Un escape le parecía una buena idea, haría cualquier cosa para ayudar. Pero bajar abajo...
-Bajar solo nos ha traído cosas malas hasta ahora.- lo sabía muy bien, pues él se encontraba en la expedición que recuperó la cinta- Si no estamos ya locos, volver abajo hará que lo estemos.
Katia negó suavemente con la cabeza cuando Andy le dijo que si tenía algo, lo dijera. - Tranquila, estoy bien - . Le dijo y la acompañó a mirar las muñecas. Mientras se dirigía a las estanterías, sintió que alguien la miraba fijamente. Se volvió, extrañada, para encontrarse con la mirada enfadada de Mona. Tragó saliva y sus mejillas se sonrojaron. ¿Por qué me mira así? Se preguntó y apartó rápidamente la mirada. Creo que no le he dicho nada para que se enfade conmigo. No le sonaba haber hablado con aquella mujer. Quizás cuando caí al suelo estaba cerca y le di un golpe. Aventuró, lanzándole una nueva mirada a la mujer.
Pero Andy a su lado había cogido dos muñecas. Katia pestañeó, olvidando por un momento a Mona, y volvió a centrar su atención en las estanterías. Recorrió cada una de esas muñecas, con un retortijón en el estómago. Eran tan parecidas que daban miedo. Sus pupilas se detuvieron en una rubia de ojos claros y por un momento aguantó la respiración. Alargó una mano, con timidez, hasta que sus dedos rozaron aquella muñeca. Por un momento temió que su piel sintiera el mismo roce. Soltó el aire al comprobar que no era así y la cogió, sacándola de esa estantería.
- Da miedo lo que llegan a parecerse - . Musitó y dio media vuelta, con la muñeca entre sus manos.
Andy aún estaba con ambas muñecas en las manos, pendiente de su hermano y de Katia, cuando aquella mujer le respondió. Durante un instante ella la observó con incredulidad mientras les llamaba niñatos y les decía que madurasen. No terminaba de entender a qué venía aquello, pero en la situación en la que estaban lo raro era que no hubiera más gente diciendo cosas sin sentido. De modo que dejó eso de lado, centrándose en la parte que más le chirriaba de lo que había dicho.
- Espera, - Le pidió. - ¿te invitaron para investigar? ¿No echaste una solicitud, como todos los demás? - Preguntó, llevando su mirada a los que la rodeaban para confirmar que todos habían accedido por las mismas vías. - ¿Y qué era lo que venías a investigar, que te hizo traer equipo de extracciones sanguíneas? - Insistió, sin entender todavía a qué se dedicaba esa mujer.
Me acerqué como algunos iban haciendo a la estantería. Revisando las muñecas.
-La verdad es que un poco de yuyu si da al principio, pero hay que admitir que es bastante gracioso verte en miniatura.-Sonreí y le di un par de toques en el pecho a la mía. Luego me la puse en el hombro cual loro intentando que no se cayese.-Vámonos...-Y andé un poco mirando que no se cayese.
Aquí y allá algunos debatían sobre unas cosas y otros sobre otras e intentaba ir pillando todo pero había momentos en que tanta vuelta de cabeza me mareaba.
-Concuerdo-"¿Yo sabía de la existencia de esta palabra?"-con el viejete-señalé a Richard-Pero al mismo tiempo, nos veo aquí, sin saber que hacer, y eso me hace dudar de si de verdad deberíamos volver a bajar...-Miré hacia las escaleras, con un poco de miedo y respeto a la vez.
— Si vamos, yo me he partido la caja... — dijo con un tono claramente sarcástico a las palabras de Jessie. La verdad es que no sabía en cómo podía sentirse contento o divertido el rubito. ¿De verdad le hace gracia verse a si mismo en una muñeca?
Chechu no podía quitarse de encima el mal recuerdo de la vitrina con las muñecas imitándoles a cada uno de ellos. De hecho tenía escalofríos de solo pensar algo así. Por si fuera poco el hombre (Richard) sugirió que se tratase de un fenómeno paranormal, aquello ya fue la golpe que colmó el vaso.
— Yo estoy cagado de miedo, voto por que nos quedemos todos juntos y durmamos por turnos. — enunció en dirección al resto de grupo.
Dedicó una mirada a Paco y trató de concentrarse en sus palabras —No le des más vueltas, no le des más vueltas Chechu...—
Sam se mantuvo atenta, y asintió tanto a las palabras de Kim como a las de Cabezas- Voto por pillar estos... Souvenirs-dijo, acercándose a las estanterias, no sin cierto reparo, para agarrar su muñeca y la de Soph, sin querer detenerse a mirarlas- Y buscar una maldita salida como ha dicho Kim-señaló al muchacho que había llevado el vaso de Starbucks en el autobús, por si alguno no lo identificaba por el nombre- Y de no haberla, deberíamos hacer como dice él, y permanecer juntos haciendo turnos de guardia esta noche, si aún no hemos encontrado una solución.- señaló entonces a Chechu Cabezas
- Y creo que sería buena opción dejarnos de ideas de investigaciones raras. Que ya se podrá hacer eso cuando se haya aclarado si todo esto es un cuento chino o nos hemos metido en a saber qué clase de juego macabro.-dijo, temerosa- No sé a vosotros, pero a mí la idea de que se me aparezca otra vez la muñeca creepy esa, me pone los pelos de punta.
-Osea, invitaron a enviar la carta de solicitud para venir a investigar, eso es como una invitación, ¿o no?- Le dice Mona a Andrea, con un tono claramente arrogante, muy segura de si misma -Se supone que todos estamos aquí para investigar lo que sucedió aquí hace diez años. Y no solo he venido preparada a sacar muestras de sangre, sino también para tomar muestras de tierra y otros sólidos. Osea, yo, si he venido preparada al parecer- dice levantando su pequeño maletín, que en realidad es uno solo de los varios que traía, no quería quedarse corta a de viales para guardar muestras.
-Realmente jamás pensé que aceptarían a cualquiera que simplemente quisiera venir a investigar solo porque le gusten los paseos en cavernas... Para eso no hacían una selección- realmente estaba molesta porque pensaba que era la única ademas de unos cuantos, que estaban realmente para investigar el lugar, todos parecían estar ahí solo como un tour, de paseo, para grabar videitos a youtube y demás tonterías que ni de cerca estaban de resolver una incógnita sobre aquél lugar.
¿Sally? ¿En serio, Lucy?
Suspiró sonoramente. Si se iban a pasar todo el tiempo peleando este iba a ser un viaje muy largo… Y le había tenido una paciencia de monje tibetano. Pero que le dijera Sally era algo que lo molestaba a un nivel demasiado profundo como para simular que no le importaba. Sus labios se transformaron en una línea mientras le dedicaba una mirada desaprobatoria a su hermana. Sally. Sally era un nombre horrible. De campo. De mujer. De niña estúpida de las flores. No el nombre de un pianista profesional y exitoso con la mente de un genio de la astrofísica. Sally…
Se quedó atrás mientras Andrea ayudaba a Katia. Lo mejor era autoimponerse el espacio necesario para no tensarse a un nivel perceptible para el resto. Sally, maldición… Observó a Janko acercarse, y se alegró de que su hermana tuviese el mínimo sentido común para rechazarlo. Como todos, Salvatore solo quería marcharse de ese estresante y poco recomendable paseo guiado. Quizás más que nadie, excepto por Luis.
Recibió la muñeca de mano de Andrea y su mirada se desvió a Katia, quien también sostenía la que se le asemejaba. Luego su mirada volvió al muñeco. No le gustaba. El parecido no era satisfactorio. Su muñeco era casi femenino, y su cabello estaba mal peinado. El de él siempre estaba cuidadosamente acicalado, y tomado en una cola, perfectamente suave y brillante.
Mona tiene razón. Si vamos a quedarnos obligados, más vale tener registros de las cosas que vayan pasando hasta que encontremos como salir – su mirada cambio hacia la científica – Pero ni sueñes que me vas a tocar con tus sucios instrumentos. Un registro sin experimentos en personas.
Al ver cómo Jessie empezaba a jugar con su propia muñeca Andrea no supo muy bien qué opinar, y un grave respeto estuvo a punto de hacer que recomendase al chico tener cuidado. Sin embargo finalmente no dijo nada y se acercó a él, sacando un porro de los que había estado liando durante la noche de su pitillera. - Toma, por el de ayer. - Le dijo, mientras sacaba otro para ella y se quedaba al lado del chico.
Desde allí echó una mirada a su hermano antes de extender la mano con la pitillera abierta. - ¿Alguien quiere? - Preguntó en voz alta. - ¿Katia? - Ofreció directamente a la niña. Luego encendió el suyo y le dio una larga calada mientras escuchaba las palabras de la bolli.
- Yo estoy con ella. - Dijo, haciendo un gesto con la cabeza para señalarla. - Creo que todos deberíamos centrarnos en el tema de la salida antes de nada. Si cuando nos piremos algunos quieren quedarse a sacarse sangre mutuamente - Comentó echando una mirada a Mona. - eso ya es cosa suya. - Aseveró, dedicando un gesto condescendiente a la investigadora. Y cuando ella empezó a hablar los ojos de Andy se abrieron con incredulidad.
- Ah, claro, esa invitación, la que circulaba por las redes sociales al alcance de todo el mundo. Debiste sentirte súper exclusiva. - Repuso. - Menos mal que aceptaron a alguien con el equipo para extraer sangre a cualquier cadáver calcinado de hace diez años que encontrásemos. - Dijo, asintiendo, como si aquello tuviera sentido. - Y tierra, y otros sólidos. Y que pretende hacerlo igual que si aquí no hubiera pasado nada extraño. - Añadió después, antes de emitir un suspiro. - Y luego los demás somos los que tenemos que madurar.
Una vez dicho eso Andy dio una nueva calada al porro y se quedó algunos segundos quieta, aún con la muñeca en la mano, pensativa.
- Ahora que comentáis lo de la droga. - Empezó, a pesar de que hacía algunos minutos que no se hablaba del tema. - ¿Sabéis que si alguien va puesto hasta las cejas y otra persona tiene sexo con él, se trata de una violación? - Comentó. - Aunque el drogado acepte, y todo eso. - Explicó antes de dar una nueva calada. Antes de volver a hablar llevó la vista hacia su hermano, y luego hacia Katia. Después liberó despacio todo el aire de sus pulmones antes de hablar al aire, sin preocuparse realmente de si alguien la estaba escuchando. - Es porque en esas condiciones uno no está capacitado para tomar las decisiones de manera adecuada. Falta de voluntad, y todo eso.