugar donde estabais. - Así que si, será rica. - aunque sin dar explicación se atribuyó el merito. Justo antes de que la Mimali reconociera lo sabroso de los platos del día anterior - Vaya... Gracias pequeña, aunque eso no hara que tengais ración doble ninguno - dijo de forma clara por si en lugar de un cumplido se trataba de un peloteo, y obviamente dejandooslo claro a todos.

Eventualmente todos ibais formando un coro bastante curioso, siendo que Nemea se sentó junto a su tio así como Niero le dió indicaciones a su discipula de que se sentara cerca si quería. En poco bajó Gauche siendo el que más se retrasó, justo cuando Naysse empezó a servir los desayunos.

El desayuno era enormemente fuerte, siendo que sirvió para cada uno un plato con carne de Rawlof* bien hecha y huevos estrellados. Además os sirvió una bebida a cada una que parecía más bien agua teñida.

En el centro dejó otro plato el cual contenía unas cuantas hogazas de pan, más o menos una para cada uno, y queso.

-Que os aproveche a todos. Teneis que ganar fuerzas para hoy. - poco le tiempo le faltó para mirar a Helga tras decir eso - Sobre todo tu Helga, que te toca ir a hablar con el rey sobre quien te acompañará. No te olvides decirle que llevarás un equipo contigo. Así no se extrañará nadie - dijo finalmente guiñandole el ojo.

-En cuanto a los demás, más os vale prepararos mientras Helga habla con el rey. Las ruinas de Trayerta están a unos días a pie. Llegareis más rápido con carro pero... No sé si podeis permitiroslo - obviamente había que ser responsable y pensar primero en los recursos antes que el transporte, pero Naysse ya os cedió las riendas a vosotros, siendo que tendriais que organizarlo todo entre vosotros...

Pero la ciudad se mueve al mismo tiempo que nuestros heroes... Igual que el mundo**

Mientras esperaba a que estuviera listo el desayuno fue viendo al resto que llegaron no mucho después, desde su silenciosa contraparte elemental hasta la animada Mimali quien con sus ánimos parecía iluminar más la mañana a diferencia del día anterior, que se mostró más bien abstraída; Tea pasó también su atención por la siempre seria Anya y obviamente sobre el Kazivara, quien en un inesperado gesto incluso se dedicó a ayudar simbólicamente a Naysse.

Según llegaban los fue saludando, pero dado que no había muchos asuntos qué tratar por el momento, más allá de eso la Cobb optaría por dedicar la última parte de la espera a practicar mentalmente lo que había aprendido minutos antes y a pensar sobre todo lo que se les dijo antes de que fueran a dormir… al menos hasta que la tabernera agregó algo de vidilla al ambiente.

— Debe ser un lugar muy famoso entonces ¿no? si hay tan buen servicio… — así pues respecto a las primeras afirmaciones comentó, siendo que sus palabras iban movidas mayormente por la curiosidad debido a que no había visto a otras personas allí a diferencia de la taberna donde estuvieron antes, pero por obvias razones esta se le hacía mucho más acogedora y entrañable. En cualquier caso la expresión de la Cobb cambió de una expectante a efusiva mueca de ilusión cuando el atractivo desayuno le fue servido… ¿cómo podía decir la pelirroja que era algo típico?

Bueno, si, quizás era algo normal para la gente que viviera en el exterior y frecuentara ese tipo de lugares, pero para la castaña, acostumbrada solo a la comida del faro, tanto el olor como la contundencia que prometía el desayuno eran algo novedoso. Su tutora la tendría que perdonar si estuviera presente pues Tea casi nunca contradijo sus indicaciones, más lo cierto era que los intentos de aquella por hacerla comer de manera muy sana, muchas veces llenándola solo a base de verduras cocidas, terminaron por crear en la Cobb un antojo malsano por los sabores intensos que no tardó en hacer acto de presencia allí. Ya en casa de Maurice lo había probado solo en parte, aunque disminuida su obsesión por la fuerza de los instintos que la empujaron solo a buscar llenarse…

— Bueh ehdá tedicioho… (pues está delicioso…) — no tardó en decir, dado que al no poder agregar mucho de momento a la tarea de Helga, como animalillo a punto de la inanición Tea no vio otro camino que lanzarse a comer con todo el ímpetu del que pudo echar mano, lágrimas de satisfacción incluidas. Y pensar que antes tendría que haberse escabullido de la mirada de su tutora para comer algo así…

Mientras saboreaba y sollozaba, la explosión de ingredientes en sus papilas gustativas fue llevándola a tomar especial interés en la carne, aquella que cocinada al punto exacto le recordó con su esencia al sabor terroso que debería tener un bosque robusto o quizás una pradera floreciendo, evocando al mismo tiempo la fuerza e imponencia de la criatura que había servido como fuente de dicho alimento… eso en teoría, claro, pues ella nunca había andado por ahí, pero en sus incontables horas antes los libros tuvo mucha oportunidad para fantasear sobre cómo serían esas cosas…

Por suerte mientras la castaña se encontraba a medio viaje culinario las últimas palabras de Naysse resonaron como a lo lejos, provocando en consecuencia que Tea volviera a la realidad — Coff, coff… — intentó no atragantarse pese a que acababa de llevarse un trozo de pan a la boca — Eso me recuerda… ¿sabes si hay una tienda donde pueda conseguir frascos aquí cerca? — apenas pudo hablar preguntó, siendo que en su caso las dichosas preparaciones apuntaban hacia un par de cosas específicas, y una de ellas precisaba de los objetos que mencionó.