Llega la noche

Noche 1

Ahora en la noche estais todos aislados en vuestras habitaciones. Podeis hablar entre vosotros y planear si quereis cosas para el día siguiente, si es que conseguis congeniar.

En esta noche también se realizarán los poderes nocturnos y los que acontecen en la habitación y no hacia un personaje, es probable que os pueda afectar a cualquiera de los dos, tenedlo en cuenta para vuestras elecciones.

Por fin habían terminado las clases y ahora tenía tiempo de hacer lo que más le gustaba: ¡Jugar! Tiró prácticamente al suelo su mochila, dejando que algunos libros se desperdigaran por el suelo al tenerla abierta mientras se tiraba de un salto a la cama, sentándose con las piernas cruzadas.

- Navi, Navi, ¿a qué quieres jugar? – Miró a su compañera de habitación con una amplia sonrisa, la de una niña con un juguete nuevo.- Si te gustan los minijuegos tengo Mario Kart, Wiisport…- Fue sacando carátulas de videojuegos como si de Doraemon con su bolsillo se tratase, colocando también los respectivos mandos a su lado mientras indicaba a su compañera que se sentara junto a ella.- ¿De lucha? Super Smash Bros, Mortal Kombat… ¿Miedo? Outlast, Resident Evil… Mira, este se puede jugar en cooperativo.- Le dejó sobre sus manos el Resident Evil 5.- No sé, tengo de todo, sólo pídeme uno y jugaremos al que sea. ¡Ya te dije que no te dejaría dormir! – La joven gamer estaba muy emocionada por esa noche de juegos, sacando de no se sabe donde una botella fresca de Coca cola, su sustento para mantenerse en pie, dándole un sorbo directamente a la botella y tendiéndosela por si ella también quería.

La rubia había colgado varios amuletos alrededor de su cama, distintas protecciones mágicas que quizás fueran útiles para protegerla de cualquier daño. Cuando estaba terminando de colgarlos, escuchó a la compañera, que tenía una interesante colección de videojuegos. Miró con algo de curiosidad el que decía "Resident Evil". -Hum. Es curioso como muchos de estos juegos tienen dentro encantamientos reales que invocan la oscuridad y la destrucción, pero nadie parece darse cuenta. En algún lugar de Europa, un portal al Inframundo se va abriendo lentamente por cada vez que alguien juega y recita los encantamientos.- La miró sin parpadear, miro los cascos, los mandos...

-¿A cuál quieres jugar tú?-

Enarcó una ceja ante la extraña explicación de su compañera de piso, sabiendo que el mote de “Navi” le quedaba que ni pintado. Al fin y al cabo parecía que iban a estar juntas más tiempo que con el resto, y le dictaría información que desconocía como si fuera Cortana.

Cogió la carátula del Resident Evil, el juego que parecía haber captado su atención, volteándolo para leer la sinopsis aunque posiblemente, si le preguntara, se sabía de memoria hasta la parte que estaba en portugués. Siempre se estudiaba todos sus videojuegos al dedillo, hasta el más mínimo detalle.

- De acuerdo, nada de miedo por esta noche. No quiero abrir portales a poder ser.- Bueno, al menos ya hemos descartado una rama. Sólo nos quedan 34151 más. Pensó tanto que le dolía la cabeza, apretándose el puente de la nariz con dos dedos.- Se me ocurre uno, “Brother”*.- Rebuscó en su mochila hasta sacar un pequeño cacharro que venía un portal grande de videojuegos integrados, como si fuera un Steam portátil.- Va de dos hermanos que tienen que tienen que recorrer un escenario de fantasía lleno de puzles y misterios para salvar a su padre.- Encendió la pantalla tras conectar los pertinentes cables y tenderle un mando.- Algo así como estamos ahora. Hay que trabajar en equipo para matar al malo de la aventura, ¿no? – Sonrió a Kajiwara mientras configuraba el apartado de “opciones”.- ¿No tienes miedo? Morir y todo eso.

Vio el nuevo juego que ofrecía, con un poco más de interés. -¿Qué pasó con el padre? ¿Fue secuestrado por una entidad oscura? ¿Atrajo la atención de un culto?-

Hizo una pequeña mueca al escuchar que era cooperativo. -Hm, no se me da bien trabajar con otros. No sé me acercan mucho, usualmente.-

Mientras la veia preparar todo para empezar a jugar, escuchó a su pregunta. -Creo que tengo más miedo de morir por la ignoracia del grupo. Ven algo raro, distinto a ellos; matarán lo que no entienden y temen.- Su voz sonaba neutra, al igual que seguía sin parpadear de más. -¿Tú tienes miedo?-

- Enfermo, simplemente. Tienen que buscar unas hierbas curativas para salvarle, lo típico.- Se encogió de hombros, restándole importancia a la trama.

- ¿No se te acercan? ¿Por? – La miraba de soslayo, mostrando cierta curiosidad ante su afirmación, visiblemente incrédula.- Eres una chica bonita y pareces maja. No sé, llevamos sólo un rato hablando y me caes bien.- Volvió a sonreír. Era cierto que la mayoría de los amigos de Sora eran avatares 3DS con nicks, que los amigos reales no llegaba a contarlos ni con los dedos de una sola mano, pero apreciaba cualquier gesto de camaradería.- Si quieres podemos ser amigas, al fin y al cabo nos quedan varias noches juntas.

¿Tú tienes miedo?

Pausó el juego al rebotar la pregunta hacia ella, rascándose la barbilla.

- Supongo que siempre hay miedo, pero la vida y la muerte es algo natural. Al menos estoy tranquila, porque sé que si muero todos sabrán quién fue.- Le guiñó un ojo a Kajiwara, confiada.- Creo que serviré más muerta que viva.

La rubia alzó la ceja, le quedaba claro que Sora no era muy perceptiva del mundo real, o al menos de las sociedades estudiantiles.

-Ehm. Bueno. Supongo que podemos ser amigas. Dijo. Aquello era algo extraño. Igual que aquel juego. Tenia que darle a un botón para saltar y a otro para activar algo que ayudaría al personaje de la otra joven. Tomó un trago largo del botellón de refresco, sacando la lengua de un lado mientras miraba la pantalla. -Supongo que igual será conmigo, si amanezco muerta. Aunque con esos cascos igual no te enterarias.- Dijo, sin que quedara claro si hablaba en serio o estaba bromeando.

Cuando Kajiwara llegó a la habitación, la joven gamer ya estaba en pijama sentada sobre la cama y con el mando a su lado, cargando el último punto de control por el que se quedaron ayer. Alzó el rostro a ver a su compañera, ampliando la sonrisa.

- ¡Navi! Me alegra verte viva un día más.- Era una afirmación sincera, dando dos palmaditas a su lado mientras esperaba a que se acomodara.- Me sorprendió la elegida por votación. Sinceramente ni me había enterado de que estaba ahí, creo que nunca la escuché hablar… en fin, ¿cómo estás?

-Sora-san.- Saludó la rubia al cruzar la puerta. Se acercó hasta el lado señalado por la chica mirando la cónsola para intentar adivinar cual sería el juego de esa noche, viendo que era el mismo que habian jugado el día anterior. ¿No se suponía que ese juego se pasaba en pocas horas? -Cansada. Fueron demasiadas muertes para sólo un día. Más las clases. En fin, no sé qué tanto resista despierta hoy, pero lo intentaré.- Aseguró.

-Creo que a tí te tomó más por sorpresa la invitación para salir de Kenichi-san, ¿cierto?-

Estaba tan despistada que se había equivocado de juego*, pidiendo disculpas en voz baja mientras se levantaba para cambiarlo. Tantas muertes y estudios me están friendo el cerebro.- Esta vez, en honor a su misteriosa compañera, escogió el mítico “Until Dawn”. Esperaba que le gustara y, como era de un único jugador, le tendió el primer mando mientras ella se quedaba mirando.

No parece mal chico, pero si te das cuenta posiblemente haya sido fruto de los nervios.- Pareció restarle importancia a la “declaración”, aunque ella no lo veía así, de Kenichi.- Ayer, cuando vimos por primera vez al lacasito y nos contó todo eso de tener que matar gente y demás, ya había algunos, completamente desconocidos, que se fueron arrimando como si de un juego de citas se tratase.- No hacía falta decir nombres, puesto que estaba segura de que si hacia memoria ella misma sabría a quienes se referían.- Cuando ves la muerte tan cerca confundes cosas, pero no es mi rollo. No tengo intención de morir, mucho menos de ligar, sólo quiero ganar la partida.- Sonrió a su compañera antes de darle un trago a su refresco.- Y no te preocupes, si estás cansada duerme. Seré una entusiasta, pero no una esclavista.

-Hum. ¿De qué va este juego?- Preguntó, tomando el mando que le ofrecía. Se pensó un poco lo de la situación en el salón de clases. -Nunca he entendido mucho eso de querer vivir experiencias sólo por la perspectiva de la muerte. ¿Cambia de alguna forma conseguir pareja, si al día siguiente morirás? El más allá tampoco es agradable precisamente.- Dijo.

Dudó un instante, mirando a la jugadora, antes de seguir. -Hablé con Masaru. Hoy.- No sabía si la chica le creería. -No vio su asesino, pero dijo que su nombre empezaba con K. Quizás Kenichi te estaba tratando de engatusar para ponerte una trampa.-

Hum. ¿De qué va este juego?

El rostro de Sora mostró tal felicidad que apenas no pudo contenerla. Sí, era Gamer, y enseñar a alguien que desconocía el fantástico mundo de los videojuegos sobre su gran pasión era música para sus oídos, alegrándose sobre todo por haberse acercado un poco más a su compañera.

Es de “suspense”, los personajes pueden morir dependiendo de tus decisiones y eso es lo que mola.- Esperó a que viera la introducción del juego para que no se perdiera ningún diálogo, retomando la conversación cuando podía mover al personaje.- ¿Has visto “la matanza de Texas”? ¿”La cabaña en el bosque”? Algo del estilo. Un grupo de amigos van a una casa perdida en la montaña y hay un asesino suelto. Juegas con todos los personajes, y dependiendo de las acciones que hagas los salvas o los matas.- Tras la explicación general del juego escuchó con atención lo referido a Masaru arqueando una ceja.- ¿Masaru no estaba…? Oh.- Entendió sin necesidad de decir nada más, imaginándose que si ella no había querido decir nada no sería plan de incidir al respecto.- Uhm…

Sora se levantó y cogió un bolígrafo y un papel, garabateando todos los nombres de los presentes, vivos y muertos.

Si su nombre empieza por “K”, tenemos a Kenichi muerto, Kenichi ligón, Keruh, Kobayashi y Kajiwara.- Sí, la había nombrado a su compañera de habitación con tanta tranquilidad entre los posibles asesinos como si fuera una lista de la compra. Dio vueltas a la lista antes de alzar el rostro.- Navi, ¿eres un contaminado?

El juego sonaba interesante, y la rubia vio con curiosidad la apertura del juego. -Hum. Se parece un poco a lo que estamos haciendo nosotros, ¿no? Las acciones y palabras de unos y de otros es lo que terminará salvándonos o condenándonos...- Musitó, concentrándose en el juego. Cuando escuchó la lista, intervino de nuevo. -Si vas a contar los apellidos, deberías agregar a Satou Kiyoshi, a Namine Korokawa y Himura Kohana en la lista. Kajimire es mi apellido.- No desvió la mirada de la pantalla. -No soy una contaminada. Igual que si te pregunto si eres una contaminada me dirás qué no lo eres. Queda decidir si confiamos la una en la otra o no.- Se mantuvo en silencio un momento, antes de detener el juego y mirarla. -Preferiría que no menciones lo que puedo hacer a los otros. Si los contaminados y el pulpoide saben que puedo obtener pistas de los asesinos a través de los muertos, querrán eliminarme. ¿Guardarás mi secreto?-

Contaminado, pulpoide o asesina eres mi amiga y mi compañera de habitación.- Kajiwara tenía tenía razón, le faltaron algunos apellidos en la lista aunque posiblemente con el orden de los nombre-apellidos tradiciones se había confundido.- Nunca te vendería.- Mientras hablaba subrayó los nombres que había añadido ella, ampliando un poco la lista pero no demasiado.- Y sí, confío en ti. Eso es lo que hacen los amigos. Además, Link nunca dejó tirado a Navi.- Miró entonces la lista que tenía, meditando unos segundos.- Podemos tachar a la gemela porque está muerta y dijeron que no estaba contaminada.- Se rascó la cabellera, intentando pensar.- Me quedaría entre estos dos.- Señaló a Namine Korokawa y Satou Kiyoshi.- Tienen perfiles muy bajos, tanto que no destacarían, y a veces eso es una estrategia a seguir.- Pingeó varias veces con el dedo en el nombre de Namine, pensativa.- Ella me da bastante curiosidad. Contaminada o no, algo oculta. Si puedo la vigilaré de cerca.

-El Kenichi muerto tampoco era contaminado. Masaru lo escogió para matarlo guiándose por la pista.- Comentó ella. -Namine es la rubia que se puso a bailar en el salón hoy. ¿cierto?- Preguntó, recordando ese momento extraño de los muchos de ese día. -Tal vez Keruh no sea el idiota que pretende ser. Si es realmente una mente maestra, es muy buen actor.- Dijo.

La rubia miró a su nuevo compañero de habitación y suspiró. Extrañaba a Sora.

Se fue directo a su cama, y continuó tallando en la base de su cabecera la estrella de cinco puntas.

Suitei devuelve el gesto de mirar a su compañera de cuarto y bufa de decepción al ver que no se acercaba en nada a su nivel. Aunque no había nadie entre todos los sobrevivientes que se acercase a eso.
Se dedica a dormir como un tronco, sin pensar que algo malo le podría suceder.