PATIO DEL PALACIO DE LA DISCORDIA:
- Cualquiera que esté en el Patio o en las columnatas aldedañas mirando hacia el Patio, puede ver que Lengua Negra está impartiendo disciplina a Derviche y Tarado. Cada uno está rodeado por cinco compañeros de Pelotón que se turnan para darle un varazo.
- El golpe de vara de Belleza es increíblemente fuerte y se escucha claramente como rompe huesos y costillas. La fanática, sin embargo, no grita, aunque el dolor tiene que ser sin duda terrible.
Una criatura demoníaca acude al Palacio. Cuando le preguntan gruñe que viene a buscar a Serpiente para llevárselo.
AÑO: 201 de Khatovar.
MES: Antílope (mes décimo, primero del otoño).
DÍA: Segundo del mes.
MEDIODÍA
Ante el golpe de Belleza y el grito de Derviche, Lengua Negra habló alzando una mano.
-Es suficiente para Derviche. Lombriz, León Anciano, lleváosla a su cubículo. Plumilla atiéndela de inmediato. Belleza, ve a por el cabo Matagatos. Dile que yo te envío y que si dispone de tiempo acuda para ayudar a Plumilla en el cuidado de Derviche -ordenó.
Tras ello se volvió hacia Keropis.
-Campamentero Keropis, tal vez pienses que alguien necesita oír tus comentarios, criticando mi decisión de castigar la insubordinación. No es así. Permanecerás bajo arresto en tu cubículo durante una semana, semana en la cual no gozarás de la asistencia de tu esclava, aspecto este último que no despierta por lo visto vergüenza alguna en tu ética visión del mundo. Tendrás una comida diaria. Concluida tu reclusión, en la cual no recibirás visita alguna, sustituirás a Derviche en las guardias y limpieza de letrinas.
Devolvió la vista al resto del grupo.
-Confío en que nadie más tenga nada que decir. Proseguid con el castigo de Tarado.
AÑO: 201 de Khatovar.
MES: Antílope (mes décimo, primero del otoño).
DÍA: Segundo del mes.
MEDIODÍA
Fue algo brutal. Pensó que fue Keropis, aquel eremita, el que le destrozó las costillas y quien sabe si algo más con aquella vara, no supo si le dieron algún varazo más, pues ese en especial, le había nublado la mente, debido al dolor.
Cayó de rodillas al suelo, teniendo que clavar los puños en el suelo, abriéndose las costras de la noche anterior, provocadas por golpear la pared con las manos desnudas.
Pero lo peor no fue el golpe. Ni siquiera el estúpido comentario del retrasado de Lombriz, o la indolencia de Manta. Lo peor fueron las palabras de su cabo.
No era suficiente el primer castigo, ni el segundo, ahora además, tenía que humillarla delante de toda la compañía.
Era demasiado, podía tragar con casi cualquier cosa, pero aquello lo sobrepasaba todo, sobrepasaba su límite, ya no como miembro de la compañía, si no como persona, por muy desequilibrada que estuviera.
Renqueante, se levantó y giró para encarar a Lengua Negra, a través de sus ojos caían lágrimas de rabia y dolor por el golpe. Fue un gran esfuerzo no gritar al recibirlo. No había marcha atrás, tenía que replicar.
-¡NO!- Gritó Derviche, ayudándose del dolor que sentía, para que cogiese fuerza
-Van a terminar el castigo, y si no, me daré yo misma con la vara, y cuando terminen con los golpes, iré a limpiar la mierda de todos, hasta que me desmaye por puro dolor o muera en el intento, y depués, si todavía merezco más castigo, puedes inventarte cualquier otra cosa-
En efecto sus palabras eran rabia y odio puro, aderezadas con los agudos provocados en su voz por aquel varazo
-¿Esta es tu disciplina? tu que tanto te jactas de ella, reculas ahora por las consecuencias de tu decisión, ¿No te voy a valer para luchar en un tiempo? ¿Es ese tu miedo? esto no es disciplina, es venganza, pero si así lo has mandado, así se hará-
Miró a Keropis y le tendió la mano
-Dame esa vara, eremita, si no desobedecéis las últimas órdenes del cabo, las desobedeceré yo, así será todo esto merecido- Le estaban fallando las fuerzas, lo notaba, pero aquello no podía terminar, no debía terminar así. Dió un paso trastabillante hasta él.
-Los oscuros os jactais de vuestras leyes, y sois los primeros en infringirlas, sin que pase nada por ello, y a mi por una discusión, se me castiga, no entraré en si es correcto o no, pero ¡basta ya de mentirme a la cara!, a un perro furioso si se le apalea solo puede sentir más rabia aún- hablaba con los dientes apretados, y dos manantiales brotando de sus cuencas oculares, no iba a terminar allí.
-¡DAME ESA PUTA VARA KEROPIS!- Dio otro paso hacia él, e intentó arrebatarsela, pero finalmente las piernas le fallaron y cayó nuevamente de rodillas, con aquel dolor agónico recorriéndole el cuerpo entero, dificultando incluso su respiración.
Y allí, hecha un ovillo, en su momento más bajo y oscuro, a la vista de todos, sentenció.
-Jamás serás como tu padre, ni siquiera su sombra, sino solo otro hombre triste que mira por si mismo, no te retractes, solo demuestras lo cobarde que eres, termina el castigo-
Derrotada, pero no vencida.
AÑO: 201 DE KHATOVAR.
MES: ANTÍLOPE (MES DÉCIMO, PRIMERO DEL OTOÑO).
DÍA: SEGUNDO DE MES.
Plumilla se acercó preocupada al punto que les había indicado su cabo. No parecía una reunión habitual ni una inspección rutinaria, y menos por la actitud de Lengua Negra. ¿Habría pasado algo? Cuando el oscuro comenzó a exponer sus razones, la curandera se preguntó a dónde quería llegar, pues sospechaba que sus emotivas palabras tendrían un final poco agradable. Y en efecto así fue.
Su mirada fue a los dos acusados con gesto grave. Si bien habían desobedecido las órdenes directas, el castigo parecía duro y humillante y la curandera agradeció que no fuera una de los verdugos. Asintiendo con la cabeza, se colocó lo suficientemente cerca de los dos castigados para controlar su estado, pero no lo suficiente para meterse en medio.
A medida que los golpes llovían sobre Derviche y Tarado, Plumilla apartó la mirada. No disfrutaba del espectáculo, aunque fuera Derviche una de las ajusticiadas. Al terminar el castigo, volvió a mirar para ver a los dos soldados con fuertes golpes en la espalda, especialmente la fanática quien había recibido un tremendo golpe.
Obedeciendo las órdenes de Lengua Negra se acercó a ella para curarla, dudando si la dejaría atender, pero se echó atrás cuando la guerrera se alzó con rabia encarando a su cabo. Frunció el ceño. Derviche estaba claramente loca, el orgullo haría que la mataran si no lo hacía antes la locura. Ahora era ella la que debía tomar cartas en el asunto como la curandera encargada. Dispuesta a intervenir, vio como caía de rodillas y ella misma se arrodilló a su lado.
- Ya basta, Derviche, ¿acaso quieres morir? El orgullo te llevará a la tumba si sigues así - miró a Lombriz y León Anciano para que la ayudaran - por favor, debemos llevarla a la cama y curarla antes de que se desangre o empeoren las heridas.
AÑO: 201 DE KHATOVAR.
MES: ANTÍLOPE (MES DÉCIMO, PRIMERO DEL OTOÑO).
DÍA: SEGUNDO DE MES.
No esperaba la reacción de Derviche. Nadie la hubiera esperado. Aun así, su rostro permaneció impertérrito ante la cascada de odio y rencor que anidaba en el pecho de la guerrera. Pero cuando cayó al suelo, hecha un ovillo, alzó la mano deteniendo a Plumilla y se acercó hasta la mujer caída. Se sentó a su lado, en el suelo, y tomando con cuidado la cabeza de Derviche, la posó en su regazo.
-El odio te consume Derviche, un odio enfermizo y mal dirigido. Pero en tu boca no está sino lo que muchos piensan y dicen a nuestras espaldas. No eres un perro aunque te obceques en actuar como tal, ni yo te pienso que lo seas -su tono era sosegado, el de un padre hablando a un hijo de algo importante-. Y no es mi intención domarte o amansarte. Ni vengarme. ¿O en tu mente hay alguna razón para tal hecho? Y si freno el castigo, es porque no busco ni tu dolor ni tu sufrimiento y aún menos tu muerte. Si no entiendes la razón del castigo, buscarás razones equivocadas alimentando el odio que parece mantenerte en pie. Hablas de oscuros, de nuestras leyes, de cómo las infringimos y de nuestra inmunidad ante estas infracciones. Menciona una vez que yo haya infringido una de esas leyes, que haya salido indemne de su incumplimiento y exponla ante mis guerreros. Eres libre de hacerlo. Sin miedo y sin temor a castigo alguno. Tú y cualquiera de vosotros. Yo, sin embargo, podría decir que desobedeciste abiertamente las órdenes de Analista cuando ostentaba el cargo de Capitán en funciones atacando cuando se nos prohibió hacerlo. ¿Y cuál fue tu castigo? Puedes estar segura de que hablé de ello con quien correspondía y nada logré. Pero sí que fuimos castigados nosotros, los Campamenteros, negándosenos la parte que nos correspondía del botín. Y esto es algo que os digo a todos los presentes. La ignorancia es atrevida -su mirada recorrió a todos los presentes- y conduce a caminos peligrosos. Y en cuanto a mi padre, Derviche, es un hombre moribundo que yace en un catre sin esperanza de volver a la consciencia. Usarlo para herirme es cuando menos poco elegante. ¿Y crees que busco parecerme a él? -una sonrisa triste apareció en sus labios-. No, muchacha. Y si crees que solo miro por mí y no por vosotros, hubiera consentido tus desmanes y los de los demás, logrando con ello un pelotón débil, propenso a satisfacer sus egos y apetencias que me despreciaría aún más de lo que parece hacer. Y en cualquier caso, siendo libres de pensar lo que queráis, si esto tan poco os gusta y os parece tan injusto, ¿qué hacéis aquí, en la Compañía Negra? Idos. Nadie oslo impedirá. Es infantil pretender alistarse y que cuanto os rodea se amolde a vosotros. Si creéis que vosotros o yo mismo, modelamos o modelaremos a la Compañía, cometéis un error. Es la Compañía la que nos forja, templando el acero de nuestra carne, huesos y sangre. Pensadlo.
Dejó la cabeza de Derviche en el suelo, apartándose lentamente e incorporándose. Hizo un gesto nuevamente para que Plumilla se acercara.
-Buscad unas parihuelas para Derviche. Y proseguid con el castigo de Tarado.
AÑO: 201 DE KHATOVAR.
MES: ANTÍLOPE (MES DÉCIMO, PRIMERO DEL OTOÑO).
DÍA: SEGUNDO DE MES.
Plumilla se detuvo ante el gesto de Lengua negra y escuchó con asombro las palabras del oscuro. El paternal discurso del cabo a Derviche tenía gran parte de verdad y a la k'hlata le pareció sensato, y aunque ella no creyó necesario nombras algunos puntos, no sería ella quien dijera nada. La curandera no era quien para juzgar a nadie ni lo haría mientras no fuera necesario. Se limitaba a hacer su trabajo procurando causar la menor cantidad de problemas posibles, ya que para eso ya había suficiente gente dispuesta.
Cuando Lengua Negra se retiró y le indicó que se acercara de nuevo, Plumilla se arrodilló junto a la guerrera y posó una mano sobre su hombro para ver si seguía consciente. Al mismo tiempo, miró otra vez a Lombriz y León Anciano y buscó con la mirada las parihuelas que había pedido el oscuro.
AÑO: 201 DE KHATOVAR.
MES: ANTÍLOPE (MES DÉCIMO, PRIMERO DEL OTOÑO).
DÍA: SEGUNDO DE MES.
Miré a Lengua Negra cuando me daba su respuesta. No entiendes nada, Lengua Negra pensé. La comisura de mi boca se curvó un milímetro hacia arriba, en una imperceptible sonrisa de suficiencia ante las palabras del Cabo. Justo lo que pensé que dirías, los Oscuros son tan predecibles que son graciosos.
— Sí, señor —respondí escuetamente y volví a mi sitio en la formación. Las palabras de Keropis mientras golpeaba a Derviche eran bastante acertadas, y Lengua Negra castigó al eremita por ellas. Quizás se estaba excediendo un poco y tenía las saetas castigadoras muy tensas en su arco.
Luego vino el golpe de Belleza, y todo explotó. Con un demonio, esto se está saliendo de control. Hice un ademán de ayudar a Derviche, pero el Cabo y Plumilla ya se arremolinaban a su alrededor. Escuché atentamente lo que decía Lengua Negra y arqueé las cejas por la impresión ¿En serio piensas que no has roto ninguna ley o realizado un acto público de repudio ante la autoridad? Qué descarado pensé con sorna y una carcajada mental. Espero que Derviche salga bien de esta, luego la visitaré en la tienda de los heridos.
Me adelanté el primero para proseguir con el castigo de Tarado, interrumpido como había sido por el estallido de Derviche. Pensaba ejecutarlo como se me había ordenado, obviamente para mí él sí merecía un castigo. Y sin embargo, mis fuerzas me fallaron y mi golpe fue patético. El entrenamiento de esa mañana me había dejado sin un ápice de fuerza. Le entregué la vara al siguiente campamentero que se dispusiese a golpear a Tarado.
AÑO: 201 de Khatovar.
MES: Antílope (mes décimo, primero del otoño).
DÍA: Segundo del mes.
Empezaba a sentirse enfermo con aquello y quería salir de allí: sentía que su cabo tenía razón y sus compañeros, sus hermanos, eran criajas lloricas. No era así, no debía ser así, esa clase de sentimientos le llevaría a la tumba de los Sin Familia. Si fuera él... si fuera él no lo habría discutido con ellos, eso es cierto. Pero esas son las maneras de los oscuros, especialmente de los que se han criado entre embrujadores y perniciosos libros, como si la magia ancestral y poderosa en ellos fuera menos magia; no era el peor en ello, sólo era. Un. Extraño a sus ojos.
-...um.
Recibió la mirada de Plumilla asintiendo ante ella, haciendo un gesto con la cabeza a León Anciano para que les siguiera. Había intentado tomarla por el hombro antes para llevarla fuera de allí pero no había habido suerte... se resistía como la ponzoñosa bicha que era. Como la bicha que no aprende a morder sólo cuando el adiestrador quiere que muera y se le aplasta la cabeza contra el calcañar. En fin, mucha suerte estaba teniendo.
-Marchémonos de aquí -susurró el K´Hlata hacia la curandera, conforme pasaban hacia la parihuela- Mal momento para estar aquí, ahora -y ya después de ese segundo- Lombriz irá a buscar cama de heridos contigo, Plumilla. Deberíamos ofrecer cuenco con vinagre fresco a Derviche. Bueno tras fusta.
AÑO: 201 DE KHATOVAR.
MES: ANTÍLOPE (MES DÉCIMO, PRIMERO DEL OTOÑO).
DÍA: SEGUNDO DE MES.
El tremendo ruido que hizo la vara empuñada por Belleza sobre el cuerpo de Derviche hizo que Sabandija saliera de su ensimismamiento. La mala suerte se cebaba en la Compañía y, a veces, el K´hlata pensaba que era culpa suya, que atraía la ira de los espíritus. Lengua Negra paró el castigo pues no tenía aquel fin, el de dejar a Derviche peor que cuando volvía del combate contra los verdaderos enemigos. Aún así, Keropis intervenía y hacía que, como siempre, se le erizara el vello de los brazos. Al menos el eremita era parco en palabras porque lo de Derviche no tenía nombre. ¿Acaso no sentía dolor al igual que el gigante Campaña? ¿Por qué no podía él tener esa suerte? El miedo al dolor gobernaba su vida sin poder remediarlo, falta quizá del coraje que profesaban otro, o al menos eso predicaban. El golpe de Belleza había sonado a hueso roto y aún así la guerrera seguía tan deslenguada, prepotente e insufrible como siempre. En su lugar, Sabandija hubiera gritado hasta desgañitarse, eso no podía negarlo.
El espectáculo se había ido de las manos y se le antojaba desagradable. La intervención de Lengua Negra le pareció lo más adecuado. No le gustaban las rarezas de su jefe de pelotón, pero no encontraba en sus actuaciones los fallos tan flagrantes que muchos de sus compañeros parecían ver. ¿Sería culpa suya, de su inexperiencia? El caso es que le parecía agotador perder todas aquellas energías en combatir entre ellos cuando él lo único que quería era permanecer a salvo. Ese era su objetivo. Sencillo pero suficiente para fijar una meta y tratar de conseguirla.
Sabandija corrió a buscar una parihuela y acercarla a Derviche. No sabía si de verdad iba a necesitarla o si se iba a dejar colocar en ella. A lo mejor acababa yéndose por su propio pie, como si fuera la Última Inmortal. Miró a su hermana de capa con serenidad en su mirada. Se alegró por ella, porque no tuviera que aplicar castigo alguno y pudiera dedicarse a lo que ella hacía mejor pero la compadecía por tener que tratar a aquella que la despreciaba constantemente.
Debería disfrutar del momento aunque es demasiado buena.
En cuanto a él, se alegraba de estar casi curado de sus heridas y no tener que compartir más tiempo en la tienda de los heridos con las miradas cargadas de inquina de la guerrera.
AÑO: 201 de Khatovar.
MES: Antílope (mes décimo, primero del otoño).
DÍA: Segundo del mes.
Pipo se perdió todo el espectáculo, porque, como sentía hormigueos en los pies y... bien, todo el rollo que solía soltar a la menor provocación, se había ido al lugar donde se entrenaba y se dedicaba a correr como un gamo, parar a beber agua y seguir corriendo.
Más tarde, por supuesto, tuvo la oportunidad de escuchar la historia, pero el pelucón flautista se tomaba estas cosas sin demasiado dramatismo. Quizá llevó un poco de agua a Tarado, ya que se sentía responsable en cierto modo. Era su apadrinado ¿no?
AÑO: 201 de Khatovar.
MES: Antílope (mes décimo, primero del otoño).
DÍA: Segundo del mes.
Matador que ha estado de guardia vuelve cansado de la misma cuando observa la impartición de disciplina.
Desde que perdió el control en combate, la vergüenza por lo que aconteció le ha hecho estar bastante aislado y si se enteraba de algo de lo que ocurría en el campamento era porque algún compañero de guardia lo comentaba.
Sin embargo últimamente estaba recuperando la confianza y se veía capaz de controlarse en combate. Además con tanta baja...
Se acerco a la zona de gente que estaba observando los varazos y pregunto al aire para que le contestase cualquiera de los que supiese algo al respecto.
¿A que se debe el castigo?. ¿Alguien sabe de que va esto?.
Espera que la gente no se lo tome como una pregunta inquisidora en la que pide lo que opinan de la impartición de disciplina, tan solo quiere saber que es lo que han hecho para ser castigados.
La gente suele ser susceptible a dar su opinión en publico por quien pueda estar escuchando, así que espera que su pregunta quede clara que es lo que pretende ser y nada mas.
AÑO: 201 de Khatovar.
MES: Antílope (mes décimo, primero del otoño).
DÍA: Segundo del mes.
Cielo se aproximó a Matador al oír su pregunta, y le hablo en susurros.
- Sé discreto hermano. Aparentemente Lengua Negra está tratando de controlar la disciplina de los Campamenteros. Tienen muchos problemas internos, y dieron un pequeño espectáculo en la fiesta de las Dádivas.
He oído que te incorporas a Infantería de nuevo. Me alegro, yo soy bastante comprensivo con los ataques de furia de un guerrero, la sed de sangre es algo superior a la mente humana muchas veces.
Haz todo el daño que quieras a nuestros enemigos Matador, estaré a tu lado y se lo haremos juntos. Ahora bien, vuelve a dañar a un hermano y me aseguraré de que no regreses para ser castigado.
Le sonrió tratando de quitar hierro a la amenaza, y le dio una palmada en el hombro.
Mataremos muchos enemigos juntos, a mayor gloria de la Compañía y de la Infantería, y nunca daremos este espectáculo propio de Campamenteros.
AÑO: 201 DE KHATOVAR.
MES: ANTÍLOPE (MES DÉCIMO, PRIMERO DEL OTOÑO).
DÍA: SEGUNDO DE MES
Solté la vara sin ser consciente de mi propia fuerza. Era cierto que no quería eludir el castigo, ni mucho menos, pero la vergüenza que sentía por el comportamiento tan irracional de esa mujer tal vez me habían hecho ser más dura de lo que debía. Sus huesos se rompieron bajo mi golpe, y en un alarido de dolor ella siguió chillando, lo cual me perturbó aún más.
Me quedé en silencio, sin saber muy bien que hacer ni cómo continuar. Lengua Negra me daba órdenes que apenas pude escuchar, hasta que al rato reaccioné y dije en un hilo de voz:
- A por el cabo Matagatos... sí, voy... - y salí de la zona sin un rumbo fijo.
AÑO: 201 DE KHATOVAR.
MES: ANTÍLOPE (MES DÉCIMO, PRIMERO DEL OTOÑO).
DÍA: SEGUNDO DE MES
El ruido causado por la multitud de pisadas desfilando hacia el patio llamó la atención de Guepardo, aun semidormido, no por lo que bebiera la noche anterior durante la fiesta, si no por el especialmente nefasto descanso nocturno plagado de sueños especialmente desagradables, llenos de sombras estrangulando a gentes indefensas. Con un descanso nada reparador, el hostigador salió de su habitación que daba, directamente, al pórtico del patio donde numerosa gente formaba.
No entendía lo que ocurría pero pudo rápidamente discernir que se trataba de los campamenteros con su cabo, Lengua Negra, a la cabeza. Este habló a su unidad, aunque debido a la lejanía, el jaguar no entendió lo que decía. Entonces observó como, separados del resto, quedaban Tarado y Derviche. Conforme se fue acercando a ellos, abandonando el pórtico, divisó mejor la situación: las varas que se empuñaban. Iba a ser un castigo. No supo muy bien por qué, pero Guepardo tras observar inpertérrito a Tarado, dedicó su atención a Derviche. Y se estremeció.
Oyó junto a él a varios infantes susurrar que el castigo se debía a su lamentable comportamiento durante las dádivas. De nuevo sintió algo curioso solo al mirar a la jaguar asesina: culpabilidad. Y frustración. Sin darse cuenta había avanzado algo más hacia la formación campamentera, por un lateral, pudiendo observar el castigo perfectamente.
Escuchó los varazos en Tarado y sus gruñidos, sin especial interés. Escuchó las fustigaciones en Derviche y observó las marcas en su piel, con rabia e impotencia. Y sin embargo la mujer que lo odiaba y deseaba su muerte, aguantaba estoicamente, admirablemente. Cada golpe en ella suponía un bombeo doloroso en la sien del hostigador. Apretó los nudillos hasta que se volvieron blancos y su gesto se tornó torvo. Muchos compañeros campamenteros también parecían en desacuerdo, como creyó intuir en las palabras que Keropis dirigió a su líder, a pesar de que no pudo oírlas a tal distancia, pero que sentaron muy mal a su cabo.
Entonces lo oyó. Todo el patio lo hizo. La campamentera llamada Belleza estampando la vara en un costado de Derviche, el crujido de un hueso roto y la jaguar doblándose, intentando ahogar un grito por un dolor, sin duda, terrible.
Antes de que se diera cuenta avanzaba rápidamente hacia ella, con la absurda idea de asistirla, pero diversos compañeros campamenteros, entre ellos su cabo, ya estaban rodeándola, abortando su amago.
Como un animal herido, la joven se revolvió. Contra todos. Por una lado temió que su loca compatriota empeoraría la situación pero por otro, de manera imperceptible, no pudo evitar esbozar una leve sonrisa en una comisura de sus labios: la odiosa y odiante fiera hacía acto de presencia. No defraudaba. Mujer honesta.
AÑO: 201 de Khatovar.
MES: Antílope (mes décimo, primero del otoño).
DÍA: Segundo del mes.
Se lo que hice Cielo y agradezco vuestra comprensión, he trabajado duramente en mi auto control. Y voy a hacer todo lo posible por como dices incorporarme cuanto antes para a vuestro lado dañar a los enemigos y proteger a mis hermanos.
Devuelve la palmada de su compañero y sigue observando la muestra de disciplina.
AÑO: 201 de Khatovar.
MES: Antílope (mes décimo, primero del otoño).
DÍA: Segundo del mes.
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Le sorprendió la reacción de Matador, lo suficiente para dejar escapar una pequeña carcajada.
- Eres un buen soldado Matador y un buen infante, no volverá a pasarte porque los enemigos en Galdan serán inagotables, y no habrá opción a girarse hacia los aliados. Y sangraremos juntos hermano. Te lo garantizo.
Lo que sucedió con Derviche no lo esperaba, quizá había sido excesiva en la ceremonia, pero aquello había sido demasiado. Lengua Negra demostraba su incompetencia para manejar la situación, y eso no era bueno, nada bueno...
AÑO: 201 DE KHATOVAR.
MES: ANTÍLOPE (PRIMERO DEL OTOÑO).
DÍA: DIEZ.
POR LA MAÑANA.
- Llegan mensajeros desde el Llano de Galdan, algunos Seguidores de Campamento escoltados por Comunes de Cho'n Delor y Escorias. Las noticias que traen no son buenas: El Campamento Principal ha sido atacado por la Heroína de la Puerta y por un Dragón del Triplete.
- El Capitán-Analista decide enviar de inmediato de vuelta al Teniente y al Pelotón de Caballería para reforzar la posición en el Campamento Principal.
- Portaestandarte no está disponible, pues está reunido con altos cargos de Cho'n Delor en el Bastión del Dolor en relación a su dádiva.
- Serpiente tampoco está, ni siquiera se encuentra en la Capital. Se dice que está en el Templo del Dolor, aprendiendo magia negra bajo la tutela del mismísimo Señor del Dolor.
- Al día siguiente, la Sargento Vientos, le pide al Capitán-Analista que la deje marchar con sus hombres a reforzar el Llano. No llegarán tan deprisa con los carros como la Caballería a pleno galope, pero cuando lleguen podrán guarecer las empalizadas del fuerte mientras la Caballería organiza patrullas montadas en los alrededores. El Capitán-Analista accede a la petición y el Décimo Tercer día del Antílope de 201 de Khatovar toda la Infantería abandona la Capital de Cho'n Delor, rumbo hacia el Sur.
// Salen de escena: Portaestandarte, Serpiente, Pelotones de Caballería e Infantería.
// Décimo Tercero del Antílope de 201: Salen de escena: Pelotón de Infantería al completo.
AÑO: 201 DE KHATOVAR.
MES: NUBE (MITAD DEL OTOÑO).
DÍA: DIEZ.
POR LA MAÑANA.
- Tras un mes de descanso, entrenamiento y avituallamiento, el grueso de la Compañía Negra abandona el Palacio de la Discordia y la Capital de Cho'n Delor para retornar al frente, al Campamento Principal en mitad del Llano de Galdan.
- Atrás quedan en el Palacio el Pelotón de Instrucción, los Aspirantes Dolorosos, y la nueva escuadra de Reservas de Palacio.
- Atrás queda la Sargento Falce, que ha renunciado a seguir liderando a los Exploradores, dejando esa carga sobre los hombros del Cabo Ridvan.
// Salen de escena:
- Capitán-Analista.
- Magos Escupeculebras, Tragasapos, Sedoso y Caratótem.
- Cabo Ridvan, Belleza, Correcta, Escudo, Niño Guerrero, Pipo.
- Sargento Virote.
- Cabo Mostaza, Casio, Azulado, Punto, Certero, Resentida, Pantera Blanca, Jacat, Represalia, Chupamelpie, Tita.
- Cabo Diana, Vilieta, Kovu, Demencial, Dientes, Lechuza Veloz, Zu, Vestusto, Casposo, Boltanas, Meruvio.
- Cabo Matagatos, Ponzoña, Campaña, Dedos, Guepardo, Ikharus, Loor, Pelagatos, Rastrojo.
- Pitonisa Khadesa.
- Cabo Lengua Negra, Asesina, Derviche, Keropis, León Anciano, Lombriz, Niña de Oro, Perdida, Piojillo, Plumilla, Sabandija, Tarado.
- Cabo Cortaplumas, Escuadra Cortaplumas (10 Reclutas Reservas).
- Ballestero, Escuadra Ballestero (10 Reclutas Reservas).