Partida Rol por web

Observo el espectáculo quieta. He de tomar nota por si en el futuro yo ocupase el lugar de Gynk.

- Si en el futuro fuese esa mi posición, agradecería que simplemente me desconectarais. - digo - Muchos años de evolución, trabajo y energía han sido necesarios para dar forma a este cuerpo. Si no es mucho pedir, me gustaría que no lo destrozarais. Si no me considerarais Apta yo misma me encargaré de apagarlo, o Adu puede hacerlo, si os parece bien. - me ofrezco.

- Sobre Rakedus, su oferta consistió en repartir entre los supervivientes el cincuenta por ciento de la energía de la Amalgama. Si éramos diez al final me correspondería un cinco por ciento. Si éramos dos, un venticinco. Si acababa con sus otros seguidores y era la única, el cincuenta sería mío. Pero él utilizaría su parte para acabar con lo que he venido a proteger, de modo que desestimé su oferta de inmediato. No me sirve de nada toda ese energía si no puedo cumplir mi Objetivo.

Una jaqueca inmensa taladraba mi cabeza de la cual mi mano no se había separado ni durante la ejecución de ese desagradable que tanto me gritaba.
Entre mis dedos y las brumas del dolor había vislumbrado como el Guardián dictaban sentencia y como sus ¿compañeros? la ejecutaban.

Con algo de extrañeza, Arya contempla la joya de estaño y acero, digna de un guerrero, que le entregara Pharao para  Gynk. Su trabajo seguía siendo hermoso, su alma atenta.

Escuchaba con atención las palabras que quiso aportar cada uno, asintiendo en agradecimiento a todos aquellos que aportaron su grano de arena, y cuando participa Ehalli se queda un momento pensativa. 

- Estoy segura... de que elegiste lo que creíste mejor. Efectivamente, la destrucción de todo lo que existe es una perspectiva terrible. Me cuesta creer que nadie eligiese de forma consciente un futuro como ese. Gracias por tus palabras y tu gesto. No sé si podré llegar a comprenderte, pero pareces sincera. - suspira - Espero estar en lo cierto al menos en eso.

Entonces si, se dirige al interior del mausoleo, entregando al caído el símbolo que creasen para él. El olor, aspecto y función de aquella construcción tenían un aire solemne, auténtico. Solo visto desde dentro podía notarse en su totalidad - Gracias, Pharao. - Murmura

Escucho las palabras de Arya. Finalmente asiento antes de hablar.

- Mentir no forma parte de mi programación. - respondo en un tono completamente neutro.

Desconectar a quien sea no me supone ningún problema. Si alguien más desea ser desconectado puede decírmelo... oh, bueno... más o menos...

Desde que todo ha ocurrido, he permanecido en silencio, rezando una muda plegaria por el alma del caído. Todos hemos decidido que era él uno de los asesinos, pero aun así, todo el mundo merece respeto, sea o no un asesino. Respetar es empezar a ganar la guerra.

-Siempre son los demás los que se mueren, porque cuando uno muere, es el fin de todo para él. La muerte es una amarga pirueta de la que no guardan recuerdo los muertos, sino los vivos. - Digo entre dientes antes de abrir los ojos y mostrarme con un gesto serio y decidido.

- Lo único que debemos temer es el temor mismo. A cada día le bastan sus temores, y no hay por qué anticipar los de mañana.

Me froto la frente y me elevo un poco en el aire sostenida por una suave ráfaga de aire. Me quede pensativa, observando la noche sobre el plano en que nos encontraba.
Cuanta belleza en un mismo lugar, y mancillada por los seres que la habitan. Seria hermoso poder contemplar estas tierras con tranquilidad. Pensé en el comentario de Delos sobre la ausencia de Fauna local y como eso perjudicaba a la visión que tenía ante mí.
-Hermoso lugar, una pena que la efusividad del combate y la incertidumbre nos hagan temer no ver un nuevo amanecer aquí. Suspire.

Miles de batallas en miles de mundo, y me tenía que tocar esta.
Al menos, son un grupo variopinto, algo podremos aprender. Si es que salimos de aquí algún día. Dije, mirando al santuario que Pharao había levantado.

La pregunta de Pharao no me resulta desconocida... y causa cierto pesar en mi espiritu

¿Por qué lo hiciste?

Demasiadas veces yo mismo me plantee esta pregunta, sin encontrar una respuesta satisfactoria.

- Mis razones son tan acertadas y tan erroneas como las de todos Pharao... la única manera de deshacer un ovillo es estirar de los hilos, tiré de uno.

Tras el duro combate y desenlace esperado por parte de Nuraus, el enorme hombre observó. Vió como el guardián acababa con la vida de Gynk y observó en silencio. Vio como todo se desarrolló y las reacciones de unos y otros, pero él no se inmutó. Ni siquiera contestó a las palabras de Isar´i.

A la vista de Nuraus había más honor en como se desarrolló todo que dejar al guardián hacer sólo. Le dieron la oportunidad a aquel hombre de defenderse y luchar hasta el último aliento. Algo que valoraba Nuraus más que el combate en sí.

Sabía que muchos le juzgaban y le criticaban por su decisión. Pero eso era algo que a Nuraus no le importaba, pues todos habían juzgado, todos habían culpado a alguien. Simplemente fueron más los que decidieron que Gynk debía caer, pero todos en la Amalgama había ejecutado a otro. Nuraus estaba allí para descubrir y decidir, y eso haría hasta que la muerte le llegase.

Se mantuvo en silencio y dejó a todos hablar y al igual que el primer día, los evaluó y observó.

Ya había caído el primero... Todo sucedía como en la última gran batalla.

Esta era la única forma de encontrar a los traidores. Sin embargo, el comienzo siempre es difícil. ¿Había muerto un inocente acusado injustamente? Prefería creer que no.

Esperemos que esto haya sido lo correcto. Esperemos que la noche no traiga mas muerte... - dijo, sin dirigirse a nadie en concreto.

Neheri no añadió nada más, se limitó a escuchar al resto de los presentes, mientras en silencio rezaba a su diosa para que la ayudara a descubrir a los seguidores de Rakedus. En la anterior batalla aquellos locos habían estado muy cerca de alzarse con la victoria, tan sólo la decisión de última hora de Demonidus hizo inclinarse la balanza hacia el lado de la luz... pero aquella amalgama se tornaba complicada. Había que ser prudentes y actuar con inteligencia, el mal no debía vencer y ella estaba dispuesta a dar su vida, si fuera necesario, para que Rakedus no triunfara.

Me quité la mano de la cabeza y me senté en la rama,el dolor me ha ido abandonando paulatinamente Parece que ya se ha cansado Musito.

Bajo de la rama y me acerco a los demas.

El viejo Troolshy se había quedado dormido, poco después de que todo sucediera, y aun parecía dormido, estaba sentado en un montón de hojas y tierra removida y ni siquiera recordaba haberse sentado. Meció su barba y arreglo sus cejas, sus ojos aun miraban borrosos al resto. Su cabeza debía despejarse, pero algo le decía que era muy tarde para eso.

Me crucé de brazos y seguí escichando las divagaciones de los presentes

El ánimo de los presentes se había enfriado, quizás fuera el miedo lo que atenazaba sus corazones o no saber lo que les depararía  la noche...

Aún era pronto y eran muchos los interrogantes. Sólo esperaba que en aquella ocasión fuera capaz de no estar tan perdida como la vez anterior.

Entonces M se acercó de nuevo a los presentes.

- Parece que te encuentras mejor...- dijo escueta, no sabía lo que pensar de aquel ser...

En efecto Neheri,de momento ella está tranquila Digo mirando a la elfa que se ha dirigido a él.
Estoy listo para contestar a alguna de vuestras preguntas.

La gente estaba tranquila. La noche los amedrentaba o al menos eso parecía.

M estaba dispuesto a hablar después de todo el follón que había montado.

-¿Cuál es tu objetivo en esta guerra M? Si no estás de parte de ninguna fuerza mayor, no quieres participar en ella y solo vienes a observar… Me pregunto qué objetivo se esconde tras de esos actos.

Me parecía extraño que en un lugar así existiese entre nosotros alguien totalmente ajeno a la guerra. Sin un fin exacto más que observar…

Dado que ninguno más a parte de Mei parecía querer hablar, se decidió a lanzar ella misma una de las preguntas por la que más curiosidad sentía a parte de las formuladas por aquella mujer.

- ¿Porqué te tortura esa asesina, M? ¿Sabes algo que ella teme que sepamos y por eso trata de silenciarte?- M no era de fiar y sus respuestas e intervenciones podrían alejarlos tanto de la verdad como acercarlos... sin embargo, tampoco perdería nada intentando encontrar respuestas- ¿O es otra cosa?

Instantes antes del amanecer, unas flores misteriosas se abrían en todo el lugar y expulsaban una nube de polvo verdoso.

La nube alcanzó a todos por igual.

La sombras se hicieron más fuertes.

Y nadie, vivo o no, carnal o constructo, pudo resistir el impulso del polen, que arrebata las energías sin dudarlo, que hace caer a los héroes en un sueño del cual tardarían en despertar.