Partida Rol por web

Como la capa de Ivalic no tapaba demasiado, al final cogieron la ropa de uno de los muertos, un Guardián de la Pluma Negra como Bauer, bastante corpulento como para tener la misma talla que Parriwimple.

Tras levantar el carruaje, y ayudar a meter a los heridos dentro, Nadija espoleó a los caballos y se adelantaron para llegar lo antes posible al pueblo. El pequeño ejército restante se dirigía a pie hacia el castillo del Conde, y sus respectivos destinos.

Durante todo el camino, Tasia fue contando a Ivalic su historia, como él le pidio...

Me abandonaron de bebé a las puertas de un monasterio de los Iluminadores. Entrené con ellos... estudié... Y cuando tuve suficiente edad, me contaron la verdad sobre mis orígenes. Soy Tasia Barbazul, heredera de la isla de Blaustein e hija de un tirano. Mi madre sobornó a unos marineros para que me llevasen a la costa, pues era consciente de que Barbazul la mataría para contraer matrimonio con otra esposa eventual, y que cuando creciese, yo sería la desposada, y mi inmoral padre me tomaría por la fuerza como hizo con su otra hija, mi madre. Poco después de que esta verdad me fuese revelada...

La historia de Tasia era mucho más interesante que la de la sufrida Olga, y era una pretendienta más apetecible a los ojos de Ivalic.

El empinado camino entre picos escarpados terminaba en una barbacana... y en el vacío. En esta ocasión, el puente levadizo estaba levantado, impidiendo el paso que salvaba el enorme precipicio.

Es un camino más largo, pero podemos rodear todo el valle y entrar por la puerta secreta de la base del acantilado.

De pronto las cadenas empezaron a deslizarse, haciendo chirriar los eslabones. El puente bajó como una lengua de una boca enorme que les invitaba a entrar. Esta vez, el musgo ácido del rastrillo ya no estaba, lo habían limpiado, y no había que tener cuidado con su goteo inoportuno.

Y una vez en el patio vieron una hilera a izquierda y derecha, como flanqueándoles el paso. Eran los cadáveres de los novavasianos, vestidos con los uniformes de su éjercito, y empalados en sus propias lanzas. El Doctor Van Richten se entretuvo con el que tenía los galones más altos, el difunto General Tassen, y le registró los bolsillos con absoluta sangre fría.

Mientras, los demás admiraban las puertas de la entrada principal. De una ocasión anterior también sabían que podían subir la verja que separaba el patio trasero del delantero, y hasta podrían entrar en la capilla rompiendo las cristaleras. Fue así como Urik robó (o rescató) el Icono Sagrado de Ravenloft, la estatuílla del cuervo de plata.

- "No voy a engañaros, Herr Bauer, esta será la más ardua cruzada de nuestras vidas. El fracaso no es una opción, pues sólo supondría la muerte o un destino peor.

Sin embargo, es mejor que adoptemos una mentalidad de asedio. En cuanto a vos, no espero que abráis camino en vanguardia, eso espero hacerlo yo junto a mis amigos más queridos, pero sí me gustaría que ayudáis a defender el perímetro y a evitar que criaturas enemigas escapen y puedan atacar a inocentes." - Le respondo a Malik Bauer.

- "Bien amigos míos, esto va a ser casi con total seguridad un asedio largo y muy complejo. Esta es nuestra mayor cruzada, y es un camino sin retorno.

Propongo adoptar una mentalidad de asedio, asegurando salas y sobre todo evitando en lo posible que ninguna criatura hostil pueda salir por las zonas que controlamos para atacar a los inocentes en Barovia.

Nuestro primer objetivo aquí es salvaguardar el pueblo.

Propongo que dejemos guardias apostados en la barbacana, para impedir la salida de enemigos por esa zona.

Joven Firan, vuestra propuesta tiene mérito. Si logramos bloquear la salida principal del castillo de forma que nada pueda salir por aquí, tal vez podríamos proseguir nuestro avance por el acceso que habéis mencionado, para evitar también que el enemigo pueda salir por esa zona y burlar nuestro asedio." -

Ivalic tomó nota mental de las palabras de Ida, procuraría no recordarle la pérdida de sus manos, cosa que por otro lado le resultaba bastante desagradable así que no le costaría mucho hacerlo.
Tuvo que disimular con las gemelas, la descripción coincidía con Ludovico y Ludogescu era un nombre demasiado parecido como para pasarlo de largo, además sabía de sobra que Ludovico a veces usaba nombres falsos.

-Ah... Ludogescu... Entonces es otro, había muchos vistanis en estas tierras hace años, pero o murieron o se fueron a otro lado, seguramente estará muy lejos. ¿Y se puede saber que os hizo para enfadaros tanto?

Ivalic admiraba a Ludovico y en parte quería crecer y ser como él, pero estaba llegando a la conclusión de que el medio vistani hacía algo mal con las mujeres pues todas parecían recordarlo con rencor, aún recordaba la reacción de Ida, y no quería que a él le pasara lo mismo.
Se alegró de que Merquo les acompañara finalmente al castillo, le parecía un aliado muy fuerte y que fuera con ellos aumentaría las posibilidades de victoria.
Ivalic volvió a ponerse su capa y ayudó a poner de nuevo el carro en su posición natural para meter a los heridos y que pudieran llegar al pueblo, se despidió de Nadija y después comenzó a caminar junto al resto en dirección al castillo. Tasia aprovechó para contarle su historia, una bastante fascinante.

-¿Barbazul? Ese nombre me suena... creo que lo leí en alguno de mis libros, no estoy seguro. Pero... ¿Tan solo es un apellido no? Quiero decir... No te sale una barba azul ¿Verdad? -Había visto ya tantas cosas extrañas que lo veía posible y sería una pena porque Tasia le resultaba una muchacha atractiva e interesante, la barba seguramente disminuiría parte de su atractivo.- Entonces... ¿Eres una princesa? No te preocupes, tu padre no podrá hacerte daño mientras estés con nosotros, yo te protegeré. -Claro, aquello estaba bien, había leído muchos libros sobre proteger princesas y ganarse su favor para pedir su mano, pero siempre solía ser un príncipe quien se casaba con ella y él no era ningún príncipe.- Supongo que tendrás muchos príncipes queriendo casarse contigo ¿Verdad? Bueno, no me importa -Mintió Ivalic a quien si que le importaba.- Te protegeré y cuando acabemos con Strahd te ayudaré a derrocar a tu padre para que puedas reinar en Blaustein. -Al menos podría ser amigo de una princesa, que en el futuro sería una reina. Eso ya dejaba muy alto el listón de amistades de Ivalic, Ludovico no se lo iba a creer cuando se lo contara. Pero parecía que la historia de Tasia no había terminado e Ivalic quería conocer más.- ¿Y que pasó poco después de que esa verdad te fuera revelada?

La historia de Tasia Barbazul había sido tan entretenida que sin darse cuenta se habían plantado en el castillo. Allí se reveló también el destino que habían sufrido los soldados que habían atacado Barovia, todos habían acabado muertos por Strahd, en eso les había hecho un gran favor.

-Este es el ejército que atacó nuestras tierras y también las de la Señora Helene. Me alegro de que Strahd les diera su merecido.

Había pensado mucho en el ejército perdido, incluso temía que Strahd los hubiera reclutado y que tuvieran que luchar contra ellos, así que encontrarlos así era un alivio, un alivio muy desagradable, pero un alivio al fin y al cabo.

-Creo que el plan puede funcionar si combinamos la idea de Herr Urik con la de Firan. Es importante que los esbirros del Conde no vayan a molestar a la gente del pueblo, aunque muchos pueden volar y la barbacana no les detendrá, pero si podemos parar a los que caminan al menos... ¿Que opináis vosotros?

-Diría que pillar por sorpresa a nuestro querido conde va a ser una empresa imposible. Y su recepción de honor es una clara declaración de intenciones. No me extrañaría que hubieran unas estacas libres destinadas a nuestros cuerpos. En cuanto a cegar esta entrada, retroceder e ir por el camino más largo, me parece una pérdida de un tiempo que no nos sobra -dijo Helene, a la que saber que su hija se encontraría en el pueblo la había tranquilizado sobremanera-. Además, resultaría extraño a ojos de Strahd que abandonáramos ahora nuestra posición para entrar luego al castillo, revelando así la existencia de una entrada secreta. De todos modos, es solo una opinión y haré lo que se decida. Pero hay algo importante que debe ser conocido por todos. La información compartida puede ser la llave para nuestro éxito.

Guardó un instante de silencio, rememorando brevemente la fiesta de máscaras de hacía dos años y cómo, día tras día, se había repetido mentalmente para no olvidarlo que allí alcanzó a saber y percibir.

-La última vez que estuve aquí tuve oportunidad de observar y hablar. Os revelaré cuanto allí logré ver. Stradh poseía auras de abjuración en la capa y en uno de sus anillos. Un aura moderada de evocación en el anillo de su otra mano. Un hechizo de conjuración sobre él mismo cuya naturaleza no alcancé a comprender. Un pequeño cetro en su cinto que emitía un fulgor moderado de algún tipo de magia genérica. Asimismo, un destello en el interior de uno de sus bolsillos emitía un aura de evocación moderada. Y además, Strahd brillaba como lo hacen los lanzadores de conjuros arcanos -su mirada sería se paseó por todos ellos-. El conde no es un simple vampiro. Es bastante más.

Suspiró quedamente y respiró profundo antes de seguir.

-Existe una reliquia que obra el milagro de los vampiros diurnos. La puerta más cercana al trono da a la oficina del Senescal, aquella en la que nos reunimos con Strahd. Y más allá están las escaleras del torreón que suben hasta una reliquia con forma de corazón. Esa reliquia fue otorgada, o así lo creo, por un poder llamado Khyristrix. No fue algo gratuito o desinteresado. El pacto permite a Khyristrix algo que no llegué a poder desentrañar. Del mismo modo que no sé nada de dicho poder. Quizá, nuestros nuevos amigos sí tengan conocimiento sobre él. Lo único que sé es que si destruimos esa reliquia, los vampiros quedarán relegados a las horas nocturnas y nuestra lucha contra ellos será más... sencilla si tal cosa es posible. Pero lo que queda claro es que la reliquia estará bien protegida y entiendo que no solo nos enfrentaremos al conde, sino a poderes de los cuales nada sabemos y que están interesados en que los vampiros circulen de día a cambio de lo que estos les hayan prometido. Y no será algo baladí.

Volvió a pasar su mirada sobre todos y cada uno de ellos. Quizá alguien pudiera revelar algo más o desentrañar alguno de los enigmas por ella planteados.

Parriwimple escuchaba a Helene, forzando todo lo posible su mente a entender tantas palabras seguidas, y no precisamente sencillas. Además, estaba el tema de la presencia de Ida con el grupo lo que no le agradaba. Había intentado que se quedara en el pueblo... pero era evidente que no había logrado que su querida Ida se marchara. Eso le preocupaba, y no poco.

- Parriwimple piensa que no podemos separarnos. Parriwimple cree conde saber ya estar aquí, porque abrir puerta.- era una obviedad, pero si Parriwimple fuera un pelín orgulloso, que no lo era, se habría alegrado de pensarlo- Conde saber estar, conde atacar si separar grupo más débil. Ser casa conde, seguro conocer bien su casa. Ir todos juntos. Parriwimple saber ser tonto. Parriwimple hace tiempo pensar que Helene y Urik, que ser listos, siempre discutir. Si Urik y Helene decidir juntos, Parriwimple acuerdo. Parriwimple sólo quiere recordar que tenemos que salvar alma hijo Parriwimple y que tenemos que matar conde. Y tener que ir todos juntos.

- "Herr Parriwimple, iremos juntos Frau Helene, Ivalic, vos, y yo mismo. Pero el resto de nuestros acompañantes quizá puedan realizar otro tipo de tareas, como por ejemplo bloquear la salida a atacantes que quieran salir por aquí para atacar el pueblo mientras nosotros cuatro estamos entretenidos en otro sitio. Esto es un asedio, pero no resultará si no taponamos las vías de salida del castillo.

Respecto a lo que dice Frau Helene, es evidente que eliminar la reliquia que permite a lo vampiros actuar de día debe ser una de nuestras prioridades. Podríamos avanzar ahora hacia la oficina del Senescal." -

Nos enfadamos con Ludogescu...

...porque era un idiota. No nos tires de la lengua, Ivalic.

No soy ninguna princesa...-apretó los puños con rabia-porque mi padre no es ningún rey. Solo es un hombre malvado con un castillo. Como Strahd.

Nunca he visto a Barbazul, y no sé de qué color es su barba. Solo sé que hizo un pacto con el diablo para vivir eternamente. Como Strahd.

Sé que aún no soy lo suficientemente fuerte como para matar a mi padre. Strahd es mi piedra de toque. Mi prueba para saber si ya estoy preparada. Solo he hecho medio puñado de operaciones contra las fuerzas del Mal antes de recibir la invitación de Merquo Iluminador para unirme a esta causa. Cosas menores... Ghouls, y licántropos. Me da rabia decirlo, pero puede que mi puño no sea lo suficientemente fuerte como para protegerte y saldar mi deuda, Ivalic.

Merquo prestó atención a las explicaciones de Helene.

Una capa de abjuración típica es la de resistencia. Un anillo de abjuración típico es el de desvío. Lo demás... no sabría decir de qué se trata.

Oh, vamos, elfo... haz un esfuerzo. Strahd estaba protegido por un conjuro de armadura de mago. Hasta yo sé ese hechizo. Ivalic no, por supuesto. Pero yo sí. Y el cetro era para mejorar metamágicamente sus conjuros de algún modo. En cuanto a las dos auras de evocación...-arrugó el ceño, tratando de pensar con fuerza-¿no es obvio? No voy a explicároslo todo. Tengo mejores cosas que hacer.

Sssh... Por favor, podéis hablar más bajo. Estoy tratando encontrar algo... ¡Aquí está!

El Doctor Van Richten encontró una nota en un bolsillo interior de la chaqueta del general Tassen. La desplegó y empezó a leerla.

"Grande es Strahd. Con magnánime compasión, me permite seguir viviendo unas semanas más, como invitado. Me ha dado ocasión de comprender que todos los hombres y mujeres del valle están en mi misma situación: siguen viviendo un poco más, solo porque Strahd lo permite. Loado sea el Conde Strahd Von Zarovich y largo sea su gobierno".

Strahd quería que encontrásemos esta nota. Es una exhaltación más a su persona. La posición de un general está en un extremo de la fila de sus hombres en formación, pero dejó el cadáver de este general formando como uno más para llamar nuestra atención. Sin embargo... snif, snif... Hay algo en lo que Strahd no ha reparado. La nota huele a limón.

El doctor sacó de una bolsa de contención una vela y unas cerillas, y se las tendió a las gemelas para que la encendieran. Mientras Laurie... o quizás Gennifer, sostenía la vela, Van Richten pasó la nota por encima de la llama. Poco a poco se fue dibujando un texto oculto que el anciano también leyó.

"Una mujer llamada Khyristrix se me apareció la pasada noche. Me explicó que si subía al tejado durante una noche sin luna, me ayudaría a escapar de las garras de Strahd. Hay algo extraño en ella. ¿Cómo pudo entrar en mi habitación cerrada con llave? Ninguna otra criatura había osado desobedecer la orden de Strahd de dejarme en paz mientras permaneciese aquí. Pero no tengo elección. Esta noche saldré de mi cuarto, a pesar de la advertencia del Conde de quedarme dentro por mi propia seguridad, y subiré al parapeto exterior. Rezo porque sea la decisión correcta".

- "Hum, interesante. ¿Una servidora de Stradh que se opone a los deseos del Conde? Al General de todos modos le salió mal la jugada de confiar en ella..." -

-¿Servidora? ¿Acaso no me habéis escuchado diciendo que alguien que responde a ese nombre proporcionó a Strahd la reliquia que le permite andar bajo el sol? Y mirad al general. ¿Le sirvió de algo atender a la petición de esa mujer, si es que realmente es tal? ¿O fue la perversión de ese ser el que condujo a estos hombres a su final?

- "Cierto, no es una criatura al servicio de Stradh, sino una poderosa entidad con la que tiene una alianza. Un pacto demoníaco, tal vez. De todos modos, la nota me induce a pensar que esa alianza no es ahora tan fuerte como fuera otrora." -

-Vaya, lo siento chicas, pero seguro que ya no lo volvéis a ver, ya no quedan apenas vistanis en la zona.  Así que podéis estar tranquilas.

Menudo lío, como Ludovico se aparezca por aquí entre Ida, Gennifer y Laurie le montarán un buen lío.

Lo de que Tasia no fuera ninguna princesa le alegró un poco, eso le dejaba vía libre para cortejarla y ganarse su afecto. Con Ludovico había aprendido algunos "trucos" que podía poner en práctica.

-Da igual que tu padre no sea rey, para mi eres toda una princesa. -Ivalic sonrió esperando que a Tasia le gustara el cumplido. Lo de que a ella no fuera a salirle una barba azul también era motivo de alegría.- Acabaremos con Strahd y después nos encargaremos de tu padre, no puede ser más poderoso... Nosotros hemos matado strigies, vampiros, zombis, elfoslobo, ogros... Pero Strahd es mucho más poderoso que cualquiera de ellos por eso hemos estado entrenando duramente. ¿Tu padre usa algún título? Porque si le derrocamos podrías heredarlo, por ejemplo cuando acabemos con Strahd el Conde será... -Se quedó pensativo y miró alrededor hasta fijar su mirada en su amigo Parriwimple.- Parriwimple ¿Cuando derrotemos a Strahd tu serás el nuevo Conde? Supongo que si... -Bien, tendría un amigo Conde, eso no estaba mal, podría servirle en su corte y cantar canciones de las hazañas que habían realizado para conseguir que Parriwimple obtuviera el título.- No te preocupes Tasia, irás mejorando tus habilidades, yo puedo ayudarte, aunque  la pelea no se me da del todo bien, soy más de hechizos. -En ese momento escuchó a Firan nombrarlo y no pudo evitar mirarlo con algo de rencor, debía reconocer que Firan era mejor mago, al menos de momento, pero no le gustaba que lo aireara.- Ñiñiñi ñiñi ñiñiñiñi ñiñi... -Susurró por lo bajo mientras le hacía la burla a Firan, se salvaba que tenía cosas más importantes que hacer, como seguir hablando con Tasia.- Además... Puedes protegerme todo el tiempo que quieras hasta que te sientas preparada, a mi no me importa.

Es más, lo que le preocupaba era que pudiera saldar su deuda muy pronto y se marchara dejándolo solo.
Cuando el Doctor Rudolph encontró la nota del General, si es que realmente la había escrito él, Ivalic volvió a prestar atención, sobre todo cuando consiguió encontrar un mensaje secreto.

-¡Guauuuu! ¡Un mensaje secreto! ¡Bien hecho Doctor! ¿Como lo sabía? -El nombre de Khyristrix le resultaba muy familiar, lo había escuchado hacía un par de años durante el baile de gala del Conde. Se acercó a la Señora Helene y a Herr Urik intentando dar su punto de vista.- Señora Helene, Herr Urik, ambos tenéis razón. Yo se quien es esa tal Khyristrix. Hace dos años durante la fiesta del Conde bailé con una mujer que la servía, estaban intentando reclutar gente para su bando y me ofrecieron unirme a ellas, quieren derrotar al Conde, pero necesitan gente, hace años ella y Strahd alcanzaron una tregua, por eso los vampiros pueden caminar de día, gracias a los poderes de Khyristrix, ambos son un enemigo muy fuerte si están juntos. El problema Herr Urik es que Khyristrix es una demonio y dudaba que usted estuviera dispuesto a ayudarla. La verdad es que ni siquiera se si sería buena idea hacerlo, claro que si ambos bandos se pelean quedarían tan debilitados que podríamos terminar con Khyristrix y Strahd a la vez. Si hubiera alguna forma de forzarlos a pelear entre ellos...

Cuando Ivalic la llamó princesa, Tasia arrugó la nariz, contrariada. ¿Eso es lo que pensaba Ivalic de ella? ¿Que era una delicada princesa que no sabía arreglárselas por sí misma?

Mi padre no tiene sangre real en sus venas. Leí una vez que, antes de volverse inmortal, Barbazul era un vulgar pirata. Y, una vez...

Ivalic era demasiado inquieto. Tanto como lo era hace dos años. A Tasia no le gustó que Ivalic la dejase con la palabra en la boca para ir a hacer preguntas al Burgomaestre Parriwimple y al Doctor Van Richten.

Strahd aún tiene parientes vivos, por mucho que su leyenda dijese que toda su familia murió durante la matanza de la boda de su hermano Sergei. El título cuando Strahd muera, pasaría a su pariente vivo más próximo: Lyssa Von Zarovich. Lyssa ha consagrado su vida a acabar con su tío... aunque mucho me temo que no sería mejor soberana que Strahd-dijo cabizbajo, negando con la cabeza-Lyssa Von Zarovich también está afectada por la enfermedad del vampirismo.

Con paciencia, a petición de Ivalic, volvió a explicar el proceso de deducción que le llevó a la carta...

Para los vampiros, nosotros somos alimento. Ganado. En condiciones normales, Strahd expondría estos cuerpos empalados sin sus ropas. Que estén vestidos tiene que tener un porqué. Y el cadáver que viste los galones de general, por llamativo, era la clave. Quizás Strahd creyese que supondríamos que el líder tendría algún objeto de valor, y saquearíamos su cadáver. Quizás supiese que he venido... y orquestase este espectáculo para que yo lo dedujese.

De las palabras de Rudolph Van Richten se extraía que este no era su primer enfrentamiento con Strahd.

Strahd dejó la carta escrita a tinta. Guerra psicológica. Un intento de desmoralizarnos al leerla. En vida, Strahd fue un gran estratega militar, que liberó estas tierras de la invasión de los bárbaros de los clanes Terg.

El olor a limón que me llevó al otro mensaje es un viejo truco. De niño lo usé alguna vez. Es probable que el General escribiese en el cuarto de invitados el mensaje con limón para advertir a las generaciones futuras. Strahd iría a visitarle. Seguramente le controló la mente al general para hacerle escribir el mensaje de tinta, con tan mala suerte que lo hizo sobre el mensaje escrito con zumo de limón.