Partida Rol por web

Andrea se te había acercado y te ofreció una pequeña bolsa, la cual parecía llevar algo en su interior, algo que parecía valioso. Abriste la bolsa y pudiste ver una gran cantidad de diamantes legítimos, sin duda eran reales. ¿De dónde los había sacado? Eso realmente no importaba, ya que estabas seguras de su autenticidad.

¿Cuál era el motivo de tal generosa oferta? Saoko sería la guardaespaldas de Andrea por todo un día. La chica había contratado tus servicios por todo un día.

Saoko sonrió a Andrea mientras sopesaba las piedras preciosas que esta le había dado para que la protegiese.

- Mizu Andrea- la saludó al estilo japones- me sorprende que me haya elegido a mi para que la proteja... ¿Puedo preguntar por qué ha sido? ¿Tengo cara de Bruce Lee? He de advertirle que no todos los orientales sabemos hacer kárate y que Bruce Lee era chino y yo soy japonesa, puede incurrir en un agrabio muy grande hacia mis ancestros si cae en los tópicos de los occidentales por denominarnos a todos chinos... para un japones es el mayor de los insultos. Téngalo en cuenta- concluyó con una sonrisa amable no exenta de peligro.

- No te preocupes, Saoko. - Dijo Andrea, negando con la cabeza con suavidad. - En mi familia siempre se nos ha dado bien diferenciar a los orientales, no ha sido por eso. - Aseguró, tranquila.

- En realidad, ha sido para conocernos un poco mejor. - Comentó. - Con todo lo que tenemos encima, se puede hablar muy poco sin que los demás estén escuchando., y cada vez es más difícil saber de quién fiarse. Aunque, por ejemplo, tú no pareces mala gente.

Saoko expresó su sorperesa con un alzamiento de ceja ante las palabras de Andrea para después sustituir aquel gesto por una sonrisa amable al estilo nipón, incluido un entornamiento de ojos que hizo aún más visible sus rasgos orientales.

- Me complace que tengas ese concepto sobre mí. Y para ser sincera yo también tenía mucha curiosidad por cononcerte mejor- abrió los ojos para examinarla con curiosidad- Eres valiente, y yo siempre he admirado la valentía, a pesar del peligro que corres por decir lo que sabes, estás dispuesta a seguir transmitiendo la información que posees y eso es muy loable por tu parte. Te has ganado mi respeto- le inclinó la cabeza- lo único que lamento es no ser yo capaz de ofrecer la misma ayuda que tu. Pero dime que más deseas de mí, creo que no has establecido esta comunicación conmigo sólo por eso- volvió a sonreir mientras aguardaba la respuesta

Andy dedicó una sonrisa a la mujer cuando ella le dijo que también sentía curiosidad. Acto seguido, cuando dijo que ella era valiente y todo lo demás, hizo un gesto con la mano, quitándole importancia.

- Cuando estuve muerta me robaron el alma. - Confesó. - Es fácil exponerse cuando ya nada te importa, cuando no tienes nada que perder. - Explicó, antes de emitir un suspiro.

- Está bien, no te voy a engañar: es verdad que no sólo he querido verte para eso. - Dijo, cambiando un poco su postura y mirando a la mujer directamente a los ojos. - Poco a poco muchos nos hemos ido exponiendo, y tengo claro cuál es el papel de muchos de los presentes. - Explicó. - Pero de ti no sé absolutamente nada. Y si confías en mi, que por lo que dices entiendo que sí, espero que resolvamos eso.

- Tenemos que sincronizarnos bien para jugar nuestras cartas adecuadamente. O acabaremos todos muertos.

Saoko había hecho su parte del trato esa noche, cumpliendo con ello su contrato, por lo cual, el pacto había terminado.