La muñeca ladeó un poco la cabeza, escuchando con interés el asunto de las pastillas y finalmente hizo un gesto encogiéndose de hombros con la rigidez de su condición en aquel lugar.
- Sam no quiere que salga ni siquiera una noche, así que yo no voy a atacar a nadie. Creo que voy a intentar marcharme ya. Pero eso de las preguntas está muy bien. Creo que deberíais esperar a decidir hasta tener esa información. - Añadió, dedicándole una sonrisa a la pequeña. - Según lo que te cuente Aurél podréis ir a por él esta noche. Se ha ganado muchas miradas y no creo que nadie os culpe por ello. Sólo... Ten cuidado de que Phil no te vea. Creo que se pasea por las noches intentando ver a los asesinos.
La muñeca se acercó a la de Katia y frunció ligeramente sus labios, acariciando con ellos la frente de la muñeca más pequeña, en lo que intentaba ser un beso suave. - Cuídate, Katia. - Susurró antes de apartarse un poco y cerrar los ojos, como si estuviera esperando que algo sucediese.
Las palabras de Sophia se perdían en un último eco, mientras el beso que la muñeca le había dado a la de la chica se desvanecía, al igual que la presencia de la muñeca en ese lugar, dejando a la pequeña Katia sola una vez más.
Como Andrea me ha indicado, esta noche voy a por Chechu y haré lo del justiciero, dejando una nota en la que diga que todos deberían seguir mi ejemplo, que parezca que el asesino sabe que Chechu es malvado.
Como te indicó Andrea, fuiste por Chechu. Te acercaste a su tienda y comenzaste a apuñalarlo, esperando que muriera, pero parecía no hacerlo. Cortaste su cuello para que lo hiciera, y por fin parecía agonizar pero alzó su mano donde notaste que tenía una pistola dorada y disparó. Un proyectil dorado salió de allí dirigido a un destino desconocido pero no te heriría a ti.
Te dispusiste a acomodar el cadáver del chico para armar la puesta en escena similar a la del justiciero y terminaste de cumplir tu trabajo.