Llega la noche

Noche 1

Ahora en la noche estais todos aislados en vuestras habitaciones. Podeis hablar entre vosotros y planear si quereis cosas para el día siguiente, si es que conseguis congeniar.

En esta noche también se realizarán los poderes nocturnos y los que acontecen en la habitación y no hacia un personaje, es probable que os pueda afectar a cualquiera de los dos, tenedlo en cuenta para vuestras elecciones.

Nada más llegar la pelirroja se tumbó en la cama aunque no para descansar precisamente... 

— Hey... ¿realmente crees que las cosas sean tan serias como dijo Nagisa-sensei? — preguntó curiosa al tiempo que rodaba por toda la superficie de su colchón como si tuviese pulgas o algo así, pero además de eso también miraba a todos lados de la habitación, silbaba de tanto en tanto y de pronto hasta se tocaba el cabello; la más de las veces, sin embargo, su atención fluctuaba hacia su compañera.

— Yo no lo sé... pero lo que si sé es que todo esto es muy emocionante, muy intenso — de pronto se detuvo y su rostro hasta entonces en un vaivén de felicidad a distracción asumió un gesto de intensa voluntad — Aiko-chan — se tomó la libertad de llamarle así — ¡hay que dar lo mejor de nosotras! — y mientras decía esto último sus ojos brillaron de una manera peculiar acompañándose de curiosas estrellas a su alrededor, como si el espíritu de la chica intentara salir de su cuerpo...

Aiko al final del día no parecía agotada pese a tal montón de emociones y sorpresas. Probablemente se lo estaba guardando, porque pese a entrar a la habitación con el mismo porte elegante y actitud de siempre lo primero que hizo fue recostarse en la cama y cerrar los ojos. Ni se quejó, ni dijo nada hasta que Nao le dirigió la palabra.

— No quería creerlo al principio... — Admitió de forma curiosamente sincera, soltando un suspiro y abriendo un solo ojo para verla. — Pero creo que de verdad esperan que muera alguien, ese hombre es peligroso. — Dijo refiriéndose al profesor y llevándose la mano al bolsillo de su falda, donde reposaba el cuchillo. Lo sacó, hizo un par de cortes distraídos en el aire y luego lo dejó reposar a un lado.

— ¡Esto es malditamente horrible! — Soltó de forma repentina, levantándose y cruzándose de brazos de mal humor, dejando atrás esa fachada seria y preocupada de hace apenas unos segundos. — ¡Mi cama vale más que toda esta escuela! Tener que estar en un lugar así... Lleno de gente rara e inútil... — Resopló para sí misma y alzó finalmente la vista hacia una Nao que acababa de girar en su colchón.

— ¡hay que dar lo mejor de nosotras! —

No pudo evitar una sonrisa al escucharla. Parecía que iba a responderle, incluso de forma animada... Pero se cortó de pronto y sin decir nada resopló una vez más. — ¡Hmpf! Esos idiotas no se merecen lo mejor de mí. — Terminó soltando para después realizar un gesto altanero con su cabello y esbozar una sonrisa más que confiada. — Pero supongo que en el camino puedo ayudarte a que tú también salgas de esta. — Definitivamente la derrota o la muerte no eran una posibilidad para ella, o al menos eso era lo que reflejaban esas palabras. Sin embargo antes, durante un breve momento, la inseguridad pasó por su voz.

Mientras escuchaba a su compañera Nao-chan fue adquiriendo una expresión solemne en su casi siempre infantil rostro, seria y quieta como lo requería el momento...hasta que la acaudalada contraria terminó de hablar.

La que seguía tumbada sobre su cama levantó la mano entonces y, sin abandonar su dramáticamente seria (o seriamente dramática) actitud, replicó:

— ¿Podrías darme dinero entonces? Es para ayudar a la causa... — cual desvergonzada, inoportuna limosnera cuya dignidad quedaba curiosamente intacta dada la increíble aleatoreidad de sus palabras. Nao-chan dijo eso porque tal era su manera de interpretar y aceptar las palabras de su compañera, así como de apoyarle, dado que más allá del color de cabello compartían motivaciones hasta cierto punto; gracias a la peculiar suerte que les había tocado, quizás podrían incluso hasta afilar sus respectivas estrategias mutuamente antes de llevarlas ante los otros, fuera durante la noche o el día...

Extrañamente cuando llegasteis a vuestra habitación, una de las dos no apareció. Aiko se quedó sola en la habitación al voltearse y ver que Nao-chan había desaparecido. Estabas segura de que te seguía pero... ¿Donde está?

-Nao-Chan, ¿Dijiste q-...- Ni siquiera alcanzó a terminar la frase cuando, al momento, se dio cuenta de que la compañera de su habitación no se encontraba al interior de la misma. Asomó la cabeza por la puerta y miró en todas las direcciones evidentemente extrañada, ¿Dónde podría haber ido? Además estaba el factor de que deberían juntarse más tarde, para tomar otra clase de decisiones... ¿Habrá ido a jugar a las cartas con esos idiotas? ¿Trataría ella de escapar y comprobar si el campo de fuerza era cierto? ¿Habrá sido capturada por el pulpoide mientras nadie la veía? Esa y más preguntas cruzaron por su cabeza al momento de no verla en su habitación y la intención de salir a buscarla en ese momento creció. No por especial preocupación sobre su persona, sino por la simple preocupación de qué podría estar tramando alguien fuera de su habitación en un sitio como ese. Miró la puerta, aún abierta...