Ahora en la noche estais todos aislados en vuestras habitaciones. Podeis hablar entre vosotros y planear si quereis cosas para el día siguiente, si es que conseguis congeniar.
En esta noche también se realizarán los poderes nocturnos y los que acontecen en la habitación y no hacia un personaje, es probable que os pueda afectar a cualquiera de los dos, tenedlo en cuenta para vuestras elecciones.
-Hola -saluda Namine a su compañera de habitación cuando entra en el dormitorio arrastrando los pies.
Observa por primera vez que Aoyama tiene el cabello azul. Había estado tan pendiente de Yoshito que ni siquiera se había percatado del aspecto físico de sus otros compañeros.
-¿Qué haces? -quiso saber, intrigada.
La pelizul entró a la habitación después de que su compañera lo hubiese hecho y escogería cama hasta que ella lo hiciese, no tenía el valor de toma la iniciativa y prefería ser de las que se llevaran por la corriente. Sin embargo, lo que no esperaba fue que le dirigieran la palabra... y Haruhi soltó un pequeño gemido mientras arqueaba su espalda un poco y reflexionaba qué decir. Pasaron varios segundos... minutos... No horas, pero sí unos minutitos.
-Y-yo... n-no.... hagonada-luego de tartamudear con sus mejiillas sonrojadas habló rápido y dándose cuenta de eso agachó su cabeza y comenzó a jugar con sus ropas-. L-lo siento... me pongo... algo nerviosa... si hablo con otros. ¡N-no vayas a pensar mal!-alzó su rostro para negar con su cabeza-. ¿E-estás m-muy cansada?
-Oh... Yo también me pongo un poco nerviosa si hablo con otros -dijo Namine, pensativa-. Bueno, sólo si son chicos y sobre todo si son tan guapos como Yoshito...
-Hmm... Yoshito... -murmuró Namine, embelesada. Solo cuando finalmente la muchacha se recupera de su ensimismamiento se dirige de nuevo a Haruhi-. ¿Quieres que juguemos a algún juego? Así al menos mataremos el tiempo.
Una nueva noche y Haruhi sentía que el mundo se venía encima. La noche anterior no había aceptado jugar porque simplemente quería dormir y ahora... ahora solo estaba tirada en cama echa una bolita azul porque no quería estar ahí. Miró a su compañera y se preguntó si Namine era tranquila y por lo tanto, ella exagerada... o simplemente todos estaban locos.
-¿H-has podido contactar a t-tu familia?
Namine hizo un gesto de negación.
-No he podido contactar con nadie -reconoció, aunque Aoyama pudo advertir que su compañera se encontraba bastante tranquila, sin muestra alguna de preocupación-. Echo de menos a mi perrita Cuki. Más que a mis padres incluso. Si la tuviera aquí, al menos nos haría compañía.
Llegada la noche, Haruhi parecía estar acostumbrándose aunque sea un poco a lo que sucedía. Al menos esta vez no lloraba y sentía que estaba "a salvo" de las relaciones sociales.
-¿Y cómo es Cuki?-preguntó con voz bajita, pero curiosa de saber un poco de temas que no tuviesen que ver con la clase.
-Cuki es la perrita más bonita del mundo -aseguró Namine, hablando muy emocionada sobre su mascota-. Mira, tengo una fotografía. -La joven le mostró entonces una fotografía de su perrita a su compañera de habitación-. Es una Yorkshire. La encontré en la calle cuando la estaban maltratando unos chicos malos. Me dieron una paliza a pesar de mis conocimientos de aikido, kárate, taekwondo y capoeira, pero la conseguí salvar.