Instantes antes del amanecer, unas flores misteriosas se abrían en todo el lugar y expulsaban una nube de polvo verdoso.
La nube alcanzó a todos por igual.
La sombras se hicieron más fuertes.
Y nadie, vivo o no, carnal o constructo, pudo resistir el impulso del polen, que arrebata las energías sin dudarlo, que hace caer a los héroes en un sueño del cual tardarían en despertar.