Partida Rol por web

- Me ha pedido un nombre. Usará su poder con el que yo le diga - . Dijo de repente, volviendo a clavar su mirada en la de Andy. - Dime rápido a quién prefieres que le diga... - 

Andy fruncií el ceño al escuchar lo que decía Katia. - ¿Pero puede pintar algo estando muerto? - Preguntó, confusa. Sin embargo debía ser así, si el hombre lo decía. - Que deje el nombre de Goro. - Le aconsejó. - No está bien cargarnos inocentes, y por mucho que nos pinte la sala del té como si fuera Disneylandia no me fío nada.

Miró a Andrea, sorprendido. - ¿A qué te refieres con que diga a Goro? - frunció las cejas, molesto con la situación - Es de las pocas personas que sabemos inocentes. - tomo una pausa para mirar a Katia y luego volvió a su hermana - ¿Por qué no podría ser solo un espacio distinto y libre el que él nos ofrece, como el que tenemos tú y yo? Entiendo que hagamos lo que sea por sobrevivir, por supuesto. Pero, ¿es causar la muerte de un inocente absolutamente necesario? ¿O la necesidad no tiene nada que ver con ello? - preguntó, esperando que mientras no se negara a nada no se considerara faltar a sus obligaciones. 

Las preguntas de su hermano pillaron a Andrea ligeramente por sorpresa. Con calma esperó a que terminase de hablar, y sólo entonces respondió.

- Goro no es inocente. - Le dijo. - Richard dice que eso son secuestros, y por más que Goro nos lo quiera vender como algo bonito es exactamente lo que son. - Expuso antes de hacer una pausa.

- Daos cuenta de dos cosas. La primera, que cuando Goro llegó primero fingió no saber lo que era el lugar. Sólo confesó después de que yo dijese ante todos que podíamos cazar a quien nos llevaba allí si quien potenciaba nuestras habilidades le delataba. Y la segunda que no se ha metido a sí mismo hasta que ha podido meter a cuatro a la vez. Lo ha hecho para despistar, no por ninguna otra cosa. - Afirmó. - El único motivo por el que ahora se dedica a meter inocentes es porque siempre que ha metido culpables se le han ido muriendo, y no han vuelto. Pero no me fío ni un pelo de sus palabras bonitas.

Su rostro se relaja, aunque en sus ojos no es difícil ver que la incomodidad persiste. 

Entiendo todo eso. Y sé que nadie que encierre gente contra su voluntad es puro de corazón. - exhala, frustrado - Pero no es un asesino. Cuando realmente no hay una ventaja significativa en matarlo, ¿es absolutamente necesario? - volvió a preguntar, fijando sus ojos en los de Andrea  y recordando la primera visión que tuvo al llegar a este lugar. Un nuevo temor que hasta llegar aquí jamás creyó siquiera plantearse. Aunque si algo había aprendido estando aquí, y que quizás era lo único que le impedía intentar negarse a apoyar lo que ella sugería, era que cuando se trataba de Andrea, tendía a temer sin motivos.

Su atención se dirigió al campamento, prestando atención al escritor. 

¿Está intentando sugerir que ellos tres eran nosotros tres? - alza una ceja - ¿Por qué alguien, quien fuera, haría eso? Sabemos que no es asesino, ¿cierto? - miró a Katia, buscando confirmación - ¿Que buscará entonces?

Al escuchar las palabras de Salvatore Andrea lo buscó con la mirada, ligeramente preocupada. Quizá estaba turbado por todo lo que estaba sucediendo, o ella se había explicado mal. Desde luego, había habido algún tipo de malentendido.

- Nadie va a hacer daño a Goro. - Le dijo. - Sólo van a pintar su nombre. - Señaló. - Mike tiene que pensar que Katia colabora, porque si no será el mío o el tuyo el que pinten. Y de todas formas nadie tiene por qué hacer caso a eso. - Aseguró.

- Katia. - La llamó entonces. - Quiero que desde este momento contengas tu rabia. Esta noche no matarás a nadie. De hecho, espero que no vuelvas a hacerlo. - Afirmó con seguridad. - Sé que eres capaz de condensar todo eso y sacarlo fuera de ti, así que vas a tener que hacer un esfuerzo muy grande para conseguirlo, ¿vale? - Le preguntó, intentando sonar animada. Y luego volvió a hablar a su hermano, con tono tranquilo y gesto sereno.

- No es un asesino, no. - Corroboró. - Ellos tres están ligados de otra forma, Katia lo ha explicado hace un rato. - Le recordó, antes de acercarse y llevar una mano a su rostro, para acariciar con suavidad primero su piel y después su pelo. - ¿Estás bien?

Una sombra de tristeza asomó a los ojos de Katia, pero asintió ante la petición de Andy. Ella habría preferido utilizar aquello para vengarse de las impertinencias y de los insultos de Astrid, pero no volvería a contradecirla y si su deseo era que fuera Goro, así sería. 

Estuvo un rato en silencio, con la mirada perdida y una expresión turbada en su rostro. Finalmente, cuando ella volvió a dirigirle la palabra, pestañeó y sacudió suavemente la cabeza.

La miró confusa y una mueca se formó en sus labios. Aquella sed de sangre no había remitido y según iba acercándose la noche se iba haciendo más y más fuerte. - Está bien, haré lo que desees - . Le prometió y apretó los puños, intentando controlar el deseo que la consumía por dentro.

- ¿Entonces...? ¿Crees que todo va a terminar ya...? - Le preguntó con un hilo de voz. Deseaba tanto volver a casa y olvidar toda aquella pesadilla... Pero un temor empezó a crecer en su interior. Miró a Salvatore y después entrelazó su mirada con la de Andy. - Si conseguimos salir de aquí, no... no quiero perderos - . Y ante aquella posibilidad, una lágrima se desprendió de sus pestañas.

Salvatore asintió a la aclaración de su hermana. Quizás estaba exagerando, quizás que alguien escribiera un nombre no iba a provocar pánico a las masas. Y a fin de cuentas, Andrea tenía razón. Mejor él que ellos.

También escuchó con alivio que la próxima orden de Katia fuera no atacar, y se avergonzó cuando le fue recordado algo que ya habían aclarado. Definitivamente, su mente estaba en otra parte y ni siquiera él mismo se reconocía. Cerró los ojos, disfrutando la profunda caricia que atravesaba su piel hasta tocar su alma, sintiendo la delicadeza de las manos de Andrea recorrer su cabello con naturalidad.

Sí, lo estoy. Gracias. – respondió, antes de volver a abrir los ojos para mirar a ambas mujeres.  – Ya todo está por terminar. Y los tres estamos bien. Eso es todo lo que importa -  sonrió con ternura a Ekaterina al verla llorar, divertido porque siquiera pensara que aquello era posible. Le ofreció su mano para acercarla suavemente y abrazarla contra él, necesitando su contacto quizás tanto como esperaba ella necesitara el de él – Siempre puedes ir a Londres a vernos, o nosotros ir a verte a ti. Y cuando cumplas 18, puedo conseguirte un departamento para que vivas allí… Yo tampoco quiero perderte.

Andy escuchó la respuesta de Katia, asintiendo con una sonrisa dulce y cercana, como la de una hermana mayor hacia la más pequeña. - También es lo que deseas tú. - Le dijo. - Sólo que aún no lo sabes. - Afirmó, antes de dedicarle una mirada tranquila. - Si no ya me lo dirás en unos días. - Aseguró, antes de asentir con la cabeza a sus siguientes palabras.

- No hay un si conseguimos salir. - Respondió. - Ya lo hemos conseguido, ya verás. - Enunció, tratando de animarla. - Y no tienes por qué perdernos. Piensa que ahora tienes toda la vida por delante. - Le recordó. Luego llegaron las palabras de su hermano y Andy lo miró, entrecerrando los ojos, como si algo no terminase de encajar en su cabeza.

- Claro que sí. - Afirmó. - Tenemos las mejores universidades de Europa. Aunque para eso antes tendrás que trabajar duro. - Señaló, dedicando una sonrisa a la adolescente.