Partida Rol por web

Miré al Michael incrédulo.

-Oye, oye. Pues puede que haya sido yo quien haya salvado a esa persona que tanto desea con vida Andrea...-la miré de reojo.-Puede que no sea capaz de revivir a nadie, pero si de proteger ya sea con métodos más agresivos...o más pacíficos. Visto que no os gustó el otro método...aun que de todas formas, no creo que fuese capaz de volver a hacerlo de esa manera si te soy sincero.

Me giré y miré directamente a Andrea-También tengo mi corazoncito y me preocupo de la gente... aun no se por que no dices el nombre de a quien también intentaron matar esta noche. Pero esa luz en él no salió de la nada. Recuerdalo.

Mike miró a aquel hombre con una sombra de tristeza en su semblante.

Mire señor Dennis, ¿verdad? Yo no voy ni a justificarme ni a defenderme. Parece ser que la sombra de la culpabilidad se ha instalado ya en los presentes y yo, junto con otros soy el blanco de ella. Sólo puedo decirle una cosa. No creo que con mi muerte o con la de Erika esto vaya a parar, lo digo con total sinceridad.

Tampoco creo que los milagros o las cosas que estamos viendo sean cosa sobrenatural, nunca he creído en ellas y nunca creeré, me quede lo que me quede de vida. ¿Explicación? Seguramente o estemos drogados o suframos algún tipo de alucinación colectiva. De algo sí estoy seguro. Alguien quiere que no salgamos nadie con vida de aquí.

¿Y porqué lo sé? Hace tiempo mi hermano vino aquí para probar las instalaciones y jamás regresó a casa. He tratado de investigar por mi cuenta los sucesos que aquí acaecieron pero cada vez que daba un paso para adelante se me cerraban cien puertas.

Hice todo lo que pude dejando mi vida personal y familiar a un lado pero, al final, sólo me quedaba una única cosa por hacer, venir aquí e investigar "in situ".

Obviamente tuve que falsear hasta mi nombre y apellidos. Hasta estuve a punto de someterme a cirugía estética para que nadie pudiese relacionarme o, de lo contrario, jamás me habrían dejado llegar hasta aquí. Conseguí pasar las pruebas de selección y entrar con todos vosotros...

Mi único objetivo aquí es averiguar que le pasó a mi hermano y, por lo que parece ser, me queda poco tiempo para ello así que voy a coger mi mochila y me voy a adentrar ahí dentro.

Ahora mismo señor Dennis voy a concentrar mis energías en esto y después si el grupo intenta acabar conmigo lo aceptaré. Mientras, me gustaría tener tranquilidad para investigar quien está detrás de todo esto y saber porqué mi hermano murió.

Andrea no se echó hacia atrás ante la expresión que le dedicó su hermano. Ya se le pasaría. Sí, le había dado pastillas con extracto de monguis a Jessie... Pero el chico al menos había confesado ser un asesino. Y si podía hacer algo porque tuviera un final tranquilo, no iba a dejarlo de lado sólo porque Salvatore no se enterase de lo que ella traía en la mochila. Además, ni que eso fuese lo único. O como si no estuvieran pasando cosas más graves.

Con un suspiro continuó caminando a su lado, sin soltarse, consciente de que necesitaría un tiempo para digerir su enfado. De modo que Andy seguía caminando hacia los túneles en silencio cuando las palabras de Mona hicieron que se girase para mirarla.

- Eres libre de pensar lo que quieras, Mona. - Le dijo. - No voy a ser tan idiota como para explicar cómo he averiguado las cosas que he expuesto. - Comentó, antes de encogerse de hombros. - Si lo que quieres saber es si me he equivocado con tu próxima muerte... - Enunció antes de negar con la cabeza. - Bueno, sólo tenemos que esperar un rato. De todas formas, si tienes algo que decir, yo aprovecharía ahora. Sólo por si acaso, ya sabes.

Acto seguido, ante las palabras de Erika, Andy volvió a negar con la cabeza, llevando su mirada hacia Katia cuando esta respondió. Sin embargo a la asesina confesa no llegó a decirle nada: estaba claro que no era necesario.

Y cuando Jessie se dirigió a ella Andrea lo miró tranquilamente. Por un instante estuvo a punto de dejar a su hermano y acercarse a él, pero finalmente cambió de idea. No iba a echar más leña al fuego.

- Jessie. - Le dijo, empezando por su nombre para intentar que se centrara. - Ya se ha dicho quién ha sido atacado. - Expuso, antes de tomarse un segundo para valorar qué era lo que no le gustaba de las palabras del chico. - Y te agradecería que no te inventases ahora cosas que no hecho. Ha sido de agradecer que confesases, y que no lo hicieras como su fueras lo más sobrado del mundo. - Dijo, llevando durante un instante su vista a Erika. - No lo estropees, anda. - Le pidió, y a punto estuvo de añadir algo cuando las palabras de Mike le pillaron por sorpresa.

- ¿De verdad crees que esta gente - Preguntó, haciendo un gesto hacia Wyatt - te iba a impedir venir porque tuvieras un hermano aquí? Todo lo contrario, está claro que les va el morbo. Así que déjate de hablar de cirugía e historias. - Le dijo, y luego hizo una pequeña pausa. - Además, que vinieras por eso no significa nada. Según dice Janko, estamos hablando de espíritus asesinos que poseen gente. No iban a dejarte de lado porque no venías con la idea de matar a nadie. ¿O crees que Erika o Jessie venían esperando montar una carnicería? - Le preguntó. - Eso no te exculpa en absoluto.

- Aún así... ¿Cómo se llamaba tu hermano? ¿Está en el monolito ese? - Preguntó al final, señalando la roca que habían estado mirando al llegar.

Durante el tiempo en que la discusión duró, pocas reacciones provinieron del joven músico. Su mente estaba ocupada, a mil por hora, tratando de descifrar enigmas que lo confundían, aunque por supuesto, aquella situación era bastante común últimamente. ¿Quién no podría encontrar mil y un problemas que resolver allí? Ignoró las palabras de Erika, a quién ya no podía enfrentar con imparcialidad o siquiera compostura, y simplemente mantuvo su mirada en Katia, quién tras unos minutos clavó sus ojos en él. Su apariencia débil y temblorosa le provocaron ganas de ir a abrazarla para ayudarla a olvidar su presencia en aquel maldito lugar, pero al escucharla hablar una sonrisa se dibuja en su rostro. La estaba subestimando. Ella no necesitaba perderse, sino que podía florecer en la adversidad, transformar su miedo en valentía. 

Más que eso, dejo pasar las palabras como música en sus oídos, atento pero sin intentar ser partícipe de algo tan ajeno a él. Sus ojos pasan a Astrid al escucharla, sin juicios ni extrañeza, pero obviamente la declaración sobre su transexualidad le había llamado la atención. No era algo tan común, por muy natural que él fuera al respecto. ¿Cuál habría sido su nombre antes? Esa era la pregunta que siempre se le venía a la mente al conocer a uno. Por alguna razón, Salvatore tenía una pequeña obsesión con los nombres y sus significados, como si le pudiesen decir algo sobre la persona. Aunque no siempre funcionara, era una pequeña manía que le costaba controlar. 

Y mientras Mike y Andrea discutían, Salvatore leyó las notitas que habían llegado a él. De pronto, su rostro se levantó. Sus ojos se fijaron en Jessie con una furia renovada, quizás incluso más potente de la que hubiese demostrado cuando había visto a su hermana quemada hasta lo irreconocible. No dijo nada. No había necesidad. El sabría porque se iba contra él. Y sin más, sin quitarse otro segundo en que podría disfrutar ver a Jessie alimentar el suelo sediento de sangre, fue hacia él y le soltó un contundente golpe a la quijada, lo suficientemente potente para botarlo al suelo antes de seguir.

Iba a decirle algo a Andrea pero entonces, al dar un paso hacia delante, el suelo se inclinó hacia abajo y tuve que tirar un poco hacia atrás para no caerme. Y en ese instante, de la nada, un ogro apareció proporcionandome un golpe y tirandome al suelo. No noté el dolor, pero al escupir, un liquido rosa salió de mi boca. Entonces lo comprendí. Estaba hecho de algodón de azúcar líquido. Me levanté relamiéndome mientras sacaba un porro de mi riñonera y me lo encendia como si nada hubiese pasado hasta que le di la primera calada.

-¡Tu!-Girté hacia Salvatore y empecé a hablar en tono serio, altivo y amenazante-¡Ogro! ¿Sabes que es lo que más me gusta después de las napolitanas de chocolate? ...

...

...

Me quedé en silencio ahí quieto pensando una buena respuesta ingeniosa y de película pero finalmente mi rostro se tornó un tanto rosado por la verguenza y me rasqué la nuca.

-Jo...no se me ocurre nada ingenioso...¿Matar ogros? No...bueno...da igual....AAAAAAH!-Empecé a correr hacia este saltando encima colgandome de él como pude y golpeandolo a manotazos de niñita.-¡No perderé contra un ogro apestoso! Pero la verdad es que mola sangrar algodón de azúcar...

Al verlo en el piso, pensó en lanzarse sobre él como la vez anterior. Pero esta vez prefería botarlo un par de veces más, aunque el costo fuese verlo escupir y relamer su saliva, acto tan desagradable como patético. Drogado hasta las pezuñas que tenía por pies, eso era un hecho. Lo escuchó gritarle, con la respiración agitada por la adrenalina que sentía se apoderaba de su cuerpo. Odiaba que le dijera napolitana. Lo odiaba. Casi tanto como odiaba la afición que compartían por las drogas. 

Estaba de más decir que no esperaba que al idiota del drogata no se le ocurriera una forma ingeniosa de dirigirse a él. Era por eso que le había hablado en el único lenguaje que un simio como él entendería, en vez de discutir con él. Ya bastante amenazas había lanzado para que entendiera los límites de su libertad en ese campamento, y al ignorarlos había elegido su propio futuro. 

Apartando el rostro para evitar los golpes mientras él se le colgaba y le daba manotazos como mono que era, lo tomó para evitar que se separara de él, llevándolo como un crío contra una de las paredes de vidrio inquebrantable, lugar contra el que al llegar lo presionó, y afirmando de ambos lados del rostro con los pulgares peligrosamente cerca de los ojos, azotó la cabeza de su contrincante repetidas veces contra el grueso cristal.

Concentrado como me hallaba en aplastar los topos que iban saliendo por el cuerpo del ogro para conseguir la máxima puntuación...aunque no sabía cual cuando de pronto me vi entre la espada y la pared, solo que sin espada y sin pared. Entre el ogro y el cristal. Me agarró la cara con las dos manos mirándome, entonces lo comprendí.

-¡No! ¡No, no, no, no! ¡No me beses! ¡Me gusta tu hermana no tu!

Pero ya era tarde, empezó a separar mi cabeza de la pared, atrayéndome hacia él y entonces, BUM BUM BUM, me estampó repetidas veces contra la pared. "¿Un ogro celoso?" Por suerte mi pelo y mi acolchado gorrito de lana, junto al THC y los alucinógenos que llevaba encima hacían que el dolor realmente fuese casi nulo y solo pensase en buscar la lógica a todo aquello que estaba pasando.

-Si-sinceramente...-Tartamudeaba un poco por el mareo que estaba pillando-...no esperaba-a que esta fuese tu idea-a romantica de empotrar a alguien contra la pared...te puedo intentar dar algunos consejos...

Mientras lo golpeaba una y otra vez, el movimiento se hizo, aunque casi hipnótico, aburrido dentro de lo rutinario. Decidido a acabar con aquello una vez que las palabras del hippie delataron su mareo y su poco apego a la realidad, pues nadie a punto de morir seguiría provocando a su asesino a menos que fuera un desquiciado. Y aunque lo odiara, no creía eso de él. 

Por lo mismo, lo tomó del cuello con fuerza, y ahorcándolo, golpeó de un puñetazo su quijada una vez más, para luego empujarlo y botarlo al suelo con violencia, aprovechando la diferencia de peso para mantenerse en pie mientras lo lanzaba hacia al lado. 

No me voy a ensuciar las manos contigo otra vez - dijo mirándolo con desprecio, recordando la ocasión en que lo había apuñalado múltiples veces, incluso atravesando su ojo hasta el cerebro para terminar el trabajo. - Si tienen tanto sentido común como espero, no vivirás otro día de todas maneras. 

Wyatt se giró hacia Michael y le dijo - Yo ya me hice cargo, solo espero que no empeore -.

Las conversaciones siguieron y muchos parecían apenas estar alistándose para bajar. Cuando la comitiva estaba lista, Jessie y Salvatore comenzaron la pelea. Wyatt al principio trató de digerir los comentarions drogos de Jessie y luego se dio cuenta que debía intervenir, debía hacer algo él, así que cuando Salvatore se detuvo, se acercó a Jessie y revisó su estado. Se veía bastante mal pero el chico parecía no notarlo.

Luego, se acercó a Salvatore y le dijo - Cálmate ya, el atardecer se acerca - los miró a todos y comenzó a caminar.