Partida Rol por web

Han pasado dos años...

Dos largos años. Tras arrancar de los labios del vampiro Strahd la promesa de una tregua, la evacuación de los refugiados acampados en el patio del castillo fue lenta y torpe. Aún así, ninguno de los acólitos del Conde apareció para masacrarles. El cuerpo de Jacqueline Montarri, una vez apagado, fue transportado en el carro de Bildrath. A falta de una prisión, se apuró toda la noche para completar las tareas de desescombro de la posada de la Viña de Sangre. La prisión que Arik construyó para su hija Layla sirvió para retener a Montarri. Sin cabeza sobre sus hombros, ni boca para alimentarse, no necesitaron de un carcelero: simplemente tiraron la llave. Bajo las ruinas de Barovia yacerá para siempre Jacqueline Montarri.

El invierno del año 750...

Los primeros días de tregua, Ludovico no dió señales de vida. Cada mañana, sus amigos llevaban al puerto de montaña de las Balinoks antorchas que encendían a modo de señal. Al quinto día, Ludovico acudió a la llamada, y estaba sano y salvo. El paso seguía cubierto de nieve, impidiendo abandonar el valle. Urik solicitó al semivistana Ludovico que le transportase por las Brumas hasta Teudeldorf, para su entrenamiento de cara al enfrentamiento final con Strahd: tardarían mucho tiempo en volver a ver al Caballero del Cuervo.

Al reducirse la actividad de los elfos lobo, los aldeanos se instalaron en la mansión del Burgomaestre, que quedaba peligrosamente al sur, de cara a los pantanos de la desembocadura del río Ivlis. Primero se mudaron Parriwimple e Ida; luego se convirtió en el refugio de muchos, y la intimidad se perdió.

Helene, Vjelkus y Firan trataron de abandonar el valle por otra dirección, por la que llevaba a Nova Vaasa, de nuevo a casa, con el resto de la familia Maurgen. El camino viejo de Svalich era interrumpido por la gran verja metálica, incrustada entre los muros eternos de niebla que delimitaban Barovia. La verja no se abrió, les rechazaba, como si los Poderes Oscuros aún tuviesen planes para ellos tres.

El invierno fue duro. La caja de raciones mágicas no era suficiente para alimentar a todo el pueblo, casi dándole la razón a Strahd y sus purgas para controlar la población. Helene, preocupada, rezó. Y de tanto rezar, los dioses del hogar le dieron el don de crear comida y bebida, un conjuro que salvó muchas vidas durante la tregua.

La primavera del año 751...

Las tierras entre el pueblo y el río fueron sembradas. Las primeras casas se reconstruyeron en la plaza mayor, alrededor del pozo de agua, centro de la actividad de los aldeanos. Ludovico empieza el entrenamiento mágico de Ivalic, que se queda a vivir con su nuevo maestro en las montañas. Accidentalmente, practicando con los conjuros de detectar magia, descubren que la vieja armónica que cogieron del cadáver del señor Pip, ayudante de Jacqueline Montarri (y posible padre biológico de Ivalic según las habladurías) es un instrumento musical mágico.

Helene Maurgen se instala en la iglesia del párroco Danovich, junto con Firan y Vjelkus, y empieza a dar catequesis y a impartir misa. Helene Litmunova, el bebé en el que se reencarnó el alma atormentada de Irina, es bautizada. Vjelkus aprovecha el buen tiempo para entrenar con la espada de hierro frío que le forjó Paolo. Firan, encontrando aquel estilo de vida anodino, se escapa a menudo a su antigua cabaña el bosque, para visitar la tumba de su abuelo y releer las desgastadas páginas de los libros de su pequeña estantería. Poco a poco, se está volviendo tan poco sociable como al principio.

Muy lejos de allí, gracias a la inestimable ayuda del cuervo Hack, Herr Urik de Teudeldorf encuentra la base secreta de los Iluminadores, la Orden a la que pertenecía la difunta paladina Ashlyn. Por fin, Urik estrecha la mano a Merquo Iluminador. Aquel fue el primer paso de la ambiciosa tarea de Urik para reclutar aliados contra Strahd.

El verano del año 751...

Los dos hermanos mayores de Vjelkus, Nadija y Jeff, cruzan la frontera desde Nova Vaasa con lo puesto. El reencuentro de la familia Maurgen no es del todo feliz: Nadija y Jeff avisan del ataque del ejército de Nova Vaasa para conquistar Barovia. Tomaron la granja de los Maurgen y saquearon toda su comida, y ahora se dirigen hacia el pueblo.

Parriwimple se niega a pedir refuerzos al Conde Strahd, y para evitar el derramamiento de sangre, pretende someterse por el momento. El plan es que el ejército pase de largo hacia ciudades más importantes como Vallaki. Los jinetes del ejército invasor toma las calles sin resistencia. Margarita, la prima del difunto Bobby, se hace especialmente popular entre los soldados, pero el General Tassen se encapricha de Ida, y se instala con ella en la mansión del Burgomaestre. Al final del verano, a Ida empieza a marcarse la barriga: está embarazada.

El otoño del año 751...

Urik entra en contacto con la cábala de los Guardianes de la Pluma Negra, autodenominados como los herederos de la Orden del Cuervo. Los Guardianes de la Pluma Negra se habían consagrado a la recuperación del símbolo sagrado de Ravenkind, y la aparición de Urik con él en el cuello le convierte en un verdadero héroe entre los suyos. Comienza el aprendizaje sobre los contactos y recursos con los que cuenta la cábala en su base secreta: la Sangre de la Vid.

En Barovia, por contra, la cosas se complican. La verja que une los dos países ha sido cubierta por la Bruma, y no llegan los carros de suministros que permitirían al General Tassen seguir su conquista hacia la ciudad de Vallaki. Con los soldados varados en Barovia, crece el descontento de los lugareños. A sus espaldas, Margarita es llamada traidora y colaboracionista. Los abusos del ejército contra la población civil se expresa con la forma de saqueos y violaciones. Nadija, la hija de Helene, es acosada, Vjelkus, Jeff y Firan salen en su defensa y un soldado de Nova Vaasa resulta muerto por la magia de Firan. Aquel fue el germen de la revolución. Los soldados se vuelven más crueles en represalia. La familia Maurgen y Parriwimple lideran la resistencia, y utilizan las catacumbas del cementerio para ocultarse.

El invierno del año 751...

Nace el hijo de Parriwimple e Ida. El General Tassen dice a todos que es hijo suyo, a pesar que las fechas del parto no coinciden con su llegada. Lo bautiza con un nombre novavaasino, y trata de convertirlo en símbolo de la ocupación. Ida, que por culpa del embarazo se había tenido que mantener cautelosamente dócil, trata de matar al General con un rayo abrasador tras una discusión, desvelando así que tiene poderes mágicos. Falla, con su habitual torpeza y falta de puntería, y Tassen le corta las manos para que no pueda volver a usar la magia contra él, cosiendo sus muñones. Aunque ya no puede luchar, Ida se convierte en confidente de la Resistencia, y empieza a pasarles información sobre las patrullas de soldados.

Con la llegada del invierno, los cuervos vuelven al sur, trayendo noticias de la situación en Barovia. A Urik le desagrada la situación, pero el paso del puerto de montaña vuelve a estar bloqueado por la nieve. Aunque le gustaría ir a ayudar en la lucha contra los invasores, no tiene modo de volver. Solicita ayuda a Merquo Iluminador, que le habla de los druidas de la aldea de Immol, capaces de controlar el clima y hacer que la nieve se derrita. Immol está tan aislado y lejos, que la expedición campo através para negociar con los druidas no hace viable un deshielo antes de la primavera, pero Urik tiene la determinación de que el contacto con Immol será importante en el año 752.

La primavera del año 752...

Urik manda cuervos a Immol para establecer comunicaciones con los druidas. Por otro lado, prepara un pequeño ejército con los Iluminadores y los Guardianes de la Pluma Negra para ir en ayuda de Barovia y contra el ejército de Nova Vaasa. Una nota llega hasta el Caballero del Cuervo avisando de que en su viaje a Barovia su vida corre peligro: alguien ha contratado a la cábala de asesinos de Ba'al Verzi para matarle. La nota viene firmada por las siglas G.W.F., y Urik le concede suficiente credibilidad como para no realizar el viaje. Eso es tomado por los Guardianes de la Pluma Negra y los Iluminadores como gesto de cobardía, que se une a sus reticencias de ocuparse de un tema político en lugar de en la lucha contra las fuerzas del Mal. Sin el liderazgo de Urik, los refuerzos de las dos congregaciones nunca llegan a partir para luchar con Nova Vaasa.

En Barovia, Helene planifica el rescate de Ida y su hijo de la mansión ocupada por el General Tassen. El asalto se complica. Un virote de ballesta perdido mata al hijo de Ida, cuyo nombre novavaasiano no volverá a ser pronunciado jamás. Parriwimple es capturado en el asalto. Ida logra la libertad a costa de la de su amado, y de la vida de su hijo, que es enterrado en las catacumbas bajo el cementerio, en tumba anónima.

El verano del año 752...

Tras varios meses de tortura, Parriwimple es llevado al patíbulo de la Encrucijada, para ser ajusticiado como un vulgar delincuente. Un nuevo asalto de la Resistencia trata de impedirlo. Durante la lucha, Parriwimple muere ahorcado, y los hombres de Tassen son obligados a retirarse de nuevo al pueblo. El cuerpo del último Burgomaestre de Barovia es transportado a las catacumbas, donde es enterrado junto a su hijo.

Una nueva nota de G.W.F. asegura que la cábala de asesinos está dirigida por vampiros nosferatu. En la Sangre de la Vid, Urik intenta ganarse de nuevo el respeto de los Guardianes de la Pluma Negra, liderándolos contra los asesinos de Ba'al Verzi como una cruzada contra los no-muertos. Los hombres de Urik recorren los bajos fondos de Teudeldorf, reunen información y realizan las primeras redadas.

El otoño del año 752...

Una de las redadas de los Guardianes de la Pluma Negra contra la cábala de asesinos Ba'al Verzi logra la captura de una mujer llamada Laurie Weathermay-Foxgrove. Urik destapa la tapadera de Laurie sin querer al tratar de conocerla, y descubre que tiene una hermana gemela llamada Gennifer. Mientras Laurie hacía el papel de miembro del Ba'al Verzi, como una sombra, Gennifer se movía entre bambalinas, intercambiando papeles con Laurie en caso de ser necesario. Las gemelas Weathermay-Foxgrove ponen en contacto a Urik con el legendario doctor Rudolph van Richten, el famoso cazador de muertos vivientes.

Ivalic regresa a Barovia tras su entrenamiento con Ludovico, y se une a la Resistencia. Con ataques quirúrgicos, van matando uno a uno a los soldados de Nova Vaasa. Preocupado por la situación, el General Tassen toma un decisión que se volverá fatal: refugiar sus ejércitos en el castillo de Strahd, que cree abandonado, protegiéndose tras sus muros y tras las historias de terror que puedan mantener a los supersticiosos aldeanos alejados. Nunca se volvió a ver al General Tassen ni a ninguno de sus hombres.

El invierno del año 752...

Se cumplen los dos años de la tregua con Strahd Von Zarovich. Es el invierno más cálido que los más ancianos recuerdan haber visto. Se dice que es cosa de druidas, el paso del puerto de montaña a Vallaki ni siquiera está bloqueado por la nieve este invierno. Un cuervo mensajero avisa del regreso del Caballero del Cuervo...

Esto no es lógico. Estamos a cinco de diciembre, en las montañas Balinoks. ¡Y no hay nieve!-objetó Firan.

De reojo, miró a Ivalic. Ambos niños habían progresado en el campo de la magia, pero era muy difícil decir cual de los dos era el mejor ahora. Lo que le empezaba a preocupar era que Firan solo había crecido media pulgada en estos dos años, e Ivalic había aumentado su altura una pulgada y media. Si las cosas seguían así, jamás sería tan alto como Ivalic.

Pero eso es bueno, ¿no, mamá?-dijo a Helene-Así ese Caballero del Cuervo podrá llegar al valle sin esperar a la primavera.

...

Ida permaneció callada. Desde la muerte de su bebé le había embargado un terrible vacío por dentro, pero mientras su querido novio estaba con vida, al menos, tuvo algo que la hiciese luchar. Ya no lanza magia. Ya no puede ser de ayuda. Aún así, sentía que debía estar presente para comunicarle a Urik la muerte de Parriwimple.

Arf, arf, arf, arf... ¡ESPERADME!

Vjelkus subía por la pendiente como buenamente le permitía su estado físico. Había entrenado con la espada, e incluso había adelgazado un poco (o eso le dijo su madre), pero las cuestas aún se le resistían.

¡A ver, hermanito...! ¡Dale más brío!-le gritó el hermano mayor de los Maurgen, girándose para esperarle.

En realidad ya habían alcanzado la cota en la que el camino hacía cambio de rasante. Solo quedaba esperar...

Entonces lo vieron, a lo lejos. Una, dos... tres docenas de jinetes. Galopaban por el camino en dirección a ellos, flanqueando una carreta negra como la noche.

¿Qué tal sienta volver al lugar en el que todo empezó?

El traquetear del carro ayudó a que Urik girase el cuello hacia su interlocutor. Merquo estaba sentado a su lado. En frente, tres invitados muy especiales.

Uno de ellos era el famoso cazador de vampiros Van Richten. Sus dos ayudantes le flanqueaban: las gemelas Gennifer y Laurie Weathermay-Foxgrove.

Una de las gemelas, a saber cual, sacó su cabeza por la ventanilla de la diligencia, intentando ver entre los caballos de los jinetes de la Orden de los Iluminadores y los jinetes de los Guardianes de la Pluma Negra.

Hay gente más adelante...-dijo la otra gemela, la que seguía con la cabeza dentro del vehículo.

Parriwimple no entendía nada. Lo último que recordaba era estar en el cadalso, con una soga al cuello. Y ahora estaba en una inmensa masa de nubes.

Bienvenido, Parriwimple. No, no soy tu amigo Giussepe. Solo he adaptado esta forma porque con ella te sientes más cómodo. Ven, quiero enseñarte algo...

Giussepe usó una de sus sagradas manos para agitar la nube, haciéndola desaparecer. Estaban a gran altitud, parados como si hubiese un cristal invisible bajo sus pies. Bajo ellos se veía el puerto de montaña de las Balinoks, aquel que separaba el Valle del Ivlis de la ciudad de Vallaki.

Un grupo de caballos y jinetes, más de los que Parriwimple podía contar, escoltando un carruaje. Avanzaban hacia sus amigos... Helene y sus hijos (Vjelkus, Jeff, Nadija y el adoptado Firan), Ivalic... Ida.

Una figura se levantó saliendo de debajo de la trampilla de ramas y hojas con la que se había camuflado, en la ladera de la montaña.

¡BANDADA, AL ATAAAAQUEEEE!

La voz era inconfundiblemente la del cuervo Hurrn, aunque su cuerpo humanoide no fuese la que le habían visto hasta ahora, sino la de un kenku. Más hombres cuervo como él, un total de veinte, salieron de sus escondrijos en las laderas de las montañas, entre los árboles, armados con arcos y disparando sus flechas. Los jinetes que escoltaban el carruaje fueron las primeras víctimas de la lluvia de flechas. Los jinetes caían muertos o heridos de sus monturas, y el paso del camino viejo de Svalich se volvió un caos.

Una flecha perdida alcanzó al cochero. Sin conductor, el carruaje se desvió del camino, y una de las ruedas se elevó al encontrar en su camino una roca. La diligencia volcó, con caballos y todo, aterrizando sobre su lateral.

Tus amigos son fuertes. Estarán bien.

Miro al elfo y respondo.

- "Sienta como una garra helada agarrando mi corazón en el pecho. Las noticias de estos dos últimos años no podrían ser más aciagas." -

Entonces sobreviene la emboscada.

Trato de salir del volcado carruaje sin éxito, pero elevo mi voz al reconocer la voz del cuervo Hurnn.

- "¡Maese Hurnn! ¡Soy Herr Urik von Teudeldorf, deponed este ataque de inmediato!" -

Helene aguardaba a que Vjelkus llegara, mientras oteaba el panorama. En aquellos dos años que había durado la tregua, nuevas arrugas habían aparecido en torno a sus ojos y en su ceño, y una sombra de tristeza cubría su mirada de forma permanente. Demasiadas desgracias y pocas cosas buenas eran las ocurridas en aquel tiempo. Tiempos en los que la llegada de Urik hasta era considerada por Helene como una buena nueva. Por un instante, su mirada se cruzó con la de Ida. Hacía ya tiempo que sus ojos se habían secado de tantas lágrimas derramadas y era el día en que podía mirarla, ver sus muñones, aspirar el dolor por la pérdida de su hijo y de Parriwimple que la rodeaba como un perfume amargo, sin que sus ojos se humedecieran.  Asintió con la cabeza a la joven viuda, en un mudo mensaje que solo ellas dos podían comprender.

Y entonces, todo volvió a torcerse.

-Nadja, Vjelkus, Jeff, disparad a los cuervos del lado derecho. Firan, Ivalic, vosotros y yo a los de la derecha.

Dos años podían ser un periodo largo, pero ciertamente al pequeño Ivalic se le habían pasado volando en compañía de Ludovico, que se había convertido en su maestro y también en una especie de hermano mayor y mejor amigo durante aquel tiempo. Había crecido en estatura y también en habilidad y cuando el periodo de tregua estaba a punto de cumplirse regresó al pueblo. A pesar de que su madre y su hermana habían estado bien muchas amargas noticias y sucesos se habían sucedido durante su ausencia, la más triste de todas la muerte de su amigo Parriwimple. Visitó su tumba y le presentó sus condolencias a Ida. También conoció a los otros hijos de Helene, que ahora eran cuatro si contaba Firan, con el que seguía teniendo aquella competición para ver quien era el mejor mago. Ivalic había progresado bastante, pero Firan tampoco se había quedado atrás, en lo único que podía ganarle ahora era en altura y de vez en cuando, si Firan se ponía altanero, se lo recordaba.
La noticia del regreso de Herr Urik fue tomada con alegría, era una pieza importante para derrotar al Conde, sobre todo tras la muerte de Parriwimple, y quizás regresara con todo un ejército. Ivalic estaba ansioso por volver a encontrarse con él y fundirse en un abrazo.

-La gente dice que es cosa de los druidas, que por eso no hay nieve ya, pero Nadija tiene razón, es bueno para nosotros. ¡Venga Vjelkus! ¡Ya casi estamos!

No pudo contener la emoción al ver un buen número de jinetes acercarse, al final Herr Urik no había venido solo. Y de repente se desató el caos en el camino. Casi no reconoció al cuervo Hurrn en su nueva forma, pero si él los había reconocido no parecía importarle cuando atacaba a sus viejos amigos. Con las enseñanzas de Ludovico había aprendido, entre otras cosas, a perder un poco la inocencia y a defenderse ante cualquier ataque. Sin dudarlo recogió una de las ballestas del suelo y apuntó en la dirección que la Señora Helene le había indicado. Si esa era la forma que tenía Hurrn de agradecerles su amistad Ivalic le iba a pagar con la misma moneda.

-¡Herr Urik, le salvaremos! ¡Hurrn, más te vale que huyas o terminarás como un pollo asado!

Parriwimple había aprendido cosas, es verdad. Había aprendido a aguantar, a llorar cuando no le veían, a sentirse mal en silencio, y a seguir intentando que el mundo fuera un lugar mejor aunque no lo consiguiera. Al morir, había esperado ver a Guiseppe. Era cierto. ¿Estaba por tanto muerto? Desde luego, eso parecía. Confuso, se rascó el mentón. Antes, sin embargo, de poder decir una sola palabra Guiseppe (no terminaba de entender que fuera Guiseppe y no lo fuera, pero en todo caso, las manos de Guiseppe eran dios, y por tanto, ¿quién era el tonto de Parriwimple, muerto o no, para discutir si podía y no podía ser al mismo tiempo?) le hizo mirar hacia abajo. A pesar de su mesura aprendida a fuerza de golpes, el gigantón no pudo dejar de abrir la boca.

- Qué altos estamos. ¿Son amigos Parriwimple? ¿puedo ayudarlos?- luego pareció recordar algo, y sus conceptos más antiguos se le antojaron nuevamente una posibilidad creíble- Hombres malos hacer mucho daño Parriwimple... y matar a su hijo. Matar Parriwimple también, creo. ¿Parriwimple puede ver a su hijo? ¿Parriwimple muerto o dormido? 

Tranquilo, Parriwimple... Responderé a todas tus preguntas, pero de una en una...

No estaba muy claro si este "Giussepe" lo decía por saturamiento, o para que Parriwimple pudiese asimilar mejor las respuestas. Señaló hacia abajo.

Hurrn trabaja para Strahd. No es amigo, ¿entiendes? Él y todos sus hombres cuervo tienen orden de matar al pequeño ejército traído por Urik, y llevarse la Espada Solar lejos del valle. Todos los demás, sí son amigos. Algunos los conoces, como la familia de Helene Maurgen. Otros, aunque no los conozcas, han venido a ayudar. No les debes hacer daño, ¿de acuerdo? Aunque no los conozcas, son amigos de Urik.

Los otros hombres malos, el ejército de Tassen, ya no están. Se han ido... Y tú también te has ido, Parriwimple. Tu cuerpo murió. Pero puedes volver. Volver para ayudar a tus amigos. Yo puedo hacer un nuevo cuerpo para ti.

En cuanto a tu hijo... No se encuentra aquí. Su alma inocente está sufriendo. Ha sido capturada por la corrupción. Tu hijo también necesita tu ayuda, Parriwimple.

No debiste soltar a Hurrn, Herr Urik de Teudeldorf.

Hack, el cuervo blanco, salió volando del carruaje volcado abandonando a Urik a su suerte. Fue el único pasajero que lo hizo. A su vez, los virotes de Helene e Ivalic alcanzaron a Hurrn a la izquierda y a otro kenku a la derecha, respectivamente.

¡PAJARRACA! ¡ME LAS VAS A PAGAR!

Hurrn se arrancó el virote de Helene, se escondió tras un árbol y sacó de entre sus ropas una poción. No fue el único kenku herido. Los hermanos Maurgen se adelantaron en el camino y despojaron a los cadáveres de los jinetes de sus ballestas. Jeff, el mayor, y Vjelkus, el pequeño, mataron cada uno a un hombre cuervo. Nadija hirió a otro. Firan lanzó un par de proyectiles mágicos que acabaron con el tercer enemigo del día, sacando pecho ante Ivalic. Todos del flanco derecho, como ordenó Helene.

Las flechas de los cuervos siguieron cayendo sobre las tropas de los Iluminadores y de los Guardianes de la Pluma Negra.

¡A ELLOS, PÁJAROS BOBOS!-ordenó, señalando a los Maurgen-¡DISPARAD FLECHAS A LOS QUE ESTÁN ARMADOS!

No había tiempo que perder y Helene siguió disoarando contra Hurrn.