Los trozos comienzan a formarse...
Eres destruido en varios lugares a la vez...
Una mujer desconocida se encuentra frente a tí mostrándote un abismo infinitamente profundo, pero del tamaño de un afiler.
Isar'i, ésto es un Nihil... Te arrastrará hacia el Olvido.
Son sus palabras, en sus ojos puedes ver algo de comprensión, incluso compasión.
Le miras sin comprender.
Me llamaban Darya. Allí está ella, la primera a la que decidiste exterminar... Tu hermana. No puedo darte el poder, pero sí mostrarte el camino.
Tiemblas. Es el fin de tu existencia, seguro.
Ahora el miedo atenaza tu corazón.
Ahora has recorrido todos los caminos.
Ahora puedes ir hacia donde desees.
Pero tú fuiste el causante de su caída... ¿Qué harás?
Este mundo rechaza tu existencia, y a su vez te anima a luchar una y otra vez. Puedes recordar la sonrisa del viejo Troolshy, las primeras lecciones de Cell, incluso el calor de un abrazo que no recuerdas haber recibido.
Y ahora... Soledad. Una lágrima por tu mejilla.
¿Qué habrías hecho a la realidad para recibir uno tras otro sus mayores males?
Aquel a quien traicionaste es ahora quien te ofrece una senda que jamás hubieses encontrado por tí mismo.
Querrías acercarte, pero de seguro sus flamas acabarían contigo.
El tiempo se agota.
A tus pies queda el Olvido. A tu espalda, el Recuerdo.
Tragas saliva.
¿Abrir la Caja de Pandora?
Tomas una decisión.
Sólo es un paso... ¿No?
Y al fin... Podrás ser libre de tí mismo.
Una libertad... Como nunca encontrarás otra.
Su mano en tu pecho te detiene, ella, tu guía y tu condena, la oscuridad que te abrazó nada más llegar, aquella que exterminó en tu nombre, te mira a los ojos, con sendas lágrimas recorriéndole las mejillas.
Hermano...